domingo, octubre 29, 2023

DONDE MUERE EL MIÑO


Bajando por la Pasaxe (A Guarda, Pontevedra), hacia el Estuario del Miño, donde resuenan los lastimeros trinos del Mazarico chiador (Numenous phaeopus), la Gaivota chorona (Gaviota reidora en castellano, Chroicocephalus ridibundus) y la Gaivota patiamarela (Larus michahellis). Me llama la atención un vistoso racimo de flores de color rojo coral que asoma sobre el viejo muro de piedra de un jardín abandonado, se trata de un Chupamieles del Cabo (Tecoma capensis), en la 3ª foto.

Al margen del detalle de las coloridas flores, el jardín tiene un aspecto bastante tétrico y lúgubre, entre los añosos cedros y plátanos, asoman las ruinas de una capilla neogótica (2ª foto), cuyo estilo difiere notablemente de la fachada principal (1ª foto), cara al Sur que da hacia el muelle del antiguo ferry, en la orilla del Miño.

Resulta sorprendente que un lugar tan bello y privilegiadamente situado ofrezca una imagen tan decadente y desangelada, aunque al escarbar en su historia nos explicamos la razón.

El jardín, la capilla y el edificio forman parte del antiguo Colegio Apóstol Santiago de los Jesuitas en Camposancos (A Guarda, Pontevedra), construido en la finca de Camposancos del Sr. Domingo Español (1840), entre los años 1875 y 1882, con elementos ornamentales neomedievales. Entre sus alumnos más ilustres, se encuentra el gran cineasta portugués Manoel de Oliveira (1908-2015). En 1932, fue expropiado a los jesuitas por el Gobierno Republicano.

El 27 de julio de 1936, nueve días después del golpe, las tropas del General Franco llegaron a A Guarda, depusieron al alcalde Brasilino Álvarez Sobrino , fusilado poco después en la vecina localidad de Tui, y convirtieron el colegio de Camposancos en un campo de concentración por el que pasaron entre 5.000 y 6.000 prisioneros de guerra, entre 1936 y 1941. Tenía capacidad para 680 personas pero llegó a albergar más de 1.200.

Los primeros en estrenar el campo de concentración fueron los republicanos guardeses. En octubre de 1937, desembarcó en Baiona el buque prisión “Aritzatxu” que llevaba presos asturianos y cántabros, entre ellos 160 mujeres, que fueron trasladados en camiones a Camposancos.

El campo contaba con tres patios: En el primero se obligaba a los prisioneros a formar, cantar el “Cara al Sol” con el brazo en alto, dar vivas a Franco, escuchar misa y hacer guardias frente a la bandera rojigualda. En el segundo, se instalaron las jaulas para condenados a muerte, donde los tenían como a perros. Y en el tercero estaban las cocinas bajo unos galpones y el acuartelamiento del Séptimo Batallón del Regimiento de Infantería Mérida nº 35 con base en Vigo.

Los presos dormían hacinados en celdas comunes plagadas de piojos, chinches y garrapatas, recibían constantes palizas y maltratos, aunque la comida no era de las peores: leche por la mañana y lentejas o berzas con patatas para comer o cenar, algunos de ellos murieron de hambre.

Las mujeres embarazadas parían en condiciones infrahumanas.

En el “torreón de las torturas” los reclusos eran interrogados bajo tormento para extraerles información, clasificarlos, decidir su situación penal y su destino final.

Tal fue el número de presos sometidos a consejos de guerra que Franco decidió que era más rentable juzgarlos allí, por lo que ordenó el traslado a Camposancos del Tribunal Militar Permanente número 1 de Gijón, cuyo presidente era el siniestro Luis Vicente Sasiaín, que acabaría siendo presidente del Real Club Celta de Vigo.

Sólo entre junio y octubre de 1938 fueron juzgados en Camposancos 513 prisioneros, en juicios sumarísimos de una hora de duración media y con hasta veinte reos por vista. Se decretaron 191 penas de muerte, 83 de cadena perpetua, 115 de 20 años de prisión, 50 de 15 años, 6 de 12 años, una de 9, 2 de 6 y 36 absoluciones.

El ferry que conectaba con la localidad portuguesa de Caminha, al otro lado del río Miño, cerró en octubre de 2021, por la inseguridad del pantalán y la falta de mantenimiento.

Perteneciente también al término de Caminha, en un islote situado en la desembocadura del Miño, están las ruinas del Fuerte de Ínsua (4ª foto), donde los franciscanos de Galicia levantaron un monasterio, entre los años 1388 y 1392, durante el reinado de Juan I de Portugal. El rey Manuel I reformó y amplió las defensas en 1512, al igual que haría años más tarde Felipe I. La actual estructura se debe al contexto de la Guerra de la Restauración de la Independencia portuguesa, durante el reinado de Juan IV, mandada construir entre 1649 y 1652 por Diogo de Lima. Actualmente está en condiciones precarias de conservación y puede visitarse a bordo de pequeñas embarcaciones locales.

Un lugar desde el que pueden divisarse fabulosas vistas (foto 5ª) es el Monte de Santa Tecla, con un antiguo Castro celta ubicado en su ladera (foto 6ª).

Otros lugares de interés en A Guarda son el Hotel Monumento Convento de San Benito (foto 7ª), situado muy cerca del puerto, construido entre 1558 y 1561 como Monasterio de la Transfiguración del Señor. La comunidad benedictina ocupó el convento hasta 1984, siendo dedicado a hotel desde 1990.

En la 8ª foto, detalle de un panteón del Cementerio de Salcidos, otra parroquia del Concello da Guarda (Pontevedra).

Resuena en el sombrero: “A Santa Compaña”.- Golpes Bajos (Vigo (Galicia), 1984).

jueves, octubre 05, 2023

VERSIONES DE UNA VIDA (XCIV)


En 1984, había que tener valor para pedirle a Jim Clark (The Byrds) que hiciese coros en una canción del primer álbum de los Long Ryders, concretamente en “Ivory Tower”, ya que era evidente que bebían en las mismas fuentes que sus ancestros californianos, si bien en aquella época el mítico músico no gozaba precisamente del gran reconocimiento del que nadie duda en la actualidad. Y había que tener talento y aún más valor para atreverse con una versión de uno de los más legendarios forajidos del Country como fue el gran Waylon Jennings (fallecido en 2002). Porque aquellos jovenzuelos con flequillos sesenteros se empeñaron en revitalizar sus raíces folk, imprimiéndole un ritmo más acelerado, casi Punk, pero sin perder las steel guitars ni la serena elegancia del Country. A mediados de los 80, consiguieron la increíble proeza de que muchos jóvenes, aguerridos y rebeldes punkies europeos conocieran este tradicional estilo musical y se ilusionasen con estos grandes clásicos (ver enlace del último vídeo del final).

Hace pocos días, se ha publicado una lista con los 10 mejores álbumes de Americana de todos los tiempos y, para sorpresa de propios y extraños, el “State of Our Union” (1985) de los Long Ryders está en el 5º puesto, por delante de la Credence Clearwater Revival o los Flying Burrito Brothers (el nº 1 lo ostenta el gran Steve Earle). Y también hay que recordar que hicieron una de las mejores versiones de la que para muchos es la mejor canción de la historia o, al menos, un auténtico himno generacional.

Encuadrados dentro del denominado "Nuevo Rock Americano", siempre he pensado que estos tipos merecerían que esculpiesen sus semblantes en la roca de una montaña, como hicieron en Mount Rushmore con los rostros de los principales Presidentes estadounidenses (1927-1941), en Dakota del Sur.

Aún recuerdo cuando les escuché por primera vez, hace ya 40 años, con aquel inolvidable “And She Rides” que parecía llegar galopando entre una colorida y serena niebla psicodélica, iluminando el oscuro panorama de los primeros 80. Dos años más tarde (1985), con aquella otra trepidante y épica canción en la que rememoraban la histórica expedición que realizaron Lewis y Clark a la Costa Oeste. Si bien una de mis favoritas siempre ha sido "Lights of Downtown".

Tras su último disco, en 1987, volvieron a reunirse a principios de los 2000 y en 2019 publicaron “Psychedelic Country Soul”, y en marzo de este año 2023 han sacado “September November” que están presentado estos días en nuestro país, esta noche tocan en “El Sol” de Madrid, el 7 de octubre lo harán en Bilbao y el 8 en Barcelona ¡¡¡Lástima que me pilla de viaje y no podré verles!!!

Hay que recordar a su bajista de siempre, Tom Stevens, quien falleció repentinamente por causas desconocidas el 23 de enero de 2021.

En la entrevista que Diego R. J. les hizo ayer en “El Sótano” de Radio 3, confesaron que su canción favorita de Long Ryders es “I Had a Dream” que abre su álbum “Native Sons” (1984) y fue compuesta por Stephen McCarthy.

Con respecto a la canción que hoy nos ocupa "(Sweet) Mental Revenge" (la dulce venganza de la Historia que siempre termina por reconocer el verdadero talento). A modo de anécdota personal, decir que el bueno de Waylon, para hacer que rimase con “train”, lo hizo pasar por la periférica y norteña ciudad de Caribou, en el Estado de Maine, que yo confundí con la palabra “mane” (melena), razón por la que siempre que la escucho pienso en la cabellera o barba (”dewlap”) que cuelga del cuello de los caribúes o renos norteamericanos.

¡¡¡Mucha salud y disfrutadlas!!!

1) Waylon Jennings (Texas, 1966).

2) The Long Ryders (California, 1984).

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martes, octubre 03, 2023

LOS EXTREMOS SE TOCAN (XXXVI): MÚSICA Y POLÍTICA


Reflexionando sobre uno de los motores que mueve al ser humano y al mundo, como es la búsqueda eterna de la satisfacción, así como sobre el complejo momento político que estamos atravesando, he caído en la cuenta de inesperados y sorprendentes puntos en común de dos ámbitos muy distintos:

Por un lado tenemos a uno de los estilos musicales más rebeldes, libertarios e incomprendidos, como es el “Revival garajero de los 60, con su peculiar estética beat-hippie-cavernícola y sus letras cargadas de rabia, insatisfacción, incomprensión, libertad y rebeldía. Una de las bandas más representativas del estilo, a mediados de los 80 (si bien siguen en activo), son las californianas The Pandoras, la inconfundible voz rasgada de su cantante Paula Pierce, tristemente fallecida en agosto de 1991, vomitaba su frustración en el tema “You Don´t Satisfy” que nos trae ecos de otras canciones del estilo como “Who Dat?”, a cargo de unos neoyorquinos contemporáneos. The Vipers, que incluyeron en la legendaria compilación de 1985 “Garage Sale” (cuya portada ha servido de base para la ilustración que encabeza esta entrada). Unos sonidos herederos del Garage Punk de los 60, como la versión que hicieron los Little Boy Blues (Chicago, 1966) del “I can only give you everything”, original de los norirlandeses Them.

Las conflictivas tierras de Irlanda del Norte sirven de enlace con el segundo tema que se empeña en seguir de plena actualidad, como es la Política, en especial las tensiones territoriales y los insaciables anhelos de independencia que persisten en el interior de no pocas mentes y corazones, aún en el seno de la “Unión Europea. Aunque me temo que al Sr. Puigdemont tampoco le van a dar todo lo que pide. Una actitud que, a la otra mitad de Cataluña y a gran parte del resto de España, le parece anacrónica, incomprensible e imposible, ya que, para poder hacer legalmente un referéndum de autodeterminación, es necesario que previamente se modifique la Constitución Española, algo que parece ciertamente imposible.

Aunque sí, el verdadero nexo de unión entre ambos asuntos radica en el peinado con flequillo tipo “casco” que lucen muchos de los protagonistas.

Dicho todo con el máximo respeto y sin ánimo de ofender ni de encender aún más los encrespados ánimos. Confío en que le concederéis a este pobre “Sombrerero Loco” la “amnistía” por esta disparatada entrada.

Resuenan en el sombrero: 1º) The Pandoras: “You Don´t Satisfy” (L. A., 1986) . 2º) The Vipers: “Who Dat?" (New York, 1985). 3º) The Little Boy Blues: “I can only give you everything" (Chicago, 1966).

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lunes, octubre 02, 2023

ESTELA PLATEADA


Originalmente llamado Norrin Radd, era un joven astrónomo del planeta Zenn-la, planeta próspero en donde se inculcaba el pacifismo. Él aceptó servir a Galactus, el devorador de planetas, para evitar que este se alimentara de su planeta y asimismo poder conducir a Galactus a planetas donde no hubiera vidas para que pudiera devorarlos. Galactus le concedió poderes cósmicos, un aspecto plateado y una tabla de surf como vehículo (apariencia que Radd soñaba desde niño). Silver Surfer vagó por el universo buscando planetas deshabitados, pero con suficiente energía como para alimentar a Galactus, lo cual le resultó extremadamente difícil, por lo que empezó a ofrecerle planetas con vida poco desarrollada, pero tenía remordimientos por ello. Galactus lo manipuló telepáticamente para que no tuviera esos remordimientos y Silver Surfer comenzó a ofrecerle toda clase de planetas. Entre estos, encontró la Tierra.

Una vez en la Tierra, Silver Surfer recordó cuál era su objetivo y se dio cuenta de que había sido utilizado por Galactus como una marioneta sin voluntad, gracias a la conversación que mantuvo con Alicia Masters. Más tarde, Galactus, enfurecido porque Silver Surfer lo traicionó protegiendo la Tierra (porque Los Cuatro Fantásticos lo convencieron de que no le entregara el planeta a Galactus), lo condenó a quedarse en la Tierra para siempre. Silver Surfer intentó romper la barrera de Galactus en vano. Durante el tiempo en que Silver Surfer duró en la Tierra aprendió a amar la vida en todas sus formas. Más adelante Silver Surfer llegó a salir de la Tierra con la ayuda de Los Cuatro Fantásticos solo para saber que Galactus, cobrando venganza por haberlo traicionado, había destruido su planeta. Llevando una pesada carga en su corazón, desde entonces vaga libremente como el protector del Universo.

Así comienza la historia del fabuloso superhéroe “Silver Surfer” o “Estela Plateada”, en España. Creado por “Marvel”, en 1966, donde apareció por primera vez en el nº 48 de “Los Cuatro Fantásticos”. El personaje no se encontraba en el guión original enviado por Stan Lee a Jack Kirby para que lo dibujara, pero el dibujante pensó que un personaje de tanta importancia como Galactus debía tener un heraldo que le anunciara y sirviera, por lo que ideó el personaje. La idea le gustó mucho a Stan Lee, quien acabó por tener un especial cariño por el personaje, guionizando su primera serie, en la cual haría su primera aparición en el universo Marvel un personaje tan importante como Mefisto, que en su primera aparición secuestraba a Shalla Bal el gran amor de Silver Surfer.

Su impresionante y genial mezcla de estéticas y culturas, propició que “Silver Surfer” se convirtiera inmediatamente en un auténtico icono para los amantes de la música “Surf” y “Futurista Espacial”, entre los que nos encontramos The Rescuers (1986-89), como puede verse en la portada de la maqueta que sacamos en 1988. También se declararon fans confesos de este legendario personaje, el grupo heredero de Los Nikis Los Vegetales (1985-1990), quienes incluso le dedicaron una canción (ver primer enlace del final).

En verano de 2007, se estrenó la película “Los Cuatro Fantásticos y Silver Surfer”, una auténtica gozada para los fans de este superhéroe, por lo que no me he resistido a incluir un breve “tráiler” que enlazo al final.

En 2011, IGN ubicó a Silver Surfer en la posición 41 de su lista de «100 Mejores Superhéroes de los Cómics». El personaje fue interpretado por Doug Jones, con voz de Laurence Fishburne, en la película de 2007 “Los Cuatro Fantásticos y Silver Surfer”.

Resuenan en el sombrero: 1) Los Vegetales: “Estela Plateada”. 2) Episodio de la serie de dibujos animados de 1994 en el que explica el origen de “Silver Surfer”. 3) Tráiler de la película de 2007 “Silver Surfer”.