¡IMPRESIONANTE! ¡APOTEÓSICO! ¡TOTALMENTE DESBORDANTE! Son algunos de los adjetivos que se me ocurren después de haber sido arrollado por la apisonadora de los "Sex Museum" en la Sala Concept de Logroño, el pasado 28 de marzo.
Pero... ¿Qué ha quedado de aquellos tímidos mods que tocaban Rhythm & Blues y Beat clásico, con un fuerte regusto psycodélico y de garage rock? Sin duda, los madrileños "Sex Museum" fueron los pioneros del revival del garage sesentero en España, junto con los barceloneses "Los Negativos". Ni que decir tiene, que yo me conté entre los primeros fans de ambos grupos.
Su enorme contundencia y saturación sonora ha ido en aumento desde entonces (1984), piedra a piedra, han ido construyendo un impenetrable y sólido muro de sonido, hasta alcanzar los "monstruosos" y colosales niveles actuales. Son unos auténticos supervivientes del rock underground, nuestros entrañables "dinosaurios" del rock ibérico (en inglés) más genuino. Con los incombustibles hermanos Pardo al frente: Miguel a la voz cantante, un híbrido único e irrepetible entre Iggy Pop, Bon Scott (AC/DC) y Roger Daltrey (Who); y Fernando, uno de los mayores monstruos de la guitarra eléctrica que existe en nuestro país. Les acompaña la señora esposa de éste último, la bella y dulce Marta Ruiz, a los teclados ; y una base rítmica totalmente descomunal y envidiable, a cargo del apuesto bajista Javier Vacas y el tremendo batería Jota "El Choclo de Ecuador".
Después de unos teloneros de lujo como son los logroñeses "Mirandas", también con un sonido cada vez más redondo y contundente, así como una soberbia puesta en escena, con la actitud arrogante, provocativa y rockera que corresponde. Me coloqué en primera fila para observar con envidiosa nostalgia ese mágico ritual que son los preparativos, en los instantes previos a un concierto.
Me quedé impresionado de la meticulosidad y gran profesionalidad con la que todos los miembros del grupo revisaron y pusieron a punto todo su equipo. Aunque debo confesar que, en mi condición de ex-teclista varón, no pude evitar fijarme especialmente en Marta, la cual, pese haber sido madre de dos preciosas mujercitas (Tábata, de 16 años, y Pandora, de 14) se conserva exáctamente igual que hace veinte años, gracias, seguramente, a algún oscuro pacto secreto con alguna Satánica Majestad.
Agachada en el suelo, debajo de su ligero y manejable, pero sofisticado "Hammond" de última generación, los delgados y finos dedos de marfil de Marta recorrían todos los entresijos, cables, pedales y aparatos que constituyen su complejo y mortífero armamento de hipnotización masiva sonora. Pero, debajo del collar y del cinturón de metal y cuero, de la ajustada camiseta rosa, de las botas de cuero altas y de las poses provocativas y distantes, propias de una dura estrella del rock, todavía se puede entrever la mirada dulce y serena de aquella niña formalita de colegio de monjas, seria, metódica y responsable.
El público que acudió al evento era en su mayoría muy joven, exceptuando algún que otro cuarentón nostálgico y babeante (ejem), y resultó ser de lo más entregado y generoso que he visto, a pesar de que no fue demasiado numeroso.
El objetivo del concierto era la presentación del último LP de la banda, "Fifteen Hits That Never Were", aunque la sorpresa fue mayúscula y muy agradable cuando tocaron una impagable versión del "Unidos" de "Parálisis Permanente" ¡Qué gran alegoría de lo que es el Rock´n´Roll! (Pensé) Porque, sin lugar a dudas, el rock genera una misteriosa fuerza de cohesión entre las personas, tanto entre los músicos entre sí, como entre los músicos con el público, así como entre el personal encargado del sonido, del montaje del equipo, de la logística, de la seguridad y del avituallamiento de bebidas de la sala.
Como ya he dicho, el vendaval sonoro fue de órdago, estos tíos, a fuerza de haber tocado todo tipo de estilos, ya están total y maravillosamente "pasados de rosca" de una manera fabulosa y sublime. Un ejemplo es la curiosa mezcla que hicieron entre el "Smoke on the Water" de "Deep Purple" y el "Fight for your Right" de los "Beastie Boys", efectivamente, como dijo Fernando Pardo, lo bueno del rock´n´roll es que ¡TODO PEGA!
Durante el concierto traté de cruzar con ellos alguna mirada de complicidad, pero estaban demasiado concentrados y embebidos en toda la bestialidad que estaban despachando, como para fijarse en un pobre "pringao" entre todo aquel enfervorecido público. Por lo que, al terminar el concierto, subí a los camerinos con la esperanza de que conservaran algún lejano recuerdo de cuando acudíamos al mismo local de ensayo (los "Faico" de Embajadores) y a los mismos bares de Malasaña.
Al llegar a la animada sala "VIP", lo primero que ví fue a Marta sentada, rodeada de fans, firmando discos, al verme, inmediatamente, se levantó y me plantó dos besos sin mediar palabra "¿Te acuerdas de mí?" (Le pregunté). "Sí, claro" (Me contestó ella). "Aunque, como comprenderás, no recuerdo tu nombre". J: "Soy Julio Rescuer, un colega teclista al que en 1987 quisiste comprar un Leslie". M.: "¿Es verdad?" (Dijo ella asombrada) "¿No me digas que todavía lo tienes?". J: "Pues sí, aunque hace mucho que no toco en ningún grupo. Recuerdo que en la boda de Norah, en Galicia, ví a tu hermana Irene con tu sobrinita Lupa, mi hija y ella se hicieron muy buenas amigas". M.: "¿En serio?" Y, a partir de ahí, estuvimos hablando sobre nuestras respectivas familias, hasta que los impacientes fans volvieron a rodearla para charlar y seguir firmando discos. De repente apareció Ismael, el apuesto cantante de "Los Mirandas", y de una forma totalmente espontánea nos abrazamos los tres para que alguien nos sacara una foto instantánea (tipo "Polaroid") que podeis ver arriba (debajo de la entrada del concierto).
Luego me acerqué a Don Fernando Pardo para saludarle, nos abrazamos efusivamente y me soltó: "Tú estabas en los "Rescuers" y tienes un blog ¿No?" Lógicamente, me quedé boquiabierto y, a duras penas, acerté a balbucear: "¿No me digas que has entrado en mi blog?". F.: "Sí, alguna que otra vez" (Me confesó él). J.: "Pero tío ¿Cómo es posible que sea esta la primera vez que venís a tocar a Logroño?". F.: "Pues ya ves, aunque seguro que no va a ser la última, porque menudo cenorrio nos hemos pegao (je, je)". J: "Ya me ha dicho tu mujer que Tábata y Pandora tienen 16 y 14 años ¡Hay que ver cómo pasa el tiempo!". F.: "Bufffff! Y que lo digas ¿Tú también tienes niños?". J.: "Sí, una niña de 7 ¿Sabes que Norah ha sido madre hace poco?". F.: "Sí, sí, claro, el pequeño Angus" (je, je). Luego estuvimos comentando cosas del "Agapo" y recordando viejos tiempos.
Entonces, Fernando me presentó al teclista de "Los Mirandas" diciendo: "Mira, Miguel, te presento a un colega teclista, otro "clásico" de los 80". Le comenté que todavía tenía un "Contiental Vox" y un "Leslie", él se mostró muy interesado por éste último y me preguntó si estaría dispuesto a vendérselo. Yo le dije que primero convendría que lo viese, porque es un trasto de cuidado, una auténtica pieza de museo, que no sé si funcionará bien del todo. Así que le dí mi número de teléfono y la dirección de correo electrónico para quedar un día a verlo.
¡Dios mío pero sí ya son las tres y media! (Exclamé mirando el reloj) Así que me compré un CD para que me lo firmasen Marta y Fernando, y me despedí cariñosamente de todo el personal.
Resuena en el sombrero: "Flyin´ High".- Sex Museum (Madrid, 2007). Cuya letra reza: "Flyin´high with the masters. I´m sure it´s gonna be good". Pues eso, por unos momentos me sentí en la gloria, volando con los maestros, recordando viejos tiempos y disfrutando del sano e indestructible compañerismo del rock, que ha logrado perdurar hasta nuestros días y que, posiblemente, persistirá hasta el día en que nos muramos.
Aviso a navegantes: El martes 29 de abril, en la Sala "Biribay Jazz Club", un pequeño local de Logroño, muy próximo a mi casa, tocan, nada más y nada menos, que los "FLESHTONES"!!!