Hace unos meses, una profesora de canto evaluó a los y las cantantes del panorama actual español de música popular (excluidos la ópera y el flamenco), y parece ser que las féminas ganaron por goleada a los varones, cosa que era previsible, porque…, vamos a ver, si preguntamos a cualquiera por una cantante femenina que destaque por su voz, seguro que a casi nadie nos cuesta trabajo decir enseguida unas cuantas. Sin embargo, si nos preguntan por un chico que sea buen cantante, del panorama actual, es probable que la mayoría tengamos que pararnos a pensar un rato, salvo que le preguntemos a alguna superfan de Alejandro Sanz o alguno de los triunfitos, claro. Pero, siendo objetivos (como intentó serlo la profesora que mencionaba al principio), son muchos los que suspenden en canto, y la nota más alta sobre 10, creo recordar que fue un 6 (no recuerdo quién lo sacó).
Es cierto, actualmente, entre la gente joven predominan las voces aniñadas, difusas, nasales o carentes de fuerza y virilidad; y entre los veteranos tenemos a tipos que quizás se pasan por el otro extremo (estoy pensando en la voz áspera y aguardentosa de Joaquín Sabina) o que tienen un estilo y timbre originales, pero que tampoco es lo que se dice una gran voz, (Serrat, por ejemplo). Y que conste que no estoy hablando de su calidad como músicos, de su creatividad, actitud o personalidad, sino exclusivamente de su calidad como cantantes, de su técnica y aptitudes vocales. Bueno, quizás en cuanto a voz, el único famoso que se salva un poco sea Enrique Bunbury, pero es que… ¡Que no vamos! Que no hay color si los comparamos con gente más antigua como Nino Bravo, el Dúo Dinámico o Camilo Sesto, pero ¿Por qué hay tan pocos cantantes buenos en España?
Tampoco estoy pidiendo un chorro de voz impresionante, pero se echa de menos alguien con voz de hombre, que cante de una forma agradable, con buen gusto y con la suficiente elegancia y personalidad. Por eso, el otro día, en “Radio 3” (cómo no), me sorprendió gratamente cuando escuché el vozarrón de un tipo llamado Blas Picón, un bluesman que destaca principalmente como armonicista, pero que también canta a las mil maravillas (en mi opinión).
Blas es un gran músico de la escena barcelonesa, donde ha tocado con grupos de Rhythm & Blues como los “Lazzy Jumpers” y también toca la armónica en la “Barcelona Big Band Blues”.
Últimamente está girando por toda España en una serie de conciertos llamados “Honky –Tonk Blues Sessions”, acompañado al piano por el gran Lluis Coloma.
Lo cierto es que, tanto la voz como la armónica, son dos instrumentos en los que se pueden emitir sonidos tanto al expulsar el aire de los pulmones (soplar) como al aspirar, y en los que hay que poner todo el alma y el aliento, de una manera especialmente intensa y directa.
¡Qué envidia me da la forma tan excelente y apasionada de tocar las teclas, la armónica y cantar que tienen estos chicos! ¡Enhorabuena! ¡Menos mal que estáis vosotros para dejar bien alto el pabellón musical masculino! ¡Con un par…! ¡Sí señores! ¡Así se toca y se canta! ¡Y encima con un buen sombrero sobre la cabeza!(Y todas esas cosas que nos salen del alma a los tíos cuando nos da un subidón de testosterona y orgullo masculino).
Pero que conste que, desgraciadamente es un caso aislado, y que las chicas nos seguís ganado por goleada, aunque me supongo que habrá más buenos cantantes por ahí escondidos.