martes, agosto 31, 2010

PIEL DE LAGARTO




Esta mañana, al salir de la ducha, me he mirado en el espejo y me he encontrado con algo parecido a las fotos de arriba sobre mi piel. Supongo que algún mosquito entró anoche por la ventana y se ha cebado con mi sangre que, a buen seguro, tendrá un sabor algo más saladito, después de mi reciente viaje a las costas cantábricas.

Pero también puede ser que, con los años, nos volvemos más pesados, perezosos y ariscos, se nos pone una piel como de caimán, cocodrilo o lagarto, y nos pasamos horas y horas tumbados a la bartola, esperando hasta que alguna presa incauta osa acercarse a nosotros, para poder hincarle el diente, en lugar de salir a la aventura de la búsqueda del sustento vital, lo cual no está exento de ciertos riesgos.

Es cierto, me encuentro cansado de intentarlo, cansado de buscar no se sabe muy bien el qué. Aunque, eso sí, a lo que no renunciaré nunca es a la buena música. Por cierto, hablando de música y de lagartos, un recuerdo y un afectuoso saludo para el amigo "Lagarto”, que supongo que seguirá aporreando baterías y agitando maracas en algún oscuro garito de Malasaña, o puede que en algún cenagoso pantano de Louisiana, aunque no sé que me da que es mucho más probable que se encuentre al acecho por las frías tierras de Finlandia.

Resuena en el sombrero: “Tired of trying”.- Downtown Alligators (Madrid, 2008, por cortesía de "Wodehouse"):



Primera foto by Mad Hatter: Baldosa de mi cuarto de baño, esta mañana, después de la ducha.
Segunda foto: Detalle de la piel de un cocodrilo del Orinoco (Crocodylus intermedius).
Tercera foto: “Wally Gator”, más conocido como el “Lagarto Juancho”. Por cierto, creo que necesitas un sombrero nuevo.

domingo, agosto 29, 2010

LUNA CANTÁBRICA







Durante unos instantes, soñé que el río Ebro, tras su paso por Logroño, daba un giro de 90 grados, volvía a atravesar la Sierra de Cantabria (como sucede unos kilómetros río arriba en las Conchas de Haro), y tomaba rumbo Noroeste hacia el Mar Cantábrico, para desembocar muy cerca de la villa de Castro Urdiales, en Cantabria, concretamente en la localidad de Mioño.

Pero finalmente desperté de mi sueño y regresé a la realidad, el Ebro seguía en su sitio, no desemboca en Cantabria, sino en Deltebre (Tarragona), y en Mioño permanecen los restos de su cargadero de mineral de hierro, una gigantesca y oxidada estructura metálica que se adentra hacia la mar, esperando eternamente un barco que nunca atracará en esta costa.

Una enorme y redonda luna llena asoma en el horizonte de una noche serena de agosto, por encima de las montañas cercanas a la ría del Nervión, calmando los nervios, con su rojizo fulgor, que deja, en el azul oscuro y profundo de la mar, una estela de óxido de hierro, que parece rezumar de las vetas de siderita que aún jaspean las asperezas de estas costas.

No saltaron chispas de pasión en la fragua de la vieja ferrería, sólo quedaron los rescoldos y una pátina negruzca de carbón, de paz y de sosiego atemporal, donde, no muy lejos de la vorágine del cinturón industrial de Bilbao, las autopistas ultrarrápidas, el turismo masificado y con prisas atropelladas de nuestros días, el tiempo parece haberse detenido en las tranquilas y cristalinas aguas del canal que alimenta la vieja ferrería de piedra y madera, donde mi corazón descansa y cicatriza sus heridas.

A pesar de mi empeño por viajar de incógnito, unos parientes lejanos montañeses me sorprendieron con una tradicional fiesta de recibimiento, en la que lucieron sus mejores sombreros de copa (ver última foto), y que incluso contó con la presencia del mismísimo Presidente Sr. Revilla (quizás ha sido por proponer que el Ebro nazca y muera en Cantabria) ¡Muchas gracias amigos montañeses! Tenéis la gran suerte de vivir en una tierra de gran belleza, riqueza y diversidad ¡Cantabria infinita!

Fotos by Mad Hatter.

martes, agosto 24, 2010

ASESINAS ANGELICALES


La fotografía de arriba parece una imagen de lo más inocente, una inflorescencia blanca (Zanahoria silvestre) sobre la que descansa un vistoso escarabajo de color rojo y negro, similar a una Mariquita algo más esbelta y alargada de lo habitual.

Sin embargo, la foto tiene un toque algo siniestro y misterioso. Es difícil explicar por qué, quizás sea por esa flor oscura en el centro de un tapete de puntillas blancas, que le otorga un aire fúnebre, como de ofrenda floral del día de todos los Santos. Y el insecto tampoco resulta tan simpático y familiar como las alegres mariquitas, con esa figura estilizada y esos colores oscuros y metálicos que le dan un aspecto un tanto patibulario.

Se trata de un coleóptero de la familia de los Cléridos, llamado Trichodes apiarius. Y sus costumbres no son excesivamente éticas. Cuando son adultos, liban un poco de néctar y arañan algunos granos de polen sobre las flores, pero lo que realmente les interesa son los demás insectos que acuden atraidos por las flores, a los que atacan por sorpresa para devorarlos sin ningún miramiento.

Las larvas viven en el interior de los nidos de las Abejas silvestres, donde se alimentan de las crías (larvas) del pobre himenóptero.

Una especie muy parecida, Trichodes alvearius, ataca las colmenas de Abejas domésticas, por lo que es considerado un insecto perjudicial.

¡Es una pena! Porque son tan bonitos... Es que las chicas malas siempre tienen su atractivo y su morbo.

Foto by Mad Hatter.

domingo, agosto 22, 2010

DEFENSAS ESPINOSAS




En este mundo todo lo que tiene un mínimo valor debe ser protegido para evitar que sea dañado, depredado, destruido, profanado, robado, saqueado o esquilmado. Los seres humanos tenemos un amplísimo vocabulario para expresar todo aquello que significa destrucción, mientras que empleamos muy pocas palabras para describir la creación: construcción, obra, arte y poco más.

El mundo vegetal tampoco escapa a esa imprescindible necesidad de defensa, y muy a menudo emplean sistemas físicos tales como las espinas y aguijones, como las que lucen las flores del cardo azulado (Echinops sphaerocephalus), sobre las que liba néctar una avispa provista de un temible aguijón, como todo el mundo sabe.

Otro vistoso cardo muy conocido es el Cardillo (Scolymus hispanicus), cuyas tiernas rosetas primaverales constituyen una apreciada verdura comestible, aunque en verano sus espinas se endurecen y del centro de la roseta emerge un altivo escapo floral en el que se desarrollan unas brillantes flores amarillas.

En estas fechas, también empiezan a engordar las bellotas de la Coscoja (Quercus coccifera) una especie de arbustiva y espinosa encina, capaz de vivir en resecas laderas margosas. El nombre científico de esta especie, “coccifera”, deriva del sustantivo “coccum”, que quiere decir “kermes”, cochinilla cuya hembra globosa se desarrolla sobre las ramas de las coscojas en los climas más cálidos y secos. A este insecto homóptero se le denominaba “Kermes de grana”, ya que de él se extraía un tinte de color púrpura, grana o carmesí (del árabe quermezí). Don José Quer nos relata que en tiempos de la dominación romana se cobraba a Hispania un crecido tributo anual de esta grana, que se recogía por mayo o junio en las regiones más cálidas del este y sureste. Las ramas se trataban con vinagre y se exponían seguidamente al sol para matar y desecar a las cochinillas antes de que se desarrollen los huevos que portan. Este colorante era muy apreciado en Roma y según Quer servía para teñir la púrpura más exquisita, la “bistincta”, que usaban los miembros del Senado.

La madera de coscoja es muy parecida a la de la encina, pero por el escaso tamaño de sus troncos, sólo suele utilizarse como leña para quemar y para la obtención de carbón menudo (cisco), que es de muy buena calidad.

La corteza, como la de la mayoría de las especies de este género, es rica en taninos; se ha empleado para curtir los cueros y en medicina popular como astringente.

Las bellotas pueden utilizarse como alimento de cerdos y cabras, aunque éstos prefieren las de encina.

Por no hablar de otras especies tan conocidas como las zarzas, espinos y endrinos, de los que ya hablamos en aquella entrada sobre las “orlas espinosas”.

Fotos by Mad Hatter.



jueves, agosto 19, 2010

PÉTREOS RAMAJES PROTECTORES






En estos desolados y áridos paisajes de La Rioja Baja, abundan las extensiones cubiertas por matorral mediterráneo, compuesto por durísimas hierbas, matas y arbustos que se aferran con sus raíces a unos suelos esqueléticos, entre las grietas de las resecas margas y los estériles bloques de yeso, soportando vientos huracanados, polvo, sol, calor, frío, así como el ramoneo de cabras, ovejas y burros.

En las fotos de arriba he puesto algunas especies, como el Garbancillo torero, Asnallo, Arnacho o Soya (Ononis tridentata), un pequeño arbusto de 20 a 70 cm. de alto, con ramillos cubiertos por un denso tomento blanquecino y pequeñas hojillas carnosas, compuestas por tres foliolos dentados, flores amariposadas de color rosado que posteriormente se transforman en pequeñas vainas hinchadas y peludas, con aspecto de garbanzo (de ahí su nombre vulgar). Es una mata especialista de suelos ricos en yeso y su follaje es apreciado por el ganado lanar y cabrío.

Este arbusto comparte hábitat con el Romero (Rosmarinus officinalis), al que ya le dediqué una entrada. Qué decir de este auténtico elixir del poder del sol mediterráneo, que se refleja en la fuerza con que sus retorcidas raíces y troncos se aferran a las rocas. Al igual que hace, a una escala algo más reducida de modesta mata, pero con mayor empeño y eficacia, si cabe, la espartana Rompepiedras (Herniaria fruticosa), una Cariofilácea (familia de los claveles) relativamente común en la llanura aluvial del Ebro y sus aledaños, especialmente aguas abajo de Logroño, con la que se pueden preparar infusiones diuréticas.

También está el Aladierno, Sanguino o Carrasquilla (Rhamnus alaternus), cuyo nombre deriva del griego Rhamnos, que a su vez proviene del vocablo celta "ram", que significa ramaje, en el sentido de arbusto muy ramoso; mientras que el nombre específico, "alaternus", quiere decir árbol estéril. A pesar de la indudable belleza que suponen sus vistosas bayas, muy apreciadas por los pájaros, de color inicialmente rojizo, se vuelven negras al madurar, destacando entre sus brillantes hojas, capaces de lucir un intenso verdor entre las grietas resecas de las grisáceas rocas calizas en las que vive. Este arbusto puede desarrollarse hasta convertirse en un esbelto y elegante arbolillo, cuando vive en terrenos húmedos, ricos y profundos de las riberas de algunos barrancos o en el sotobosque de encinares umbríos, mientras que, cuando sobrevive en las venteadas cresterías de las sierras calizas, adopta la forma de una mata rastrera, de ramas retorcidas, con hojas pequeñas y coriáceas. La corteza del Aladierno es purgante por poseer derivados antraquinónicos similares a los del Arraclán (Frangula alnus). Sus hojas y ramas son ricas en taninos y poseen propiedades astringentes por lo que se han usado en forma de gargarismos contra las inflamaciones de la boca y anginas. Según Font Quer, en Cataluña, Valencia y Aragón tiene fama de "rebajar la sangre", para lo cual sólo hay que echar un puñado de hojas en un cazo con agua, ponerlo en la lumbre y, cuando arranca a hervir, se reza un padrenuestro y se retira, quedando ya preparado para tomarlo por las mañanas en ayunas.

Pero, sin duda, la mayor virtud de todos estos arbustos y matas reside en que son capaces de proteger y sujetar los suelos en los que viven, evitando que sean arrastrados por las lluvias torrenciales, tan frecuentes en el clima mediterráneo, impidiendo así el avance del desierto sobre nuestra querida piel de toro.

Fotos by Mad Hatter.

domingo, agosto 15, 2010

RUINAS SINIESTRAS






Estas últimas entradas las estoy haciendo aprovechando una visita de inspección a unas antiguas reforestaciones realizadas en las áridas tierras de La Rioja Baja, al objeto de instruir a mi nueva ayudante, una chica morena, muy maja, trabajadora y eficiente, incluso hasta diría que se pasa un poco de disciplinada, algo francamente inusual en estos tiempos, y luego está el asunto de su estética e indumentaria, que digamos que son un tanto… peculiares, pero bueno, tampoco pasa nada.

A la vuelta, pasamos por las antiguas ruinas que hay a la entrada del pueblo de Inestrillas, a orillas del río Alhama, un lugar que ha estado habitado desde tiempos prehistóricos y que conserva vestigios de asentamientos pelendones, arévacos, celtíberos y medievales, en los cortados rocosos que dan al río, tal y como atestiguan las fotos de arriba. La primera de ellas corresponde a una precaria cárcel medieval, al verla no puedo evitar pensar en las horribles torturas que se habrán perpetrado tras esos siniestros muros.

Hay que decir que muy cerca se encuentran las famosas ruinas celtíberas de Contrebia Leucade.

Aprovechamos para entrar a tomar un café en el bar del pueblo y, casualidades de la vida, allí nos encontramos con unos viejos amigos míos de juventud, algo siniestrillos, que estaban pasando unos días de vacaciones en la casa rural de Inestrillas (los siniestrillos tienen que ir a Inestrillas, lógicamente), y claro, después de saludarnos efusivamente, nos pusimos a charlar recordando viejos tiempos, mientras nos tomábamos unas cañas, y al final terminamos jugando una partida de dominó. Entonces, a uno de ellos se le ocurrió que, aprovechando que se habían traído la cámara de vídeo, el sintetizador y una caja de ritmos, podríamos inmortalizar aquel encuentro.

Total, que después de convencer a unos paisanos para que hiciesen de improvisados “extras” y para que nos echasen una mano con los decorados, el resultado es el vídeo que podéis ver a continuación. Como comprobaréis, mi nueva ayudante resultó tener unas indudables dotes interpretativas ¡Ha nacido una estrella! Hasta el burro de la última foto sale como un "pura sangre". Y lo que parece un bastón-sable, que manejo con gran destreza, en realidad es un penetrómetro, un instrumento que se clava en el suelo para medir la profundidad del subsolado de las forestaciones.



En fin, os dejo que mi nueva ayudante y yo tenemos que pasar el aspirador a los expedientes de reforestación, que se nos han llenado de polvo y arena, y también hay que limpiar el penetrómetro, ante todo limpieza, blancura y pulcritud.

Por cierto, aprovecho la ocasión para negar ese sambenito que tenemos los forestales de ser gente autoritaria, estricta y poco dialogante ¡De eso nada monada! Más bien es todo lo contrario ¡Que conste!

P.D.: Para los incrédulos, AQUÍ podéis ver cómo se grabó el vídeo.

Fotos by Mad Hatter.

viernes, agosto 13, 2010

PINOS CARRASCOS AUTÓCTONOS





El Pino carrasco (Pinus halepensis) es una especie propia de la cuenca mediterránea, que se reconoce fácilmente por la presencia de abundantes piñas viejas en su copa. En la Península Ibérica e Islas Baleares, se han delimitado 20 regiones de procedencia (ver mapa), es decir, zonas donde existen masas naturales de este pino, con la excepción de la región nº 19 (en color azul) que corresponde a extensas y antiguas repoblaciones realizadas en la Meseta Norte (Castilla y León).

Se trata del pino autóctono más resistente a la sequía (mínimo de 250 mm de precipitación al año), al calor, no así al frío, ya que se limita a zonas en las que la media de las temperaturas mínimas del mes más frío es superior a –3ºC, y también aguanta la presencia de yeso en el suelo, por lo que ha sido y es una de las especies arbóreas más utilizadas en la reforestación de terrenos áridos, a una altitud inferior a los 1.400 m. en el Sur y a los 1.000 m. en el Noreste peninsular.

En la cuenca del Ebro, su límite noroccidental parece estar al sur de la provincia de Álava, en el pinar de las Dueñas, junto a Labraza, hasta donde se extiende la región de procedencia denominada "Bárdenas-Ribagorza" (nº 4 en el mapa).

En la Comunidad Autónoma de La Rioja existen algunas pequeñas masas o rodales que incluyen ejemplares muy viejos de Pino carrasco y que tienen una estructura irregular, en la que se mezclan árboles de muy distintas edades, motivos estos que inducen a pensar que realmente se trata de bosques naturales. Están ubicadas en el extremo suroriental de la región, en la Sierra del Tormo, a una altitud de unos 800 metros, no muy lejos de las masas naturales del sur de Navarra y del Oeste de Zaragoza, todas ellas incluidas en la región de procedencia "Monegros-Depresión del Ebro" (nº 6 del mapa).

Las fotografías corresponden a una de estas masas riojanas naturales de Pino carrasco, donde viven pies con un diámetro normal próximo al metro, por lo que su edad se estima en unos 150 años. Es probable que estos rodales o pequeñas masas sean los restos de antiguos bosques más extensos, que han quedado en el fondo de barrancos escarpados y poco accesibles, donde se han salvado del uso secular del fuego, el hacha, el ganado y el arado.

Sin embargo, lo cierto es que la inmensa mayoría de masas de Pino carrasco existentes en La Rioja, frecuentemente en mezcla con otros pinos, principalmente Piñonero (P. pinea) y Laricio (P. nigra), son de origen antrópico, es decir que han sido plantadas por el hombre, ocupando una superficie de unas 8.500 hectáreas, de las que 3.500 se repoblaron durante el período comprendido entre 1940 y 1980, y 2.200 Ha. se han plantado con subvenciones del Programa de Forestación de Tierras Agrarias, cofinanciado mediante fondos europeos, en el marco de la Política Agraria Comunitaria (PAC), desde 1994 hasta la actualidad.

Resuena en el sombrero: "Hickory Wind".- The Byrds con Gram Parsons (California, 1969). Hickory es una Pecana, un árbol americano de la familia del nogal (Juglandaceae), pero en la canción también se mencionan los altos pinos de Carolina del Sur y, además, es una de mis canciones favoritas y me apetece escucharla ¡Disfrutadla y buen finde!



Fotos by Mad Hatter.




miércoles, agosto 11, 2010

FRONDOSAS Y CONÍFERAS







Hace algunas entradas hablaba sobre los prejuicios existentes entre las diversas especies forestales, especialmente entre coníferas y frondosas. Una de las ideas preconcebidas que se tiene, debido a que es cierta en la mayoría de los casos, es que las encinas (Quercus ilex) son más exigentes en cuanto a profundidad del suelo y tienen un crecimiento mucho más lento que los pinos.

Por ello, en nuestro país, la inmensa mayoría de las repoblaciones forestales de carácter protector suelen realizarse utilizando un 60-80% de pinos, en mezcla con un 40-20% de quercíneas y algunas otras frondosas acompañantes, con el argumento de que los pinos, más frugales, de carácter más pionero y colonizador, y con un crecimiento más rápido, sirven de protección para el correcto enraizamiento inicial y posterior desarrollo de las frondosas.

Sin embargo, en algunos terrenos, no se sabe muy bien por qué, las encinas pueden superar en crecimiento a los pinos, tal y como puede verse en las dos primeras fotos tomadas en una repoblación que se hizo en 1994, en Igea, a una altitud de 1.080 metros, en la seca Sierra de Alcarama, en el extremo Sureste de La Rioja.

Lo cierto es que, en esa zona concreta, no se tenía muy claro cuál de las diferentes especies autóctonas de pinos sería la que se desarrollaría mejor, por lo que (como puede observarse en las fotos) se optó por utilizar una mezcla de 4 pinos (Pinus sylvestris, P. nigra, P. pinaster y P. halepensis); pero, por lo que se ve, ni el clima ni el suelo de esa estación son los más apropiados para el óptimo desarrollo de ninguno de ellos, por lo que, a la hora de la verdad, está siendo la adaptable encina la que ha logrado enraizar con éxito, hundiendo su profundo sistema radical en las fisuras de las rocas que subyacen bajo el escaso suelo, sirviendo la competencia con los pinos que las rodean para forzar un crecimiento en altura y un elevado porte con dominancia apical, extraordinarios en las encinas, que, sin duda, se han visto favorecidos por la realización de una inusual y ejemplar poda de las ramas inferiores, así como por haber utilizado bellotas de una procedencia autóctona y próxima al lugar de plantación, para la obtención de unas encinas sanas, vigorosas y perfectamente adaptadas a esa estación.

Muy cerca de la forestación anterior, unos 200 m. más arriba en esa misma ladera, hay otra repoblación más antigua, en la que otra frondosa, concretamente un Pomar (Sorbus domestica), también ha alcanzado un excelente porte y desarrollo, tal y como se aprecia en la tercera foto. Con el aliciente que supone el gran valor que alcanza la madera de esta especie en el mercado, mucho más elevado que la de los pinos con los que comparte hábitat.

A unos 5 km. hacia el Este, más abajo, donde el clima se torna más cálido y aún más seco, en los escarpes calizos próximos a Aguilar del Río Alhama (ver fotos cuarta, quinta y sexta), resulta casi milagroso que pueda vivir un árbol o un gran arbusto, con aspecto de pequeño ciprés y de un color verde tan intenso como la austera y durísima Sabina mora (Juniperus phoenicea). Ésta sí que tiene un crecimiento realmente lento, su madera es dura, compacta, de grano fino, muy resistente al ataque de los insectos y a la putrefacción, de color pardo-amarillento o rojizo, aromática, apreciada en carpintería y ebanistería. Es excelente para quemar y para fabricar carbón, lo que ha motivado que en otros tiempos este árbol fuese explotado en exceso, lo cual ha contribuido, sin duda, a que en la actualidad sean escasos los ejemplares bien desarrollados, tal y como nos confirma Quer, quien cuenta que, en muchas partes de España, no se empleaba otra leña para quemar que no fuese la de este bello y aromático árbol.

Estas tres especies son los tres árboles a los que me refería en la entrada anterior, los cuales habitan, no sólo en las sierras ubicadas en los dos extremos de la Comunidad Autónoma de La Rioja (Obarenes y Alcarama), sino en casi todos los resaltes calcáreos que circundan el valle del Ebro y la cuenca mediterránea en general, siendo también frecuentes en numerosas comarcas de Navarra, Aragón, Cataluña, Comunidad Valenciana, Este de Castilla-La Mancha y Noreste de Andalucía.

A las que habría que añadir una cuarta especie cuya autoctonía en La Rioja está en discusión, como es el caso del sufrido y austero Pino carrasco (Pinus halepensis), pero este será tema para una próxima entrada.

Fotos by Mad Hatter.

sábado, agosto 07, 2010

CUCHARAS DE ORO EN EL DESIERTO


En un apartado paraje, cerca del lugar en el que se juntan las Comunidades Autónomas de La Rioja, Castilla y León (Soria) y Aragón (Zaragoza), en la Sierra de Alcarama (vocablo de origen árabe que significa “tierras altas”), el viento sopla casi constantemente, helador en invierno, tórrido y seco en verano, dejando desnudas las rocas de las cumbres y las laderas, conformando un paisaje pétreo, árido y mineral, en el que muy pocas plantas consiguen sobrevivir.

Una de esas pocas plantas es la denominada Cuchara de pastor (Rhaponticum coniferum = Leuzea conifera = Centaurea conifera), una compuesta de la familia de las margaritas y la lechuga que es una auténtica joya de los páramos más áridos y los subdesiertos rocosos ibéricos.

Al abrigo del viento entre dos peñascos, arraigada en el esquelético suelo polvoriento, consigue desarrollar unos raquíticos tallos y unas pocas y ásperas hojas alargadas, entre las que se alzan sus grandes capítulos erizados de escamas doradas, una sorprendente cubertería de metales preciosos, en medio de la nada, que se ofrece gratuitamente a los pastores y a los escasos caminantes que se aventuran hasta estos solitarios parajes.

La Cuchara de pastor, también llamada “Piña de San Juan” debido al parecido de sus capítulos florales con las piñas o conos de las coníferas (como indica su nombre científico específico), antaño era una planta muy común en todos los terrenos secos y rocosos de la Península Ibérica, pero, precisamente el gran tamaño y la belleza de sus flores, ha sido la causa de que sea recolectada con demasiada frecuencia para su uso ornamental, tanto como flor cortada seca, como para la fabricación de objetos decorativos, por lo que cada vez resulta más escasa y se ha visto forzada a buscar refugio en los lugares más remotos, solitarios e inaccesibles.

Por favor, si alguna vez os tropezáis con esta bella planta en alguno de vuestros paseos, no la arranquéis, dejadla vivir en su duro hábitat, permitid que pueda ser disfrutada por el próximo caminante en el inhóspito paisaje que la vió nacer y al que da vida. O, al menos, esperad a que pueda florecer y diseminar sus semillas, unos ligeros vilanos blanquecinos que son arrastrados por el viento.

Esta Sierra de Alcarama se encuentra en el extremo opuesto a la Sierra de Toloño y Montes Obarenes que mencionábamos en la entrada anterior, en La Rioja, claro. Sin embargo y curiosamente, existen TRES ÁRBOLES emblemáticos que habitan en ambos extremos, en ambas sierras de suelos rocosos y ambientes duros e inhóspitos ¿Alguien podría decirme cuáles son? (Habrá premio en forma de mención con enlace, en señal de agradecimiento y reconocimiento, o alguna otra cosa que me propongáis o que se me ocurra) Ya sé que hay mucha gente de vacaciones pero... ¿Hay alguien ahí fuera?

Foto by Mad Hatter.

domingo, agosto 01, 2010

FRAGANCIA NORTEÑA



Si a alguien le resultan familiares las imágenes de las flores de arriba, con esos característicos pétalos laciniados, es muy probable que de manera casi inmediata haya revivido el recuerdo de su impresionante aroma, una dulce y suave fragancia de clavelinas que se queda grabada en la pituitaria de manera indeleble, ya que, una vez olida, no se quiere respirar otro aire que no sea ese que, arrastrado por la suave y tibia brisa estival de la montaña, atraviesa las rosadas corolas laciniadas de este bello clavel silvestre de hojas de hisopo (Dianthus hyssopifolius), hasta el punto que la voluntad se resiste a abandonar un lugar envuelto por tan agradable aroma.

Lo mismo deben sentir las numerosas mariposas que continuamente revolotean a su alrededor, irresistiblemente atraídas por su embriagadora fragancia y entusiasmadas con su dulce néctar, tales como la Limonera (Gonepteryx rhamni), así llamada por el color amarillo verdoso de sus alas; la Laurel (Brenthis daphne) de nacaradas tonalidades pardo-anaranjadas, ocres y negras; o la blanquinegra dama de Medioluto (Melanargia galathea), que veíamos en la entrada anterior.

Estos dulces aromas y bellas imágenes dan vida y alegran los ásperos paisajes de las venteadas sierras calcáreas de Toloño y Montes Obarenes, que discurren por el borde norteño de La Rioja, cubiertas por encinares con sotobosque de boj y brezos, salpicados de roquedos, pastizales y pinares.

Unos paisajes en los que predomina el color gris blanquecino azulado de las rocas calizas y dolomías del Jurásico, que se alzan imponentes en el seno de estratos verticales con crestas afiladas por el viento, coronadas con frecuencia por las orillas del mar de nubes que se extiende desde el Cantábrico y que se asoma al valle del Ebro, como una espuma a punto de verterse en cascada etérea por los farallones rocosos, que se desploman junto a una rica alfombra de viñedos, capaz de prosperar en el valle, al abrigo de los fríos vientos del Norte.

En esas rocas calizas se pueden encontrar fósiles de conchas de animales que vivían en los fondos marinos del Jurásico, antes de que los plegamientos alpinos los elevasen a 800 metros de altitud. No sé si será por eso o porque la brisa trae aromas del Cantábrico, pero a veces me parce oler los berberechos de aquellas "luces en el fango" ¡Menuda mezcla! Claveles y berberechos, en fin, ya sabemos que por algo viene lo de "Mad".

Me pregunto si con este bello clavel silvestre se podría preparar el licor tónico y medicinal conocido en ciertas comarcas de Aragón como “Retacía” o “Ratafía” (en Cataluña), que se prepara macerando en aguardiente un clavel rojo, una nuez verde, un brote de zarza, guindas, piel de limón, canela, unos granos de café y azúcar.

En el enlace de “aroma” podéis escuchar “Girls in their summer clothes”, un gran temazo e impresionante vídeo del Boss que me sigue poniendo los pelos de punta, con esa estrofa que reza: "She went away, she cut me like a knife..."

Fotos by Mad Hatter.