En 1938, en los Laboratorios Sandoz de Basilea (Suiza), el Dr. Albert Hofmann sintetizó, a partir de los alcaloides del hongo que produce el llamado Cornezuelo del centeno (Claviceps purpurea), un derivado dietil-amídico del ácido lisérgico, se trataba del famosos LSD (Lyserg Säure Diethylamid) o "Lucy in the Sky with Diamonds", como dijeron los Beatles en su canción de 1967, de una forma mucho más poética.
En la época hippy, la expresión "puro sandoz" hacía referencia al material de mejor calidad que podía encontrarse entonces.
Como es bien sabido, el LSD es un potente alucinógeno, según narra el propio Dr. Hofmann, tras las sensaciones experimentadas después de ingerir 250 miligramos de esta sustancia, el día 19 de abril de 1943:
"Aquí terminan las notas en mi diario del laboratorio. Pude escribir las palabras anteriores solamente con un gran esfuerzo. Entonces ya estaba claro para mí que el LSD había sido la causa de la notable experiencia del viernes anterior, porque la alteración de la percepción era del mismo tipo que antes, solo que mucho más intensa. Tuve que luchar para hablar de forma inteligible. Pedí a mi ayudante del laboratorio, informado del experimento, que me acompañara a casa. Fuimos en bicicleta, ya que no había ningún automóvil disponible debido a las restricciones para su uso en tiempo de guerra. En el camino a casa, mi estado comenzó a adquirir tintes amenazadores. Todo mi campo visual oscilaba y se retorcía como si estuviera viéndolo en un espejo curvo. También tenía la sensación de no poder moverme del sitio. Sin embargo, mi ayudante me dijo más tarde que habíamos viajado muy deprisa. Finalmente, llegamos a casa sanos y salvos, y apenas fui capaz de decirle a mi compañero que llamase a nuestro médico de cabecera y de pedir leche a los vecinos.
A pesar de mi estado delirante, desconcertado, tenía breves períodos de pensamiento claro y eficiente, elegí la leche como antídoto general para el envenenamiento. Los vértigos y la sensación de desmayo llegaban a veces a ser tan fuertes que apenas podía mantenerme erguido y tuve que acostarme en un sofá. Los alrededores se habían transformado ahora en formas más aterradoras. Todo en el cuarto giraba a mi alrededor y los objetos familiares y las piezas del mobiliario adquirieron formas grotescas, amenazadoras. Estaban en movimiento continuo, animado, como si fueran dirigidas por una agitación interior. La vecina, a la que apenas pude reconocer, me trajo la leche -en el transcurso de la tarde bebí más de dos litros. Pero ella no era la señora R, sino una malévola e insidiosa bruja con una máscara de colores".
Después de aquello, al Dr. Hofmann, del que este año se ha cumplido el centenario de su nacimiento, todavía le quedaron ganas de seguir investigando con otras sustancias alucinógenas procedentes de diversas especies de hongos, lo cual le llevó a la síntesis de la psilocibina (O-fosforil-4-hidroxi-N-dimetiltriptamina), el principio activo de muchas de las llamadas "setas mágicas", como el pequeño "gorro frigio" (Psilocybe semilanceata), común en los prados, céspedes y jardines europeos.
Esta sustancia también está presente en las setas alucinógenas mexicanas (Psilocybe mexicana, Conocybe cyanopus y Stropharia sp.), que fueron reverenciadas por los aztecas, quienes las llamaban "teonanacatl" o "carne de dioses".
Tanto el LSD como la psilocibina poseen una estructura molecular muy similar a la serotonina, neurotransmisor responsable de la percepción sensorial, la regulación de la temperatura y el inicio del reposo nocturno, por lo que estos compuestos alucinógenos compiten en eficacia con la serotonina en su ligazón con las conexiones sinápticas.
La psilocibina produce un mayor efecto de despersonalización que el LSD. Estudios psicométricos demuestran que esta sustancia acarrea modificaciones individuales ligadas a la afectividad, ya que estimula la memoria afectiva, provocando desinhibición y extroversión, facilitando así la expresión de los sentimientos.
Pero hay una experiencia superior propiciada por la psilocibina y ésta es la total apertura al éxtasis chamánico, consistente en fuertes vivencias de embriagadora profundidad, en la que se disuelven los límites de la conciencia ordinaria. Una suerte de acceso hacia otras realidades sitas en lugares que están más allá de este superholograma al que llamamos mundo físico. No es de extrañar que los físicos cuánticos vanguardistas vean en estas sustancias alucinógenas una interesante vía de acceso a los mundos que pueden teorizar desde las matemáticas.
Esta sustancia que suele describir cuadros de percepción suprasensorial, tiene actualmente un consumo extendido en los países del norte de Europa, sobre todo en las discotecas de música House y Trance. En Holanda se pueden comprar estas setas en algunos establecimientos de forma legal, contrastando con la persecución que sufren en Alemania y en España.
El consumo de setas alucinógenas en el norte de Europa quizás tenga sus raíces en la ingesta ritual de Falsa oronja (Amanita muscaria) que practicaban los chamanes lapones y siberianos con objeto de acceder a un plano superior en el que habitan los dioses y adquirir así los conocimientos necesarios para realizar sus prácticas curativas.
Los principios activos de este hongo son la muscarina, la muscaridina y la fungotropina que, según las dosis y el ejemplar concreto del que se trate, pueden producir trastornos digestivos serios e incluso intoxicaciones graves. Su consumo enteógeno o visionario se produce después de desecar al aire libre o ahumar la seta, y produce, en primer lugar, un estado de excitación y desbordante alegría, fuerte ejercicio muscular, que puede llegar hasta ataques furiosos de delirio, tras lo cual comienzan las alucinaciones.
Estos pueblos nórdicos descubrieron que la sustancia activa se elimina por vía urinaria y que puede ser reutilizada, para lo cual no tenían más que seguir al chamán y beber la "nieve amarilla" que éste dejaba en algún rincón escondido. Estas sustancias alucinógenas, junto con la costumbre que tienen estos pueblos de acceder a las casas por la chimenea, durante las fuertes nevadas invernales, se cree que son el origen de la tradición navideña de Santa Claus o Papá Noel viajando en su trineo de renos voladores.
De una forma similar, la leyenda de las brujas medievales volando en sus escobas, también tiene su origen en el uso de sustancias alucinógenas procedentes de plantas solanáceas como el Estramonio (Datura stramonium), el Beleño negro (Hyoscyamus niger) y la Belladona (Atropa bella-donna), comunes en los huertos abandonados, corrales, cunetas, ribazos y bosques europeos. Las brujas freían estas plantas en aceite o grasa hirviendo, con la que luego, una vez templada, embadurnaban sus cuerpos utilizando escobas, tras lo cual vivían experiencias extrasensoriales de "viajes" y "vuelos" mágicos.
Volviendo al Cornezuelo del centeno (Claviceps purpurea), Ergot en inglés, se trata de un hongo ascomiceto de color negro-violáceo, que parasita las espigas de algunos cereales como el centeno, la cebada y el trigo, así como algunas especies de pasto silvestre como la Gramilla dulce (Paspalum distichum) y la Cizaña (Lolium temulentum). Este hongo contiene una mezcla de alcaloides, de los que algunos, como la ergovina y la amida del ácido lisérgico, son muy visionarios y de escasa toxicidad, mientras que otros, como la ergotamina y la ergotoxina, constituyen venenos mortales. No obstante, se da la circunstancia de que los alcaloides menos tóxicos y más psicoactivos son hidrosolubles, mientras que sucede lo contrario con la ergotamina y la ergotoxina. Basta pues, tomar el cereal infectado por el hongo, pasarlo por agua y tirar luego las espigas. Este simple "bautizo" es suficiente para retener en el agua las sustancias enteogénicas.
En la Edad Media, este hongo produjo verdaderos estragos entre la población, pues en ocasiones, las harinas con las que se confeccionaban los panes iban infectadas por el cornezuelo. Sus alcaloides causan espasmos nerviosos, convulsiones, delirio psicótico e incluso gangrena. Este trastorno, llamado ergotismo, fue conocido como "fuego de San Antonio" durante el medievo. En el año 994, una epidemia de fuego de San Antonio causó más de 40.000 muertos. En 1.722, la caballería del Zar Pedro El Grande fue derrotada por el ergotismo en la víspera de la batalla por la conquista de Turquía. Siendo ésta una de las muchas ocasiones en las que un hongo ha cambiado el curso de la historia.
Estos trastornos físicos y mentales, también podrían explicar los bailes de alucinados, las turbias procesiones de gente endemoniada y poseída, así como los cuentos de brujas y fantasmas, tan frecuentes durante la Edad Media.
En la actualidad, algunos de los compuestos producidos por el cornezuelo se utilizan en pequeñas dosis en la industria farmacéutica, para fabricar medicamentos que ayudan a inducir el parto, detener el sangrado uterino, tratar la hipertensión arterial y aliviar un tipo de migraña.
Después de Hofmann vendrían Timothy Leary, Alan Watts, Carlos Castaneda,… Y todo un movimiento conocido como psicodelia (del griego psike y deloun) que viene a significar "aquello que manifiesta la mente o el espíritu".
Resuenan en el sombrero: "Psilocybe" de Mad Violets ("Battle of the Garages, Vol. II", New York, 1987) y "Under your mushroom" – The Stems (Perth (Australia), 1987).