jueves, enero 31, 2013

CAMALEÓNICO E INCOMBUSTIBLE PREVOSTE


Uno de esos personajes incombustibles del rock, que parece haber hecho un pacto con el diablo para conservarse siempre joven y estar siempre en el candelero, es el sin par Greg Prevost (1ª foto), quien sin duda merece ser objeto de estudio psicológico, así como de que le dedique al menos una entrada en este blog.

Su carrera musical comenzó en 1979, como líder y cantante de los “Chesterfield Kings” de Rochester (New York), pioneros y máximos exponentes del movimiento revival del “Garaje” o “Sixties punk” que floreció durante los 80. Fue además un grupo que le dio mucha importancia al “look”, lo que coloquialmente conocemos como “pintas”, ya que todos ellos llevaban unos flequillos impecables, botines “Beatle” de tacón cubano, camisetas a rayas, chalecos de piel, pañuelos y collares psicodélicos, cinturones anchos con grandes hebillas redondas y toda la parafernalia y actitud salvajemente primitiva que marcaban los cánones del perfecto “caveman”.

Fueron los favoritos de otro GregShaw-, productor adalid de todo el movimiento del revival sixties garajero en Estados Unidos.

Mr. Prevost siempre destacó por su imagen llamativa y algo andrógina, pronto evolucionó hacia un look más 70´s, gustaba de pintarse los ojos, maquillarse la cara, cardarse el pelo, llevar ceñidos pantalones y coloridas botas, que le convirtieron en una especie de híbrido entre Mike Jagger y Johnny Thunders. La devoción que sentían los Chesterfield Kings por los Rolling Stones quedó bien patente cuando en 1994 publicaron su 4º álbum titulado “Let´s go get stoned”.

Su primer LP “Here are the Chesterfield Kings” (1982) fue exclusivamente de versiones de temas escondidos en lo más oscuro y recóndito del garaje sesentero. En el segundo “Stop!” (1985) incluyeron alguna canción propia, pero en ambos álbumes desarrollaron un sonido totalmente 60´s, con una imagen bastante modosita, al más puro estilo de los recopilatorios “Pebbles”. Entonces Greg lucía un flequillo liso, sin teñir ni maquillar y vestía una sobria y elegante chaqueta (4ª foto).

En sus siguientes álbumes “Don´t Open till Doomsday” (1987) y “Berlin Wall of Sound” (1989) ya ofrecieron un sonido más ácido y una imagen más dura, en lo que fue el apogeo de su carrera. Greg se dejó crecer una larga melena que cardaba y se teñía, ofreciendo un look más estrafalario, desaliñado y punk.

Al margen de las pintas, lo cierto es que los Chesterfield Kings siempre fueron unos excelentes músicos y Mr. Prevost es una auténtica enciclopedia andante en lo que a historia del Blues y del Rock´n´Roll se refiere, ya que, además del garaje, la psicodelia, el surf y el punk, siempre le han interesado mucho las raíces Blues que se adentran en las fangosas riberas del Mississippi, como puso de manifiesto en su 5º LP “Drunk on Muddy Water” (1990), así como en su actual aventura en solitario bajo el nombre de GregStackhousePrevost (primera foto y último enlace), con un disco titulado “Mississippi Murderer” (2012).

Lo cierto es que a Greg siempre se le vio el plumero desde el principio, haciendo alarde de una vocalización un tanto arrabalera, que parece mascar y escupir las palabras, enfrascando la boca cada dos por tres en una pantanosa armónica con la que amasa los espesos vahos emanados del Bourbon.

En 1997, los Chesterfield Kings se cortaron el pelo y dieron rienda suelta a su vena más surfera, fruto de la cual publicaron su 7º LP titulado “Surfin´Rampage” (3ª foto), en el que podemos darnos un chapuzón con “The Swim”.

En fin, que Greg Prevost ha dado y da muestras de ser un auténtico camaleón de la música, con tendencia a mimetizarse en las influencias más oscuras y escondidas del pasado, en las que sin duda ha buscado incansablemente su inspiración, pero, al mismo tiempo, ha sido capaz de imbuir su fuerte personalidad en todas las etapas por la que ha atravesado ¡¡¡Durante 34 años en la carretera!!! (que se dice pronto).

Personalmente, debido a mi vena ecologista, quizás la canción de los Chesterfield Kings que más me ha tocado la fibra sea esta titulada “Where do we go from here”, incluida en su LP “Where the Action is” (1999), en la que dice cosas tan poéticas y sabias como las siguientes: “Alas de ángeles en un viento diabólico ¿Por qué el cielo no nos deja entrar?” “Giran las monedas, cruzan las estrellas, varios puentes se están quemando, esto no va de ganar o perder, sino más bien sobre aprender” “¿A dónde vamos desde aquí?”.

Resuenan en el sombrero: “99th Floor (1983), canción que también versionaron The Rescuers en 1987. “She told me lies” (1985). “Baby Doll” (1987), canción compuesta por Dee Dee Ramone. “The Swim” (1997). “Downstate New Yawk Blooze” (2012).

martes, enero 29, 2013

EL ÚLTIMO REFUGIO DE LA HOSPITALIDAD RIOJANA

Uno de los recuerdos más entrañables que conservo de mi infancia, es la mezcla de olores que penetraban en mi naricilla respingona cuando me llevaba a la boca una aceituna, después de haber estado jugando en la lumbre y con los perros, a la entrada de la cueva donde estaba la pequeña bodega familiar de los primos de mi madre, en Medrano (La Rioja). Se trataba de una deliciosa y compleja mezcla de aromas compuesta por los elementos siguientes: las mohosas y húmedas paredes de la bodega, el humo y las brasas de los sarmientos, las chuletillas, choricillos y pimientos rojos que se asaban en ellas, el vino tinto del año, los huesos de las aceitunas y el sobado pelaje de los perros.

Recuerdo a mi tía regañándome: “¡Deja ya en paz la lumbre, chiquito, que te vas a mear en la cama!” Y a mi tío exclamando: “¡Rosiente! ¡Rosiente habéis dejao el mango del porrónMecagüen sos!” Mientras se dirigía raudo a las escaleras de la bodega con los porrones de vidrio vacíos en la mano, para, al rato, subir con ellos llenos del preciado líquido de color granate oscuro con brillos cristalinos, del que daban buena cuenta todos mis familiares adultos, que hacían gala de una extraordinaria habilidad para atinar con el fino chorro de vino en una minúscula rendija de la boca, mediante inverosímiles gestos, escorzos y posturas, que los niños admirábamos boquiabiertos, mientras nos teníamos que conformar con un vaso de mosto o limonada, en el mejor de los casos (ya conocéis cómo va la copla: “el agua es para lavarse y pa las ranas que nadan bien…”).

Hoy en día, en pleno corazón de La Rioja, en el valle del río Jubera, en esa especie de “tierra de nadie”, transición de transiciones entre la sierra (Cameros Viejo - Sierra de la Hez) y el valle (Rioja Media - Rioja Baja), hay un pueblo donde se mantiene muy viva la tradición de los “caños” o “calaos”, esas rústicas bodegas familiares ubicadas en cuevas o sótanos, donde los pequeños viticultores hacen su propio vino, mayoritariamente tinto joven (principalmente a base de “Tempranillo” y “Garnacha”), pero también algo de blanco (con “Viura” y alguna otra variedad de uva) y muy poco clarete, algún que otro año (al parecer, en este pueblo no les gustan las “medias tintas”).

Se trata de Lagunilla del Jubera, pueblo de esbelta y altiva torre, donde viven unas gentes llanas y entrañables, capaces de arropar y calentar nuestros estómagos y nuestros corazones con sus excelentes viandas e inmejorables caldos, pero, sobre todo, con sus alegres, acogedores y hospitalarios espíritus. Sin duda, son gente noble, trabajadora, dicharachera y dichosa, que disfruta cultivando y podando sus viñas, vendimiando a mano, pisando las uvas con sus pies desnudos, trasegando el vino, probándolo en buena compañía y mimando sus caños, sus casas, sus hornos, sus familias, sus amigos e incluso a los que no son tan amigos, porque aquí acogen con gran calor y cariño a los visitantes que nos acercamos a este escondido rincón de La Rioja.

Estas fechas invernales son ideales para probar el primer vino del año, aún sin hacer del todo, con bastante contenido carbónico que produce algo de “aguja” y espuma, sabor afrutado, ligeramente turbio, pero una auténtica delicia sólo al alcance de unos pocos privilegiados (2ª foto).

La cultura riojana del vino lleva implícita una serie de valores y costumbres, entre las que se encuentran la hospitalidad y la generosidad. Aquí la cultura gastronómica es una auténtica religión, nos gusta comer y beber bien, muy bien, diría yo. Somos conscientes de la gran calidad de nuestros productos, demasiado buenos para ser disfrutados únicamente por unos pocos, por lo que nos gusta compartirlos con todo el mundo, en la medida de nuestras posibilidades.

Además de vino, no mucha gente sabe que en La Rioja hay otra serie de productos con denominación de origen y de calidad extraordinaria, tales como: aceite de oliva, pacharán y licor de “maguillas” (manzanas silvestres), pimientos, peras, nueces, caparrones, coliflores, champiñones, chorizos, patés y quesos.

En Lagunilla del Jubera, son concretamente éstos últimos, unos excelentes quesos de cabra frescos y semicurados (5ª foto), los que ofrecen una maravillosa y sabrosa compañía al vino (lo que suele llamarse “maridaje”, una palabra que no me gusta nada pero que está de moda). Porque la cabra es uno de los pocos animales, junto a corzos y jabalíes, capaces de aprovechar los ralos pastos y duros matorrales de las ásperas y agrestes tierras que rodean al pueblo (ver la primera foto, también famosas por celebrarse en ellas competiciones de motocross enduro).

El complemento ideal de la bodega o caño es un rústico horno de piedra situado en la calle (3ª foto) en el que se asan todo tipo de carnes y embutidos, entre los que destacan la careta de cerdo y los “cagurrieros”, parecidos a los “embuchados” pero sin enrollar, se trata de trozos de la tripa delgada del cordero, bien lavados, tostaditos y crujientes, que se comen untados en sal ¡Colesterol puro! Pero una delicia para degustar ocasionalmente. Y luego está la cocina normal, en el interior de la casa, claro, en la que Manolo nos preparó un extraordinario “rancho” o caldereta de patatas y cordero (4ª foto), acompañado por unas guindillas en vinagre que quitan el sentido… ¡Ummmm, para chuparse los dedos!

Es cierto, los riojanos somos sibaritas con la comida y con la bebida, sí, pero, lejos de la imagen de “pijerío”, lujo e intrigas que muestra la serie televisiva “Gran Reserva”, aquí la mayoría de la gente es de una gran humildad y sencillez, su riqueza reside mucho más en el “ser” que en el “tener”, reside en la calidad de vida y en valores como la amistad, el trabajo bien hecho, la hospitalidad y la alegría de vivir. Unos valores que, al parecer, están en peligro de extinción, incluso en La Rioja, donde al menos nos queda este último refugio de Lagunilla del Jubera.

¡Enhorabuena y seguid así por muchos más años, siglos y milenios!

Brindo por vosotros con vuestro paisano Honorio Oliván, “El Chota” ¡Salud!

Un abrazo y especial agradecimiento para Manolo (el dueño del caño) y su familia, Javiloru, Miguel Ángel, Paco, Carlos, Rubén, los dos Félix, Fernando y el resto de amigos del Grupo Micológico CulturalVerpa” de Logroño, así como para el folklorista riojano Javier Asensio, quien me ha confirmado que, efectivamente, Lagunilla del Jubera es el último pueblo de La Rioja en el que se conserva viva la tradición de hacer vino en los caños, así como el ritual comunitario y dionisíaco de visitarlos en peregrinación.

Lo único que eché de menos fue que alguien se hubiese marcado una jotica…

Resuenan en el sombrero: “Jota riojana de Logroño: Y nadie en Logroño se siente extranjerooo…”. Y “Churches”.- Winter Hours (New York, 1985). Porque los caños son auténticas catacumbas, iglesias o catedrales a las que acudir a refugiarnos y reconfortarnos en estas horas de invierno.

Fotos impares by Mad Hatter, las pares son de Miguel Ángel ¡Muchas gracias compañero!

miércoles, enero 23, 2013

VACÍO


Hace frío y todo aparece vacío, el barco está vacío, totalmente vacío, de proa a popa, de babor a estribor, lentamente, a la luz de la luna, recorro su desierta cubierta, tiritando, bajo por las escaleras dando tumbos, llego hasta la cocina, abro la nevera y la encuentro totalmente vacía, miro en el congelador y veo una bolsa helada con un corazón envasado al vacío en su interior. Me llevo la mano al pecho, no noto nada, debe ser mi corazón el que está en esa bolsa. Sí, me siento vacío, y me siento caer en el vacío, al despertar del sueño.

Yes, my dream is wrong, from the birth to the death”.

Resuena en el sombrero: “The Empty Boat”.- Chrissie Hynde (Buenos Aires (Argentina), 2004): Acompañada, entre otros, por Moreno Veloso, el hijo de Caetano, el autor de la canción.

viernes, enero 18, 2013

NUEVA MÚSICA VIEJA


Como puede comprobarse, las músicas que más resuenan en este sombrero y reverberan dentro de mi cabezota hueca proceden en su mayoría de décadas pasadas (60s y 80s principalmente), además de por razones obvias, sencillamente porque son las que más me gustan y, en mi opinión, dichas décadas han sido las de una mayor creatividad musical de toda la historia.

Actualmente, me cuesta mucho encontrar músicas que me atraigan o se aproximen siquiera a lo que siento cuando escucho canciones como las que amenizan las dos últimas entradas, por ejemplo. Sí, quizás ahora se haga más música y haya más grupos que nunca, pero la inmensa mayoría de ellos los escuchas y piensas “Vale, más de lo mismo, pero con menos fuerza que los originales” o “Eso me suena mucho a…”

Ciertamente, a estas alturas es muy difícil hacer cosas nuevas y originales en el complejo mundo de la música, a lo sumo, muy de vez en cuando, se realizan mezclas insólitas entre distintos estilos, influencias o instrumentos, y que alguno de estos “experimentos” o cosas “nuevas” suene bien, logre llegar hasta nuestros oídos y acierte a tocarnos la fibra sensible, entre toda la avalancha de “bazofia” y ruido que nos invade todos los días, resulta un auténtico milagro. Por eso, cada vez que se produce uno de estos pequeños milagros corro a registrarlo en esta humilde bitácora.

Para ser justos y en honor a la verdad, debo decir que uno de los pocos artífices de estos pequeños milagros es la radio, concretamente la radio pública y más concretamente aún Radio 3, que se autopromociona diciendo que es la mejor emisora del mundo y es muy probable que sea verdad.

Gracias a esta emisora, últimamente, están llegando a mis oídos algunos tsunamis hercianos procedentes de las antípodas, el último de ellos ha sido un grupo de jóvenes neozelandeses llamados “Opossom” que hacen un indie pop realmente novedoso y original (en mi opinión), con toques surferos, electrónicos y psicodélicos, pero también recuperando la tradición (iniciada por el gran Brian Jones) de mezclar instrumentos electrónicos modernos con arcaicos instrumentos acústicos de madera como el xilófono, el cual tiene un sonido que parece golpearnos directamente en las fibras más ancestrales de nuestra médula, pero de una forma suave, agradable y natural.

En fin, sin más preámbulos y rollos…

Resuena en el sombrero: “Girl”.- Opossom (Wellington (Nueva Zelanda), 2012). Incluida en su álbum “Electric Hawaii”.

miércoles, enero 16, 2013

RATÓN DE DISCOTECA IV: EL MEJOR SOLO DE FUZZ


Uno de los elementos fundamentales del sonido de garaje es el pedal fuzz, con el que las guitarras adquieren un tono electrizante característico y especial, difícil de describir si no se escucha, uno de los mejores ejemplos lo he encontrado rebuscando entre mis singles de vinilo, así que, después de saber cuál es la perfecta canción pop y el himno de nuestra generación (“la mejor canción de la historia”), aquí tenéis el mejor solo de fuzz que ha llegado jamás a un tímpano humano, aparte de unos coros femeninos que tampoco están nada mal (se aconseja subir el volumen al llegar a un minuto y 42 segundos de la canción):

Resuena en el sombrero: “Hot Shot”.- The Sinners (Lund (Suecia), 1986, en la 2ª foto).

Anteriores entradas de esta sección: I, II y III.

Ilustraciones: Increíblemente, la única ilustración que he encontrado de un pie accionando un fuzz pedal es esa primera de los geniales franceses “Stereoscope Jerk Explosion”, por cierto en el anterior enlace se menciona la fabulosa colección de garaje “Fuzzface”, recopilada por Jolete Macana, de “Los Macana” con quienes The Rescuers compartieron escenario y algún que otro fuzz pedal.

lunes, enero 14, 2013

EL HIMNO DE MI GENERACIÓN


Gracias a esta canción muchos conocimos a los NRBQ (New Rythm & Blues Quartet), grupo formado en 1967, en Miami (Florida), los cuales, aunque no son muy agraciados físicamente (ver segunda foto), tienen el gran honor de ser los autores de la que es considerada por muchos LA MEJOR CANCIÓN DE LA HISTORIA, se trata de “I Want You Bad”, compuesta en 1978 para su álbum “At Yankee Stadium”. Si bien, la gran mayoría de la gente de mi generación no la conocimos por su versión original, sino a través de la fabulosa versión que hicieron los Long Ryders (primera foto), en 1987.

Ciertamente, mejorar una versión original es algo muy difícil de conseguir, pero cuando “I Want You Bad” viajó desde su Florida natal hasta la Costa Oeste, en un carromato conducido por estos pioneros del Paisley Underground, se produjo una gran conjunción celestial y, cuando la escucha, uno se siente como debieron hacerlo Lewis y Clark cuando avistaron por primera vez las doradas costas de California, en la Bahía de Monterrey.

Se podría decir que el pulcro Stephen McCarthy nació para cantar este tema, que gana en fuerza y energía con los sublimes guitarrazos y magistrales coros que introduce el genial Sid Griffin.

En fin, que si tuviese que elegir una canción para llevarme a una isla desierta, probablemente elegiría esta, y mira que han sonado todo tipo de músicas en este blog, desde copla española hasta mantras hindús, pero es que los Long Ryders nos marcaron a toda una generación.

Resuena en el sombrero: “I Want You Bad”.- The Long Ryders (Los Ángeles (California), 1987).

P.D.: ¡Por favor que alguien me cuente cómo estuvieron los “Fleshtones” este viernes pasado en Madrid!!! Sin duda, el otro posible candidato a himno de mi generación es el “American Beat”. Sí, ya sé, todos son americanos, pero qué queréis que os diga ¡La invasión cultural ha sido un hecho!

viernes, enero 11, 2013

BAILANDO CON EL VECINO


Hace tiempo que echo de menos esa fabulosa tradición de los diálogos (*) musicales cantados a dúo, en los que una voz femenina responde a otra masculina y/o viceversa, y si encima esa voz es grave y de fondo retumba un “boom-chica-boom” que nos recuerda el mítico sonido y la legendaria narrativa del gran Johnny Cash, pues el tema roza ya la perfección.

El roce perfecto ha venido de la mano de nuestros vecinos portugueses, esos grandes desconocidos (¿Podrías nombrar tres grupos de Portugal?), unas lusas almas gemelas de los vallisoletanos “Arizona Baby” llamados “A Jigsaw” (segunda foto) que he descubierto hace poco (gracias a Radio 3) y me parecen extraordinarios.

La canción se llama “One Right Lie” y me encanta cuando dicen eso de: “Will you do the fandango with me girl?

Resuena en el sombrero: “One Right Lie”.- A Jigsaw (Coimbra (Portugal), 2012).

¡Felices no-cumpleaños y buen finde vecinos!

(* La versión que cantan Costelo y Emmylou del "Love Hurts" realmente duele).

miércoles, enero 09, 2013

IMPALAS MANSOS / OVEJAS SALVAJES


Tal y como está el patio, tienen que venir de las antípodas para enseñarnos a ver el vaso medio lleno, mejor aún si es de vino, “Half full glass of wine”, se trata de una canción del grupo australiano de rock psicodélico con uno de los nombres más bonitos que conozco: “Tame Impala” (el Impala manso, en la 3ª foto), si bien su música no me acaba de convencer del todo, demasiado recargada e “hiper-psicodélica” para mi gusto, se pasan un poco de rosca, pero es agradable comprobar que hay gente joven que consigue revitalizar este estilo, llenándonos la vida de color y de antílopes saltarines, aunque ya no sean tan salvajes como antaño y se hayan domesticado un poco.

Para contrarrestar, aquí tenéis un grupo español pionero de los 60 que le cantaban a un animal doméstico y muy manso, aunque ellos se llamaran “Los Salvajes” (4ª foto):

Resuenan en el sombrero: “Ovejitas”.- Los Salvajes (Barcelona, 1967). Y “Half Full Glass of Wine”.- Tame Impala (Perth (Australia), 2008).

Recuerdos para mi cabraNorte” y para aquella famosa cría de oryx que fue cuidada por una leona.

¡Paz y amor!

martes, enero 08, 2013

INDI-GO!


El otro día escuchaba junto a mi hijo una canción infantil que repasa los colores del arcoiris, en la que se nombran múltiples cosas representativas de las distintas gamas del espectro visible, ya sabéis: rojo (cereza, tomate); naranja (cítrico, calabaza); amarillo (limón, paja); verde (hojas, ranas); azul (cielo, turquesa); etc…; pero al llegar al color índigo (azul oscuro), una y otra vez repetían la misma cosa: berenjenas ¡Pero si las berenjenas no son azules sino de color violeta oscuro, casi negro! (pensaba yo). Vamos a ver… qué cosas hay que sean de color índigo… Umm… ¡Leches, pues no es tan fácil! Lo cierto es que se trata de un color bastante poco frecuente en la Naturaleza. Buscando con más calma, he encontrado estos bellos ejemplos:

Comencemos por lo más básico y elemental, como es el mundo mineral, en el que encontramos a la espectacular Ágata azul (9ª foto) y a la austera pizarra (10ª foto), si bien esta última roca es más bien de color grisáceo con reflejos azulados, dependiendo del ángulo en el que incida la luz, tal y como sucedía con aquel oscuro madero húmedo sobre el que crecía el hongo Tremella, debido a un efecto óptico-fotográfico.

Siguiendo en este misterioso reino fúngico, además de aquel extraño moho azul de las choperas, tenemos al no menos espectacular Lactarius indigo (7ª foto), seta comestible propia del Este de Norteamérica, Centroamérica y China, aunque hay alguna cita del Sur de Francia, que forma micorrizas con numerosas especies de árboles, tanto frondosas como coníferas. En nuestras más cercanas florestas carpetovetónicas encontramos a la pequeña y austera Helvella juniperi (6ª foto), cuya aterciopelada superficie piléica recuerda mucho al color del dorso del heráldico Halcón Peregrino (Falco peregrinus, 5ª foto), sobre todo el de las hembras adultas de la subespecie peregrinus, propia de Europa central. Si bien, entre las aves europeas, no hay índigo que supere al de la modesta pero no menos bella Golondrina común (Hirundo rustica, 4ª foto) que alegra nuestras primaveras y veranos con sus vivarachos trinos e inverosímiles cabriolas aéreas.

Debemos cruzar el charco para encontrar un color índigo tan intenso como el del brillante macho del llamado Indigo Bunting (Passerina cyanea, 2ª foto) cuyo eléctrico plumaje supera con creces los desgastados colores de cualquiera de los avechuchos del viejo mundo. Este bello pájaro comedor de semillas comparte hábitat con un reptil de color y nombre similares, se trata de la Eastern Indigo Snake (Drymarchon couperi, 1ª foto), propio del S.E. de USA. Se trata de un enorme culebrón que puede alcanzar los 3 metros de largo, aunque no es venenoso, pero tiene la facultad de ser inmune al veneno de las demás serpientes, lo que le permite alimentarse de ellas, o sea que es una especie de serpiente caníbal (ofidiófaga).

Más al Sur, en las selvas brasileras encontramos al gran Guacamayo azul o Ara Jacinto (Anodorhynchus hyacinthinus, 3ª foto).

Nos habíamos saltado las flores, entre las que tenemos al género Lupinus, una leguminosa (familia Fagaceae) que se extiende por los cinco continentes, si bien la especie que tiene flores de un color índigo más puro quizás sea el Lupinus pilosus (8ª foto), propia del Mediterráneo Oriental, desde Grecia hasta Israel.

Para finalizar con música (como siempre), antes de que se acuñara el término “indie” (referido a la música pop independiente), a principios de los 80, ya existían precedentes de un colorido pop naif con tintes psicodélicos, provenientes de las doradas y soleadas playas californianas, bañadas por el Océano Pacífico de profundas aguas de color índigo ¡Indi-Go!

Resuenan en el sombrero: “Blue”.- The Rain Parade (Los Ángeles (California), 1984). Por no repetir aquel otro “Blue” de mis queridos Jayhawks. También hay un dúo americano (de Athens, Georgia) de chicas que cantan folk-rock que se llaman las "Indigo Girls" que además, en 2005, hicieron una versión de la canción de Elton John titulada "Mona Lisas and Mad Hatters" que estaba claro que tenía que poner. Aunque, visto que es un color tan raro y alienígena, quizás le pegue más una música más “New Age Espacial”, como la que lleva haciendo desde hace 35 años el grupo barcelonés “Neuronium”, con el músico belga Michel Huygen a la cabeza. En el vídeo de esta canción de 1988 - “Prelude” - se puede apreciar una de esas bonitas alfombras azules de Wild Lupine (Lupinus perennis), tan características de las praderas norteamericanas.

viernes, enero 04, 2013

DON´T LOOK BACK, LOOK AT ME!


Curiosa y paradójicamente, una de las canciones favoritas de los revivalistas que gustamos de mirar atrás en el tiempo es el “Don´t Look Back” de los Remains (primera foto), fabulosa banda de garaje que pululó por Boston entre 1964 y 1967. A mitad de la canción hay una especie de parón en el que el cantante suelta una parrafada y comienza un ritmillo bailongo que me recuerda mucho al de otro gran hit de esa misma época pero de la Costa Oeste, concretamente de Newport (Oregon), se trata del “Take a Look at Me” de “Mr. Lucky and the Gamblers” (segunda foto).

En aquellos años era frecuente que las bandas se “inspirasen” o se copiasen mutuamente, cogiendo incluso algunos riffs y metiéndolos en otras canciones, así podemos reconocer trozos de las famosas “Louie Louie” (Kingsmen), “Wooly Bully” (Sam the Sham and the Pharaohs) o el “You really got me” (Kinks) en multitud de canciones de otros grupos de la época menos famosos. En este caso me pregunto quién se inspiró en quien, ya que ambas canciones son de 1966, lo lógico es pensar que Mr. Lucky & the Gamblers se inspirasen en ese trozo del “Don´t Look Back” para componer su “Take a Look at Me”, ya que los Remains fueron bastante más famosos, pero… ¿Nunca se sabe?

Resuenan en el sombrero: “Don´t Look Back”.- The Remains (Boston (Massachusetts), 1966). Y “Take a Look at Me”.- Mr. Lucky & the Gamblers (Newport (Oregon), 1966). En este último tema, como la banda no tenía una imagen muy allá que digamos y últimamente me ha dado por la moda, he preferido poner un vídeo en el que sale una gran colección de modelitos sixties femeninos ¡Que los disfruteis! ¡Buen fin de y que os traigan muchas cosas los reyes magos!

jueves, enero 03, 2013

DE LA MINA A LAS PASARELAS





El primer antecedente de las prendas vaqueras aparece en Génova (Italia) en el siglo XII, el fustaneum (“fustán” o “fustán genovés”; conocido como "gene" en Francia (de Gênes, Génova en francés), de donde derivó en Inglaterra a "jene" y "jean"), por ser originario de Al-Fustat (Egipto), en el tiempo en que ésta era una república independiente y una potencia naval. Se trataba de un tejido resistente de algodón. Los primeros vaqueros se hicieron para la armada genovesa, porque necesitaban un pantalón de todo-uso para sus marineros que pudiera llevarse tanto seco como mojado, y cuyas perneras se pudieran remangar fácilmente para no entorpecer las piernas al limpiar la cubierta ni para nadar. Estos pantalones se podían lavar arrastrándolos en grandes redes bajo el barco y el agua marina los dejaba blancos. Poco después los genoveses se encargaron de teñir la tela en un característico color azul índigo procedente de la India.

Los pantalones vaqueros se desarrollaron en Estados Unidos alrededor de 1872. Levi Strauss era por entonces un comerciante que vivía en San Francisco, pensó en utilizar las lonas que se utilizaban en la fabricación de tiendas de campaña para hacer ropas de trabajo a los mineros (por cierto en el fabuloso vídeo que sale en el enlace anterior Jack White no lleva vaqueros para acompañar a una trajeada Loretta Lynn ¡Imperdonable Jack!), ropas que resistieran la vida a la intemperie y el peso en los bolsillos del mineral encontrado, eran todos del color marrón usado para las tiendas y sin bolsillos traseros. Pero se trataba de una tela demasiado dura y basta, incluso para los mineros, por lo que pronto fue sustituida por otra tela gruesa de algodón conocida como “denim”, por derivación de “Sarga de Nimes” (originaria de la ciudad francesa de Nîmes).

Uno de los clientes de Levi Strauss, un sastre que le compraba rollos de tela llamado Jacob Davis, cansado de comprar tela para remendar los pantalones rotos, pensó en reforzarlos con remaches de cobre en algunos puntos de especial tensión, tales como los extremos de los bolsillos o la base de la bragueta. Como Jacobs no tenía dinero para patentar la idea, le propuso a Levi hacer negocios juntos. Levi aceptó y el 20 de mayo de 1873 recibieron la patente #139,121 de la Oficina de patentes y marcas estadounidenses y nació el vaquero tal y como lo conocemos.

Este tipo de pantalón fue alcanzando gran popularidad como ropa de trabajo. En 1934 se crearon los primeros jeans femeninos (ver segunda foto).

En los años 50, muchos jóvenes seguidores del recientemente aparecido estilo musical conocido como rock and roll, adoptaron los jeans como símbolo de sutil rebeldía, hasta el punto que en algunos cines se prohibió la entrada a las personas que llevasen esta prenda subversiva, la cual fue puesta de moda por actores como James Dean.

Los jeans se extendieron por los países de influencia americana, al igual que el chicle, la Coca-cola y el rock´n´roll, principalmente a través del personal destinado en las bases militares, o bien por proximidad geográfica, como es el caso del Norte de México, donde floreció la llamada cultura Tex-Mex, cuya música es una mezcla de las polcas tejanas con las rancheras mejicanas. Uno de sus acordeonistas más representativos, como es Flaco Jiménez (hijo del legendario Santiago Jiménez) dejó plasmado en una alegre canción el momento histórico (suponemos que a finales de los 50) en el que las chicas comenzaron a llevar jeans: “El Pantalón Blue Jean”.

Sorprendentemente, los jeans han formado y forman parte del atuendo de todas las “tribus urbanas” surgidas desde la aparición del rock y la música pop en sus múltiples variantes y corrientes: rockers, mods, hippies, heavys, punks, skins, raperos, etc.

En España, debido a la autarquía impuesta por la dictadura de Franco era casi imposible conseguir unos jeans de importación. No sería hasta 1952 cuando un industrial valenciano, Sáez Merino, estableció una modesta factoría en la localidad alicantina de Cheste, donde se empezaron a fabricar los primeros jeans autóctonos, los “Lois”, obviamente inspirados en los “Levi´s”, a los que pronto les salió un competidor, la marca catalana “Rok”, inspirada a su vez en los “Lee”. Hasta bien entrados los 60, el vaquero en España nunca fue popular, pues para nuestra mentalidad se asociaba a gamberros, roqueros, maletillas, golfillos y otras gentes de mal vivir.

A medida que se sucedían los Planes de Desarrollo y el gran invento del turismo, el uso de esta prenda se empezó a generalizar como ropa de sport. Fue en la década posterior (los 70), cuando los “Lois” verdaderamente triunfaron, el logo original del nombre se estilizó y se le añadió el torito de marras, aparecieron los “Lois” lavados y sanforizados y, sobre todo, nacieron los “Lois Happy” fabricados en pana y de pata de elefante, que marcaron a toda una generación, mientras que “Rok” se mantenía prácticamente con las cazadoras vaqueras y sus más que aceptables vaqueritos (hoy en día auténticas joyas de coleccionista), así como suministrando ropa de faena al ejército español.

No fue hasta una fecha tan tardía como 1973, cuando el “Corte Inglés” empezó a importar “Levi´s 501”, al astronómico precio de 960 pts. Desde ese mismo momento, más por el precio y la exclusividad que por su calidad, se convierte en el pantalón pijo por excelencia que, junto a los castellanos y la chemise “Lacoste” formaron el equipo básico de, por ejemplo, una joven Botella. Pero la importación “legal” duró muy poco y los “Levi´s” desaparecieron de las tiendas, teniendo que recurris a particulares que los traían de extrangis, dando lugar a ese menudeo tan nuestro de leyendas urbanas sobre formas de lo más peregrinas para conseguir unos “Levi´s”, como por ejemplo se llegó a decir que en los aeropuertos norteamericanos había máquinas automáticas que por dos talegos de expedían tus 501.

No sería hasta 1982, cuando por fin la multinacional se estableció en España, concretamente en Barcelona. De pronto el mercado nacional se vio inundado de “Levi´s”, pero a unos precios de choque que oscilaban entre las diez mil y quince mil pesetas. Aprovechando en período de sequía de “Levi´s”, “Lee” y “Wrangler” desembarcaron en nuestro país a mediados de los años setenta, siendo las marcas que vistieron de vaquero a lña juventud de la época. Algunos “Wrangler” se habían fabricado en España durante los 60, en Barcelona, concretamente el modelo “Blue Bell” de los años 50, pero más estrecha la campana, más rectos, la etiqueta era más grande, en la que aparecían dos campanas y tenían seis trabillas, en dos colores: azul y blanco. Una auténtica preciosidad que, si en nuestro país hubiera una mínima querencia por el coleccionismo, se pagarían por ellos verdaderas fortunas. Aparte de este stock de leyenda, los “Wranglers” comunes en los 70 se importaban de Inglaterra y estaban fabricados en Malta.

Lee” se fabricaba en España y el modelo elegido era el clásico y socorrido “201”. Otras marcas de vaqueros autóctonos fueron: Winston, Marlboro, Larri, Rigan, Tonos, Lewis, Jesús, New Caro´s, Alton, Old Chap; los “Cimarrón”, que inmortalizara Pepe Domingo Castaño, como hizo Serrat con los “Kansas”, todos ellos ridículos y espantosos, pero gloria bendita al lado de lo que se nos vendría encima después: los vaqueros de hipermercado, como los Soviets, Basics, Republic Aviation, New Territorios, Texas, Flanagan, etc.

Por no hablar de los famosos “CK´s” que llevaba Michael Knight en el “Coche Fantástico” o la familia Ewing al completo en la serie “Dallas”.

Los creadores de la alta y la baja costura italiana tuvieron la genial idea de adaptar su tradicional pantalón globo y con caída a la tela vaquera, con el funesto resultado final que todos conocemos: Liberto´s, Pepe´s, Furio´s, etc.

En 1976, un grupo de jóvenes melenudos neoyorquinos, pioneros del “punk”, salieron en la portada de su primer disco (ver tercera foto) luciendo sus desgastados y harapientos vaqueros, los del cantante, Joey Ramone, tenían incluso un conspicuo roto, a la altura de la rodilla, cosa que entonces resultaba tremendamente antiestética y provocativa.

En 1979, Calvin Klein creó el vaquero de alta costura, el mismo que lucía Brooke Shields en aquel famoso anuncio en el que daba a entender que no había nada entre ella y sus vaqueros.

Pocas décadas después, las modelos desfilan por las pasarelas más prestigiosas llevando “sofisticados” jeans rotos y deshilachados “con estilo”, salpicados algunos con tachuelas de metales preciosos, pedrería o lentejuelas, diseñados en tres dimensiones por ordenadores de última generación.

Un indicativo de la sofisticación experimentada por los vaqueros, que inicialmente había nacido como una prenda de lo más rústica, es el hecho de que en 1984 David Bowie cantara el tema “Blue Jean” incluido en su álbum “Tonight”.

Se buscaban nuevos tejidos high tech para darle un aspecto de cualquier cosa, menos de vaquero, llegándose a excentricidades tales como confeccionar vaqueros en neopreno o lycra plateada. En los 90, los vaqueros parecían haber muerto, algún famoso modisto dijo que eran lo “peor” y que ya no se llevaban. Ni corta ni perezosa, la firma “Levi´s” hizo un estudio de mercado y llegó a la conclusión que la gente ya no quería vaqueros sino “dockers”, por los que la compañía apostó muy fuerte, tanto como para poner a la mitad de sus factorías a coser "dockers". Sin embargo, el resultado fue un fracaso estrepitoso, que obligó a la multinacional a cerrar fábricas y a prescindir de los servicios de muchos empleados. En medio de esta seria crisis, la salvación vino de parte de la filial japonesa, que tuvo la feliz ocurrencia de fabricar unos "501 vintage" (de época), o sea, una recreación de, se supone, los patrones y los tejidos de los modelos clásicos. La firma que fundara el prócer de San Francisco estuvo a punto de irse al garete por, aventuramos, un equipo muy joven, con ideas nuevas y que decidieron renovar por completo los productos de la casa con inventos como los dockers, la etiqueta plateada (el equivalente a los vaqueros de diseño europeos) y una campaña de publicidad muy agresiva. La solución nipona, que no sería otra que la de "¿Por qué simplemente no nos dedicamos a sacar nuestros productos clásicos, por los que los coleccionistas de medio mundo pagan cantidades ingentes de dinero?", tuvo como resultado la llamada línea "Levi´s Vintage", con modelos legendarios como las cazadoras de los cincuenta o los pantalones "501 XX" o los "staprest" a precios ultracaros.

Esta fiebre por recuperar los clásicos dio lugar a cosas como un concurso patrocinado por Levi´s para encontrar el par de pantalones más antiguo que se conservara, dando como premio veinticinco mil dólares, que ganó una señora californiana que poseía unos pantalones Levi´s de 1890 los cuales habían sido encontrados en una mina abandonada de Colorado en el 1948 (primera foto).

Debido al éxito de esta vuelta a las raíces, las demás marcas con historia hicieron lo propio, echaron la vista atrás y la moda revival de los noventa regresó al denim. Hasta la mismísima Lois ha resucitado sus viejos modelos de los años sesenta, haciendo un increíble catálogo de modelos en los que cabe destacar los "Yoko-B", recreación de los pantalones de 1973 y el pantalón "Rodeo" (Man) y el "Sally" (Woman), de 1967.

Como vemos, el círculo parece haberse cerrado, con esta vuelta a las raíces los jeans han demostrado ser prácticamente inmortales e incombustibles ¿Cuál será su futuro?

Resuenan en el sombrero: “El Pantalón Blue Jean”.- Flaco Jiménez (San Antonio (Texas), 1958?). Y “Blue Jean”.- David Bowie (London (UK), 1984).

miércoles, enero 02, 2013

RIOS DE ESPERANZA









Durante el verano resulta muy agradable y refrescante pasear por los bosques de ribera, a la sombra de las verdes copas de álamos, alisos, chopos, fresnos y sauces, mientras escuchamos el risueño murmullo del fluir del agua por el cercano río o arroyo.

Ahora en invierno, las ramas de estos árboles están desnudas y el paisaje se torna más frío y gris, si bien podemos disfrutar de algunas joyas aladas que aportan brillantes reflejos de intensos colores que van desde el verde amarillento hasta el azul turquesa. Se trata de bellas aves sedentarias como el diminuto Martín Pescador (Alcedo atthis) y el Ánade Real (Anas plathyrhynchos).

Al primero solemos descubrirlo con frecuencia volando a ras del agua, por encima del cauce de los ríos, como una veloz y destelleante flecha azul turquesa, mientras emite su sonoro reclamo. Para finalmente posarse sobre alguna rama que quede por encima del agua, desde la que escudriñar a sus presas, pequeños peces, a los que captura con su largo pico, mediante una rápida y relampagueante zambullida, incluso en pleno invierno, a través de algún agujero libre de hielo (ver fotos 2ª y 4ª).

Por su parte, el Pato Azulón o Ánade Real (Anas platyrhynchos) se encuentra en plena época de celo, durante estas fechas, por lo que los machos lucen un espectacular plumaje, al objeto de atraer a sus parduzcas parejas, en el que destaca su irisada cabeza oscura con reflejos metálicos de color verdoso (si se mira de frente, 8ª foto) o violeta-azulado (si se mira desde atrás, 9ª foto). Tanto machos como hembras lucen en las alas un “espejo” de color azul metálico con reflejos violeta, de donde le viene el nombre vulgar de “Azulón”.

Una buena forma de empezar este año 2013, es darse un paseo por alguna de nuestras riberas en busca de estos intensos colores llenos de belleza y esperanza. Esperanza, tanto para nuestras especies amenazadas de flora y fauna, como para unos ecosistemas no menos amenazados, bellos y valiosos como son los sotos y bosques de las riberas de nuestros ríos, arroyos, lagos y lagunas.

Además de los sonoros reclamos de las aves mecionadas, resuena en el sombrero uno de los grupos fundamentales de la banda sonora de este blog como son los suecos Watermelon Men, si bien en este caso versionados por la joven banda neoyorkina “Love Insurgency”: “New Hope for the Lonely”.- Love Insurgency (New York (USA), 2009).

¡¡¡Feliz Año Nuevo!!! Y que el 2013 y los Reyes Magos nos traigan a todos ríos de esperanza!!!