Uno de los himnos del "Grunge", compuesto por Kurt Cobain, al frente de “Nirvana”, en 1991, “Smells Like Teen Spirit” surgió como una ruptura, una segunda revolución “punk” en los 90, un ataque a la apatía de la Generación X, aunque Kurt desconocía que “Teen Spirit” era el nombre de una marca de desodorante, por lo que estuvo cabreado durante una temporada cuando se enteró. Tampoco pretendía dar un significado específico a sus letras y no entendía por qué la gente se empeñaba en adjudicar determinados sentidos o intenciones a sus caóticas y casi improvisadas letras, no exentas de poesía.
Demasiadas contradicciones, incomprensiones, frustraciones, adicciones y problemas de salud que llevaron a Cobain a quitarse la vida el 5 de abril de 1994.
Kurt Cobain odiaba el “mainstream” y el conformismo, por lo que no sabemos lo que pensaría de la versión “swing” que cantó Paul Anka, en 2005. Podría decirse que el famoso cantautor y actor canadiense, un auténtico superviviente que lleva en la escena musical desde finales de los 50, es la antítesis del desaliñado, melenudo y frágil Kurt Cobain.
Quizás por ello estas dos versiones de este gran tema sean una buena alegoría de la música pop de las últimas décadas, durante las que se vienen sucediendo surgimientos espontáneos de rebeldía juvenil que luego se convierten en movimientos culturales alternativos para, final e indefectiblemente, acabar siendo absorbidos y asimilados por el mercado y la cultura de masas.
Lo que es indudable es que, al final, ahí quedan para la posteridad unas grandes canciones compuestas e interpretadas por auténticos artistas, nos gusten más o menos y al margen de las vicisitudes de sus vidas personales.
Disfrutadlas:
1) Nirvana (Seatle (USA), 1991).
2) Paul Anka (Canadá, 2005).
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