viernes, septiembre 17, 2010

CAMBRONES DECADENTES, GOJIS EMERGENTES




Queridos colegas blogueros europeos, asumamos la cruda realidad, pertenecemos a una estirpe decadente, estamos asistiendo al ocaso de la cultura y la economía occidentales, mientras que por Oriente emerge un nuevo sol naciente, es el amanecer del nuevo Imperio Chino.

Ahí tenemos, por ejemplo, a las bayas de Goji, que están suponiendo un auténtico boom comercial en el sector alimentario, gracias al fruto de un modesto, duro y austero arbusto espinoso perteneciente a la especie Lycium barbarum, una solanácea originaria de Asia, pero que hace mucho tiempo que se extendió y asilvestró por casi toda Europa. En España es conocido vulgarmente como Cambrón, junto a otras dos especies propias del árido sureste (Alicante, Murcia y Almería) como son L. europaeum y L. intrincatum. Se trata de arbustos espinosos de color ceniciento, que forman setos en ribazos, solares, suburbios, yecos y huertos abandonados.

Pero lo que nosotros los europeos hemos despreciado, infravalorado y relegado a zonas marginales, en China (que no en el Tibet ni en el Himalaya) lo cultivan con esmero desde hace milenios, ya que constituye un importante ingrediente de la medicina tradicional, al contener los componentes siguientes:

18 aminoácidos esenciales.

Es rica en Calcio (Ca), Potasio (K) y Fósforo (P).

21 oligoelementos: Mn, Fe, Zn, Cu, Ni, Cr, Mg, Cd, Co, Se, Ge.

Antioxidantes, carotenoides (Beta carotenos, ceaxantina, etc.).

Vitaminas: A, B1, B2, B6, C y E.

Beta-sitosterol: antiinflamatorio, reduce el colesterol, previene enfermedades de la próstata y actúa frente a la impotencia.

Ácidos Omega 3 y 6 vegetales.

Biotina, para desintoxicar el hígado.

Solavetivona: antibacteriano y antifúngico.

Polisacáridos específicos que son clave en todos sus beneficios.

En definitiva, una auténtica panacea, si bien parece que existen notables diferencias entre las distintas variedades que se han identificado y estudiado, siendo la más valorada la denominada “Ningxian” que se cultiva en el Norte de China, concretamente en la región de Ningxian Hui, en las fértiles llanuras aluviales del río Amarillo.

El descubrimiento de esta baya debo agradecérselo a nuestro buen amigo el “Futuro Bloguero”, un auténtico mago de la cocina, quien me animó a probarla y lo cierto es que, desde hace ya bastantes meses, la consumo habitualmente, añadiéndola a los cereales del desayuno, los guisos del almuerzo, a postres como el arroz con leche y cremas, e incluso hasta en las tostadas con queso fresco, salmón y nueces que a veces tomo para cenar. Y no sé si habrá sido casualidad, pero este invierno ha sido de los pocos en los que no he cogido la gripe y me encuentro muy bien física y mentalmente.

Por eso, creo que ha llegado el momento de desintoxicarme y abandonar, al menos durante un tiempo, la actividad bloguera, aunque dado lo imprevisible de mi carácter, tampoco estoy en disposición de prometer nada.

¡Hasta siempre amigos!

viernes, septiembre 10, 2010

CÁLIDOS EMISARIOS DE MIRADA FRÍA







Ayer por la tarde subí a la azotea de mi edificio, donde están los trasteros, y allí estaba ella, pegada a la pared, lisa y vertical, por la que corrió velozmente, como si tal cosa, con un ágil y ancestral contoneo reptiliano. Se detuvo en la penumbra del rincón del techo, y allí se quedó inmóvil, escrutándome con su fría mirada de pupila vertical. Me estoy refiriendo a la Salamanquesa común (Tarentola mauritanica), un reptil de costumbres nocturnas, que, junto a su prima, la Salamanquesa rosada (Hemidactylus turcicus), son las únicas especies europeas de gekos (Gekkonidae).

Esta especie es común en muchos lugares de España, sin embargo, hasta hace pocos años, la Salamanquesa no vivía en La Rioja, ni en muchas otras regiones del Norte peninsular, tal y como puede verse en el mapa de distribución que se muestra arriba, el cual aparece en una guía de reptiles que se publicó en el año 1987 (no hace tanto tiempo).

¿Cómo ha llegado entonces la Salamanquesa hasta la puerta de mi trastero? Pues la respuesta parece evidente, este reptil ha ido ascendiendo por el valle del Ebro, gracias a la mayor benignidad del clima actual, y ahora, en septiembre, como ya empieza a refrescar por las noches, este friolero geko ha subido a la parte interior más alta del edificio, donde se acumula el calor, buscando refugio.

Supongo que será otro síntoma más del cambio climático, al igual que lo es la extraordinaria proliferación que ha habido este verano de cochinillas de la encina (Kermes vermilio), un insecto que ya mencioné hace poco al hablar de la Coscoja, que en tiempos de los romanos se recolectaba para extraer de él un valioso tinte de color púrpura.

Púrpura, como el ”Rocío Púrpura” (Drosanthemum hispidum), una planta crasa (Aizoaceae), que mencioné hace un año y medio y que, escapada de los jardines y rocallas que jalonan las soleadas y cálidas costas mediterráneas, también ha ido adentrándose hacia el interior, merced a unas temperaturas más elevadas.

Estos son sólo unos pocos ejemplos de algunas especies de seres vivos que están variando su área de distribución, debido al cambio climático, pero seguro que hay muchas más, esperemos que no nos vengan muchas que sean perjudiciales por ser plagas o vectores de enfermedades.

Fotos by Mad Hatter: Salamanquesa (Tarentola mauritanica), en la pared de mi trastero. Mapa de distribución de esta especie, en 1987. Encina (Quercus ilex) muy afectada por la cochinilla (Kermes vermilio) y detalle de las hembras maduras de este insecto. Rocío Púrpura (Drosanthemum hispidum).


miércoles, septiembre 08, 2010

BELLOS CONTRASTES





Este tiempo es época de contrastes: días cálidos, noches frías; lluvia y fuego; el dulce fruto negro y brillante de la mora, junto a la flor de la menta, con sabor amargo y picante, color rosa pálido y aspecto hirsuto; una flor en la que liba el pesado, compacto, peludo y anaranjado abejorro, muy cerca de la etérea, grácil, cristalina y verdosa Chrysopa, un bello neuróptero de ojos de bronce que se alimenta de pulgones (áfidos), por lo que resulta beneficiosos, y que, cuando los días empiecen a acortarse y a refrescar, buscará refugio en el interior de nuestras casas ¡Acogedla con cariño! Por favor.

Gracias. Ya se huele el otoño.

Fotos by Mad Hatter.

(Para escuchar la música que resuena en el sombrero ir al enlace de "otoño").


jueves, septiembre 02, 2010

FUSIÓN Y ESCISIÓN




Tras la lectura de los textos antologados por Lucía Etxebarría en su libro “Lo que los hombres no saben... El sexo contado por las mujeres”, he caído en la cuenta de la gran diferencia que existe entre ambos géneros respecto a la conciencia del propio cuerpo y las relaciones con los demás, especialmente en lo concerniente al sexo.

Mediante el estudio y análisis de diversas obras literarias, a lo largo de la Historia, Lucía concluye que en la mujer prevalece una identidad escindida, en el sentido de que ellas distinguen claramente entre el cuerpo que ofrecen a los demás, especialmente a su pareja, y su propio cuerpo, entendido como morada de su ser más íntimo. Este es un concepto muy difícil de entender para los hombres, que solemos ir con todo para hacer cualquier cosa, para nosotros el cuerpo es único y lo utilizamos para hacer distintas cosas, entre las que se encuentra la actividad sexual.

“Ese cuerpo femenino, polisémico, multifuncional, ese cuerpo habitado y cedido, ese cuerpo que se ofrenda y se reclama, ese cuerpo sobre el que la mayoría de las mujeres duda, ese cuerpo al que se odia y se ama a partes iguales, ese cuerpo fuente de placer y de desdicha, ese cuerpo fragmentado y escindido, ese cuerpo deshecho y reconstruido, ese cuerpo de caja de Pandora, ese cuerpo que se va construyendo día a día, desde el cuerpo biológico con el que nacemos, hasta el cuerpo erógeno que se descubre en relación con el otro, ese cuerpo que define la identidad y el deseo, ese cuerpo es territorio inexplorado, país colonizado y liberado, herramienta de venganza, lienzo en blanco, espejo, imán, arma revolucionaria, surco y arado”.

Es el viejo concepto oriental del ying y el yang, aunque no me gusta simplificar, podríamos resumir diciendo que el hombre es como un ariete, lleno de fuerza y energía, pero algo bruto, ciego, torpe y estúpido; mientras que la mujer maneja su mente y su cuerpo con mucha más habilidad, y sabe amoldarse con gran plasticidad, adaptabilidad e inteligencia, para conseguir sus objetivos. El hombre es el palo, la mujer es el agua (abundan las imágenes del agua como metáfora de la sexualidad femenina); el hombre se lanza con los ojos cerrados, la mujer esquiva y observa; el hombre va directo al grano, pero suele tropezarse, caer y herirse, la mujer da un rodeo más cauteloso, por lo que suele llegar antes, sana y salva; el hombre lucha y golpea, la mujer escucha y habla.

Pero tenemos algo en común, para ambos géneros, el sexo puede proporcionar la ilusión de dejar de ser. El sexo es fusión, y al unirnos al otro, dejamos de ser nosotros mismos, ya no somos una entidad autosuficiente, sino que pasamos a formar parte del otro, lo cual también es otro tipo de naturaleza escindida, fusión y escisión al mismo tiempo, ahí reside parte de la magia del sexo.

En el momento del éxtasis sexual, mucha gente siente que abandona el propio cuerpo, que trasciende a otra dimensión, en la que las fronteras entre el placer y el dolor se difuminan. Muchas veces el gozo y el dolor van unidos, aprendiendo que el dolor es el peaje que hay que pagar para obtener el placer.

Ciertamente, una parte indispensable de la felicidad consiste en carecer de algunas de las cosas que se desean. San Agustín afirmaba: “No hay placer en comer y beber, a menos que preceda el malestar del hambre y la sed”.

Resuena en el sombrero: "Pleasure and Pain".- The Chameleons (Manchester (UK), 1983):




Fotos by Mad Hatter: Pinos silvestres con troncos gemelos o ahorquillados, unidos y escindidos de manera natural, como consecuencia de haber perdido su guía terminal a una edad muy temprana, debido a que han crecido en una zona de pastos con abundante ganado (Parque Natural de la Sierra Cebollera, cerca de la Laguna de la Nava, en Lumbreras, La Rioja).