miércoles, agosto 28, 2013

EL PROFETA DEL AMOR



En casi todas las fotos, Lloyd Cole sale con una cara melancólica y taciturna que reflejan un espíritu atormentado por un romanticismo exacerbado. Sin embargo, yo siempre le recordaré esbozando aquella media sonrisa que lucía en la portada fotocopiada de aquella cinta que compré en el rastro (foto de arriba).
Corría el año 1984, en plena conmoción de la movida madrileña y al poco de atravesar los oscuros y enmarañados bosques del afterpunk, de repente apareció la cara fresca y serena de este chico inglés, que parecía querer trasladarnos a los luminosos y sobrios paisajes del desierto norteamericano, no exentos de riesgos y peligros, a juzgar por el título de su primer álbum -“Rattlesnakes”-.
Su imagen resultaba un tanto clásica y retro para la época, vestía sencillos nikis o camisas, y en la cabeza lucía un discreto y desaliñado tupecillo 50´s, parecía el sobrino empollón de Elvis, un buen chico que, para pagarse los estudios, se dedicaba a participar en combates de boxeo (por el aspecto de su nariz), mientras en sus ratos libres escribía novelas, poemas y canciones melancólicas.
Unas canciones que resultaron de una gran consistencia, belleza, serenidad y madurez, que, en aquella nuestra temprana edad adolescente, nos prepararon para el cercano advenimiento de unos seres de piel perfecta que nos romperían el corazón, con los que habría que tener bastante paciencia y que llegarían conduciendo el coche que tomarían prestado de sus madres, tal y como narra la dulce nana “2CV”, con la que, paradójicamente, fuimos despertados de nuestra adolescencia, con suma elegancia y suavidad.
Lloyd Cole siempre fue un inglés un tanto atípico, por alguna extraña razón, siempre pensé que era de origen escocés (cuando no es así) y tiene canciones que hablan de cosas tan poco británicas como los incendios forestales o las serpientes de cascabel, y, además, con esa cara entre Elvis Presley, David Lynch y Chris Isaac, por eso no es extraño que acabase mudándose a Nueva York.
Con su grupo, los Commotions, sacaron otros dos álbumes “Easy Pieces” y “Mainstream”, antes de disolverse en 1989, en ellos se aproximaron más a la imagen y el sonido modernos dominantes en aquella época, abandonando ese crudo, fresco y silvestre aire folk, insuflado por cristalinas guitarras "byrdianas" y animado por ritmos "budyhollianos", que cubrían con una tenue pátina de rockanroll clásico americano un sobrio y elegante pop inglés, cargado de poesía y romanticismo. Si bien siguieron haciendo temas impecables como Lost Weekend” o Brand New Friend”, cuyo vídeo, que grabé de la tele en el 85, en el que corrían y volaban frágiles hombres de papel de periódico recortados por afiladas tijeras, no he sido capaz de encontrar ¡Lástima!
Tras una discreta e intermitente carrera en solitario, parece haber regresado por sus fueros, como un terremoto californiano que nos sacude con fuerza cada x años, publicando hace poco un flamante nuevo álbum titulado “Standards” (está claro que lo de este chico no son los títulos impactantes), en el que con su característica visión retrospectiva y con temas tan introspectivos como “Period Piece” nos sigue aleccionando sobre los intrincados misterios del tiempo, el amor y del mundo femenino. Al escuchar “Women´s studies”, me doy cuenta de que su voz es una mezcla perfecta entre Lou Reed y Paul McCartney, si bien la música de esta canción tiene claras y probablemente inconscientes reminiscencias del “Dead Flowers” de los Rolling Stones.
No, realmente, Lloyd Cole no ha inventado nada nuevo, su imagen y su música nos pueden recordar a mucha gente y evocar innumerables sensaciones, pero todas ellas son buenas, bellas, gratas y grandes, porque él es el verdadero “Profeta del Amor”.
 

martes, agosto 27, 2013

CERRAR LOS BARES





Uno de los personajes más internacionales de nuestros barrios es el conocido “cierra-bares”. Una figura que no podía pasar desapercibida en la música Country, una de cuyas principales fuentes de inspiración son los bares y las historias de taberna (Honky-Tonks), si bien, imbuyéndola en una aureola romántica de “lágrimas en la cerveza”. Así, a principios de los 60, Red Simpson escribió la canción “Close Up the Honky Tonks”, en la que, con una visión práctica y romántica a la vez, no exenta de cierto humor y radicalidad, propone que la mejor (única) forma de recuperar a su amada consistiría en cerrar todos los bares de la ciudad, para que así ella no tuviera más remedio que regresar a él.
Uno de los principales baluartes del sonido “Backersfield”, Buck Owens, realizó una magnífica versión en 1964 (ese mismo año también la versionó Charlie Walker), que fue, a su vez, secundado por su discípulo Dwight Yoakam en el álbum de 2007 “Dwight sings Buck”, pero antes la canción fue versionada en 1970 por los Flying Burrito Brothers, con Gram Parsons al frente, poco antes de la muerte de éste, de hecho el álbum “Close Up the Honky Tonks” fue publicado en 1974, de manera póstuma, al igual que el álbum “Sleepless Nights”, publicado en 1976, en el que también está incluida esta gran canción.
El alma gemela en España de Parsons fue Enrique Urquijo quien, con Los Secretos, también hizo su correspondiente versión del tema en 1986, bajo el título “Cerrar los bares”.
Aunque no la grabó, este tema también fue cantado en directo por Elvis Costello, en 1987.
Resuenan en el sombrero: “Close Up the Honky Tonks”.- Red Simpson (Arizona, 1963?) Buck Owens (Backersfield (California), 1964). Gram Parsons with The Flying Burrito Brothers (Los Ángeles, 1970). “Cerrar los bares”.- Los Secretos (Madrid, 1986).Close Up the Honky Tonks”.- Dwight Yoakam( Nashville,2007).

Entrada dedicada a todos esos fabulosos bares caídos en combate, como “El Agapo”.

 

lunes, agosto 26, 2013

LOS EXTREMOS SE TOCAN XIX: BURKAS






En las zonas más frías del planeta, en países tan occidentales y civilizados como Canadá, Noruega o Finlandia, las mujeres deben cubrirse la cara y la cabeza cuando salen a la calle, para evitar que se les congele la piel de la cara (1ª foto).
Mientras que en los países musulmanes más radicales, a pesar del calor, las mujeres deben cubrirse también la cara, dejando únicamente libres los ojos, la nariz y la boca, por motivos religiosos y culturales (2ª foto).
Hace pocos días, observé a mi hijo, con dos añitos recién cumplidos, sintiendo pudor por primera vez al verse desnudo, con la cara seria y preocupada, hacía esfuerzos por taparse la colita, estirándose del polo hacia abajo.
Me pregunto en qué momento el mono, el animal desnudo y desvergonzado, comenzó a sentir vergüenza de su propia desnudez y empezó a usar taparrabos y otras ropas, para convertirse en el ser humano vestido y avergonzado: “6 Cuando la mujer vio que el árbol era apetitoso para comer, agradable a la vista y deseable para adquirir discernimiento, tomó de su fruto y comió; luego se lo dio a su marido, que estaba con ella, y él también comió. 7 Entonces se abrieron los ojos de los dos y descubrieron que estaban desnudos. Por eso se hicieron unos taparrabos, entretejiendo hojas de higuera.” (Génesis, 3).
Resuenan en el sombrero: “Shock the Monkey”.- Peter Gabriel (London, 1982); y “Si amanece”.- Rocío Jurado y Raphael (Madrid, 2000).
Anteriores entradas de esta sección:
I, II, III, IV, V, VI, VII, VIII, IX, X, XI, XII, XIII, XIV, XV, XVI, XVII y XVIII.

viernes, agosto 23, 2013

ROE DEERS FROM THE NORTH COUNTRY






La historia que voy a contar a continuación es totalmente verídica, sucedió en septiembre de 2004, pensé que ya había escrito sobre ello, pero ahora, al recordar alguna de las canciones, he caído en la cuenta de que no es así, creo recordar que sólo se la envié en privado a Manolo Fernández (igual él lo puede confirmar) y algún otro amigo (creo), por eso me ha apetecido rememorar aquella historia:
Las orugas de la procesionaria del pino tienen la mala costumbre de nacer al rededor de mediados de septiembre, por lo que suele coincidir con la fiesta de la vendimia (San Mateo), aquí en La Rioja, y como un servidor es el encargado de contratar, organizar y coordinar desde tierra las fumigaciones aéreas contra esta molesta plaga urticante, ello implica que, muchos años, mientras casi todos mis paisanos están trasnochando y pasándoselo en grande, yo me tengo que pegar unos madrugones tremendos, para aprovechar las condiciones óptimas en las que se realizan este tipo de vuelos, esto es: gran estabilidad atmosférica, elevada humedad relativa y baja temperatura, las cuales suelen darse al amanecer.
Así que, allí estaba yo conduciendo un todo terreno por una pista de grava, entre dos luces, con la única compañía de la radio. Una de las pocas ventajas de trabajar a estas horas es que coincidía con el horario de uno de mis programas favoritos “Toma Uno” (Radio 3) del entrañable Manolo Fernández, una enciclopedia viviente en lo que a Country y Americana se refiere, con una voz tremendamente serena y agradable.
A esas horas, el rocío impide que el coche levante mucho polvo a su paso, la grava caliza desprendía una tenue bruma blanquecina que permanecía suspendida en el aire fresco de la mañana, a pocos centímetros sobre el suelo, dejando una fina capa cenicienta sobre las hojas de las zarzas de la cuneta, mientras en la radio sonaba el “Car wheels on a Gravel Road” de Lucinda Williams (1998).
Al llegar a un pequeño mogote, junto a una viña en Haro, desde el que se divisaba el monte que íbamos a tratar aquella mañana, detuve el coche, saqué los prismáticos y salí afuera para echar un vistazo y comprobar la temperatura y si por allí soplaba el viento. Hacía fresquito, tuve que ponerme la chaqueta, y la calmachicha era total, no se movía una hoja, así que cogí el móvil y llamé al piloto, que estaba en la base del aeropuerto, para decirle que las condiciones eran óptimas y que podía venir, que no olvidara sintonizar la radio en la frecuencia acordada, mi distintivo sería “60” y el suyo “Delta-1”.
Al guardar el móvil, ya más relajado, pude disfrutar del grandioso espectáculo de los cortados calizos de los Montes Obarenes reflejando los primeros rayos de sol con bellas tonalidades sonrosadas, mientras se escuchaba de fondo el monótono y melancólico canto del Escribano soteño, ya que, para escuchar bien el móvil, había apagado la radio.
Sí, allí estaba el discreto pajarillo parduzco (segunda foto), hinchando su pecho amarillento y su negra garganta, para lanzar sus modestos trinos desde su posadero, en lo alto de un rosal silvestre. Más abajo, en la viña cercana, comprobé que los apretados racimos de “Tempranillo” ya estaban bien maduros, así que me acerqué para endulzarme la mañana probando unas pocas uvas, con su pruina azulada cubierta de pequeñas gotas de rocío.
Escupí los pipos, me introduje en el coche, arranqué y encendí la radio para dirigirme al pinar de San Felices, donde esperaría la llegada de la avioneta modelo “Piper Brave” (4ª foto), para comenzar el tratamiento. Atravesando el pinar, llegué hasta un pequeño valle cubierto de pastos, donde apagué el motor para escuchare mejor una de mis canciones favoritas –“ Girl from the North Country”- interpretada a dúo, nada más y nada menos que por Bob Dylan y Johnny Cash. Entonces me di cuenta que en el prado cercano estaba pastando una pareja de corzos ("Roe deers", 1ª foto), así que se me ocurrió hacer un experimento, baje la ventanilla del coche y, poco a poco, fui subiendo el volumen de la radio. Llegado un punto, los corzos levantaron bruscamente la cabeza, orientando sus grandes orejas hacia el coche, se quedaron unos segundos mirándome fijamente y...., simplemente, continuaron pastando plácida y tranquilamente ¡Realmente parecían disfrutar de la música!
Al poco rato, el estruendo del motor del avión, irrumpiendo a baja altura sobre el valle, espantó a la pareja de corzos que se adentró en la espesura del pinar con un par de elegantes brincos, mientras por la banda aérea escuchaba al piloto diciendo: “Delta-1 para 60, ya he llegado a la zona, supongo que estará en el coche que veo junto al prado, cambio”. A lo que respondí: “Afirmo Delta-1, todo despejado, puede comenzar el tratamiento”.
En una de las primeras pasadas, pude comprobar, por las diminutas gotitas homogéneamente distribuidas sobre el parabrisas del coche, que la aplicación del producto estaba siendo correcta. Aunque el insecticida utilizado es ecológico (a base de toxinas y esporas de la bacteria Bacillus thuringiensis) y sólo resulta tóxico para las larvas de lepidópteros, rápidamente me fui de allí, para evitar ensuciar más el coche, así como respirar aquel aroma como a vinagre picante que resulta algo molesto e irritante.
A los diez minutos, el avión tuvo que regresar a la base para cargar más producto y poder terminar aquel sector. A su regreso, el sol ya empezaba a calentar un poco y en las laderas ya se notaba una ligera brisa ascendente y alguna pequeña turbulencia. El avión a plena carga se adentró en un barranco, desde lo alto de mi oteadero no podía verle, sino que sólo escuchaba el eco del rugido del motor, reverberando en las paredes de los cañones kársticos, a los pocos minutos escuché por la emisora la voz temblorosa y entrecortada de Antonio (el piloto) diciendo que, debido a una turbulencia y al peso del depósito lleno, había tenido que arrojar el producto para poder salir del barranco “in extremis” sin estrellarse y que regresaba a base. Al escuchar aquello, me quedé totalmente pálido, casi tan blanco como mi mente, durante los pocos segundos que tardé en reaccionar: “Recibido Delta-1, tranquilo, no se preocupe, el tratamiento queda suspendido, cuando regrese a base llámeme por teléfono, por favor”.
Aunque se sabe que el vuelo de fumigación es uno de los más peligrosos, por tener que volar a baja altura durante mucho tiempo, uno nunca piensa que le va a tocar afrontar este tipo de situaciones y pensé para mis adentros: “¡Me cagüen la puta, si se me mata un tío por tratar la mierda de bicho este, no sé lo que haría! ¡Menos mal que todo se ha quedado en un susto! ¡Gracias Dios mío!”.
Al llegar al aeropuerto, me llamó Antonio diciendo que en esos barrancos de Obarenes se encajona el viento y hay unas turbulencias de la leche, y que, como había tenido que cargar mucho la avioneta para terminar ese sector, casi no lo cuenta, a lo que yo le contesté que por favor no me volviera a dar esos sustos, que no asumiese tantos riesgos, que si hay que hacer un viaje más, tardar un par de días más en terminar el tratamiento o simplemente suspenderlo, que no pasaba nada. A lo que Antonio me contestó que él es un profesional de esto, con muchas horas de vuelo, que no se volvería a repetir y que por favor continuásemos mañana, porque él tenía que terminar el trabajo. “Está bien Antonio, como prefieras, pero por amor de Dios, no me vuelvas a dar estos sustos ¡Que le den por culo a la procesionariaDe verdad!”, le contesté.
Afortunadamente, el resto del tratamiento continuó sin incidencias de ningún tipo y pudo terminarse a tiempo, pero lo cierto es que, a partir de entonces me lo pienso dos veces antes de programar tratamientos aéreos, a lo cual también ha ayudado la publicación del Real Decreto 1311/2012, por el que se establece el marco de actuación para conseguir un uso sostenible de los productos fitosanitarios, el cual prohíbe los tratamientos aéreos, con carácter general, salvo autorización extraordinaria del Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente, dicho Real Decreto ha sido consecuencia, a su vez, de dos normativas europeas: el Reglamento (CE) nº 1107/2009, del Parlamento Europeo y del Consejo, relativo a la comercialización de productos fitosanitarios, y la Directiva 2009/128/CE, del Parlamento Europeo y del Consejo, por la que se establece el marco de la actuación comunitaria para conseguir un uso sostenible de los plaguicidas.
Muchas gracias Manolo, por amenizar aquellas inolvidables mañanas y poner una música tan adecuada y emotiva a unas vivencias tan intensas. Lo digo de corazón ¡Gracias!
Fotos 3 y 4 by Mad Hatter: 3) Peñas Gembres (Montes Obarenes, La Rioja), con la avioneta fumigando (muy pequeñita, bajo la peña de la izquierda). 4) Avioneta “Piper Brave” de Antonio fumigando una repoblación de Pinos carrascos en La Rioja Baja ¡Gracias a ti también Antonio!

jueves, agosto 22, 2013

CASTILLOS EN ESPAÑA



Cuando era pequeño, recuerdo que los Reyes me trajeron el “Exín Castillos”, me pasaba horas construyendo fortalezas que luego me dedicaba a asediar y defender con mis guerreros de plástico. Unos años más tarde, me trajeron un ajedrez, y aprendí lo que es enrocarse… “A, o sea, que si la cosa se pone fea, puedes intercambiar el rey con la torre ¡Menudo chollo!”.
Al viajar a lo largo y ancho de España, uno puede comprobar que el paisaje está jalonado de las viejas ruinas de nuestro belicoso pasado, no sólo en la vasta meseta castellana, sino también en costas, montañas, ciudades y todo tipo de lugares. Pétreos testigos de la importancia que tuvo en el pasado defenderse de los enemigos.
Hoy también existen enemigos que nos acechan y coartan nuestra libertad, el problema es que, actualmente, resultan mucho más difíciles de detectar y localizar, son mucho más sutiles, no los vemos, pero todos sabemos que están ahí.
Quizás por eso hemos conservado una tendencia a enrocarnos en nuestras pequeñas fortalezas: la Unión Europea, España, nuestra Comunidad Autónoma, nuestro pueblo, nuestra casa,… hasta que, finalmente, terminamos encerrados en nosotros mismos.
Una de las cuestiones más importantes para cualquier tipo de defensa es la información, saber lo que piensa el enemigo con la suficiente antelación, quizás por eso aquí somos tan cotillas y tienen tanto éxito los programas “del corazón”.
Nuestro país también se caracteriza por una notable resistencia al cambio, el temor a innovar, el amor por las tradiciones, a encerrarnos en nuestros viejos castillos.
Unos castillos habitados por los fantasmas de los caídos en épicas batallas, gloriosas gestas y románticas leyendas de princesas moras que murieron por amor a un caballero cristiano.
Ese ideal romántico y exótico siempre ha resultado tremendamente atractivo para los extranjeros que nos visitan, especialmente para los ingleses, acostumbrados a sus tétricas y frías fortalezas de húmedas y mohosas murallas, enmarcadas en paisajes de suaves y verdes colinas, por lo que les resulta muy chocante contemplar nuestras luminosas ruinas, encaramadas sobre soleados peñascos, en parajes semidesérticos, por los que se pasearon los moros, e incluso, en su Gibraltar querido (foto de arriba), hasta pueden verse monos correteando sobre sus almenas.
Pero, quizás, lo que les parezca aún más chocante, es que un pueblo tan aficionado a la siesta y la fiesta, haya sido capaz de organizarse para levantar semejantes moles de piedra, en unos lugares tan inhóspitos y escarpados.
Y es que a los españoles nos cuesta mucho ponernos de acuerdo en algo, organizarnos y ponernos a trabajar, pero cuando lo logramos, conseguimos realizar magníficas y memorables obras.
Si bien, en lo que realmente somos expertos, es en hacer castillos en el aire, sobre todo nuestros políticos, ellos sueñan, maquinan, mienten, hacen todo tipo de diabluras y, aún así, consiguen enrocarse y aferrarse al sillón para perpetuarse en el poder, al igual que los castillos permanecen impertérritos y eternos en lo alto de los cerros.
Resuenan en el sombrero: Ya lo decían los británicos Armoury Show: “No one, no one, no one keep moving”, a principios de los 80, en su canción “Castles in Spain”, por no mencionar ese otro vídeo de los inglesitos The Colourfield quienes, tras veranear en Torremolinos, se inspiraron para hacer “Castles in the Air”, entre batas de cola con horrendos volantes de brillos metálicos y retratos picasianos de pacotilla ¡Gibraltar español!
Foto: Castillo árabe de Gibraltar, construido en el siglo VIII y remodelado en el XIV, es la fortaleza morisca más antigua y posee la torre más alta de la Península Ibérica.

martes, agosto 20, 2013

LA HUERTA DE CARMELITA








Cuando llega el atardecer y el ambiente refresca un poco, Carmelita siente la imperiosa necesidad de entrar al garaje para recoger los guantes de cuero, una azadilla y una navaja, y salir a su pequeña huerta para cavar un poco, quitar las malas hierbas y recoger los frutos del día, que hoy han consistido en: un joven calabacín tierno, cuatro flores de la misma mata (foto 1), media docena de pimientos del Padrón (unos pican y otros no), un par de tomatesCorazón de Buey” (foto 2) y siete fresas rojas.

Nada más llegar a la cocina, mete las fresas en el congelador. Y con el calabacín, Carmelita hace los mejores Nachos del mundo. Para ello, lo corta en láminas que fríe en aceite de oliva por ambas caras, después de la última vuelta coloca encima de cada lámina una fina loncha de queso, para que se funda ligeramente, pone cada lámina con queso encima de una tortilla chip de maiz, y de guarnición prepara las flores de calabacín rebozadas y los pimientos del Padrón fritos ¡Ummm! La combinación perfecta de texturas suaves y crujientes, con un puntito picante.

Los tomates, de un bello color rojo coral, los corta en rodajas que aliña con sal, vinagre y aceite de oliva. Al morderlas, una gota de jugo escurre de la comisura de sus labios, que son del mismo color que los tomates, y se desliza por su barbilla, para descender finalmente recorriendo su suave y longilineo cuello.

Sin haberse limpiado el sudor, después de trajinar por la huerta y en la cocina, derrama una pizca de sal sobre el moreno dorso de su muñeca, lo lame con cuidado, y rápidamente muerde una rodaja de limón, para terminar sorbiendo con fruición un chupito de Tequila.

Para el postre, cuece un poco de leche (de esa que caduca más tarde que la culpa, foto 7), añade chocolate, remueve bien, lo deja enfriar un poco y unta en él las fresas congeladas, que al ser mordidas intensifican aún más si cabe el vivo color rojo de sus labios, los cuales aprieta contra la botella de leche para dar un largo trago, del que escapa otra gota furtiva, cuya blancura contrasta con la bronceada piel de su escote.

¡Ay mamacita! ¡Hay que ver lo sensual y sexy que es la huerta de Carmelita! ¡No pierdan ocasión de visitarla siempre que puedan!

Las berenjenas, los pepinos y los melones ya están en flor y engordando (ver fotos 3, 4, 5 y 6).

Resuena en el sombrero: “Carmelita”.- Una canción compuesta por Warren Zevon, en la deliciosa versión que hicieron Dwight Yoakam & Flaco Jiménez (San Antonio (Texas), 1992).

viernes, agosto 16, 2013

LOS EXTREMOS SE TOCAN XVIII: SÓLO DIOS LO SABE



Que el autor de “Yesterday” diga que la mejor canción de la historia es “God Only Knows”, es, sin duda, algo muy a tener en cuenta. Este grandioso tema fue compuesto por Brian Wilson, en 1966, para formar parte del fabuloso álbum “Pet Sounds”.


Dieciocho años más tarde, un chico solitario, británico, paliducho y con pinta de no ir mucho a la playa, la cantó con una voz mucho más grave que la de los californianos, y no quedó mal del todo, aunque sin esas maravillosas armonías vocales… la cosa cambia mucho, mi querido David.

Resuenan en el sombrero: “God Only Knows”.- Beach Boys (Hawthorne (California), 1966); y la versión de David Bowie (London (UK), 1984).

Anteriores entradas de esta sección: I, II, III, IV, V, VI, VII, VIII, IX, X, XI, XII, XIII, XIV, XV, XVI y XVII.

lunes, agosto 12, 2013

EL ÁNGEL REFLEJADO EN SUS OJOS








Una de las ventajas de haber llegado tarde al evento, fue que pude saber fehacientemente que asistimos 104 personas, lo sé porque fui el último en entrar a la sala en la que iban a presentar unos libros de poesía, de los que te daban un ejemplar numerado, y, al parecer, 104 debe ser un numero inusualmente elevado en este tipo de acontecimientos, según explicó el presentador, gratamente sorprendido.
Sin restar méritos a los poetas Marcus Versus y Gsús Bonilla, quizás tan elevado aforo fue debido al tirón que supuso la presencia de Ana Curra entre los ponentes.

Como decía, la otra ventaja de llegar el último y colocarme en el único asiento libre que quedaba en primera fila, fue que Ana, el resto de los oradores y gran parte del público que se congregaba en el Instituto Riojano de la Juventud, sito en pleno centro de Logroño, no tuvieron más remedio que fijarse en mi.
Sí, allí estaba la bella Ana Curra, agazapada detrás de una mesa, tan menudita ella, rodeada de unos tipos bigardos y fuertes chicarrones del Norte, en la presentación de los libros de poemas “Otoño Asesino”, de “El Ángel”, y “No Happy”, de Marcus Versus, pero lo que realmente era un poema fue la penetrante y profunda mirada de Ana, una mirada que sólo poseen las diosas como Bette Davis o Siouxsie, en la que se reflejan ángeles como el que iba a ser objeto de la charla: Ángel Álvarez Caballero.
El Ángel” fue un pionero de la movida madrileña, quien, junto a César Scappa (que se sentaba junto a Ana en la mesa por ser su actual pareja), Eduardo Benavente y un batería del que no recuerdo el nombre, formaron el grupo “Los Escaparates”, que no tuvo ningún éxito, en aquellos primerísimos años 80, por ser excesivamente transgresores y experimentales. El propio César comentó que si sales a un escenario a tocar canciones de 40 minutos, recitando poemas con todos los amplis acoplados, es un tostón que no hay dios que se trague y mucho menos que lo entienda, por lo que no encajaron en ningún sitio, a pesar de que él había visto hacer cosas parecidas a la “Velvet Underground” en Nueva York.
César había conocido a Ángel a los 15 años, nos contó que su padre era un abogado del Estado en tiempos de Franco, aunque no era afín al régimen, supo mantener las formas, por lo que la familia gozaba de una situación acomodada, que propició que César ingresase en un buen colegio liberal, colegio al que también iba Ángel (hijo de un representante comercial y crítico literario), si bien él estaba dos cursos más abajo, una diferencia de edad que a esos años resulta casi insalvable. Sin embargo, César se apunto al grupo de teatro en el que también estaba la hermana de Ángel, por lo que iba con frecuencia a su casa y tuvo la oportunidad de conocerle mejor. “Era tremendamente bello” (suspiró César, recordándole, mientras enmarcaba con sus cejas unos claros ojos azules de nostálgica y agridulce mirada). Inevitablemente, al poco tiempo, surgió una profunda amistad entre ellos.
Ambos eran unos niños bien, pertenecientes a buenas y cultas familias, ambos tenían inquietudes artísticas un tanto bohemias, y ambos tuvieron la posibilidad de acceder a la vanguardia de lo que entonces se estaba cociendo en el mundo, a nivel de teatro, literatura y música. César viajó a Nueva York muy jovencito, allí conoció en persona todo el ambiente de la “CBGB”, el nacimiento del punk y la “Velvet Underground”. Mientras que Ángel se abastecía de numerosos discos y libros, gracias a los frecuentes viajes al extranjero que realizaba su padre.
Un buen día, César le propuso a Ángel formar un grupo de rock, una idea totalmente peregrina, ya que contaban con escasísimos medios y todavía menos formación, lo cual, sin embargo, no fue óbice para que fuese acometida con grandes dosis de ilusión e imaginación. La batería fue suplida por el golpeteo de una máquina de escribir y, pretenciosamente, decidieron que su sonido debía ser “ascendente”, es decir apoyando los amplis sobre cintas y libros apilados. Poco después conocieron a Eduardo Benavente, al que César enseñó a tocar la guitarra, cogieron a un batería y formaron “Los Escaparates”, compartiendo local de ensayo con “Alaska y los Pegamoides”.
Allí fue donde Ana conoció a Ángel y al resto de “Los Escaparates” (entonces cayó en la cuenta de que había sido pareja de todos ellos, excepto el batería, en diferentes etapas de su vida). Nos dijo que nunca en su vida había escuchado unas letras tan fuertes, motivo por el cual fueron censurados, vetados y expulsados de numerosos lugares.
Supongo que cuando “Los Escaparates” estaban activos, ni yo ni mi amigo Carlos estábamos tan metidos en el mundillo “underground” de la movida como para conocerlos, lo cual confieso que me produjo una cierta sorpresa y frustración ¿¡Cómo es posible que me haya enterado de la existencia de un grupo tan primordial y esencial de la movida durante la presentación de unos libros de poemas 30 años después!? Aunque más vale tarde que nunca, sobre todo tratándose de la vida de Ana, una de mis musas más queridas y adoradas.
Siguiendo con la historia, César nos contó que se lo pasaron muy bien juntos, además de tocar y hacer canciones, iban a conciertos y leían muchos fanzines, revistas y libros, pero con el paso del tiempo cayeron en la atracción fatal de las drogas, que atrapó con mayor fuerza a Ángel, quien se hizo adicto a la heroína. Juntos vivieron el infierno que supone tener que conseguir dinero, perseguir a un camello que está en determinada calle de 3 a 6, buscarle aunque lloviese o hiciese frío o calor, esconderse para no ser parados por la policía, buscar un sitio donde chutarse y procurar no romperse una vena ni morir de sobredosis.
Ambos acabaron contrayendo el SIDA, que se llevó por delante a Ángel y a todos los amigos de César, una generación casi entera perdida, él, por suerte, se pudo librar cuando prácticamente estaba desahuciado, gracias al esfuerzo, empeño y tesón, tanto de él como de su familia, especialmente sus padres. Nos dijo que lo que más le llamó la atención de Ángel es cómo alguien que pasa de una familia estable a caer en el infierno, fue capaz de escribir de la forma que él lo hizo.
Por su parte, Ana nos contó que, aunque Ángel le gustó y le atrajo desde el principio, terminó enrollándose con Eduardo, con quien luego estuvo en los “Pegamoides” y más tarde formaría “Parálisis Permanente”.
Ángel estuvo unos años viviendo en Montevideo (Urugay), cuando regresó a Madrid, a principios de los 90, llamó a Ana y le dijo que tenía algo que enseñarle. Lo que Ana no podía imaginarse es que se trataba de un tocho tremendo de papeles manuscritos y varias cintas grabadas con su guitarra y su voz. Ana se pasó toda la noche leyendo y escuchando todo aquello y al día siguiente habló con Ángel y le dijo: “¡Serás cabrón! ¿Has estado todo este tiempo haciendo todo esto y me lo dices ahora?” Eran unos poemas y unas canciones tremendamente desgarradoras, con una fuerza y un talento realmente increíbles.
En aquel tiempo, Ana estaba con el fotógrafo Alberto García-Alix, a quien enseñó el trabajo de Ángel y ambos decidieron que había que mostrar todo aquel talento, el propio Ángel era consciente de que le quedaba poco tiempo de vida, por lo que en un año hizo todo lo que no pudo hacer durante una década. Así que, con la inestimable y generosa ayuda de varios amigos, en 1994 consiguió sacar el disco doble “Polvo de Ángel”, bajo el nombre de “Ángel y los Volcánicos” y su único libro de poemas –“Los Planos de la Demolición”-, del que se sacaron 2.000 ejemplares que se agotaron al poco tiempo y que ahora es una rareza muy cotizada por la que se pagan más de 200 euros.
Pero el asunto no se quedó en una mera colaboración entre amigos. Ángel le declaró abiertamente su amor a Ana y trató de conquistarla. Ella se resistió inicialmente, alegando que estaba con Alberto y que le quería. Pero Ángel no cejó en su empeño, llegándoles a proponer que quizás los tres podrían vivir juntos, ante lo que Alberto le comentó a Ana: “Debe de quererte mucho para ser capaz de compartirte así conmigo”. Ana estaba confusa, realmente quería a los dos, por lo que se produjo un triángulo amoroso que se deshizo al poco tiempo, cuando Ana se fue con Ángel a Sevilla, en 1993, para grabar el disco con los “Volcánicos” (formados por los músicos de “Los Mercenarios”). Su amor perduró hasta la muerte de Ángel, en 1995, debida a un linfoma. Durante su último año de vida permaneció postrado en la cama, con los atentos cuidados de Ana. Realmente eran almas gemelas.
Por su parte, Alberto se portó muy bien, ya que, por encima de todo, también sabe apreciar el talento, y no le importó ayudar activamente a Ángel a publicar y promocionar su libro “Los Planos de la Demolición”, en 1994.
Ana comentó que ella había tenido mucha suerte con los hombres, sin hacer ningún esfuerzo por su parte, tipos muy interesantes, atractivos y con un gran talento se han acercado a ella y con todos ellos ha mantenido unas relaciones muy intensas y enriquecedoras que duraron lo que duraron, como pasa siempre.
Otoño Asesino” fue escrito por Ángel durante aquel período en que se produjo el triángulo amoroso con Ana y Alberto, que ésta recordó con un cierto sentido del humor, pero que en aquel momento fue una experiencia realmente dura y dolorosa. El texto tiene el inconfundible y personal estilo de Ángel, en el que mezcla lo callejero y lo onírico, el rockanroll con el catolicismo, en unos versos escritos por alguien que ponía en el papel las entrañas y que desplegaba su corazón como una generosa ofrenda sin tributos. Comienza así:
“En los campos están las ciudades
y en las ciudades están las calles
y en las calles están las casas
y en las casas la miseria moral y la traición
conviviendo con todos los inquilinos, los perritos y los gatos.

En las calles están las casas
y si te fijas dentro de ellas podrás distinguir parpadeantes luces de colores
son de los arbolitos
las luces de los arbolitos
porque estamos en navidad y todo el orbe se encuentra invadido por paquetes y cinismo
y eso hace que las bombillas funciones
como todos los años.

En esta ocasión hasta he podido escuchar a grupos de jovencitos cantando villancicos
y con cara de creérselos
aunque el que mejor lo hace es Enrique Morente
lo de cantar villancicos
no sé si se los cree o no
Los Campanilleros
Ana y yo volvimos a estar juntos en uno de sus conciertos
en un acto de fe más
ella y yo nos queremos a pesar de que no echemos un polvo desde hace una eternidad
tal vez en nochebuena como los gañanes”.

Más adelante continúa:

“En los campos están las ciudades
y en las ciudades están las calles
y en las calles están las casas
y en las casas los amantes
atrapando fragmentadas inmensidades
momentos estelares
magia
hacer gemir el más perfecto violonchelo
disfrutar al fin de la no ausencia
mi boca en tu coño
mis manos aferrándose a las tuyas
y el sudor creando charquitos entre nuestras costillas
¿Dónde estás, mi amor?
De repente no te veo
el perfume se desvanece y todo se convierte en traiciones.

¿Por qué los amantes prometen tanto y cumplen tan poco?
Es mejor no decir “na”
ni “na” ni “na”
todavía no te has ido y ya estoy echándote de menos
y ahora no me puedo enorgullecer de ti
ni de mí
porque ayer estuviste conmigo y mañana puede volver a suceder
pero en este momento estás con otro pájaro
y estiro los brazos y no encuentro
y arqueo mis labios buscándote
y mi boca es un cero
yo soy un cero
abandonado en el bosque de eucaliptos
con un perrito y una guitarra
una guitarra
esa sí que es buena compañía
una fiel compañera
una mujer leal
es bien sabido que todas las guitarras son hembras y que no salen corriendo.

En los campos están las ciudades
y en las ciudades están las calles
y en las calles están las casas
y en las casas las medias verdades y propósitos equívocos
yo te he creído siempre
y no sé por qué
después de todo estoy entendiendo constantemente cosas que tú jamás dijiste
debo de tener una imaginación de cojón de mico
y de todas maneras da igual
las intenciones hay que demostrarlas
una vez y las que hagan falta
en un grupo de rock´n´roll o en una relación afectiva.

¿Por qué me permitiste volver a creer en todo eso?
Me hubiera producido menos sufrimiento el seguir fiel a mi nihilismo
el ángel escéptico
el que no siente
el que no padece
el que soñó una vez que nada ni nadie eran necesarios
eso ya no me lo creo ni yo mismo ni tu madre
ella debe conocerte bastante bien
la pobre mujer
digo pobre porque podía haber llegado a ser mi suegra
y ya seguramente no voy a tener el placer ni de conocerla siquiera
tú y ella os lo perdéis
tampoco eso es responsabilidad mía
ni los hijos y nietos maravillosos que no os daré.

Y yo me pregunto: ¿por qué no?
¿Por qué no puedo derramar en tu vientre mis últimas semillas y esperar
a ver qué sucede
si el milagro de traduce en una roquerita atigrada y salvaje
o en un angelito vengador con los ojos verdes?
Fuera lo que fuese me daría por satisfecho con que tuviera la mitad de tu belleza
yo ya no puedo aportar nada
la mujer de mi vida está con otro.

En los campos están las ciudades
y en las ciudades están las calles
y en las calles están las casas
y en las casas los cuartos de baño
las toilettes
los cagaderos
los sumideros
los santuarios de las sacerdotisas
los que siempre tienen cerrojo
los tocadores que encierran todos los secretos y olores de las deseadas
los territorios libres de muchos toxicómanos que todavía tienen que guardar ciertas formas
a pesar de todo
los sanitarios
¡Ja, ja, ja!

¿Qué significa un espejo para vosotros?
¿Algo donde corroboráis la belleza y la decrepitud?
¿El consejero de todas vuestras mentiras físicas?
¿El depositario de mil cosas que jamás os atreveréis a decir a la persona a la que deberíais?
¿El complemento perfecto de todos los narcisos?
Yo soy el primero
y lo soy hasta la náusea
si hace falta hasta me encargo de llevar el estandarte
pero estábamos hablando de espejos y de significados
espejo
inversión
tu huevo izquierdo se convierte en el derecho y parecen exactamente iguales a los reales porque
son mentira y nadie se ha visto los huevos de verdad y de frente
inversión
a mi el que siempre me fascinó es el otro lado
como Alicia intenté acceder a él muchas veces
ella lo consiguió, pero yo me debí pegar unos mamporros del copón bendito porque no recuerdo
haber vuelto a intentarlo
pero el otro lado es y será mío
incluyendo a la diosa morena que habita la dimensión prohibida
yo ya amé al natural en un hotel sevillano que tenía un espejo superlativo
ahora quiero también la réplica
o lo que demonios sea esa chica
la deseo
y puede que me haya quedado atascado en los tigres pero voy a seguir aquí
porque aquí me reunía yo en multitud de ocasiones con mi novia Heroína
y pasábamos juntos momentos inolvidables
de ensueño
con toda la lentitud y toda la ceremonia
además, si te emocionabas demasiado dándole al émbolo podías llenar todas
las paredes de una bonita explosión de sangre en primavera
las flores del mal también decoran las baldosas
pero las baldosas son fáciles de limpiar
y también es muy fácil enloquecerse con una jeringa
sobre todo si está cargada con un buen speed-ball.

Lo exigía todo porque todo lo daba
mas no quería nada para él
sino, simplemente, para que los sueños continuaran volando sin interrupción
a pesar de que todo era una gran mentira
pues esa clase de quimeras nunca habían conseguido levantarse del suelo
y en el suelo es donde te propinan las más formidables palizas
la crueldad no vuela
camina sobre el asfalto
es algo intrínseco a la miseria y a la abundancia
y al terreno que pisamos
machácalos a todos y sabrás que eres un triunfador
un monstruo
una persona como se debe
a la que hay que estar agradecido
porque yo te estoy agradecido hasta los tuétanos por aquellos inolvidables días que me brindaste
en un paraíso inexistente
aunque ya no sepa muy bien qué pensar acerca de ti y de tus motivaciones.

¡Oh, rey de las tinieblas, concédemela de nuevo y seré tu esclavo
para siempre!
Juntos ella y yo
seré tuyo y obedeceré, cabrón
y ya de paso me podrías rejuvenecer un poco
y devolverme el pelo perdido.

En los campos están las ciudades
y en las ciudades están las calles
y en las calles están las casas
y en las casas los amigos
las otras víctimas
las demás calamidades
porque es bien sabido que dios los cría y ellos se juntan
y que todos los cuervos son negros
de un negro azulado”.

Después de la charla me quedé un rato en la sala, porque pretendía saludar a Ana, confesarle mi admiración por ella y preguntarle si recordaba a mi amigo Carlos, si tendría la amabilidad de hacerse una foto conmigo y firmarme alguna cassete y algún dibujo mío que había traído en una cartera, pero, por alguna extraña razón, no pude hacerlo. Lo cierto es que acudió más gente de la que esperaba y no fueron pocos los que habían tenido la misma idea que yo, sorprendentemente para mí, la mayoría de la gente era muy joven. Una señora algo más talludita se enrolló un buen rato hablando con Ana, no obstante me acerqué, nuestras miradas se cruzaron furtivamente durante un segundo, pero no fui capaz de articular palabra alguna, así que, aprovechando que la señora no terminaba de irse, abandoné la sala discretamente. Fue como si, después de las cosas tan intensas que había escuchado y de todo lo que había aprendido aquella tarde sobre la vida de Ana, Ángel y César, cualquier cosa que yo hubiese podido decir parecería terrible y ridículamente insignificante. Busqué en vano, entre mis papeles, alguna vieja entrada de algún concierto de “Parálisis Permanente” o de “Los Seres Vacíos”, para que me la firmase, pero no la encontré. No pude hacer nada más, antes tenía que meditar y digerir todo aquello.
Luego me paré a pensar sobre toda esa generación perdida que murió a causa de las drogas, el SIDA y los accidentes de tráfico, la generación justo anterior a la nuestra, a la que pertenecen Ana, César y Ángel. Ellos fueron los pioneros y artífices de la “movida”, ellos se arriesgaron, fueron innovadores, creativos, se divirtieron, vivieron al límite, en el lado salvaje, de una manera extremadamente intensa, dejándose la piel y la vida en ello.
En comparación, nosotros, la generación posterior, parecemos una versión “light”, cobarde y acomodaticia, a los que se nos dio casi todo hecho, incluido el brutal aviso que supuso aquella demoledora experiencia de jugar con las drogas.
La movida, en sus inicios, utilizó el rock, en su faceta más punk, como un medio más para transgredir y romper con todo aquello que pudiera sonar a tradicional, sin que les importara mucho la calidad musical, lo importante era el espíritu rebelde y las ganas de diversión. Vivieron tan rápido que no les dio tiempo a tener hijos ni a disfrutar de una apacible vida en familia (en alguno de los versos de El Ángel se aprecia una cierta frustración por no haber podido dejar descendencia, uno de los instintos más fuertes de todos los seres vivos).
Por el contrario, la post-movida de mediados y finales de los 80, supo nadar y guardar la ropa para fundar una saga familiar, en la que, por un lado, conectó con los guateques de sus padres, sin renunciar a las tradiciones más folkies y castizas, mientras que, por el otro, ha pasado el testigo a una segunda generación, en el afán de dejar una obra digna, con la suficiente calidad, que entronque con el glorioso legado del rockanroll.
Pero ambas “movidas” tienen en común una cosa, ambas supieron divertirse por encima de todo.
Al salir de la charla de Ana y César, deseaba buscar toda la información que cayese en mis manos sobre “Los Escaparates”, pero, curiosamente, no me vino a la mente ninguna canción de Alaska y los Pegamoides, de Parálisis Permanente, de los Seres Vacíos, ni de “Digital 21”, sino que no hacía más que canturrear el “Bette Davis´ Eyes” de Kim Carnes, supongo que me recordaba aquella época de los primerísimos 80 y aquellos ojos de mirada profunda y ausente, viva y vacía, a la vez, en los que algunos ángeles privilegiados han tenido la suerte de reflejarse.
Resuena en el sombrero: “Bette Davis Eyes”.- Kim Carnes (Escocia, 1981).

Fotos 4, 5 y 6 by Mad Hatter.