domingo, diciembre 27, 2015

UN PROFETA DEL SIGLO XXI: ÁNGEL STANICH





 


Aunque su imágen desaliñada e hirsuta, recuerda un tanto a la del primer Dylan, el empuje y ritmo poderoso con el que saltó al escenario, en solitario, y se puso a rasgar con rabia las cuerdas de su guitarra, le asemejan más a un Johnny Cash carpetobetónico, al que el propio Ángel Stanich rinde tributo al mencionarle en alguna canción, así como en el título de un EP que grabó en directo en 2014 “Disparar a un hombre en Reno”.

Tras esa impactante entrada en solitario, su banda, compuesta por guitarra, bajo y batería, tremendamente sólida y engrasada, se unió a él, añadiendo aún más fuerza y potencia, destacando los ambientes psicodélicos que emanaban de las vibrantes cuerdas del “Pescador”, soberbio guitarrista, así como la colaboración especial de Jave Ryjlen (Idealipstick) al órgano y percusiones, en algunos temas, porque hay que subrayar el hecho de que, por encima de todo, se notaba que estábamos en presencia de grandes músicos, envueltos en el universo creado por la singular personalidad de Ángel, repleto de caótica poesía, en la que se mezclan tópicos con geniales originalidades, lo cotidiano con lo místico y lo legendario, proveniente tanto de la religión como del western. Un universo delirante y psicodélico, que, en cierto sentido, puede recordar al de artistas de los 60 tan peculiares como Donovan, del que versionaron su “Hurdy Gurdy Man”, aunque quizás más influenciado por lo americano, como también se evidenció con la estupenda versión castellanizada del “My My, Hey Hey” del gran Neil Young.

Su austero y rudo aspecto tiene la aureola bíblica de profetas como San Juan el Bautista, sumergiéndonos a todos en un ritual ancestral, a caballo entre los pieles rojas norteamericanos y las catacumbas de los primeros cristianos. A veces podría pensarse que unas letras tan delirantes sólo pueden escribirse bajo la influencia de ciertas sustancias, idea que podría verse reforzada por canciones como “Mezcalito”, sin embargo, yo diría que el espíritu puro e inocente prevalece, siendo uno de los momentos más álgidos del concierto cuando, tras una introducción explicativa más profunda y prolongada de lo habitual, interpretó el tema titulado “Jesús Levitante”, cuya letra reza: “Dímelo a mi ¿Quién te ha llamado? Jesús del Madero a tí te ha llamado, hablas de él como un amigo. Es el que lleva al colegio a tus hijos... Soy San Gabriel, traigo un mandato: Deja las drogas, te están afectando”.

En efecto, su menuda anatomía, de aspecto frágil, y un carácter tímido que busca refugio tras su rizada melena y poblada barba, parecen esconder una inusitada fuerza que le hace brincar sobre el escenario como una especie de Rasputín, rebelde y humilde, a la vez. El respeto a sus mayores, compatriotas, se evidenció con la versión que hicieron de "El Río", del granadino Miguel Ríos. Su peculiar voz, tiene el carraspeo de la rabia cargada de ácido sarcasmo, pero en un tono que refleja un cierto candor infantil, cálido, sincero y sin ninguna malicia, apesar de que diga cosas tan duras como “El tipo en quien confía el carnicero cuando quiere género fresco... Hey Joe si me vas a matar, deja al menos que termine mi sandwich”. De su canción más famosa “Metralleta Joe”, con la que cerró el bis y el concierto de manera apoteósica, la noche del 26 de diciembre, en la sala Biribay de Logroño.

Resuena en el sombrero: “Mezcalito”.- Ángel Stanich (Santander, 2015).