jueves, noviembre 30, 2006

NUEVA NEOPSYCODELIA

Parece evidente que hemos entrado en una época de "revival" de los 80, y como en los 80, a su vez, se produjo un cierto "revival" de los 60, el resultado es un regreso por segunda vez a los 60 ó, si se prefiere, disfrutamos de una música de los 60 de "tercera mano".

Particularmente, el movimiento psycodélico, muy relacionado en sus orígenes con el consumo de ciertas drogas alucinógenas, como el ácido lisérgico (ver entrada del 11 de octubre "Puro Sandoz"), con su estética delirante, multicolor, fantástica y libertaria, siempre ha tenido un gran atractivo para bastante gente joven y no tan joven.

Últimamente se vuelve a escuchar por la radio el penetrante sonido del sittar, tan característico de la influencia de la música hindú en la psicodelia y que introdujeron los Beatles en la música pop, a mediados-finales de los 60.

Ayer sin ir más lejos escuché por casualidad en la radio a un nuevo grupo de Lisboa (Portugal), llamados "Plastica" que copia descaradamente el sonido y hasta parte del nombre de uno de los grupos más exagerados y estrambóticos del "revival" psycodélico de los 80, como fueron "Plasticland", de Milwaukee (Wisconsin, USA).

Parece que a los portugueses les va mucho este rollo de la psycodelia, porque también hay otro grupo de los que utilizan sittar llamado "Saturnia".

La verdad es que en la actualidad no soy ningún experto en este tipo de música (ni en ninguna otra), ya que he desconectado bastante del mundillo de la escena "underground", se que (como casi siempre desde los Beatles) hay infinidad de grupos británicos seguidores de este estilo. Pero los americanos, especialmente los californianos y en particular los habitantes de San Francisco, la ciudad hippy por excelencia, siempre han sido insuperables. Particularmente interesantes resultan para mí esos grupos en los que se mezcla la influencia psycodélica con sonidos más tradicionales provenientes del folk e incluso del country, como son "Beachwood Sparks" o "Kings of Leon", que siguen los pasos de bandas míticas de los 60 como Buffalo Springfield, The Byrds o Flying Burrito Brothers.

En cualquier caso, a pesar de las ligeras pinceladas de originalidad y de los inevitables toques de innovación tecnológica que se introducen en cada nueva oleada "revival", una vuelta al pasado por segunda vez ya me parece una excesiva "rumia", que resulta un tanto manida y hasta aburrida. Si bien en este caso no puedo ser muy objetivo, ya que yo, como es lógico, me quedo con el primer "revival" de los 80, ya que lo considero mucho más energético, efervescente, imaginativo y creativo que el actual, sin que nunca pueda nadie llegar a superar a los auténticos y legendarios padres hippies de los 60.

Resuena en el sombrero: "Nothing´s From Today" The Vipers (New York, 1984).

miércoles, noviembre 22, 2006

Viento de Pecanas en Aranjuez


Hace exáctamente un año escribí un artículo sobre el paralelismo entre las vidas de Enrique Urquijo (ex-cantante de "Los Secretos") y Gram Parsons, titulado "Viento de Pecanas en el Parque del Oeste", pues bien, estos días he vuelto a Madrid para una reunión de trabajo sobre Sanidad Vegetal, organizada por el Ayuntamiento de la Villa, y resulta que se ha celebrado en el Parque de "La Rosaleda", junto al Parque del Oeste, muy cerca del restaurante en el que celebré mi primera comunión y no lejos de la casa de mis padres y de la casa de Enrique Urquijo.

La comida del primer día la hicimos en un restaurante ubicado en el mismo lugar en el que antaño estubo el "Cine Urquijo" en la calle Marqués de Urquijo, y la comida del segundo día la hicimos en Aranjuez, después de visitar los famosos y bellos jardines reales, contando con un guía de lujo y excepcional como es Santiago Soria, Ingeniero de Montes responsable hasta hace poco de los montes y jardines del Patrimonio Nacional.

En mi anterior artículo comenté que en el Parque del Oeste no hay Pecanas (Carya illinoiensis), sin embargo en los Jardines del Príncipe de Aranjuez hay ejemplares magníficos de esta especie americana, algunos con alturas superiores a los 40 m., y cuyos frutos son muy apreciados por las ardillas y los jubilados locales, que las buscan afanosamente entre la hojarasca del sotobosque. Además, pudimos observar ejemplares enormes de Plátanos (Platanus hispanica), el árbol conocido como "El Padre" tienen una altura de 58 m. y se necesitan 5 hombres para abarcar el formidable perímetro de su tronco monumental. También hay una magnífica arboleda de Taxodium mucronatum, una especie de ciprés de centroamérica que tienen el record de ser el árbol con el tronco más grueso del mundo, y en la zona del parque en la que viven yerguen sus gigantescos troncos y ramas hacia el cielo conformando una auténtica catedral natural.

No sé si será por casualidad u otra de mis múltiples y periódicas obsesiones, pero en los últimos años parece que la sombra de Enrique Urquijo y de las Pecanas me persiguen a donde quiera que vaya, arrastrado por el lento y melancólico discurrir de los grandes ríos como el Ebro, el Tajo y el Mississippi, de cuyos poderosos caudales forman parte mis lágrimas, mi vida y mis sentimientos.

Resuena en el sombrero: "Hickory Wind" de Gram Parsons (California, 1969).

martes, noviembre 07, 2006

Constructores de Muros


La vieja barbarie dándose la mano con la nueva "tecnobarbarie", un símbolo más, aunque involuntario, elocuente y hasta gracioso de que la humanidad no ha cambiado prácticamente nada en los últimos 4.000 años.

Si sumásemos todo el tiempo que nos hemos dedicado a agredirnos y matarnos entre nosotros, a la fabricación de armas, a la construcción de muros y todo tipo de defensas posiblemente sumaría varios siglos.

Quienes han viajado al espacio dicen que la única obra humana que se ve desde la luna es la Gran Muralla China, que se construyó para impedir la invasión de los mongoles. En Europa, desde los tiempos de los romanos, hemos sido grandes expertos en la construcción de murallas alrededor de ciudades, castillos y palacios, así como en el "noble arte de la guerra". Más recientemente el vergonzante Muro de Berlín, afortunadamente ya derruido. De plena actualidad están los muros que Israel está construyendo para aislarse de sus molestos vecinos palestinos, y ya en proyecto el faraónico muro de miles de kilómetros que la Administración Bush quiere hacer en la frontera entre USA y México.

Sin duda, la obsesión del siglo XXI va a ser la seguridad. Que nadie extraño entre, que nadie nos perturbe, nos toque, nos contamine. Muros, barreras y filtros por doquier. Pantallas y cámaras de seguridad. Pantallas y cámaras también para aislar a los fumadores y su humo letal. Desde ayer en los aeropuertos hay que andar trasvasando ropas, bolsitas, bandejitas y botellitas de líquido por los cada vez más incómodos e insufribles controles aduaneros. Yo me pregunto ¿Para qué sirve volar tan rápido si luego hay que estar con cuatro horas de antelación en los aeropuertos? ¿Cuánta gente ha muerto por una botellita de líquido en un avión? ¿Cuánta gente muere en la carretera todas las semanas?

Pero sobre todo ¿Para qué nos sirve tanto avance tecnológico? Si luego, al final hay que quitarse el abrigo para que lo registre un policía, beber del biberón de un niño para demostrar que sólo lleva leche, el control de las maletas se realiza mediante la capacidad olfativa de unos perros y la seguridad del espacio aéreo de los aeropuertos la llevan a cabo halcones ¡Qué curioso se trata de los mismos animales que utilizaban los guerreros medievales!

Realmente, en lo humano, en lo social y en lo espiritual, hemos avanzado muy poco, lo cual me sugiere otra pregunta ¿Somos los seres humanos intrínsecamente violentos? ¿Tiene la paz alguna oportunidad real?

Resuenan en el sombrero: " Give peace a chance" de John Lennon & Yoko Ono (New York, 1969); y "Another brick in the wall" de Pink Floyd (Cambridge (UK), 1979).