jueves, mayo 30, 2013

RENNIE Y EL PÁJARO CARPINTERO


The Handsome Family, el dúo de alt-country compuesto por Brett y Rennie Sparks, acaban de publicar un nuevo álbum titulado “Wilderness”, que versa sobre la fauna silvestre. En internet hay disponible una bella canción titulada “Woodpecker” (Pájaro carpintero), con la que esta genial pareja nos traslada a las austeras y rústicas alacenas abandonadas, casi vacías, con unos pocos bellos recipientes de arcaico vidrio transparente, que se aparecen cual fantasmas en su interior, y en los que nuestras bisabuelas guardaban mermeladas caseras, mantequilla, legumbres, azúcar, té y café, dentro de apolillados armarios de madera, iluminados con la luz que se refleja en las paredes desconchadas, tras haber atravesado unas ventanas con la pintura ajada y cuarteada por el paso del tiempo.

El proceso creativo de esta canción del pájaro carpintero ha sido descrito bella y magistralmente por la propia Rennie, poetisa, letrista y banjista del dúo, en el interesante artículo que ha sido publicado hace unos pocos días en el “New York Times”, ilustrado con el dibujo suyo que veis arriba, y que traduzco a continuación:

“El último septiembre, en uno de esos tempranos días rojizo-dorados del otoño, me despertó un tamborileo (tap-tap-tapping) que provenía del patio. Un pájaro carpintero estaba martilleando el viejo arce (Acer negundo) que se encuentra pasada la chumbera cerca del callejón del fondo, mientras yo yacía en la cama dejando que mis pensamientos diesen vueltas:

¿Cómo sabe el pájaro carpintero los árboles que están llenos de bichos? ¿Qué saben esos bichos cuándo el pico de un pájaro carpintero martillea cerca? ¿Qué sabe el árbol cuándo un pájaro carpintero martillea su corteza?

Aquí me encuentro tratando de empatizar con un árbol, con una larva de insecto y con un pájaro, y sé que es una buena ocasión de que se esté gestando una idea para alguna canción. Por supuesto que esto no significa que se termine ninguna canción, pero sí significa que me voy a pasar unas pocas horas sentada en el sillón indagando sobre palabras como “pájaro carpintero” y “escarabajo del arce” y que pasaré todavía más tiempo revolviendo y escribiendo en mi cuaderno de notas.

Tengo un montón de cuadernos llenos de notas y escritos. A menudo no conducen a nada, pero algunas veces, en los días de suerte, los escritos empiezan a conectarse con algún misterio que no puedo dejar hasta que éste sea desvelado. Lo que una vez fue un amasijo de palabras e ideas empieza a magnetizarse y estar lleno de sentido ¡Oh, esos días de suerte!

Básicamente, me limito a sentarme en el sofá y a seguir las chispas que se dispersan por aquí y por allá.

Aquella mañana que empezó con un tamborileo, le siguió una tarde en la que aprendí mucho sobre pájaros carpinteros. Supe que estas aves tienen lenguas larguísimas con cerdas en su extremo. Supe que el cráneo de los pájaros carpinteros está especialmente diseñado para protegerlos de los impactos, como un casco anti-choque. También averigüé que su oído es sorprendentemente agudo. Estas aves pueden escuchar el sonido de las larvas al moverse dentro del tronco de un árbol cuando pasan volando por encima.

¡Sí! Este último hecho resonaba en mi cabeza, que me cosquilleaba de excitación.

Me senté un rato y traté de imaginar cómo sería tener un oído tan fino que fuese capaz de escuchar los bichos meneándose dentro de los árboles. Al principio me pareció algo maravilloso – escuchar grandes orquestas en las rocas y las laderas, las canciones secretas del aire y la tierra. Pero entonces caí en la cuenta de lo mucho que eso me distraería. Con un oído tan sensible ¿No terminaríamos todos con nuestras orejas pegadas a montones de porquería y agujeros de árboles, durante días, olvidándonos de comer y de dormir, completamente absortos por los sonidos más insignificantes?

Por qué entonces, me preguntaba, los pájaros carpinteros no se vuelven locos de distracción a causa de su agudo sentido del oído? ¿Como pueden soportar estas aves el martilleo sobre el tronco de un árbol cuando sus oídos son tan sensibles como para escuchar a los bichos arrastrase dentro de la madera? ¿Está entonces el cerebro de un pájaro carpintero sintonizado para escuchar con precisión determinados sonidos e ignorar completamente otros? ¿Qué partes de la realidad filtran activamente nuestros propios cerebros cuando tratamos de percibir el mundo?

De repente y aparentemente sin conexión alguna, me acordé de Mary Sweeney.

Mary Sweeney fue una mujer brevemente mencionada en el libro de Michael Lesy, “Wisconsin Death Trip”. Recordaba que había escrito alguna nota o dos sobre ella en un cuaderno, en algún sitio, hace unos pocos años, mientras leí el libro de Lesy y recordaba que varias veces, durante estos años, intenté sin éxito escribir algo acerca de ella. En mis cuadernos, tengo escritas miles de palabras sobre centenares de personas. La mayoría de ellas no conducen a nada.

Por ejemplo: Durante las dos últimas semanas, he estado obsesionada con las lombrices y Alan Turing ¿Qué relación tienen ambas cosas? Aún no lo sé, pero la obsesión, la inmutable convicción de que hay alguna conexión mágica y profunda, persiste. Así que no dejo de anotar cosas en busca del camino oculto.

Ahora, en este día del pájaro carpintero: Un profundo e inescrutable nivel de mi psyche, está convencido de que Mary Sweeney era un pájaro carpintero. El truco está en que el resto de mi se convenza de ello.

Busqué en internet sobre Mary Sweeney y encontré un poco más sobre ella: Había sido arrestada cientos de veces en Wisconsin, durante los años 1890, por romper ventanas arrojando el bolso una y otra vez a los cristales. Era una esposa y madre, antigua maestra, que periódicamente huía de su casa en St. Paul (Minnesotta), cogía trenes a pequeños pueblos de Wisconsin donde desembarcaba y era capturada de nuevo, “complacida en su salvaje deporte”, según el periódico “The Badger State Banner”. Ella admitió el uso de cocaína para “calmar los nervios” y se dijo que había sufrido una lesión en la cabeza, pero no era capaz de dar una explicación razonable del motivo por el que no podía dejar de romper ventanas.

Por supuesto, los crímenes de Mary parecen ser obra de una mente desilusionada y llena de sufrimiento. Pero, aún así, hay algo en sus acciones que las eleva por encima de la mera “locura”. La idea de ella, una maestra del siglo XIX, repentinamente trasformada en una diosa de la ruina, la encuentro al borde de considerarla, de algún modo, extrañamente heroica.

Adorable Mary Sweeney, la famosa rompedora de ventanas”.

Escribí esa línea en mi cuaderno y sacudió mi cabeza ¿Qué diablos tenía eso que ver con los pájaros carpinteros? Todavía no tengo una idea clara, pero supe que había una conexión entre el martilleo del pájaro carpintero y la rotura de ventanas de Mary. Lo sentía. Supongo que ahí reside el secreto de escribir letras. La historia que se cuenta en una canción no tiene necesariamente por qué “ser” verdad, pero tiene que “sentirse” verdadera.

Así que, tenía la sensación de que Mary Sweeney era una bella heroína y no una depravada vándala. No estaba basado en los hechos, desde luego, sino en cómo los hechos me habían golpeado emocionalmente. ¿Cómo puede ser heroico romper ventanas? De algún modo me había enganchado a esta gran certeza emocional: Mary rompía ventanas porque ella veía algo en ellas que nadie más podía ver. ¡Ella era el pájaro carpintero de las ventanas!

Me sentí mejor acerca de Mary y los pájaros carpinteros cuando pensaba en ello. En esa búsqueda de calma, repentinamente me di cuenta de lo que había estado tratando de expresar con palabras desde que me desperté aquella mañana: el sentimiento de expansión repentina – la rotura de límites, esa maravillosa y aterradora sensación de que, de repente, el mundo se hace más grande de lo que era hace un momento.

La espantosa/extática expansión de la percepción fue la que me proporcionó aquel pájaro carpintero que tamborileaba en el patio. Había despertado de un sueño profundo para encontrar que mi mundo era mayor que mi habitación. Y es, de algún modo, una repentina expansión de la percepción la que Mary Sweeney dio al mundo rompiendo ventanas en pequeños pueblos del siglo XIX, en Wisconsin, para bien o para mal, Mary hizo del mundo un lugar más grande y más extraño, trayendo su caos rompedor a las tranquilas calles de aquellos tranquilos pueblos en aquellos tranquilos días. La prueba es esta: Todavía estamos pensando sobre ello, después de cien años ¡Menuda pájara carpintera fue Mary!

Una buena canción brilla con una luz que te permite ver más lejos y sentir más, al menos durante esos pocos minutos que transcurren hasta que muere la última nota y nos encontramos de vuelta en nuestra pequeña habitación. Y esta magia se realiza sin que salte ningún cristal en pedazos ni se dañe la corteza de ningún árbol.

Así, me puse manos a la obra con mi canción del pájaro carpintero. Conecté mi punto A con mi punto B y con mi punto C, hasta que tuve tres versos y un estribillo acerca de una mujer que también era un pájaro carpintero. Le di la letra a mi marido Brett y el misterioso proceso de nuestra forma conjunta de escribir canciones siguió su curso.

¿Quién puede decir cómo una melodía llega a la cabeza de Brett? Él, ciertamente, no puede.

Leo las palabras una y otra vez”, dice Brett. “Y entonces, eventualmente, empiezan a cantarme”.

Y eso fue lo que pasó. Observé como Brett se ponía delante del folio con la letra durante unos cuantos días. Siempre tenía el papel cerca mientras veía la televisión y mientras comía. A veces le veía mover los labios mientras leía. A veces no. Una noche en medio de un episodio de reposición de “La Oficina”, de repente, apagó la tele, agarró su guitarra y empezó a cantar las palabras que yo había escrito. Y, en la melodía que Brett escribió creo que se las arregló para contar más de la historia que yo quería contar. En la canción de Brett escucho las trinantes y gorjeantes notas de un pico martilleando y las altas y afiladas armonías del anhelo de una mente inestable en busca de algo bello y brillante.

De esta manera vino una nueva canción al mundo. Puede que no haya llegado al universo con el mismo impacto rompedor con el que un bolso es arrojado a una ventana o con el que el pico de un pájaro carpintero golpea sobre la corteza, pero, a nuestra propia y pequeña manera, espero que hayamos añadido al mundo algo bello y que haga pensar, algo que abra un poco más nuestras ventanas para que entre un poco más de luz.”

Resuena en el sombrero: “Woodpecker".- The Handsome Family (Alburquerque (New Mexico), 2013).

Pintura y casi todo el texto by Rennie Sparks. Traducción al castellano by Mad Hatter.



martes, mayo 28, 2013

PARTY OF THE FIRST PART




Mi querido amigo madrileño Carlos, que también tiene un blog llamado “Questions”, ha tenido la maravillosa idea de sacar un vídeo fusionando las imágenes del cómic que empecé a dibujar en 1983, sobre la historia de ficción del grupo “Bauhaus” (precursores del rock gótico), con la música del tema que le da título “Party of the First Part” y el “She´s in Parties”, el resultado lo podéis ver aquí.

Aquellos que conozcan la iconografía y discografía de “Bauhaus”, seguro que habrán reconocido el logo del grupo, portadas de discos y otros detalles de su oscura y siniestra estética.

Nunca llegué a terminarlo, ya que mis intereses se desviaron hacia otros derroteros y luego empecé a tocar con los Rescuers, así que le regalé el cómic a Carlos, quien era y es el mayor fan de “Bauhaus” que he conocido, al objeto de que pudiera continuarlo. Él tampoco pudo hacerlo, pero lo ha conservado durante todos estos años para hacer esta obra de arte compartida ¡Muchas gracias querido amigo!

Resuena en el sombrero: “Party of the First Part” y “She´s in parties”.- Bauhaus (Northampton (UK), 1982).- Montaje y publicación: CarlosRADAR”. Dibujos y guión: JulioMad Hatter”.

Pero lo más alucinante de todo es que, después de 30 años, mañana miércoles 29 de mayo, el grupo de Carlos – “RADAR” – serán teloneros de Peter Murphy (última foto), en la actuación que dará en la sala “Arena” de Madrid ¡No os lo perdáis!

viernes, mayo 24, 2013

CUANDO EL ROCK AND ROLL DEJÓ DE SER UN BAILE


El Rock and Roll fue, desde sus inicios, una música concebida esencialmente para bailar. En el crisol de culturas que es EEUU se mezclaron el Blues cantado por los descendientes de los esclavos negros, el lado más animado del country (Hill Billy) e influencias europeas como la Polka y la canción italiana, si a todo ello le sumamos la chispa de la guitarra eléctrica de Les Paul, con una potente base rítmica de bajo y batería, ya tenemos montado el estilo que revolucionó la música del siglo XX y que sigue muy vivo en lo que llevamos del XXI.

Así surgieron artistas como Chuk Berry, Bill Halley, Carl Perkins y el rey Elvis Presley, quien se caracterizó, entre otras cosas, por su extraordinario movimiento de cadera, que le llevó a ganarse el apodo de “Elvis Pelvis”.

Casi al mismo tiempo (si no antes) surgieron artistas más interesados en las posibilidades sonoras y musicales que ofrecían las guitarras eléctricas y los amplificadores, empezó a desarrollarse toda una tecnología asociada, fundamentada en palancas, pedales y botones que conseguían curiosos efectos sonoros, tales como reverberaciones, ecos, distorsiones y ruidos varios. Entre estos artistas tenemos a Link Wray, The Ventures o Dick Dale, precursores de lo que, años más tarde, acabaría derivando en lo que se llamó música Surf, ya que avocaba las trepidantes sensaciones, ritmos y vibraciones que sentían quienes se lanzaban al mar subidos en sus tablas en busca de la ola perfecta. En este estilo, el rock más vibrante y guitarrero se combina con ritmos exóticos procedentes de Oriente Medio para formar un irresistible cocktail.

Cuando el recién nacido rock cruzó el Atlántico y arribó a las costas de las Islas Británicas surgieron, a principios de los 60, grupos que se convertirían en auténticos pilares del estilo como son The Beatles y The Rolling Stones. Particularmente los primeros, empezaron a experimentar con teclados, mezclas y grabaciones, en búsqueda de un sonido sofisticado que tratase de emular la magia y las extrañas experiencias sensoriales producidas por efecto de las drogas, que también estimulaban su inspiración creadora, fue lo que se llamó Psicodelia.

Sin duda influenciados por los Beatles y otros grupos como The Velvet Underground, que trataban de profundizar en la vertiente más artística, poética, transgresora e intelectual del rock, algunos jóvenes alemanes que, tras la Segunda Guerra Mundial, sentían que su cultura había sido sustituida por la norteamericana, trataron de desarrollar un estilo propio denominado Krautrock, basado en la exploración de las posibilidades que ofrecía el gran desarrollo tecnológico que se estaba produciendo a mediados de los 70, con los sintetizadores, cajas de ritmos y secuenciadores. Así surgieron grupos como Kraftwerk y Tangerine Dream.

En el extremo opuesto, de vuelta al continente americano, la influencia de los Beatles se mezcló con el Folk para expresar el ansia de cambios, la rebeldía, la rabia y la frustración que bullían en una juventud profundamente defraudada por un sistema político que les estaba conduciendo a un capitalismo exacerbado y a la muerte en lejanos campos de batalla como Corea y Vietnam. De modo que, en este caso armados con instrumentos primitivos y sin ninguna sofisticación tecnológica, tales como guitarras, banjos, mandolinas y armónicas, surgieron trovadores libres y rebeldes como Bob Dylan o The Byrds.

Sí, sí, todo esto está muy bien pero… ¿Que fue del baile? Pues de manera paralela a todo este desarrollo poético-filosófico-intelectual del rock, la llamada “British Invasion” produjo, en el lado más eléctrico de una juventud norteamericana que tenía muchas ganas de divertirse, toda la explosión de grupos de Garage, a mediados de los 60. Mientras que numerosos artistas de raza negra desarrollaron un estilo con una mayor carga de ritmo, visceralidad y pasión, me estoy refiriendo al Soul, uno de cuyos principales padrinos fue el gran James Brown, a quien, a finales de los 60, se le ocurrió la brillante idea de pasar del “upbeat” al “downbeat” para crear el Funk. El enorme desarrollo que tuvo la música Funky a principios de los 70, produjo que todo el mundo se lanzase en masa a las pistas de baile de las discotecas donde se acuñó el término de música “disco”.

Y, hete aquí, que, en las populosas ciudades industriales de Detroit y Chicago es donde, a principios de los 80, se cierra el círculo cuando los ritmos afro del funk, el disco y el free jazz, se combinan con el arsenal tecnológico del krautrock alemán para crear nuevos estilos denominados “Techno” y “House”, que resultaron ideales para ambientar la cultura de clubs y discotecas de las ciudades del mundo occidental.

Al mismo tiempo, en Inglaterra, la influencia de Kraftwerk se combinó con el pop de la “new wave” y los nuevos románticos para dar lugar al llamado “Tecno-pop” con grupos como Depeche Mode, Human League, Heaven 17, etc.

A finales de los 70 tuvo lugar la revolución punk, que evolucionó en los 80 hacia un “afterpunk” de tintes oscuros, siniestros o góticos, el cual también fue adquiriendo una progresiva sofisticación tecnológica que ya empezó a vislumbrarse con las cajas de ritmos de Sisters of Mercy o de New Order (herederos de Joy Division), unos sonidos que fueron convergiendo hacia la música electrónica con el “Dark Ambiet” y el “Goth Industrial”. Una vez más, se aprecia ese destino inexorable que conduce a numerosos estilos desde los bares, pubs y pequeños garitos o salas hasta las macrodiscotecas y las naves industriales.

O sea que, por mucho que nos empeñemos, el rock está avocado a ser fundamentalmente una música de baile, … Eso sí, personalmente, me quedo con el garage hecho en pequeños garitos donde pasan cosas como esta.

Resuena en el sombrero: “Theme from the Vindicators”.- The Fleshtones (New York, 1980).

Foto: Cliff Richard bailando rock´n´roll en 1958.

lunes, mayo 20, 2013

CRECER CAMPO ADENTRO





Desde hace algunos años, se observa un incipiente freno del aplastante predominio de lo urbano frente a lo rural, de manera que al menos una minoría de personas vuelven su mirada hacia el campo, o bien se fijan en determinados aspectos del mundo rural con un nuevo enfoque más actual y alternativo.

Por ejemplo, la actividad agraria predominante en el momento actual está basada en tres hechos fundamentales

1) División o especialización: Existen explotaciones agrícolas o ganaderas especializadas en uno o muy pocos cultivos o especies, por lo general explotados de una manera intensiva.

2) Necesidad de insumos externos: Existe una gran dependencia de insumos o “inputs” externos que aumentan los costes de producción, tales como: energía (combustibles, electricidad), agua (embalses, canalizaciones y regadíos), fertilizantes químicos, productos fitosanitarios, productos farmacéuticos, semillas manipuladas genéticamente, etc.

3) Dependencia económica de las subvenciones: En la actualidad prácticamente ninguna explotación agraria sería rentable sin las ayudas o subvenciones de la PAC (Política Agraria Común), que suponen una partida muy importante del presupuesto de la UE.

En este sentido, se empieza hablar (en la feria anual “Biocultura” e incluso en algún programa de la televisión pública como “Agrosfera”) de conceptos tales como “permacultura”, “agricultura integrada” o “agricultura ecológica” que tratan de que la actividad agraria sea realmente sostenible, mediante la integración agricultura-ganadería-bosque, al objeto de cerrar ciclos completos, creando, por así decirlo, verdaderos ecosistemas agrarios o agroforestales. Para ello se presta especial importancia a la conservación y mejora de la fertilidad y la capacidad de retención de agua del suelo, se aprovechan al máximo las características topográficas (pendientes, exposiciones) y ecológicas, así como todos los recursos existentes en cada lugar, tratando de crear sinergias, al objeto de minimizar los costes y maximizar la diversidad, sostenibilidad y calidad de unos productos sanos, tanto para las personas, como para el medio ambiente.

Se trata de que las fincas sean viables y rentables por sí mismas, sin necesidad de subvenciones y, a ser posible, autosuficientes: Todo lo que necesita una finca, se encuentra dentro de la propia finca.

Estos valores de sostenibilidad y autosuficiencia están siendo puestos en práctica en las denominadas “ecoaldeas” y a través de movimientos o asociaciones diversas como “dulce revolución”.

El mismo nombre de “explotación” tiene unas claras connotaciones negativas, por lo que habría que recuperar los conceptos tradicionales e integrales de granja, campo, dehesa, mucho más descriptivos de los ecosistemas agroforestales que se pretenden conservar y potenciar.

Hasta ahora y a nivel oficial, se ha tratado de revitalizar el mundo rural un tanto “de boquilla”, mediante subvenciones públicas a la agricultura, la ganadería y la forestación, la construcción y mejora de carreteras y otras obras públicas en los pueblos (calles, plazas, depuradoras, polideportivos, colegios, centros de salud). Digo “de boquilla”, porque en la práctica muchas de estas infraestructuras han servido para que la gente tarde menos tiempo en viajar de la ciudad al campo, con lo que la gran mayoría de las personas viven en la ciudad, a pesar de que puedan desarrolla una gran parte de su actividad en el mundo rural. Con lo que, hoy por hoy, lo cierto es que se siguen despoblando pueblos y se siguen cerrando centros de salud, bibliotecas y colegios rurales.

Por eso, a mi modo de ver, el principal problema del mundo rural no es la economía, sino los servicios y la cultura de nuestros pueblos, aldeas, caseríos y granjas.

En este sentido, una de las iniciativas más novedosas que he conocido últimamente es la denominada “Campo Adentro”, un ambicioso proyecto sobre territorios, geopolítica, cultura e identidad de las relaciones campo-ciudad, del que la televisión y radio públicas se han hecho eco en programas como “Metrópolis” (en la 2) y “El Bosque Habitado” (en Radio 3).

Se trata de que no sólo se mire al campo como un suministrador de materias primas o un reservorio de la biodiversidad, sino que se potencien y se valoren adecuadamente sus actividades industriales y culturales propias, tales como: artesanía, arquitectura, pintura, escultura, literatura, música, danza, moda, costura, cine, informática, gastronomía, deporte, actividades de ocio al aire libre, etc.

Comer y curarte con lo que cultivas con tus propias manos o recoges en el campo de una manera sostenible, ordenada y respetuosa es algo tremendamente gratificante.

Resuena en el sombrero: “Canción de Ánimas”.- Lombarda (Granada (Andalucía), 2001).

Fotos by Mad Hatter, tomadas ayer en mi minihuerta, en las que se muestra el crecimiento de una lechuga (1: 26 de abril - 2: 19 de mayo), la fructificación de las habas (3) y una joven planta de tomate de la variedad “Corazón de Buey” (4).

jueves, mayo 16, 2013

GENES EGOISTAS PARA COLONIAS ALTRUISTAS



En alguna ocasión anterior ya hemos hablado de la teoría del gen egoísta, que establece que el objetivo prioritario de los genes es su pervivencia en las generaciones venideras.

Teniendo en cuenta que los seres humanos estamos formados por células con un sólo núcleo diploide y que nos reproducimos sexualmente, la estrategia del gen egoísta conlleva el desarrollo de poderosos instintos animales: supervivencia, reproducción, perpetuación de la especie y amor paterno/materno-filial.

Es decir, todos los individuos deseamos la pervivencia de nuestra especie, preferiblemente mediante el paso a la siguiente generación de nuestros propios genes o, en su caso, de los más próximos que fuese posible (familiares, paisanos, compatriotas, misma raza).

La fuerza de este instinto del gen egoísta es tal, que supera incluso al de apego a la tierra y al de identidad individual.

El primer caso se ha puesto de manifiesto recientemente, cuando hace poco se dio a conocer en los medios el proyecto “Mars One”, en el que una ONG holandesa ha pedido voluntarios para realizar un viaje sólo de ida al planeta Marte, con el fin de formar allí una colonia humana y retransmitir un nuevo reality show televisivo a partir del 2022. Al parecer, ya se han apuntado más de cien personas de todo el mundo, de las que 11 son españolas.

La decisión de apuntarse a semejante aventura es francamente peliaguda y de una enorme trascendencia. Desde el punto de vista del gen egoísta implica, por un lado, renunciar a formar parte del elenco terráqueo de genes; pero, por otra, supone la oportunidad de formar parte del banco genético de la nueva colonia marciana, en una proporción mucho mayor de la que nadie podría alcanzar nunca en la Tierra. Supone, además, ampliar las probabilidades de supervivencia de la especie humana en el futuro, en el caso de que alguna terrible catástrofe destruyese la vida humana en nuestro maternal planeta azul de origen.

Es decir, en esta aventura marciana hay un cierto cariz heroico y altruista: “Es duro dejar familia, amigos y abandonar la madre Tierra, pero se trata de una experiencia única que hago por el bien de la humanidad y de la ciencia”. Aunque también hay un trasfondo egoísta, ya que esto implica que los genes de la colonia humana en Marte e incluso de la futura humanidad serían los de los colonos que consigan vivir allí (por lo visto serán un máximo de 40 personas).

Con respecto a la supremacía del egoísmo genético sobre el concepto de identidad individual, se ha puesto de manifiesto con el reciente descubrimiento (por mi parte) de que los hongos ascomicetos pezizales del género Morchella (Colmenillas, Cagarrias o Múrgulas) forman colonias miceliares compuestas por la fusión (anastomosamiento) de hifas multicarióticas haploides de distintos individuos. Me explico:

Mientras que los animales y plantas somos predominantemente diploides durante toda nuestra vida, es decir, cada célula tiene un único núcleo que contiene dos juegos de cromosomas, uno procedente del gameto (haploide) del padre y otro del gameto femenino de la madre. Los hongos, por el contrario, son predominantemente haploides (sus núcleos contienen un sólo juego de cromosomas). En lugar de gametos, producen en sus órganos reproductores (setas) esporas, que también son haploides. De la espora germina un filamento llamado hifa que al dividirse y crecer forma una red o conjunto de hifas, separadas por septos o tabiques porosos, llamado micelio, que sigue siendo haploide y que constituyen el cuerpo principal de los hongos. Éstos carecen de sexos, pero tienen lo que se llama “tipos compatibles de apareamiento”, de manera que cuando dos hifas de micelios distintos pero con tipos compatibles de apareamiento se encuentran, se unen (anastomosan) y forman un nuevo micelio compuesto por hifas que poseen dos núcleos emparejados (dicarióticas), uno procedente del “padre” y otro de la “madre”, sin embargo estos núcleos no se fusionan sino que conviven dentro de la misma célula (hifa), y únicamente se unen en las células reproductoras de las setas, momentos antes de que vuelvan a dividirse mediante meiosis para formar las esporas.

En el caso de algunos ascomicetos, entre los que se encuentran las Morchella, las esporas contienen entre 10 y 30 copias de un núcleo haploide, es decir son multicarióticas, y de ellas nacen hifas igualmente multicarióticas. Las hifas de las Morchella se empalman (anastomosan) entre si con frecuencia, de manera que diferentes individuos, nacidos de esporas que han caído cerca unas de otras, se unen y ponen en común todo su arsenal genético de núcleos, de forma que al final lo que se forma es una red o colonia miceliar formada por hifas heterocarióticas que contienen entre 5 y 65 núcleos diferentes (!!!).

Esto supondría un autentico caos para la mayoría de seres vivos, porque ¿Qué código genético (cadena de ADN) de los muchos presentes en cada célula prevalece y es utilizado para fabricar las proteínas, enzimas y hormonas que componen y regulan el desarrollo de los diferentes órganos y estructuras que forman nuestros cuerpos? Efectivamente, el desarrollo y fructificación de las Colmenillas es bastante caótico, ya que setas muy próximas entre sí pueden presentar aspectos, tamaños, formas y colores bastante diferentes para lo que habitualmente estamos acostumbrados a que deban caracterizar una determinada especie. De hecho, setas producidas por la misma colonia miceliar pueden no ser genéticamente iguales, ya que en su formación podrían haber intervenido distintos núcleos. Esta es una de las causas por las que los micólogos no han sido capaces de ponerse de acuerdo en clasificar y nombrar los diferentes taxones que han sido descritos dentro del género Morchella, que incluso podría abarcar algún otro género descrito con el nombre de Mitrophora.

¿Por qué todo este follón de tantos núcleos distintos pero asociados? ¿Qué ventajas puede tener esto? La existencia de todo este arsenal genético posibilita un rápido desarrollo y una rápida y flexible capacidad de adaptación a un medio cambiante, sin embargo imposibilita la delimitación o definición de los distintos individuos.

Es decir, la teoría del gen egoísta, en el marco de la genética de las Morchella, ha conducido a la formación de colonias mediante la asociación de varios individuos indiferenciados, en favor de una mayor supervivencia de los genes que caracterizan a la especie. O sea que en estos hongos realmente prevalece la especie sobre el individuo, hasta el extremo de que éste desaparece o se diluye en una masa continua.

Como he tratado de demostrar, la teoría del gen egoísta está detrás tanto de la formación de colonias humanas en Marte como de las colonias miceliares en las Morchella. Si bien se trata de un egoísmo un tanto especial, que también tiene bastante de altruismo, supervivencia e impulso vital.

Ya lo sé, el argumento no es fácil de seguir, ni el contenido fácil de entender,… lo de “Mad” es por algo, efectivamente.

Resuena en el sombrero: “Like Wow Wipe Out”.- Hoodoo Gurus (Sydney (Australia), 1985). Perteneciente a su álbum “Mars Needs Guitars”. Una banda formada por descendientes de colonos y presos ingleses que, en los siglos XVIII y XIX, viajaron hasta una lejana isla de las antípodas.

Fotos: 1º) Imagen virtual de la futura colonia humana en Marte del proyecto "Mars One". 2ª) Colonia de Morchella dunensis.

lunes, mayo 13, 2013

OBI-TUARIOS Y CORONAS FLORALES







Observad cómo crecen los lirios del campo. No trabajan ni hilan; sin embargo, os digo que ni siquiera Salomón, con todo su esplendor, se vestía como uno de ellos. Si así viste Dios a la hierba que hoy está en el campo y mañana es arrojada al horno, ¿No hará mucho más por vosotros, gente de poca fe? Así que no os preocupéis diciendo: “¿Qué comeremos?” Porque los paganos andan tras todas estas cosas, y el Padre celestial sabe que necesitáis de todo esto. Más bien, buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Por lo tanto, no os angustiéis por el mañana, el cual tendrá sus propios afanes. Cada día tiene ya sus problemas.” (Mateo 6:25-34).

No cabe duda que el mundo vegetal, especialmente las flores, siempre han sido fuente de inspiración para los atuendos humanos y la moda, no sólo de las mujeres sino también para los hombres (1ª foto). Sin embargo, a la vista de las fotografías de arriba, resultan curiosas las semejanzas existentes entre ciertas ropas asiáticas, como son el kimono (着物) con su obi (帯 cinturón de tela) japonés, las túnicas y gorros de los lamas o monjes tibetanos, y una flor autóctona del continente americano, como es la Amapola de California (Eschscholzia californica) que, escapada de los jardines, se ha asilvestrado en muchos lugares de la Península Ibérica.

El cáliz de esta flor está formado por dos sépalos fusionados de tal modo que forman una capucha, la cual protege los pétalos durante su desarrollo inicial, de manera que, al abrirse la corola, la capucha cae o se rompe, simulando en ocasiones un curioso corsé u obi natural.

Hablando de obis, capuchas, monjes y California (Hollywood), aprovecho la ocasión para expresar mi más sentido pésame por el reciente y triste fallecimiento del gran Constantino Romero ¿Quién podría olvidar aquel: “Luke, yo soy tu padre “. Y también por la pérdida del no menos grande Alfredo Landa.

Resuena en el sombrero:… Pues no, en esta ocasión no voy a poner nada de mis queridos Coronas, sino esta olvidada canción de los sesenta que fue versionada a mediados de los 80 por el grupo sueco The Pushtwangers: “Father´s name is dad”.- Fire (London (UK), 1968). Por lo del padre de Luke y el color de fuego de la Amapola de California.

Cada día tiene ya sus problemas”… Y si, tarde o temprano, todos vamos a morir ¿Por qué preocuparnos por el mañana?... Esto no quita que debemos luchar por un mundo más justo y mejor. Recordemos el viejo proverbio indio que reza: “La Tierra no es una herencia de nuestros padres, sino un préstamo de nuestros hijos”.

3ª foto by Mad Hatter.

miércoles, mayo 08, 2013

EL PODER DE LA PALABRA


No deja de ser curioso como, en ocasiones, pequeños actos que nos parecen nimios, aunque se salgan de nuestro trabajo habitual, resultan ser los más valorados, mientras que un gran esfuerzo en nuestras tareas propias pasa con frecuencia desapercibido. Supongo que es debido a que el primer caso se considera algo extraordinario, que no estamos obligados a hacer pero que sin embargo hacemos por iniciativa propia, mientras que en el segundo, como se supone que es lo que tenemos que hacer, resulta menos valorado.

No deja de tener su lógica, pero deberíamos ser más proclives a agradecer a los demás todos los trabajos bien hechos, pararnos un momento para dar una palabra de ánimo, en lugar de dar tantas cosas por supuestas y pensar que son gestos innecesarios.

No debemos subestimar el enorme poder de la palabra, que muchas veces no es lo que se dice, sino más bien cómo y cuándo se dice, e incluso lo que no se dice, ya que el silencio y el saber escuchar también tienen gran importancia.

Un buen ejemplo de esto se refleja muy bien en la fábula de “La Rana Sorda”:

“Un grupo de ranas viajaba por el bosque y, de repente, dos de ellas cayeron en un hoyo profundo. Todas las demás ranas se reunieron alrededor del hoyo. Cuando vieron cuan hondo era el hoyo, le dijeron a las dos ranas en el fondo que para efectos prácticos, se debían dar por muertas. Las dos ranas no hicieron caso a los comentarios de sus amigas y siguieron tratando de saltar fuera del hoyo con todas sus fuerzas. Las otras seguían insistiendo que sus esfuerzos serían inútiles. Finalmente, una de las ranas puso atención a lo que las demás decían y se rindió. Ella se desplomó y murió. La otra rana continuó saltando tan fuerte como le era posible. Una vez más, la multitud de ranas le gritaba y le hacían señas para que dejara de sufrir y que simplemente se dispusiera a morir, ya que no tenía caso seguir luchando. Pero la rana saltó cada vez con más fuerzas hasta que finalmente logró salir del hoyo. Cuando salió, las otras ranas le dijeron:"nos da gusto que hayas logrado salir, a pesar de lo que te gritábamos". La rana les explicó que era sorda, y que pensó que las demás la estaban animando a esforzarse más y salir del hoyo”.

MORALEJA: 1. La palabra tiene poder de vida y muerte. Una palabra de aliento a alguien que se siente desanimado puede ayudar a levantarlo y finalizar el día. 2. Una palabra destructiva dicha a alguien que se encuentre desanimado puede ser lo que lo acabe por destruir. Tengamos cuidado con lo que decimos. 3. Una persona especial es la que se da tiempo para animar a otros.

Resuena en el sombrero: “Shake!”.- Otis Redding & Eric Burdon (London (UK), 1966). Si esto no te levanta el ánimo es que estás muerto.

La caricatura de arriba corresponde a aquella rana que cantaba y bailaba “One froggy Evening” ¿Recordáis aquella entrada?

martes, mayo 07, 2013

GUERRAS SILENCIOSAS




Desde hace millones de años, se viene librando una silenciosa guerra entre las plantas y los animales fitófagos, así como entre éstos y sus depredadores. Se trata de una guerra de adaptación biológica y genética en la que tienen ventaja los pequeños organismos menos longevos con una elevada tasa de reproducción, ya que en ellos la selección genética de los mejor adaptados se lleva a cabo más rápidamente.

El ser humano lleva unos pocos siglos interviniendo en esta guerra, la cual empezó a desequilibrar con nefastas consecuencias, a partir de que, en el año 1939, el científico suizo Muller descubriese las propiedades insecticidas del DDT, una sustancia que se acumula en las grasas de los animales, por lo que se va acumulando a medida que ascendemos en las cadenas alimenticias. De forma que los insectos se van haciendo cada vez más resistentes al producto tóxico y lo acumulan en concentraciones 10 veces superiores a las que se aplican sobre la superficie de las hojas que devoran. A su vez, los reptiles y anfibios que se alimentan de insectos alcanzan en sus cuerpos concentraciones 100 veces superiores, que llegan a 10.000 en las aves rapaces que se encuentran en la cúspide de la cadena trófica, lo que llevó al borde de la extinción al Halcón Peregrino y al Águila Calva en Estados Unidos, a principios de los 70.

Afortunadamente, el uso del DDT fue prohibido en los años 70, pero desde finales de la década de los cincuenta hasta nuestros días, con la llamada “Revolución Verde”, aparecen en el mercado centenares de materias activas para combatir plagas de todo tipo. Grupos de materias activas como los clorados, fosforados, carbamatos, IGR, etcétera, dan origen a la creación de millares de compuestos químicos que, en muchos casos, son de una elevada toxicidad.

A medio y largo plazo, la aplicación masiva de estos productos ha dado como resultado que numerosas plagas hayan desarrollado una resistencia a los mismos, mientras que las poblaciones de insectos depredadores, anfibios, reptiles y aves se han visto notablemente reducidas, lo cual está provocando el repunte o contraataque de las plagas, que ahora campan a sus anchas, libres de sus enemigos naturales.

La Unión Europea se ha dado cuenta de este problema y ahora trata a toda prisa de regular y reducir la producción y uso de productos fitosanitarios, mediante la exigencia de costosas pruebas que demuestren su grado de toxicidad y su incidencia en el funcionamiento de los ecosistemas naturales, clasificándolos adecuadamente según categorías de toxicidad (Directiva 91/414/CEE), de manera que han dejado de fabricarse los más tóxicos; se han prohibido, con carácter general, las fumigaciones aéreas (salvo excepciones justificadas); recientemente se ha prohibido el uso de neonicotinoides (tóxico para las abejas); y se fomenta la agricultura ecológica, la lucha biológica o integrada contra plagas, así como la formación de los aplicadores de productos fitosanitarios (Directiva 2009/128/CE, de 21 de octubre de 2009, para conseguir un uso sostenible de plaguicidas).

En los trece años que llevamos de siglo, el número de plagas y enfermedades nuevas que aparecen cada año alcanza un porcentaje medio del 12%, las cuales se presentan de una forma cada vez más virulenta. Esto está siendo notablemente favorecido por un comercio internacional cada vez más rápido e intenso, a través del cual numerosos organismos colonizan nuevos países donde crean problemas más o menos graves, debido a la falta de adaptación de las especies vegetales y de los ecosistemas nativos a estos nuevos organismos exóticos introducidos.

Por ejemplo, una de las plagas más conocida y dañina es la llamada “Mosca blanca de los invernaderos” (Trialeurodes vaporariorum, segunda foto), un isóptero originario, según parece, de Brasil o de Méjico, que fue detectado en 1870 en plantaciones de tomates de Estados Unidos y que actualmente está presente en los invernaderos de todo el mundo, donde se cultivan tomates, pepinos y otros cultivos. Tras haberse hecho resistente a la mayoría de los insecticidas utilizados para su control, en los últimos años se están empleando parásitos y predadores naturales, tales como Encarsia formosa, Amblyseius swirskii, Eretmocerus eremicus, Eretmocerus mundus, Macrolophus caliginosus, Nesidiocoris tenuis y Ephestia kuehniella.

La avispilla del almendro (Eurytoma amygdali), procedente de Israel y Oriente Medio, alcanzó el S.E. de Francia en 1981 y en 2012 fue detectada en España por primera vez. Y la avispilla del castaño (Dryocosmus kuriphilus), que produce unas agallas en las hojas de este árbol (ver tercera foto), ha sido declarado organismo nocivo de cuarentena en la UE, es originaria de China, se detectó por primera vez en Europa (Italia) en el año 2002, en 2005 ya estaba en Francia y Eslovenia y en 2012 ya ha alcanzado la Península Ibérica (Girona), por lo que se calcula que avanza a una imparable velocidad de 80 Km./año.

En la lucha contra estos organismos se invierte mucho tiempo, dinero y esfuerzo, el año pasado la revista “Nature” publicó un trabajo del Doctor Miodrag Grbic, de la Universidad de Western Ontario (Canadá), sobre el genoma del ácaro Tetranychus urticae, conocido como “araña roja” (en la primera foto), que ha sido el fruto de una investigación que comenzó en 1998 y ha costado 4 millones de dólares, cofinanciados por el Ministerio de Energía de Estados Unidos, Genoma Canadá y la Unión Europea, en un proyecto internacional en el que han participado más de 30 instituciones científicas de todo el mundo, entre ellas el Instituto de Ciencias de la Vid y del Vino, con investigadores de la Universidad de La Rioja.

Esta diminuta “araña roja”, que sólo mide medio milímetro, está considerado una de las principales plagas agrícolas a nivel mundial, ya que se alimenta de más de 1.000 especies de plantas distribuidas por todo el planeta, excepto en los polos.

Este estudio internacional ha conseguido secuenciar el genoma de este artrópodo, lo que posibilitará desarrollar medidas que controlen las plagas y permitirá avanzar hacia nuevos nanomateriales derivados del estudio de su peculiar seda.

Según este trabajo, el secreto de la resistencia del ácaro ante los mecanismos de protección de las plantas se esconde en los genes encargados de eliminar toxinas de origen vegetal.

Lo más sorprendente es que la araña roja integra en su genoma algunos genes detoxificadores procedentes de bacterias, hongos y plantas que utiliza como arma para combatir las defensas de las plantas de las que se alimenta”, revela Vojislava Grbic, investigadora de la Universidad de Western Ontario y del Instituto de Ciencias de la Vid y del Vino del CSIC, coautora del trabajo.

Miodrag Grbic añade que el trabajo ha revelado que el genoma de la “araña roja” es particularmente pequeño, “25 veces menor que el de una garrapata pero con gran cantidad de genes, 18.414. En relación a su tamaño, multiplica por 30 los genes que tiene un humano (25.000)”, señala. “Es un genoma muy denso dado que los genes ocupan la mitad de la secuencia. En un genoma humano, los genes sólo ocupan un 1,5%”, recalca Grbic.

Con esta información “la idea es desarrollar nuevas tecnologías para controlar dicha plaga sin pesticidas con un acercamiento genómico y ecológico”, explica Miodrag Grbic, autor principal del trabajo e investigador vinculado al Instituto de Ciencias de la Vid y del Vino.

Los resultados de este trabajo plantean nuevas formas de desarrollo para una agricultura más sostenible. “Estas estrategias podrían incluir desde la mejora genética para obtener plantas resistentes a la araña roja, hasta aproximaciones biotecnológicas que contribuyan a desarrollar alimentos completamente libres de plaguicidas”, explica la investigadora Isabel Díaz, del Centro de Biotecnología y Genómica de Plantas.

Las invasiones de este ácaro afectan a más de 150 plantas de interés agrícola como cultivos de tomate, vid, pepino, pimiento, fresa, manzano, peral, maíz, clementinas o soja. Los gastos anuales para controlar las poblaciones de este ácaro y los daños que provoca se acercan a los 740 millones de euros, por lo que la inversión de 4 millones de dólares está plenamente justificada.

Además, derivado de este estudio se han descubierto las increíbles propiedades de la seda que produce este ácaro, con un gran potencial de desarrollo como bio-nanomaterial: “La seda de este ácaro es única. Es muy fina, mucho más que la de una araña, y el diámetro de sus fibras de seda es nanométrico. Se trata de un bio-nanomaterial natural y sus usos podrían aplicase en materiales para la industria aeronáutica y automovilística”, declara Grbic, director de la investigación.

Este material tan particular “podría tener posibilidades de uso en regeneración de tejido humano como un rastrel para crecimiento de células, para crear microcápsulas donde entregar los medicamentos o incluso para huesos artificiales”, apunta el autor.

Su composición más sencilla supone grandes ventajas para su explotación comercial”, explica Marisela Vélez, del Instituto de Catálisis y Petroleoquímica del CSIC. La secuenciación de los genes de este artrópodo “facilitará su expresión y modificación para obtener el material a precios competitivos, algo que todavía no se puede hacer con la seda de araña debido a su mayor complejidad”, afirma Vélez.

Precisamente, es el rastro de seda que deja la “araña roja” tras de sí, de lo que se sirve uno de sus predadores naturales, que se utiliza para el control biológico de esta plaga, otro ácaro llamado Phytoseiulus persimilis, que fue descubierto casualmente en Alemania, en el año 1958, en unas raíces de orquídeas que procedían de Chile.

Es decir, para combatir las plagas exóticas se utilizan predadores y parásitos naturales, igualmente exóticos. Se supone que, pasado un tiempo, todos los bichos y plantas del mundo habrán llegado a todos los lugares que reúnan las condiciones necesarias para su subsistencia, y las poblaciones alcanzarán un nuevo equilibrio global o terráqueo, pero siempre dinámico, para que la guerra continúe, con o sin el hombre.

Leo en silencio: “Primavera Silenciosa”.- Rachel L. Carson (Maryland (USA), 1962).

viernes, mayo 03, 2013

GRANDES "PERROSONALIDADES"







Según parece, a la inmensa mayoría de la humanidad nos espera una vida de perros, aunque la vida de algunos canes consiste en ir del paseo matinal al masaje, para pasar por el salón de belleza antes de comer en plan “delicatessen”, y después la siesta… Aunque me temo que no caerá esa breva, sino que más bien será una vida llena de “peros”, condicionada por la esclavitud de los mercados y los horrarrioss.

Lo cierto es que, tras algunas entradas anteriores dedicadas al mejor amigo del hombre, tenía por ahí algunas fotos de perros de lo más “madhatterianos”, que me apetecía mostrar en conjunto.

Resuena en el sombrero: “King of the Dogs”.- Iggy Pop (En algún lugar de la costa francesa, 2009).

P.D.: Por favor, nunca peinéis a vuestras mascotas como al caniche de la última foto… Eso ya es más que perder el buen gusto, eso es perder la dignidad!