“Sin ti soy como un chotacabras que ronda solitario por las noches”.
Algo así cantaba el gran Robert Lee McCoy, a finales de los años 30, en su canción “Prowling Night Hawk”, y a partir de entonces se ganó el apodó Robert Nighthawk.
Nighthawk fue un gran guitarrista de slide que no se quedaba mucho tiempo en ningún sitio, vivía de acá para allá como un nómada vagabundo tocando en garitos nocturnos por todo el Sur de los Estados Unidos, en los que a veces coincidía con otros músicos legendarios como el gran armonicista “Sunny Boy” Williamson, otro de los grandes bluesmen que se encargaron de llevar esta música a Chicago, desde su lugar de origen en el Delta del Mississippi.
Nighthawk (“Halcón nocturno” (Chordeiles minor), en la primera foto) es como se conoce en esa zona a unos pájaros muy comunes en América, que resultan mucho más fáciles de escuchar que de ver, ya que vuelan desde el crepúsculo al amanecer sobre los campos y las ciudades alimentándose de insectos mientras emiten su inconfundible y misterioso canto, y el día lo pasan durmiendo, echados inmóviles sobre las ramas de los árboles o en el suelo, donde se camuflan a la perfección, gracias a su plumaje críptico.
En las zonas más áridas del Oeste americano, vive otra especie parecida que, debido a su peculiar canto, es conocida por el onomatopéyico nombre de “Whip-Poor-Will” (Caprimulgus vociferus).
En la Península Ibérica también habitan dos especies de esta peculiar familia de aves (Caprimulgidae) que aquí son conocidas como “Chotacabras”, ya que, al verlas volar al atardecer frecuentemente sobre el ganado que se apacentaba en los pastos, las malpensadas gentes creían que durante la noche se dedicaban a succionar furtivamente la leche de las ubres de las cabras, con su ancha y enorme boca (ver segunda foto). Pero, en realidad, estas beneficiosas y discretas aves sólo se dedican a atrapar y devorar en vuelo los insectos que el ganado levanta a su paso.
El Chotacabras gris o europeo (Caprimulgus europaeus) habita en las zonas más húmedas y boscosas del norte peninsular y de las montañas, mientras que el Chotacabras pardo (C. ruficollis) prefiere los eriales y secarrales del sur.
Ambas especies se camuflan a la perfección cuando yacen echados sobre el suelo, durante su descanso diurno, como se puede comprobar en la tercera foto, en la que resulta francamente difícil localizar al mimético Chotacabras europeo.
Desgraciadamente, la forma más frecuente de ver a estas aves es cuando yacen muertas sobre la carretera, tras haber sido atropelladas por los coches, durante la noche.
Al tratarse de aves migradoras, en estos momentos se encuentran en
África, pero me apetecía hablar de ellas y de la música
blues (cuyas raíces también se encuentran en el continente negro), después de haber escuchado el fabuloso programa de
Radio 3, “
Ruta 61”, presentado con un acento genuinamente norteamericano por
Justin Coe.
Resuena en el sombrero: “Prowling Night-Hawk”.- Robert Lee McCoy (Chicago, 1937):