Ella es frágil como el cristal, como una hoja en el otoño. Bromeando, me saca burlona su lengua, mientras la agarro con suavidad por el cuello, juntos nos caemos al suelo y ella disfruta arrastrándose entre la hojarasca, aunque no puede trepar a los árboles. Su piel es suave y brillante, le gusta comer caracoles y hace pocas semanas dio a luz a seis preciosos pequeños, ella es… la “Culebrilla de cristal” o Lución (Anguis fragilis, fotos 1, 2 y 3).
Como las serpientes, detecta partículas olorosas mediante su lengua bífida, pero no es una verdadera culebra (ofidio), sino una lagartija sin patas (sólo quedan pequeños vestigios de las extremidades en su esqueleto), como éstas, posee párpados móviles, al contrario que las serpientes, cuyos ojos están permanentemente cubiertos por una escama transparente, de ahí que su mirada resulte tan fría.
La primera vez que vi un Lución, cuando era pequeño durante un paseo por la Sierra de Cameros, recuerdo que me quedé asombrado y pensé que se trataba de un extraño híbrido entre una lagartija y una lombriz, curiosamente, nunca me pareció una culebra.
Es el lagarto más longevo, ya que, en cautividad, puede vivir hasta 54 años. Habita en gran parte de Europa, en la Península Ibérica sólo en la mitad Norte. Al contrario que otros lagartos, no gusta de lugares soleados, sino que vive en ambientes frescos, húmedos y umbríos, tales como prados, herbazales, brezales y bosques de frondosas. Es de hábitos crepusculares y nocturnos, se alimenta principalmente de larvas de insectos, gasterópodos, lombrices y crías de otros reptiles, incluso se conocen casos de canibalismo.
El celo se produce en abril-junio, aunque no son territoriales los machos se pelean entre ellos a mordiscos y para copular sujetan a la hembra mordiéndola en el cuello, sus cuerpos permanecen entrelazados largo tiempo (hasta 10 horas), unen sus cloacas y el macho introduce uno de sus dos hemipenes. La hembra es ovovivípara, esto es que incuba los huevos en el interior de su cuerpo, dando a luz a 6-20 crías de unos 5-7 cm. de longitud, entre agosto y octubre, tras 3 meses de gestación. A los tres años ya pueden medir 25 cm., y, al final de su relativamente larga vida, las hembras de mayor tamaño pueden alcanzar hasta medio metro.
Lo de “culebrilla de cristal” proviene de los reflejos brillantes de sus escamas y de su fragilidad, ya que tiene la facultad de automutilar parte de su cola cuando es atrapada, con el fin de distraer a sus predadores y escapar del peligro. Su piel es dura, ya que, bajo las gruesas escamas, posee osteodermos. Quizás estas características anatómicas hayan supuesto unas ventajas evolutivas suficientes para competir con éxito frente a los ofidios para ocupar ese nicho ecológico.
Existen otros reptiles llamados eslizones, como el Eslizón ibérico (Chalcides bedriagai) de la 4ª foto, que son como un Lución con diminutas patitas, sería como el eslabón entre los lagartos con patas y los luciones.
En otoño, al llegar los fríos, el Lución se refugia en oquedades, agujeros o bajo el mantillo del suelo para hibernar ¡Felices sueños dama de cristal!
Resuenan en el sombrero: “Autumn Girl”.- Watermelon Men (Uppsala (Suecia), 1985). Y “Fragile child”.- The Golliwogs (California, 1966).
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