Ahí tenemos, por ejemplo, a las bayas de Goji, que están suponiendo un auténtico boom comercial en el sector alimentario, gracias al fruto de un modesto, duro y austero arbusto espinoso perteneciente a la especie Lycium barbarum, una solanácea originaria de Asia, pero que hace mucho tiempo que se extendió y asilvestró por casi toda Europa. En España es conocido vulgarmente como Cambrón, junto a otras dos especies propias del árido sureste (Alicante, Murcia y Almería) como son L. europaeum y L. intrincatum. Se trata de arbustos espinosos de color ceniciento, que forman setos en ribazos, solares, suburbios, yecos y huertos abandonados.
Pero lo que nosotros los europeos hemos despreciado, infravalorado y relegado a zonas marginales, en China (que no en el Tibet ni en el Himalaya) lo cultivan con esmero desde hace milenios, ya que constituye un importante ingrediente de la medicina tradicional, al contener los componentes siguientes:
18 aminoácidos esenciales.
Es rica en Calcio (Ca), Potasio (K) y Fósforo (P).
21 oligoelementos: Mn, Fe, Zn, Cu, Ni, Cr, Mg, Cd, Co, Se, Ge.
Antioxidantes, carotenoides (Beta carotenos, ceaxantina, etc.).
Vitaminas: A, B1, B2, B6, C y E.
Beta-sitosterol: antiinflamatorio, reduce el colesterol, previene enfermedades de la próstata y actúa frente a la impotencia.
Ácidos Omega 3 y 6 vegetales.
Biotina, para desintoxicar el hígado.
Solavetivona: antibacteriano y antifúngico.
Polisacáridos específicos que son clave en todos sus beneficios.
En definitiva, una auténtica panacea, si bien parece que existen notables diferencias entre las distintas variedades que se han identificado y estudiado, siendo la más valorada la denominada “Ningxian” que se cultiva en el Norte de China, concretamente en la región de Ningxian Hui, en las fértiles llanuras aluviales del río Amarillo.
El descubrimiento de esta baya debo agradecérselo a nuestro buen amigo el “Futuro Bloguero”, un auténtico mago de la cocina, quien me animó a probarla y lo cierto es que, desde hace ya bastantes meses, la consumo habitualmente, añadiéndola a los cereales del desayuno, los guisos del almuerzo, a postres como el arroz con leche y cremas, e incluso hasta en las tostadas con queso fresco, salmón y nueces que a veces tomo para cenar. Y no sé si habrá sido casualidad, pero este invierno ha sido de los pocos en los que no he cogido la gripe y me encuentro muy bien física y mentalmente.
Por eso, creo que ha llegado el momento de desintoxicarme y abandonar, al menos durante un tiempo, la actividad bloguera, aunque dado lo imprevisible de mi carácter, tampoco estoy en disposición de prometer nada.
¡Hasta siempre amigos!