lunes, diciembre 26, 2016

LA LEYENDA DE SAN PRUDENCIO









Según cuenta la tradición, Prudencio, obispo de Tarazona, se encontraba en Osma (Soria) para arreglar unos conflictos, cuando murió. Para dilucidar el lugar donde sería enterrado (por haber muerto fuera de su diócesis), se cargó el cadáver a lomos de una mula que, tras dos días de camino, llegó hasta una cueva en la ladera del monte Laturce (en Clavijo, La Rioja), donde paró. Allí fue enterrado y se levantó una iglesia dedicada a San Vicente que, posteriormente, pasaría a llamarse de San Prudencio.

Aunque esto debió ocurrir a finales del siglo VI, no se tiene constancia de la existencia de este monasterio hasta el siglo X, con la reconquista del valle del río Leza. Aunque inicialmente tuvo mucho protagonismo en la repoblación de dicho valle, posteriormente perdió poder e incluso sus moradores se sometieron al monasterio de Albelda, desde el año 950 al 1.058, por lo delicado de su ubicación en zona fronteriza.

Los propietarios del monasterio, los Señores de Cameros, tuvieron allí su panteón. Diego Jiménez (que sucedió a su hermano Pedro Jiménez en el señorío) y su esposa Guiomar Rodríguez de Traba, refundaron el monasterio en 1.181 y lo entregaron al Monasterio de Santa María de Rute, de la orden del Císter, que había sido fundado en 1.162 por Pedro Jiménez, su hermano Diego y la hermana de ambos, Teresa, junto con su esposo Lope Íñiguez de Mendoza, Señor de Llodio. La donación del monasterio de Monte Laturce al de Rute estipulaba que los monjes de este último monasterio se trasladasen al del Monte Laturce como comunidad cisterciense.

Más adelante, varios monasterios menores e incluso las parroquias de Villanueva de San Prudencio, Ventas Blancas y Lagunilla del Jubera, estuvieron a cargo del monasterio de Monte Laturce.

Además de las reliquias de San Prudencio (la mayoría fueron trasladadas a Santa María la Real de Nájera), también poseía las de San Funes y San Félix del Monte.

Inicialmente estuvieron bajo la orden de San Benito, y en 1.181 cambiaron a la cisterciense.

Con la desamortización de Mendizábal, en 1.836, fue abandonado y sus posesiones enviadas a la Concatedral de Santa María la Redonda de Logroño, donde se encuentra el busto de San Prudencio de la 3ª foto. Actualmente se encuentra en ruinas y forma parte de la lista roja de patrimonio en peligro de España.

Esta tarde del día después de Navidad, he ido a visitar las ruinas del Monasterio de San Prudencio, en compañía de mi hermano Diego (6ª foto), y nos ha sorprendido el enorme tamaño de las edificaciones para estar en un paraje tan abrupto y apartado. No se ven vestigios de caminos o accesos de cierta entidad, salvo una angosta vereda de cabras que arranca desde la fachada Oeste, la más próxima al fondo del barranco, y parte en dirección Sur, siguiendo la curva de nivel (quizás sea cierto que los primeros fundadores vinieron desde Soria con el cadáver de San Prudencio a lomos de una mula). Muy cerca de lo que debería ser la entrada al monasterio hay una cueva o cripta, donde quizás yacieron los restos del Santo, que actualmente utiliza el ganado como refugio para guarecerse de las inclemencias del tiempo.

Ciertamente, el paisaje tiene esa decadencia romántica que parece sacada de las “Leyendas y Narraciones” de Gustavo Adolfo Bécquer, al pie de unos farallones rocosos que conforman unos estratos verticales de areniscas roljizas que chocan contra rocas calizas del Cretácico, cuyas cuevas y repisas albergan una nutrida colonia de Buitres leonados.

En la soleada ladera encontramos una singular comunidad florística, debido a la inusual mezcla de especies, ya que conviven juntos Romeros, Aulagas, Tomillo, Espliego, Coscoja, Encina, Sabina mora, Espino negro (Rhamnus lycioides), Aladierno o Carrasquilla (Rhamnus alaternus), Boj (Buxus sempervirens), Guillomo (Amelanchier ovalis), Espirea (Spiraea hypericifolia ssp. obovata), Quejigos (Quercus faginea, en la 7ª foto), Cornicabra (Pistacia terebinthus) y Arce de Montpellier (Acer monspessulanum).

Con el abandono y el paso del tiempo, la flora y la fauna silvestre va recuperando el espacio que le fue arrebatado hace siglos por el ser humano. Con la salvedad de algunos aficionados al motocross que gustan de transitar por estas escarpadas laderas produciendo cierta contaminación acústica y atmosférica a su paso, puede decirse que la paz ha vuelto al valle.

Resuena en el sombrero: “Peace in the Valley Once Again”.- The Handsome Family (Chicago (Illinois), 2001).

Todas las fotos by Mad Hatter, excepto la de San Prudencio.

miércoles, diciembre 14, 2016

EMOTIRRATIOCULTURA





La palabra “emoción” proviene del latín “emotĭo” que significa movimiento, impulso, “aquello que te mueve hacia”, otra palabra latina que también lleva el sufijo –tio que indica “acción y efecto” es “ratio” (razón), por lo que no alcanzo a entender la histórica contraposición entre ambos términos que ha existido y que, cultural y coloquialmente, aún persiste, un antagonismo que afortunadamente está siendo desmontado por los avances producidos durante las últimas décadas en lo referente al conocimiento de la estructura y funcionamiento neurológico de nuestro cerebro y el desarrollo de una nueva disciplina que conocemos como “inteligencia emocional”.

El pasado lunes, escuchaba en RNE-1 una entrevista al ex-ministro Eduardo Serra, Presidente de la FundaciónTransforma España”, en la que explicaba que vivimos unos tiempos de profundos cambios, que él llegó a comparar con el momento histórico en el que pasamos del paleolítico al neolítico impulsado principalmente por el desarrollo de la agricultura, en el que los jóvenes, que son quienes representan el futuro, deben ser escuchados más que nunca, algo que la fundación que preside el Sr. Serra está haciendo a través de unos proyectos denominados “Think Tank”, “Action Tank” y “Talento Joven Generacion Sisi”.

En el primero de ellos, a través de las redes sociales se están recopilando ideas y realizando encuestas que ponen de manifiesto la distancia gerenacional existente en estos momentos. Por ejemplo, la violencia de género ocupa el puesto nº 24 en el orden de prioridades de los problemas que preocupan a la población en general, mientras que para los menores de 35 años se trata de la segunda preocupación en su ranking, mientras que la política ocupa el décimo puesto, indicándose además el hecho de que únicamente el 17% de los jóvenes votaron a los dos partidos tradicionalmente mayoritarios (PP y PSOE), en las últimas elecciones generales.

Pero lo que me pareció más interesante fue el concepto de “cross fertilization” (fertilización cruzada) aplicado a las ideas que se está llevando a cabo en el proyecto denominado “Talento Joven Generación Sisi” (en contraposición a la famosa “generación nini”), mediante el cual se están poniendo en contacto jóvenes talentos de diferentes sectores del mundo empresarial, al objeto de que se nutran mutuamente, utilicen, trasvasen y adapten ideas surgidas en un sector y que puedan aplicarse en otros, propiciando y facilitando nuevos puntos de vista y nuevos enfoques para resolver multitud de problemas.

Este concepto de “fertilización cruzada” siempre ha sido asociado a la botánica y a la agricultura, por lo que me resulta sumamente curioso cómo la revolución tecnológica, socioeconómica y cultural que supuso la agricultura, referida al cultivo de las plantas, parece reeditarse, en este momento histórico, respecto a las ideas y las formas de participación ciudadana.

Porque es evidente que estos proyectos reflejan el deseo, la decidida y firme voluntad de una parte importante y creciente de la población (jóvenes y no tan jóvenes) de tomar la iniciativa, de participar activamente en la toma de decisiones y en la construcción del futuro.

Mirando al futuro, pero teniendo en cuenta el pasado, para no repetir errores, pero sin perder nunca el sentido del humor, he de reconocer que a mi esto de “Generación Sisi” me suena un pelín a “Sissy”, por lo que hoy lo que termina resonando en el sombrero son nuestros queridos amigos The Fleshtones con este divertido tema interpretado magistralmente en directo: I´m not a Sissy anymore.