miércoles, julio 22, 2020

VERSIONES DE UNA VIDA (XLVI)



A finales de los 70, surgieron en Madrid una serie de grupos de la denominada “nueva ola”, precursores de la “movida madrileña”, entre los que se encontraban Los Secretos (inicialmente llamados “Tos”), con los hermanos Urquijo al frente, en especial Enrique (tristemente fallecido en 1999), cuyo talento, voz y personalidad de chico sensible y melancólico se plasmaron en unas canciones con gran gancho, que propiciaron el fulgurante arranque de una exitosa carrera musical que continúa hasta nuestros días.

Sin duda, una de aquellas grandes canciones fue “Sobre un vidrio mojado”, una excelente versión de un tema original de una desconocida banda uruguaya de 1969, llamada “Kano y los Bulldogs” (1ª foto).Con este tema, incluido en un EP que se publicó en 1980 (ver portada en la 2ª foto), Los Secretos consiguieron un gran éxito y, a pesar de que en los créditos del disco figuran claramente los nombres de los autores originales, a nivel del gran público, tanto en las actuaciones televisivas, como en los conciertos en directo, así como en la promoción que se hacía en las radio-fórmulas, pasó muy desapercibido el hecho de que “Sobre un vidrio mojado” sea una versión de un tema original de un grupo uruguayo de finales de los 60. Si bien, en mi opinión, Los Secretos mejoraron sensiblemente la canción, gracias a la gran voz de Enrique y a la reforzada intensidad que cobran las guitarras.

A nivel personal, confluyen una serie de circunstancias: 1º) Los hermanos Urquijo vivieron a escasas manzanas de mi casa, en el madrileño barrio de Argüelles. 2º) El gusto de Los Secretos por la música americana (tanto el rock como el country e incluso las rancheras mejicanas). 3ª) Lo mucho que me marcó la lectura del libro “Adiós tristeza” (biografía de Enrique Urquijo publicada en el año 2005). 4º) La letra de la canción “Sobre un vidrio mojado” supuso la primera apuesta que perdí con mi hermano pequeño, ya que, por alguna extraña e inexplicable razón, me empeñé en que la letra decía “Y mis ojos quedaron igual que ese NIÑO, pensando en ella”, en lugar de (como es lógico y natural) “igual que ese vidrio, pensando en ella”. En fin, cabezón y niño llorica que era uno, por aquel entonces.

Mucha salud y disfrutadlas!:

1) Kano y los Bulldogs (Uruguay, 1969).

2) Los Secretos (Madrid, 1980).

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