martes, abril 28, 2009

Rocío púrpura y tortilla de collejas






El otro día, conducía por una de las autovías de circunvalación de Zaragoza, a través de uno de esos horribles paisajes típicos del extrarradio de cualquier ciudad, repletos de vallados, carteles publicitarios, tendidos eléctricos, naves industriales, gasolineras, carreteras, prerruinas, plásticos, latas y todo tipo de basuras, entre las que consiguen crecen plantas ruderales que en primavera ponen algo de colorido a las predominantes tonalidades ocres, pardas y grises del entorno.

De repente, en una zona de la mediana de la autovía, fui deslumbrado por un parche de un intenso color rosa-fucsia que destacaba en medio de la rala vegetación. Se trataba de una apretada mata rastrera que parecía tener más flores que hojas. Nunca antes había visto nada parecido y menos en un ambiente tan árido y hostil como aquel.

Contrariado por la imposibilidad de parar el coche y acceder a la mediana de la autovía para poder identificar la vistosa planta, seguí conduciendo sin darle mayor importancia al asunto.

Pero hete aquí que el domingo, cuando circulaba por el vial de acceso a una rotonda próxima a mi casa en Logroño, vislumbré entre las hierbas del arcén el característico color fucsia brillante de la misma planta que había visto en Zaragoza hace unos días. Así que, ni corto ni perezoso, después de aparcar el coche, me dirigí rápidamente en busca de la planta en cuestión. Aproveché un instante en el que no pasaba ningún vehículo para cruzar corriendo la carretera, agacharme y lanzar un rápido zarpazo con el que fácilmente conseguí arrancar un trozo de la mata.

En la seguridad de la acera, examiné la planta y pude observar las raicillas que salían de sus nudos, sus hojas crasas y cilíndricas cubiertas por un áspero vello blanco, sus flores con multitud de estrechos pétalos de un bello color fucsia que salían de un cáliz formado por unos tubérculos carnosos, de color verde pálido espolvoreado de amarillo anaranjado en sus romos extremos.

Su aspecto me recordaba un poco al de algunas plantas exóticas de la familia Aizoaceae, como la "Uña de gato" o "Flor del cuchillo" (Carpobrotus edulis), una familia de plantas crasas de apariencia intermedia entre las autóctonas crasuláceas (pampajaritos), las compuestas (margaritas) y las exóticas cactáceas (cactus).

Con la ayuda de algunos libros de botánica y buscando imágenes en internet, finalmente he conseguido dar con la especie en cuestión, se trata del "Rocío púrpura" (Drosanthemum hispidum), también de la familia Aizoaceae. Una mata originaria del S.O. de Sudáfrica, utilizada en jardinería desde finales del siglo XIX y que ha conseguido asilvestrarse en las Islas Canarias, las Baleares y muchas otras zonas costeras de clima templado. En estas zonas cálidas es capaz de alcanzar una altura de 60 cm., mientras que las que vi en Zaragoza y Logroño tienen un porte sumamente rastrero y compacto (pulvinular), pero quizás el hecho de que empiece a verse esta planta en zonas del interior peninsular sea un síntoma más del cambio climático.

Otra planta que sí es autóctona y bastante abundante es la Colleja (Silene vulgaris), una caryophylácea (familia del clavel) de la que hablábamos hace poco al tratar sobre sus primos los Collejones, y que ahora mismo está empezando a florecer. Es otra de esas verduras silvestres apropiadas para preparar "Cenas para la Crisis", de la que se comen sus flores, capullos, brotes y hojas tiernas. Esta mañana he cogido un ramillete y a medio día las he comido en tortilla, rehogándolas primero en aceite de oliva con un poco de ajo cortado en láminas, a continuación se añaden dos huevos batidos con un chorro de leche, un poco de levadura y una pizca de sal, se deja calentar unos minutos en la sartén hasta que cuaje y ya está listo para servir. El resultado lo podéis ver en las fotos. Si tuviese que describir el sabor de esta verdura silvestre, diría que es como una mezcla entre espinacas y espárragos verdes ¡Muy rica y fresca!

Aunque no tiene mucho que ver, por aquello del "Rocío Púrpura", quería poner el "Purple Rain" de Prince, pero como parece ser que este artista no permite que se escuche su música en "youtube" pues he tenido que poner esto:


martes, abril 21, 2009

FELIZ DIA DE SAN JORDI





El pròxim dijous, vint-i-tres d´abril, serà el dia de Sant Jordi , que jo ja he celebrat anticipadament amb un llibre en un llit rosa (en lloc d´una rosa) i una gata calicó o tricolor. Això sí, sempre en bona companya i amb la panxa satisfeta, amb delicioses carxofes rostides, botifarres d´arròs a la brasa, escalivada i pastissets.

Pos sí, estic català perdut. Què passa?

Traducción al castellano:

"El próximo jueves, veintitrés de abril, será el día de San Jorge, que yo ya he celebrado anticipadamente, con un libro en una cama rosa (en lugar de una rosa) y una gata calicó o tricolor. Eso sí, siempre en buena compañía y con el estómago lleno de deliciosas alcachofas asadas, butifarras de arroz a la brasa, escalivada y pastelillos.

Pues sí, estoy catalán perdido ¿Qué pasa?"

Resuena en el sombrero: Una sardana bailada en corro todos juntos cogidos de la mano.

Saludos universales, integradores y no excluyentes, con respeto y amor por las diversas culturas (lingüísticas, artísticas y gastronómicas) que nos enriquecen a todos.

P.D.: No dejéis de leer el bonito post del enlace a la leyenda tibetana de la gata tricolor, todo un símbolo de convivencia y unidad entre las distintas culturas. Las gatas tricolores también están consideradas un talismán que trae buena suerte. Bona sort!

Las dos primeras fotos están bajadas de internet: La primera es de la XIII Fira de la carxofa d´Amposta (Tarragona); y la segunda de las butifarras que acompañaron a la Calçotada dels Sagals d´Osona (Barcelona), ambos actos se celebraron el día 24 de febrero de 2008. En la tercera foto, by Mad Hatter, sale la gata tricolor "Lolita" junto al libro "1001 discos que hay que escuchar antes de morir".

miércoles, abril 15, 2009

Nazarenos y Collejones





No, esta entrada no va a tratar sobre las incongruencias y contradicciones que se ponen aún más de manifiesto con la Semana Santa, sino, tal y como era previsible por las fotos que la ilustran, sobre algunas plantas silvestres que suelen florecer en estas fechas y que a menudo pasan desapercibidas, a pesar de ser bastante vistosas.

La primera planta es una liliácea (familia de las azucenas del género Lilium) frecuente en prados, pastizales, herbazales y céspedes. Se trata de unos glomérulos de diminutas florecillas moradas muy apretadas que nacen en el extremo de unos pedúnculos verdes que emergen de un bulbillo subterráneo junto con sus estrechas hojas alargadas. Se conocen vulgarmente como "Nazarenos", debido a su color y a las fechas en las que suelen florecer, y también se les denomina "Jacintos de uva". Pertenecen al género Muscari, las especies más frecuentes, muy parecidas entre si, son: M. atlanticum, con olor a ciruela, corolas ovoides de 4 a 5 mm de longitud, con garganta pellizcada y con dientes blancos; M. botryoides (en la primera foto) y M. neglectum, ambas muy parecidas a M. atlanticum.

Estas flores son respetadas por los herbívoros debido a su toxicidad y hay variedades que se emplean en jardinería para centros y rocallas, debido a su belleza, rusticidad y resistencia al frío.

La otra planta es conocida como "Collejón" (género Moricandia), se trata de una crucífera (familia así denominada por sus flores con cuatro pétalos que suelen disponerse a modo de cruz, por lo que también resultan muy propias para este tiempo de Pascua). Hay dos especies muy parecidas: M. arvensis y M. moricandioides (en la segunda y tercera fotos), que se diferencian porque la primera tiene las semillas distribuidas en dos filas a lo largo del fruto (silicua), mientras que en la segunda las semillas se disponen en una única fila "india".

Son plantas fáciles de identificar, ya que tienen unas hojas muy verdes, jugosas, carnosas y relativamente grandes, con racimos de flores de un bello color violeta o fucsia, que sorprende encontrar en unos terrenos tan áridos, rocosos, margosos, yesíferos y erosionados como en los que viven.

Los "Collejones" son consumidos como verdura rústica, silvestre, sus hojas pueden comerse en ensalada, cocidas o en tortilla, como si se tratara de espinacas.

domingo, abril 12, 2009

FAUNA DEL DELTA








Muy cerca de la desembocadura del río Ebro, en el Parque Natural del Delta, hay una laguna costera o estero rodeada de dunas, cañizares y tamarizales, donde es fácil observar a las raras Gaviotas de Audouin (Larus audouinii), entre otras aves acuáticas.

Pero en la playa que hay que recorrer a pie para llegar hasta esta laguna, debemos atravesar una zona en la que las corrientes del río, las del mar mediterráneo, las mareas y el viento han depositado curiosos objetos de plástico indestructible, entre los que, por alguna extraña razón, predominan los juguetes.

La entrada a este lugar mágico y surrealista está marcada por un enigmático tótem, coronado por una “vaca que ríe”, con un elefantito de peluche en la base. Poco después, la mano de una muñeca fallecida hace tiempo surge de la arena para ofrecer al hambriento caminante algo de marisco. Pero en esta playa desértica, con dunas de blanca arena en la que se refleja el ardiente sol, azotada por vientos cargados de salitre, sin duda es el agua el tesoro más preciado, por lo que una pequeña botella azul se encuentra custodiada por un impertérrito Inspector Gadget al rojo vivo.

Desde los nebulosos bosques de dibujos animados de nuestra lejana infancia, han bajado por el río que nos lleva, hasta quedar varados en esta mágica playa, un entrañable “Pájaro Loco” de grandes ojos verdes de peluche, y un maltrecho “Bamby” de plástico desgastado, que vigila desde los restos de una boya cubiertos por una costra blanquecina de bellotas de mar resecas.

Ciertamente, es curiosa la fauna que puede encontrarse en el Delta.

Resuena en el sombrero: El canto lastimero de las Gaviotas de Audouin buscando comida entre la basura arrastrada por el mar.

Todas las fotos by "Mad Hatter".

miércoles, abril 01, 2009

La Belleza de la Discreción







Es casi imposible no fijarse en las grandes corolas de colores vistosos. Pero lo pequeño, lo verde y lo discreto también puede ser bello, sólo hay que esforzarse un poco en mirar, agacharse y descubriremos todo un mundo de formas y texturas.

Son formas y diseños naturales de una gran delicadeza y complejidad, perfectamente adaptados a su medio y a las funciones que desempeñan, porque en la Naturaleza no hay lujos, no hay caprichos, no hay formas inútiles, todo tiene una causa y una larga historia detrás, de miles de años de evolución, afinada y pulida por la dura e implacable selección natural.

Los estilos y estigmas del gineceo de los amentos femeninos de la Salciña (Salix atrocinerea, en la cuarta foto), tienen la forma aerodinámicamente precisa para facilitar al máximo la captura de los granos de polen que transporta el viento.

La flor del Heléboro verde (Helleborus viridis), como el de la tercera foto, no precisa de más colores ni de una mayor complejidad en sus flores, le basta con producir unas gotas de néctar y florecer en una época muy temprana, a finales del invierno y principios de la primavera, en la que hay poca competencia con otras flores, para atraer a los escasos, pesados y entumecidos abejorrros que se aventuran a salir de sus nidos subterráneos, durante los días soleados pero todavía fríos de principios de abril.

En la primera foto, puede verse un Espino albar o Majuelo (Crataegus monogyna) con las hojas brotando, en la corteza de una de sus ramas crece un liquen en forma de costra cubierta de diminutos cuencos, junto a un amento masculino de avellano (Corylus avellana) que ha caído desde el dosel arbóreo. Más abajo, sobre las ramas caídas que se descomponen en el suelo del bosque, crecen otros líquenes grisáceos y ramosos, de formas arborescentes (segunda foto).

Por otra parte, los Tusílagos (Tussilago farfara), que florecieron hace un par de semanas, ya han fructificado desplegando sus blancos penachos de semillas provistas de vilanos (quinta foto), para que sean dispersadas por el viento. Muy cerca, la gran hierba mágica de las brujas, el venenoso Estramonio (Datura stramonium), muerto y reseco desde el otoño pasado (sexta foto), todavía conserva sus pinchudos frutos llenos de semillas, donde reside el futuro de la siguiente generación.

Fotos by Mad Hatter tomadas en Sojuela (La Rioja) hace pocos días. Se recomienda, más que nunca, pinchar para ampliar las fotos.