lunes, agosto 24, 2020

MASCARILLAS PARA LOS MALOS HUMOS


Uno de los fenómenos psico-sociológicos que más me está llamando la atención durante la pandemia es el de los miles de negacionistas que salen a manifestarse a las calles, sin mascarilla y sin respetar la distancia de seguridad. Supongo que se trata de una mezcla entre dificultad o incapacidad para aceptar y asimilar lo que está sucediendo, junto con una actitud de rebeldía innata frente al poder, en personas con un grado de desconfianza y estupidez por encima de la media.

Lo que me resulta muy difícil de comprender y asimilar es el hecho de que hemos sido capaces de parar el mundo, de confinarnos en nuestros hogares durante meses, poniendo en riesgo la economía mundial, por un virus para el que aún no hay vacuna ni tratamiento. Mientras no tenemos ningún problema en comprar un paquete de cigarrillos con un cartel que pone “el tabaco mata”, junto a una foto de unos pulmones destrozados.

También los hay que pagan gustosamente para adquirir una entrada con la que entrar en un circuito, donde disfrutan aplaudiendo a un grupo de pilotos que se dedican a quemar un montón de gasolina, con el único propósito de ver quien llega primero a cruzar la línea de meta, tras dar un montón de vueltas, acelerando el cambio climático, haciendo apología del culto al riesgo y a la velocidad, poniendo en peligro su integridad física y haciendo uso de los servicios sanitarios cada vez que algún infeliz se va al suelo.

Ahora, como parece que la exhalación de humo favorece la propagación del virus, muchas CCAA están prohibiendo fumar al aire libre, cuando no sea posible respetar la distancia de seguridad ¿Qué tiene que pasar para que se prohíba el tabaco como cualquier otra droga nociva para la salud? 

Respecto a los “deportes de motor” ¿Por qué siguen existiendo vehículos de competición con motores de explosión cuando hace tiempo que podrían y deberían ser únicamente eléctricos?

El comercio legal de tabaco y las carreras de vehículos a motor de explosión son exactamente igual de ilógicos e irracionales que las manifestaciones de negacionistas del COVID-19.

“I bet there´s rich folks eating
In a fancy dining car
They´re probably drinkin´coffee
And smoking big cigarrs
Well I know I had it coming
I know I can´t be free
But those people keep a-movin´
And that´s what tortures me”.


Resuenan en el sombrero: “Folsom Prison Blues”.- Johnny Cash (Nashville, 1969). “Fast Cars”.-Stephen Hawking Experience (¿UK?, 2015).

domingo, agosto 23, 2020

PRESAGIOS DE UNA NUEVA ERA


No soy el único que piensa que nos encontramos a las puertas de una nueva era, la actual pandemia, el movimiento antirracista surgido en EEUU y el agotamiento del actual modelo capitalista, nos hacen presentir que se avecinan cambios importantes en el mundo.

Esta sensación ha sido reforzada durante este verano por dos encuentros que, en tiempos pretéritos, hubiesen sido interpretados por los augures como potentes señales de que algo importante se avecina. El 12 de julio, en la zona más baja de La Rioja, en la Reserva Natural de los Sotos del Ebro (Alfaro), observé un bullicioso bando de aves que, al aproximarse, pude comprobar que se trataba de un grupo de Aviones zapadores (Riparia riparia) que acosaban ruidosamente a un ejemplar albino, de un blanco inmaculado (ver primer dibujo).

Ayer sábado 22 de agosto, en uno de los lugares más altos de La Rioja, en un alto próximo al Puerto de Piqueras, a más de 1.720 m. de altitud, en el talud de una pista forestal, descubrí una roca que brillaba al sol con una colorida y bella iridiscencia, como si un minúsculo trocito de arcoíris se hubiese petrificado (ver 2ª foto). Creo que se trata de una fina capa de Calcopirita que recubre la roca arenisca de esa zona, pero no he podido evitar pensar que se trata de una nueva señal de que se avecinan importantes acontecimientos. Ojalá sea el inicio de una nueva era de respeto a la Naturaleza, a los derechos humanos, a la solidaridad y una mayor igualdad y participación de todos los seres humanos en el devenir de la vida sobre el planeta Tierra.

Algo similar a la premonición de aquel Bisonte blanco, de la que ya hablé hace años.

Por alguna extraña razón, siempre que hablo de estos temas de profecías y presagios, me llevan al lejano Oeste americano, quizás como símbolo máximo de la actual sociedad occidental.

Resuenan en el sombrero: “Rainbow Stew”.- Jason Ringenberg (Texas, 2004). Rainbow man.- Jeff Bates (Mississippi, 2003).