El recuerdo más dulce y uno de los primeros que guardo de la infancia, es merendar un “Bony”, un genial invento consistente en un bizcocho relleno de crema, con una lengua de mermelada de fresa en su parte superior, todo ello recubierto de chocolate, que degustaba sentado en mi habitación, durante una cálida tarde de verano, mientras por la ventana abierta que daba a un patio interior de un bloque de viviendas, en el madrileño barrio de Argüelles, entraba la empalagosa voz de Karina, en la radio, cantando las “Flechas del Amor”.
Aquella temprana inmersión en esa melosa confitura tan “pop” y “tardo-ye-yé”, repleta de vivos colores pastel, quizás explique el hecho de que, años más tarde, tras atravesar una oscura etapa siniestra “afterpunk”, a principios de los 80, llegado el año 86, muchos jóvenes de todo el mundo, casi de forma simultánea, quedamos hipnotizados por unos ritmos, sonidos y ecos procedentes de los años 60, traídos por una serie de grupos, en su mayoría estadounidenses, que nos descubrieron bandas como The Sonics o The Kingsmen.
“Ah,,, Pero en los 60 hubo quién hizo esta música??? Dónde había estado escondida todos estos años???”. Nos preguntamos muchos.
Para unos críos que habían mamado una versión edulcorada de la música de los 60, mutilada y censurada por la dictadura franquista, aquel primitivo “
Sixties Punk” fue un auténtico descubrimiento y el poderoso riff del “
Louie Louie” nos golpeó en lo más profundo de las tripas y nos abrió los ojos y los oídos.
El nexo de unión perfecto entre el punk más oscuro y el garage sesentero fue una banda tan emblemática como los neoyorquinos
The Fuzztones. Poco después fuimos descubriendo todo un aluvión de bandas que salían como setas alucinógenas por todas partes:
The Lyres,
Chesterfield Kings,
Yard Trauma,
The Miracle Workers,
The Tell-Tale Hearts,
The Vipers y
Plasticland (en Estados Unidos),
The Dukes of Stratosphear y
The Dentists (en Inglaterra),
The Nomads y
The Creeps (en Suecia), ,
Chocolate Factory (en Alemania),
The Vietnam Veterans (en Francia),
Sick Rose (en Italia),
The Last Drive (en Grecia),
The Stems (en Australia), y en España tenemos a
Sex Museum (en Madrid) y
Los Negativos (en Barcelona).
Constituyeron las denominadas ”
Hordas Violeta” que, armadas con viejas guitarras, vetustos órganos, anticuados amplificadores de válvulas y baterías con tambores de piel sintética y baquetas de palo, se enfrentaron a un mundo postmoderno dominado por los sintetizadores, las hombreras y las cajas de ritmos.
Algunos grupos tenían un sonido realmente crudo, acid-rock, con un garage más genuino, mientras que otros tiraban más hacia un pop psicodélico más sofisticado, como era el caso de los mencionados
Negativos, formados en 1984, en el barrio barcelonés de
El Carmel, por
Carles Estrada (bajo y voz),
Roberto Grima (guitarra),
Valentín Morato (batería) y
Alfredo Calonge (guitarra y teclados, tristemente desaparecido el 14 de mayo de 2014), también amantes de los bollitos “
Bony”, a los que se aficionaron tras ver el anuncio “
Bony Sicohiélico” con música de
Los Jemax, acuñando el grito de guerra “
Bony es Dios y Los Negativos sus profetas en la Tierra”.
Indiscutiblemente, la esencia del “Bony”, desde su envoltorio, con su diseño de vivos colores y círculos concéntricos, hasta su corazón de mermelada, encajaba muy bien en la estética pop de raigambre “mod”, de la que muchos de los nuevos “garageros” provenían.
En 1986,
Los Negativos publicaron un gran álbum “
Picnic Caleidoscópico”, del que ya había salido un adelanto “
Viaje al Norte”, en el volumen IV del recopilatorio “
Battle of the Garages”, junto con sus amigos
Sex Museum, en representación de las bandas españolas.
La relación amistosa de ambas bandas parte desde sus inicios. Tuve la enorme suerte de asistir al debut en directo de ambos grupos, en aquel legendario concierto del
Chaminade, el 17 de enero de 1986 (ver foto del cartel).
El grupo barcelonés incluso tuvo su momento en el famoso programa de televisión española “
La Bola de Cristal”.
Los Negativos fueron considerados una “
rara avis” dentro del panorama musical español de aquella época, pero yo los relacioné en seguida con el movimiento que habían iniciado, en los primeros 80, bandas norteamericanas como
Plasticland y
Chesterfield Kings, sin restarles por ello un ápice de talento y originalidad, porque un temazo como es “
Graduado en Underground”, tiene un ritmo y un piano muy similares al “
At he Hustler” (una versión de un tema original de
The Sonics que publicaron
Chesterfield Kings, en 1982). Tampoco es casual, dada la temática y el protagonista de la canción, que
Greg Prevost sea una auténtica enciclopedia ambulante de la música americana desde el “
Blues” hasta la “
Psicodelia”.
Ayer sábado 27 de noviembre de 2021, en el mítico bar “
La Vía Láctea” del madrileño barrio de Malasaña, se presentan los libros “
Bony es Dios. La Historia de Los Negativos” (
Alex Oro) y “
Efecto Estroboscópico” (
Carles Estrada, cantante de
Los Negativos) ¡Una lástima no haber podido asistir a tan histórico evento! Espero que acudiese algún representante de
The Rescuers.
En 2009, la banda barcelonesa se reunió para grabar su álbum “Dandies entre Basura” y en 2015 grabaron el disco que más ahonda en los inicios e historia del grupo, “Duplexin”.
En esta ocasión las canciones que resuenan en el sombrero están en los numerosos enlaces que he ido poniendo a lo largo de este breve pero sentido homenaje a una de las mejores bandas de rock y pop que ha habido en nuestro país.