jueves, noviembre 05, 2015

CANCIONES QUE DEJAM HUELLA (XIII): NUEVO MILENIO, VIEJO COUNTRY, SE CIERRA EL CÍRCULO



Si los 80 comenzaron con un hecho trágico como fue el asesinato de John Lennon, en Nueva York, el 8 de diciembre de 1980, el comienzo del nuevo milenio se abrió con la muerte de Joey Ramone, el 15 de abril de 2001. Si bien el acontecimiento que más marcaría la Historia de la “Gran Manzana”, así como el de todo el mundo occidental, fueron sin duda los terribles atentados de las torres gemelas, aquel fatídico 11 de septiembre de 2001, un brutal episodio que quizás contribuyó a que el pueblo estadounidense adoptara un papel ciertamente novedoso para ellos como es el de víctima, motivado paradójica y precisamente por liderar la cultura occidental. Por eso, ahora pienso que quizás aquello propiciara o favoreciese un cierto resurgimiento del “country” a nivel mundial.

Ciertamente, ya había algunos grupos que, desde mediados de los 90, se habían dedicado a cultivar la tierra fértil del country-rock o el llamado “rock con raíces”, siendo Wilco y su carismático líder, Jeff Tweedy, uno de sus máximos representantes, sin duda se trata de una gran banda, aunque lo cierto es que no soy capaz de recordar ninguna canción de ellos que realmente me dejara huella.

Sin embargo, el encargado de que volviese a caer de lleno en las redes del country (tras aquel primer acercamiento a mediados de los 80) no fue ningún “cowboy” al uso, sino un chico melenudo de la costa Este, tan inesperado como Evan Dando. Una vez más, la radio escuchada en el interior del coche, jugó un importante papel, recuerdo que iba conduciendo junto a la familia en uno de mis numerosos viajes a Madrid, para visitar a mis padres, cuando Julio Ruiz, en su programa “Disco Grande” entrevistó al ex-cantante de Lemonheads, que entonces estaba de gira en solitario por España, y así, de buenas a primeras, para hacer una gracia, se arrancó con un par de estrofas del “Ring of Fire” de Johnny Cash:

The taste of love is sweet
When hearts like ours meet
I fell for you like a child
Oh, but the fire went wild.
I fell into a burnin' ring of fire
I went down, down, down
And the flames went higher,
And it burns, burns, burns,
The ring of fire, the ring of fire.”

Me quedé pensativo por unos instantes y luego reaccioné ¡A sí, ese tipo con cara de malo de western, que canta country con un grave vozarrón!

Recuerdo que al llegar a casa, me metí en internet y empecé a buscar cosas sobre la canción, descubrí que había sido compuesta por June Carter, tocando una cítara, una mujer extraordinaria que puede decirse que rescató a Johnny Cash del infierno de las drogas y recondujo el espíritu de forajido autodestructivo hacia un sereno e introspectivo predicador, dos personajes que se han batido en duelo en la oscura y polvorienta calle que parte en dos su alma atormentada.

Recuerdo canciones memorables que ambos cantaron juntos como el tema tradicional “Will the Circle Be Unbroken” o la preciosas “If I Were a Carpenter” y “Jackson”.

En mis numerosos viajes a EEUU (en Iowa dibujé el retrato de Johnny que aparece en segundo lugar) me hice con algunos CDs, tanto de Cash como del gran Waylon, otro gran personaje del country, aunque empecé a preocuparme cuando descubrí que mi ex-suegra, Arlys (descanse en paz), era una auténtica fan de estos artistas “Aquí pasa algo raro ¡Esto no es normal!”, pensé.

El 15 de mayo de 2003, June Carter falleció en Nashville (Tennessee) y Johnny sólo aguantó sin ella 4 meses, muriendo el 12 de septiembre del 2003, lo cual también contribuyó a que su figura fuera ensalzada y recordada por todo tipo de músicos y artistas, muy por encima del entorno del country. Recuerdo perfectamente que la mañana en que tuve conocimiento de su muerte, me encontraba realizando un tratamiento aéreo contra la procesionaria del pino y, mientras esperaba la llegada del avión, viví una inolvidable experiencia que narré en aquella entrada sobre los corzos. Además de “Girl from the North Country”, una de las canciones que más me emocionó, por la tremenda premonición que supone y por estar cantada a duo junto a su hija Rosanne, poco antes de morir, fue este escalofriante September When It Comes.

También en el mes de septiembre, el día 19 del año 1973, falleció otra gran figura como fue Gram Parsons, reivindicado por numerosos artistas, así como a su alma gemela, Enrique Urquijo, fallecido el 17 de noviembre de 1999, quien también grabara una versión de su tremendo y estremecedor “Hickory Wind”.

En el cine, el biopick “Walk the Line”, dirigido en 2005 por James Mangold y protagonizado por Joaquin Phoenix (en el papel de Johnny Cash) y Reese Witherspoon (June Carter), me impactó enormemente, al igual que “Brokeback Mountain”, que se estrenó en España el 8 de enero de 2006, dirigida por Ang Lee, con música de Guillermo Santaolalla, que les valió a ambos sendos premios Óscar basada en un relato original de Annie Proulx, publicado en la revista “The New Yorker” el 13 de octubre de 1997, supuso todo un hito en la historia del western, por su revolucionaria ruptura del arquetipo del cowboy. En su banda sonora aparece el tema “King of the Road”, compuesto por Roger Miller en 1964, al igual que en aquel gracioso anuncio de Audi con un muñequito de Elvis que se contoneaba sobre el salpicadero de un coche a golpe de embrague y palanca de cambios.

En el mundo del country de aquella época, descubrí la existencia de seres tan maravillosos como Danielle Peck (3ª foto), capaz de cantar versiones tan emblemáticas como el “Folsom Prision Blues” de Cash, o de resultar perturbadoramente atormentada al mismo tiempo que pasionalmente espiritual en estremecedores temas como “I Don´t”, este intenso vídeo me tuvo totalmente atrapado y obsesionado durante meses.

Otro importante descubrimiento que realicé a través de Radio 3, en este caso en un efímero programa de “alt-country” llamado “Countrybution”, que presentaba Elena Gómez, fue el dúo estadounidense Handsome Family. Aún se me pone la carne de gallina cuando recuerdo la primera vez que escuché el ritmo pausado de “Weightless Again”, con una cadencia que evoca los pasos retumbando en el mullido suelo de un bosque milenario de sequoyas y aquella frase: “I wanted to kiss you, but I wasn´t sure how, like dose indians lost in the rain forest. Forced to drag burning wood, wherever they went, they all had forgoten how to strat a fire”. (Quería besarte, pero no estaba seguro de cómo hacerlo, como esos indios perdidos en el bosque lluvioso. Obligados a llevar brasas de madera ardiendo a donde quiera que vayan, ya que todos ellos habían olvidado cómo encender un fuego).

El mundo de la música es como una gran familia, en el fondo no importan tanto los estilos sino el espíritu y las ganas de crear, hacer arte y contar historias, así he tenido la inmensa suerte de ver a Sex Museum tocando en vivo una magnífica versión del “Unidos” de Parálisis Permanente, de manera que Marta Ruiz (rubia de raíces mods sesenteras) y Ana Curra (morena musa del punk y el post-punk) son dos grandes y bellas muejeres con mayores similitudes de lo que podría pensarse a primera vista. Otros ejemplos de curiosas conexiones entre estilos muy diferentes, fue cuando Johnny Cash hizo la mejor versión del “Personal Jesus” de Depeche Mode que he escuchado nunca, o la que cantó agónicamente del “Hurt” de Nine Inch Nails. O cuando Arizona Baby hicieron lo propio con el clásico del tecno “The Model” de Kratwerk, mientras que Dr. Explosión tocaron una versión surfera del “Blue Monday” de los New Order.

En esta sección de XIII capítulos he querido reflejar que, en el fondo, lo realmente importante son las canciones. En el aspecto temporal, puede decirse que hay canciones que han marcado una época, pero también hay verdaderas obras maestras atemporales. Siempre me ha fascinado el mágico proceso de componer una canción, tal y como se puso de manifiesto en la que considero una de las mejores entradas que hay en este blog, aquella en que la propia Rennie Sparks (Handsome Family) explicaba cómo se había ido gestando el tema titulado “Woodpecker”.

Y para cerrar el ciclo (al más puro estilo de la estructura circular del “Ring of Fire”), terminaré igual que empecé, citando el fabulosos libro de Jaime Urrutia, “Canciones para Enmarcar”. Ahondando sobre lo que decía, en el mundo de la música son muchas más las cosas que nos unen que las que nos separan. Me ha llamado la atención el gran reconocimiento que ha hecho Jaime de la fuerte influencia que ha tenido para él el grupo británico The Kinks, hace pocas semanas escuchaba decir lo mismo a Rob Lind (saxofonista de The Sonics), en una entrevista en la radio, y hace unos años pudimos comprobar lo bien que suena su música en forma coral, con aquel tremendo disco “Kinks Choral Collection”, grabado en noviembre de 2009 por Ray Davies junto al Dessoff Chamber Choir, en Town Hall de Nueva York.

Jaime Urrutia explica en la página 160: “Como compositor, siempre digo que las grandes letras vienen de momentos duros y experiencias dolorosas, pero también puedo suscribir las palabras de Manzanero. Hay ocasiones en que las canciones nacen como si estuvieran en el aire y son ellas las que vienen a capturarte a través de la lluvia”.

Capítulos anteriores de esta sección: I, II, III, IV, V, VI, VII, VIII, IX, X, XI y XII.

Ilustraciones: 1) Pintura del prolífico artista británico Jon Langford, expuesta en "La Fiambrera" de Madrid (C/Pez, 7), en mayo de 2015. 2) Dibujo by Mad Hatter (Iowa, 2005). 3) Foto de la bella Danielle Peck.