martes, julio 25, 2006

60 €

Después de escuchar anoche las noticias de la guerra del Líbano y de los rescates de los cayucos de inmigrantes africanos en Canarias, esta mañana al salir de casa me he cruzado con un numeroso grupo de peregrinos haciendo el Camino de Santiago (la calle de mi casa es parte del Camino) y me he acordado de que hoy es Santiago Apóstol, "Santiago Matamoros", Patrón de España y el Día de Galicia (en La Rioja no es fiesta, por cierto).
Cuando oigo la polémica surgida por los procesos de regularización de inmigrantes, que casi todos los países del primer mundo nos vemos obligados a hacer de vez en cuando para mantener la paz social, y se habla de que si se produce un efecto llamada o no, a mí se me revuelven las tripas.
¿Hasta qué punto es libre una persona que decide jugarse la vida para dejar su hogar atravesando un tramo del Océano Atlántico en un pequeño cayuco? -Sí, hace siglos que se abolió la esclavitud en Europa, pero las caras de los inmigrantes que llegan a nuestras playas deshidratados, adheridos de frío o muertos, se parecen mucho a las de aquellos esclavos que antaño desembarcaban de los barcos negreros.
El "amo" actual es el capital, el mercado, que fustiga con fuerza el látigo de la competitividad, ayudado por las nuevas tecnologías. La mayoría de la gente vive esclavizada por la hipoteca, la inestabilidad laboral, el reloj, el móvil, el ordenador, la báscula y los coches.
Eso sí, ante todo que reine la PAZ, esa "Pax romana" de "pan y circo" que nos meten a todas horas por todos los medios de comunicación posibles. ¡Pobrecitos! La pareja del bigote, la cantaora y el político corrupto, que le han metido en la cárcel como a un vulgar capo de la mafia italiana, y ella derrochará su pena y su rabia desgarradoras por todos los escenarios de España, en los bolos de este verano ¡Viva el morbo!
¿Efecto llamada?¿Libertad?¿Desarrollo?¿A qué precio? -El Ministerio de Justicia dijo ayer que para calcular las indemnizaciones por errores judiciales, el día de cárcel de un inocente se paga a 60 €/día.
Resuenan en el sombrero: "I´m free"- The Who (London, 1969). Y "Back on the chain gang"- The Pretenders (London, 1982).

lunes, julio 24, 2006

No hay fuego inofensivo


Sin duda, uno de los pasos más importantes de la Humanidad fue el descubrimiento y "control" del fuego. En este caso el "entrecomillado" tiene más sentido que nunca, ya que, realmente, todavía no hemos conseguido domesticar el fuego del todo, y probablemente nunca lo lograremos plenamente.

Este elemento básico, según Aristóteles, por su propia naturaleza de gas incandescente tiene la manía de quererse escapar siempre, su afán por la libertad y el descontrol es desmedido. Ese afán, en combinación con la mala leche y la estupidez humanas, nos cuesta todos los años millones de euros en equipamientos y medios de extinción, daños, indemnizaciones, seguros, elementos de protección y medidas preventivas.

El hombre, incluso, ha pretendido hacer un arte del fuego, en actividades como la pirotécnia, fuegos artificiales, fallas y todo tipo de festejos en los que se utiliza el fuego, sin que por ello deje de suponer nunca un riesgo y un peligro en potencia.

Luego está el fuego natural, el fuego del cielo -el rayo-, esa chispa de millones de voltios que se genera en la fricción eterna y amorosa entre el cielo y la tierra, creando efímeros árboles de luz, tan bellos como destructores, y en los que el hombre siempre ha visto representada la cólera y el castigo divinos.

La música que más me conmueve en relación con este tema de los rayos y truenos es cuando Jessi Colter (la mujer "outlaw" de Waylon Jennings, que en paz descanse) dice aquello de: "Your hand in mine still´s a thunder", en la canción titulada "Storms never last".

Y es que, sin duda, el fuego más poderoso es el fuego del corazón, la pasión, que tantos sofocos produce en las mentes y cuerpos calenturientos.

Como decían June Carter y Johnny Cash en el mítico "Ring of Fire": "The taste of love is sweet, when hearts like ours meet, I felt for you like a child. Ohhh... But the fire went wild".

¡Tened cuidado! Porque, por muy preparados que estemos, siempre habrá algún fuego (del tipo que sea) que se nos escape.

De cualquier forma, conviene hacer caso al dicho popular: "Por el humo se sabe donde está el fuego".

Más lúgubres y misteriosos son los denominados "fuegos fatuos", unas extrañas luces que emergen del suelo de los cementerios en las noches de luna llena, y que antiguamente se creía que eran las almas de los recién enterrados o de las almas en pena que se dirigían a su destino. En realidad parece que se trata de reacciones químicas de ciertos compuestos fosforados de los huesos y otros restos orgánicos, que producen cierta luminiscencia, incrementada por la luz de la luna.

Por último, también hay una enfermedad llamada "fuego bacteriano" producida por la bacteria Erwynia amylovora, que ataca a las plantas de la familia de las Rosáceas, principalmente a árboles frutales como el peral y el manzano, ornamentales como el llamado "Espino de Fuego" (Pyracantha) o silvestres como los majuelos (Crataegus) y los serbales (Sorbus). Se trata de una peligrosa enfermedad de declaración obligatoria y cuarentena en la UE, para cuyo control y erradicación se requiere la quema inmediata de todas las plantas infectadas y las de su entorno inmediato.

Porque el fuego siempre ha sido, es y será el elemento purificador por excelencia.

No ardais demasiado, queridos amigos y amigas.
Resuenan en el sombrero: "Fight Fire"- Golliwogs (Pre-Creedence Clear Water Revival, El Cerrito (California), 1965); Chesterfield Kings (Rochester (New York), 1985). Y "Fire" Arthur Brown (Yorkshire (UK), 1968, a quien pertenece la foto).

miércoles, julio 19, 2006

Refugios en cascada


Al igual que, en el siglo XVII, la bruja Atxóndite buscó refugio del fuego de la hoguera en las hospitalarias tierras de la Sierra de Cameros (La Rioja), una bruja y dos brujos actuales (Vanessa, Carlos y Ángel) buscaron refugio del fuego abrasador del asfalto de Madrid en estas mismas tierras, pero cuatro siglos después.

Este "Sombrerero Loco" les guió por su "País de las Maravillas" particular, hasta el frescor supremo de las "Cascadas del Arroyo del Puente Ra", corriente de frías aguas cristalinas que desciende desde los antiguos circos glaciares que conforman los Hoyos de Iregua, en el Parque Natural de la Sierra Cebollera (Villoslada de Cameros).

Se zambulleron en sus frías aguas, en compañía de truchas, colmillejas, guadañones (Desmán de los Pirineos) y nutrias. Bendecidos por las ramas de un viejo Tejo, que se extienden por encima de sus cabezas, desde lo alto de las peñas que bordean la poza, junto a los altos tallos de la Valeriana pyrenaica y de la Angélica, o los más rastreros del bello y delicado Pie de León (Alchemilla alpigena), en cuyo envés plateado se refleja el trémulo resplandor de las cristalinas aguas corrientes y cantarinas, en compañía de las sabrosas, aromáticas y alegres Fresillas.

En los extraplomos de las rocas de los cortados que bordean la gran poza, en la que el inolvidable Juan Cirac se bañó desnudo (para deleite de todas mis compañeras de trabajo), chorreando agua y cubiertas de esponjosos musgos, cuelgan las verdes frondas de numerosos helechos.

Junto a la vereda se alzan sauces, fresnos y pudios (Rhamnus alpinus) y, algo más alejados del agua: arces, pinos silvestres, hayas, robles, algún maguillo, y algún tilo, que dan sombra a los caminantes, refugio a los pájaros y cobijo a las numerosas setas que salen a sus pies, asociadas a sus profusas y tupidas raíces.

Efectivamente, tras las tormentas de verano, habían salido algunas Rúsulas, Rebozuelos, Boletus y Amanita rubescens, que recogimos para acompañar nuestra cena de aquella noche, regadas por mi especial y legendario zurracapote, entre cuyos componentes figura la raíz de otra modesta planta, que también crece en las zonas más nitrificadas del borde de la vereda, se trata de la Hierba de San Benito (Santo a cuya medalla o cruz se le atribuyen poderes para vencer las tentaciones, evitar los lazos del demonio y dejar sin efecto los maleficios y maldiciones). Y es que la raíz de esta hierba (Geum urbanum) tiene un agradable aroma que recuerda a la especia conocida como clavo.

Junto a ella, en las zonas más rocosas, también crece la Hierba de San Roberto (Geranium robertianum), de tintes rojizos, flores rosadas y propiedades hemostáticas, astringentes y vulnerarias.

En los taludes rezumantes que hay al lado izquierdo de la vereda, también pudimos ver las hojas carnosas, suaves, turgentes y de color verde pálido de la Grasilla (Pinguicula grandiflora), pequeña y curiosa planta carnívora que atrapa los pequeños insectos que quedan pegados en sus hojas viscosas, las cuales son enrolladas lentamente en sentido transversal, para así poderlos digerir tranquilamente.

Porque tranquilidad, paz y relax, eso es lo que encuentra el afortunado viajero que se acerca a estas bellas y frescas sierras riojanas.

¡Sed bienvenidos y volved cuando querais!

Resuena en el sombrero: "All you need is love", John Lennon (Liverpool, 1966); y aquí en la versión que hicieron los Echo & the Bunnymen, también de Liverpool, en 1986, grupo favorito de Carlos y mío.

lunes, julio 17, 2006

El Barranco de Atxóndite

Señalan las obras Logroño Histórico, de F. G. Gómez y Apuntes Históricos de Logroño, editada por el Excmo. Ayuntamiento, que, como resultado del famoso proceso de las Brujas de Zugarramurdi, tuvieron lugar autos de fé los días 7 y 8 de noviembre de 1610 y, por su carácter de general, se esperaba la afluencia de numerosos forasteros, por lo que se hicieron aprovisionamientos abundantes de carne, pan y comestibles, se abarató el precio del vino, procurando se expediese el de mejor calidad, como previsión de concurrencia de gentes y por coincidir los días con los de ferias.

Moratín, en sus sarcásticos comentarios al auto de fe de Logroño, comentando la concurrencia de religiosos de los distintos monasterios de la comarca, exclamará:

"Asueto y mula y holgura de tres semanas; engullir sin término y beber sin medida ¡Y en Logroño!"
En aquellos tiempos, en las zonas más aisladas y agrestes del País Vasco, Navarra y La Rioja, subsistían ancestrales ritos paganos, cuyas primitivas ceremonias, en ocasiones, se asemejaban a aquelarres obscenos, danzas macabras, orgías, blasfemias y sacrilegios, los cuales, claro está, eran perseguidos y castigados severamente por el Santo Oficio (Inquisición), ya que podían socavar las sanas y cristianas costumbres del pueblo, en aquellas tierras rebeldes, permanentemente inmersas en tensiones y conflictos que surgían entre los diferentes bandos y clanes a que daban lugar los diferentes avatares políticos que se producían (y se producen) en el transcurso de su agitada historia.
Los acusados, a falta de pruebas consistentes en la mayoría de los casos, eran obligados a confesar sus pecados mediante el sometimiento a duros tormentos y castigos, tales como la famosa "silla de hierro", en la que eran obligados a tomar asiento, tras haber sido calentada durante horas con fuego y ascuas. Cuando no eran sometidos a la denominada "justicia divina", prueba consistente en tirarlos a un pozo, atados de pies y manos, de tal forma que si lograba salir quedaba probada su culpabilidad, ya que, sin lugar a dudas, había hecho uso de sus poderes diabólicos para lograr semejante proeza; y si se ahogaba es que efectivamente era inocente, todo había sido un fatídico error y Dios se lo había llevado a descansar en paz en su Reino Celestial.
Los procesados fueron condenados con rigor: "...cincuenta y tres personas que fueron sacadas al Auto en esta forma: veintiún hombres y mujeres que iban con insignias de penitentes, descubiertas las cabezas, sin cinturón y con una vela de cera en las manos, y seis de ellos con sogas a la garganta, lo cual significaba que habían de ser azotados. Luego seguían unas veintiuna personas con sus sambenitos y grandes corozas con aspas de reconciliados, que también llevaban velas en las manos. Luego iban cinco estatuas de personas difuntas con sambenitos relajados y otros cinco ataúdes con los huesos de las personas que se significaban por aquellas estatuas. Y las últimas iban seis personas con sambenito y corozas de relajados, y cada una de las dichas cincuenta y tres personas entre dos alguaciles de la Inquisición..."
Entre el numeroso público que se concentró en la Plaza del Mercado para presenciar el Auto de Fe, estaba la joven y bella Atxóndite, que contemplaba asustada y con ojos de niña aterrorizada el fuego de la enorme hoguera en la que iba a ser quemada su madre, junto a la mayoría del resto de los procesados, ya que sólo algunos privilegiados eran liberados como muestra de la misericordia con la que se premiaba a los que habían sido buenos confidentes y habían colaborado en el desenmascaramiento de los brujos y brujas adoradores de Satán.
Mientras el chantre de la iglesia colegial llevaba sobre sus hombros la Santa Cruz a la iglesia con mucho acompañamiento y música, ya que iban cantando el "Te Deum Laudamus" tras todos los penitentes.
Atxóndite era una joven aprendiz de curandera, una especie de hechicera o bruja buena que se dedicaba a estudiar las plantas, las pociones, los preparados y conjuros con los que ayudar a calmar los dolores y aliviar las enfermedades de las gentes más humildes de la zona, que no tenían acceso a los escasísimos doctores de una medicina aún en mantillas, con escasos conocimientos científicos, basada muchas veces en supersticiones y prácticas tradicionales que en muchas ocasiones hacían empeorar al paciente en lugar de curarlo, unos aunténticos "matasanos", vaya.
Ante este panorama y con el temor de que, en cualquier momento, algún pretendiente despechado o alguna colega celosa de su belleza y sabiduría, pudiera acusarla de brujería. Atxóndite, que era morena, con el pelo largo, de tez pálida, delgada y de una belleza dulce, plácida y noble que transmitía serenidad, decidió huir hacia el Sur, hacia las agrestes y soleadas montañas que se extienden al otro lado del gran padre Ebro.
A los pocos días, Atxóndite llegó hasta un valle apacible en el que había cuatro pequeños pueblos, rodeados de fértiles huertas en las que crecían ciruelos, manzanos, perales y cerezos. El abundante ganado pastaba por sus verdes prados, los pinares y robledales cubrían sus empinadas laderas, las abejas libaban el néctar de una inmensa variedad de flores con el que fabricaban una rica y nutritiva miel, y los pájaros trinaban ensordecedoramente rompiendo el silencio de cada amanecer.
La joven bruja se estableció en un barranco situado a las afueras del pueblo que había junto a un pequeño raso, guiada por el especial resplandor de los arilos de un viejo Tejo que refractaban de forma especial la luz de la luna llena, con un brillo fluorescente, mágico, que se reflejaba sobre las cristalinas aguas del pequeño arroyo que lo atravesaba.
Allí construyó una pequeña choza, aprovechando un somero extraplomo que había a la entrada de una modesta cueva, orientada al Levante, y a escasos metros del Tejo milenario que le había indicado aquel lugar.
Atxóndite era una chica tímida, pero alegre, sincera y trabajadora, poseedora de una enorme sabiduría como curandera que le había transmitido su experimentada y docta madre. Por lo que, al poco tiempo, se ganó la confianza y la amistad de las gentes del lugar, que la visitaban con asiduidad en busca de consejo y remedios para sus dolencias del cuerpo y del alma.
Un día cuando estaba paseando por el monte en busca de hierbas para sus ungüentos, llegó hasta la entrada de una gran gruta, excavada en la roca caliza, la cual, a pesar del gran anfiteatro que forma su boca, presidido por un viejo y retorcido pudio (Rhamnus alpinus), resulta prácticamente invisible hasta que no se llega a escasos metros de su entrada.
Atxóndite se asomó, al escuchar unos ruidos inquietantes procedentes del interior de la cueva, de repente esos ecos lejanos se convirtieron en gritos aterradores, que cada vez estaban más cerca y se escuchaban con más y más fuerza, por lo que Atxóndite se apresuró a esconderse detrás de unos enebros cercanos. Al poco rato, vió emerger de la gruta al párroco del pueblo, vestido con la tradicional sotana negra y portando una antorcha, que apagó al salir a la luz del sol, luego se giró, levantó la vista hacia el viejo pudio que hay en lo alto de la entrada y saludó con un gesto de su mano, al mirar Atxóndite hacia el arbusto, un escalofrío recorrió su espalda, al ver entre el ramaje, que se asemejaba a un siniestro trono, a un enorme macho cabrío negro que rascaba sus enormes y retorcidos cuernos contra las ramas, propinando tremendas tarascadas y resoplando por la nariz, mientras sus ojos rojizos y encendidos con un intenso fulgor se clavaron en la trémula, asustada y limpia mirada de la joven bruja.
A la semana siguiente, Atxóndite tuvo que huir apresuradamente, tras recibir el aviso de un amigo de que un grupo de energúmenos venían a por ella, después de haber sido acusada de brujería por el párroco del pueblo. Así que salió corriendo sin que le diese apenas tiempo a recoger nada, sin mirar atrás, dejando su nombre como único recuerdo, por el que todavía hoy en día se conoce a ese barranco: "El Barranco de Atxóndite".
Resuena en el sombrero: "The Witch" -The Sonics (Tacoma, Washington, 1965); Lyres (Boston, 1985).

miércoles, julio 12, 2006

BIENVENIDOS A MI BLOG


Pues sí, aprovechando que ahora tengo algo más de tiempo libre, y atendiendo a las reiteradas peticiones de algunos amigos, por fin me he decidido a publicar mi propia blog, en la que supongo que se hablará de todo y de nada en particular, aunque debido a mis gustos y tendencias, supongo que escribiré principalmente sobre música (Americana, Country, Rock, Garaje, Punk y Psycodelia), naturaleza, medio ambiente, filosofía y temas de actualidad.

Espero poder seguir sacando ideas de cierto interés de debajo de mi maltrecho y raído sombrero y que el loco y desquiciado mundo de este "Mad Hatter" no perturbe demasiado vuestras lindas cabecitas, vuestras prístinas mentes, ni vuestros angelicales sueños.
Sirva como muestra, el botón de este pequeño relato:
"El Domingo 9 de julio, a dos noches del plenilunio, fue un día ciertamente especial.
Fue un precioso, fresco y diáfano amanecer en la Sierra de Cameros. En verano suelo dormir con la ventana abierta, para que entre el frescor de la mañana y me despierte el sonido de los pájaros. Y como tenía junto a la mesilla de noche el radio-cassete-reproductor de CD, lo encendí, le dí al "play" y comenzaron a sonar los grandes éxitos de Roy Orbison. Cuando empezaba el "Shahdaroba" escuché unos inquietantes ladridos provenientes, sin duda, de algún corzo que merodeaba por el pinar cercano, inmediatamente salté de la cama y me asomé a la ventana, no ví ningún corzo, pero había una pareja de ardillas a 3 metros de mi ventana, mirando y escuchando con atención, con los ojos muy abiertos pero muy tranquilas, como si estuviesen escuchando la música, les dije "Buenos días" y me recosté en la cama de nuevo. Al acabar el siguiente tema "Mean Woman Blues", pude escuchar a la pareja de ardillas, muy animadas y ruidosas, persiguiéndose ágilmente alrededor, arriba y abajo del tronco del pino.
El sonido del "Candy Man" se enriqueció con los penetrantes chirridos de los Herrerillos capuchinos.
La potente voz del diminuto Chochín, parecía competir con los gorgoritos del bueno de Roy entonando su estremecedor "Blue Bayou", que después también escucharía en la tremenda voz de Linda Rondstat.
El reclamo metálico del Pinzón vulgar parecía seguir el ritmo de los BR549 y Burrito Delux. Y la melancólica voz del Camachuelo se fundía a la perfección con el "Like a Rolling Stone" versioneado por los Drive By Truckers, el "Hickory Wind" de Gram Parsons y el tremendo "This is Us" de Emmylou Harris y Mark Knopfler.
A los gárrulos Arrendajos pareció gustarles más el "California dreaming" de Mamas & the Papas.
Por último, sonó "Nada más" en la versión de Los Secretos y por unos instantes reinó un silencio absoluto ¿Significaba esto que a la fauna del lugar sólo les había gustado esta última canción y no las anteriores?¿O quizás fuese todo lo contrario?
Lo que sí que parece claro es que, contrariamente a las apariencias, las aves son bastante más cañeras que los mamíferos.

Hablando de "Papas", después de desayunar me tragué TODA la Misa del Papa en Valencia, más que nada, para acompañar a mis padres.

Por la tarde, la final de Wimbeldon entre Nadal y Federer ¡Qué fiera el Rafa! -A pesar de haber perdido.

Y para terminar el día, la final del Mundial de futbol "Francia-Italia", y tal y como les había predicho a mis padres, ganó Italia. Yo tengo la teoría de que la selección italiana de futbol, o al menos algunos de sus seguidores, han hecho un pacto con el diablo ¿Cómo si no se puede explicar la tremenda energía con la que salieron en la prórroga contra Alemania, el que Vieira tuviera que salir lesionado en la final frente a Italia, que el entrenador francés cambiase a Henry y, sobretodo, la inexplicable e inaudita agresión con la que se despidió Zidane, pocos minutos después de que el comentarista dijese: "Zidane parece un monje tibetano, tranquilo e imperturbable, poco antes de afrontar la prórroga de la final del Mundial".
En mi opinión la única explicación posible a ese comportamiento es que Zizou sufrió una posesión diabólica durante 3 segundos, por muy fuertes que fuesen los insultos que sin duda le dedicó el marrullero italiano.
Es lógico que, si en Italia está el Vaticano, también esté la sede del "otro". Es algo que vengo pensando desde que ví un reportaje sobre sectas satánicas en el que se decía que en el triángulo comprendido entre Venecia, Turín y Milán (sobretodo en esta última ciudad) se encuentra la mayor concentración de seguidores de Satán de Europa.

¡Dios mío! ¿Estaré realmente loco?"

Saludos.

Resuena en el sombrero: "Small Town Revolution" - Watermelon Men (Upsala, Suecia, 1986)