martes, enero 27, 2015

LA HISTORIA SE ESCRIBE NEGRO SOBRE BLANCO


En el fascinante mundo estético de los 60, convivían dos extremos: Por un lado estaba la explosión de imágenes exageradamente multicolores, distorsionadas e hipersensuales, propiciadas por las alucinaciones psicodélicas; y en el otro extremo se encontraban los sobrios diseños en blanco y negro, mediante hipnóticas bandas contrastadas que simulan movimiento. En efecto, en la mágica década de los 60, lo más abigarrado convivía sin problemas con lo más minimalista.
Las sociedades occidentales tendemos a simplificar el complicado mundo real en el que vivimos, la mayoría de las veces de forma maniquea: Dividimos el mundo en buenos y malos, lo que no es blanco es negro, pero en la vida real los infinitos matices del gris, así como la riqueza que aportan los diferentes colores, son aspectos muy importantes.
En la antigua Grecia, cuna de la filosofía, la democracia y las artes clásicas, ya convivía la luminosidad y la belleza de las esculturas de mármol blanco, con la negrura de las guerras y la esclavitud… Por desgracia, no hemos avanzado gran cosa, durante más de 2.000 años.
Ahora mismo, el maltratado pueblo griego ha sido valiente y ha tomado una determinación y un rumbo que constituye un hito en la Historia de Europa y de la Democracia. Sin embargo, ya se han producido las primeras y previsibles reacciones maniqueas: “¡Desgrecia!”, “Triunfo del populismo”, “Grecia saldrá del euro”… Una vez más, la estrategia del miedo ¡Que viene el lobo! ¡Negros nubarrones amenazan el futuro!
Otros que tampoco son capaces de ver el gris son los yihadistas que asesinaron vilmente a los periodistas y dibujantes de “Charlie Hebdo”, hace unas semanas, empotrando con violencia intolerable una negra página de terror en la Historia de Francia y de Europa. Pero la realidad es que las caricaturas de Mahoma tampoco son de un blanco inmaculado, sino de un difuso color gris, que transita por la fina y peligrosa frontera que discurre entre la sátira inteligente y la burda ofensa.
No se trata de un problema de religiones. El problema está en las personas que mantienen una cierta cultura guerrera, una visión medieval y maniquea del mundo, en la que los buenos deben vencer y aniquilar, a toda costa y sin importar el método, a los malos, porque los “buenos” son seres intrínseca y objetivamente superiores a los “malos” y, por tanto, están legitimados para hacerlo. Son personas que realmente no han asumido lo que significa el “Estado de Derecho”, para ellos eliminar al enemigo es algo lógico y natural, es una opción más ¿Por qué tomarme la molestia de denunciarlo a la lenta y engorrosa Justicia? ¡Hay ofensas tan claras y evidentes que sólo pueden lavarse con sangre! (piensan ellos). Unas veces se amenaza o se ofende al honor, otras a la fe, otras al sistema político, otras a los mercados, otras a la estabilidad, otras al suministro energético, otras a la riqueza de determinado país o sector, otras a la supremacía de una raza, de un pueblo, de una casta de privilegiados… Sólo hay una cosa en común, siempre acaban muriendo personas, muchas veces inocentes ¡Y todo por no ser capaces de ver los diferentes tonos de gris ni la riqueza de los colores!
Las cebras pueden resultar bonitas, pero, en el fondo, no son más que burros con trajes de presidiario.
¡Todos los colores tienen derecho a existir!
IGUALDAD, LIBERTAD, JUSTICIA, PAZ, AMOR.
Resuena en el sombrero: “Black and White”.- Yard Trauma (Phoenix (Arizona), 1985).