En
los debates para elegir las mejores propuestas, es importante tener en cuenta
los argumentos, de modo que se valoren y se voten más aquellos que resulten más
convincentes, lógicos, veraces, objetivos, prácticos y eficaces, con independencia
de las personas que los formulen. De modo que lo más puro ideológica y
teóricamente sería que no se supiese quienes son los autores de las propuestas
hasta después de finalizadas las votaciones (como las “catas a ciegas” de los
vinos), si bien esto no gustaría a algunos de los candidatos ni tampoco a
muchos de los votantes. En la práctica, a menudo pesa más “quién lo dice” que
“lo que dice”… ¿Cuánto más? Pues, según quedó demostrado el finalizar las
votaciones de las diferentes propuestas de organización de “Podemos”, la proporción se aproxima al 80/20.
Parece
una obviedad, pero conviene recordar que, para que surja una idea, es preciso
que antes se le haya ocurrido a una persona, por lo que parece lógico y natural
anteponer las personas a las ideas: Las personas deben primar sobre las ideologías.
Las
personas pueden dividirse en dos grandes grupos: Las que tienen algo de tiempo
libre, al margen de sus obligaciones laborales, familiares y sociales, cuando
no la mera supervivencia del día a día; y las que no. Por lo que,
evidentemente, las primeras disponen de más tiempo para pensar, desarrollar y
poner en práctica las ideas que las segundas.
La
inmensa mayoría de las personas nos encuadramos dentro del segundo grupo, y
muchas de las del primero invierten la mayor parte de su tiempo libre en comer,
dormir, procrear y divertirse, por lo que únicamente una minoría de personas
dedican un cierto tiempo a pensar, y, de éstas, un porcentaje aún menor,
desarrollan una cierta actividad intelectual, ya sea en solitario (escribiendo,
dando conferencias) o en grupo (participando en universidades, asociaciones o
partidos políticos).
La
consecuencia de esto es que la mayoría de las personas confiamos o nos dejamos
guiar por otras que demuestran cierta capacidad de pensar y comunicar de manera
convincente, así como de actuar con coherencia y seguridad, es decir demuestran capacidad
de liderazgo.
En
una sociedad tan populosa como la nuestra, aún tratándose de minorías, esto
supone que hay muchas personas que son líderes en potencia, pero en el
aspecto de la “comunicación” hay un factor fundamental que no habíamos tenido
en cuenta hasta ahora, como es el alcance o el número de personas al que llega
tu mensaje, es decir el “tirón mediático” algo de suma importancia en nuestros
días (el famoso “cuarto poder”).
En
el caso de “Podemos”, lo que decidimos el pasado domingo, la mayoría de los
votantes (80,71%), es que queremos que Pablo Iglesias siga liderando el
movimiento, que él y su equipo controlen la ruta a seguir, porque la prioridad
no es el “programa”, ni la ideología, ni siquiera los procedimientos (una vez
asegurados unos ciertos mínimos de participación y control ciudadano), sino que la prioridad total y absoluta es
lograr una mayoría capaz de llegar al poder para cambiar el actual sistema
(pseudodemocracia representativa bipartidista o “partitocracia”) que está
llegando a unos niveles insoportables de ineficacia, injusticia, desigualdad,
decadencia y corrupción (auténtica “cleptocracia”)… Sí, queremos que “Podemos” sea el partido de Pablo Iglesias, porque es un líder lúcido, carismático, con tirón mediático, que dice verdades
como puños, muy bien expresadas, es trabajador, está demostrando honestidad y
bastante coherencia, si bien es inevitable cometer algunos fallos cuando se es
joven, novato y uno se adentra en aventuras tan complicadas y novedosas como las
que atañen al desarrollo de una verdadera democracia participativa.
Un
último consejo: “Podemos” debería contratar un servicio de escoltas y
guardaespaldas para Pablo Iglesias.
Resuena
en el sombrero: “Faith” (de su album
de 1986 “The Blind leading the nacked”).- Violent Femmes
(Milwaukee (Wisconsin), 1986).