Muchas flores y setas son apreciadas por oler bien; producir alimento, ya sea sólido o líquido (néctar); tener bonitos colores, bellas formas o incluso varias cosas a la vez. El objetivo de la flor o de la seta no es agradar a los seres humanos para que las planten y cuiden en sus jardines o champiñoneras, sino el atraer a los animales (frecuentemente insectos) que se encargan de polinizar las flores o de dispersar las esporas de las setas.
Sin embargo, unas pocas flores y setas han optado, o mejor dicho, han evolucionado para atraer a los insectos (mayoritariamente moscas) que se encargan de la importante tarea de descomponer los cadáveres, por lo que imitan su aroma y apariencia desagradables, si bien no están exentas de cierta belleza morbosa. Una de ellas es la segunda flor más grande del mundo, la Rafflesia arnoldii (4ª foto), propia de las selvas tropicales de Indonesia. Pero también hay flores de un tamaño considerable que imitan a cadáveres de animales en lugares más cercanos como son las costas mediterráneas donde florece la “Atrapamoscas” (Dracunculus muscivorus), una curiosa Arácea (3ª foto).
Entre los hongos, quizás los que han alcanzado una mayor perfección en la imitación de cadáveres para atraer a las moscas que dispersen sus esporas son los del género Clathrus (homobasidiomycetes del orden Phallales) denominados vulgarmente “Jaula roja” (Clathrus ruber, en la primera foto) y “Estrella roja” (C. archeri, 2ª foto) que viven en los bosques de ribera y choperas, junto a madera en descomposición, exhibiendo sus extraños cuerpos de fructificación de aspecto extraterrestre.
Resuena en el sombrero: “All in Good Time”.- Dead Can Dance (Melbourne (Australia), 2012). Grupo pionero del afterpunk siniestro o gótico de principios de los 80 que ha regresado recientemente con un nuevo álbum “Anastasis” ¡Disfrutad del paisaje y de la música! ¡Estamos vivos!
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