lunes, abril 06, 2020

LOS EXTREMOS SE TOCAN (XXXI): LOS ÚLTIMOS SERÁN LOS PRIMEROS



El ser humano es el único animal que se ha arrogado el derecho a modificar y manipular al resto de la fauna, la flora y la gea a su antojo y en su propio beneficio. Talamos y quemamos los bosques para roturar la tierra y sembrar las plantas que cultivamos y apacentar a los animales que hemos domesticado. Si los tigres, los osos y los lobos atacan nuestro ganado, los eliminamos sin ningún miramiento. Nuestro crecimiento desmesurado ha envenenado el aire y el agua, llegando incluso a modificar el clima. Hemos puesto en peligro de extinción al animal más grande que ha poblado nunca el planeta, como es la Ballena azul.

Sin embargo, el mayor peligro nos ha venido de un organismo microscópico procedente de un animal tan modesto e ignorado como es el murciélago.

El Covid-19 ha conseguido parar la acelerada y desbocada sociedad actual, nos ha puesto en nuestro sitio, nos ha devuelto a nuestra condición de especie animal que forma parte del ecosistema natural, nos ha recordado que todo aquel elemento que vaya en contra de las leyes naturales terminará siendo aniquilado de la faz de la Tierra, para que la vida continúe diversificándose.

Estamos pagando muy caro ese complejo de superioridad. El primer pecador del paraíso, el intrépido cazador de osos, el gran conquistador de continentes, el arrogante cowboy ha mordido el polvo, en un sorpresivo instante, en cuestión de pocas semanas, por un minúsculo “bicho” que ni siquiera podemos ver.

Ahora no nos queda otra que levantarnos, doloridos, sorprendidos y asustados, hemos caído en la cuenta de lo importantes que son muchos de los oficios más menospreciados y mal pagados, tales como esos científicos investigadores que se pasan media vida trabajando vocacional y precariamente de becarios, los sufridos agricultores, los ganaderos, los transportistas y los camioneros, los limpiadores, los basureros y barrenderos, las cajeras y los reponedores de productos de los supermercados, los panaderos, los verduleros, los fruteros, los carniceros, los pescateros, los pescadores, los farmacéuticos, los enfermeros, los médicos, los policías y los soldados. Porque todos nos hemos convertido en soldados, el lenguaje ha adquirido una jerga bélica, ciertamente estamos en guerra, pero, cuando termine esta lucha, espero que hayamos aprendido de esta cura de humildad, cejemos en nuestro secular empeño de pretender vencer a la Naturaleza, y comencemos a colaborar con ella, aceptando sus leyes y adaptándonos a la realidad.

No es casual que el país que está siendo más duramente golpeado por esta crisis sea el más poderoso y el mayor baluarte de esta actitud prepotente del capitalismo más aplastante y esquilmador, como son los Estados Unidos de América.

Quizás esta crisis nos conduzca hacia una verdadera globalización, la “Globalización biológica”, en la que desaparezcan de una vez por todas las fronteras entre Oriente y Occidente, así como entre el Norte y el Sur. Una especie humana sobre el planeta Tierra.

Si bien, esta tarde, en pleno confinamiento, sentado frente a la mesa, con un vaso de whisky y contemplando una rosa amarilla, no puedo dejar de acordarme del gran Estado de la estrella solitaria, Texas, Amarillo, la cultura western del country y los rodeos… ¿Amenazada?

Dibujo y fotografía by Mad Hatter.

Resuena en el sombrero: “Amarillo by morning”.- George Strait (Texas, 1982).

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