Para los europeos en general y para los españoles en particular, la palabra "amapola" nos evoca un color rojo intenso y luminoso. De hecho, estas flores silvestres forman parte del colorido primaveral más patriótico de nuestros campos, en el que se alterna el rojo de las amapolas (Papaver rhoeas) con el amarillo de los jaramagos (Diplotaxis) y las mostazas (Brassica).
Sin embargo, en los hayedos norteños florece la más rara y menos conocida Amapola amarilla (Meconopsis cambrica, en la primera ilustración). Su fruto es una curiosa cápsula en cuya cúspide se abren unas ventanas por las que salen las semillas. La forma y la estructura de este fruto recuerdan a las del campanario de una iglesia (ver detalle de la segunda foto).
En algunas zonas humanizadas (cunetas, ribazos y urbanizaciones), se ha asilvestrado una especie exótica de amapola, también de color amarillo o anaranjado, procedente de las doradas tierras de California, se trata de la Amapola de California (Eschscholzia californica) ¡Menudo latinajo! El botánico que le puso el nombre debía ser el mismo islandés que nombró al volcán de la famosa nube que paralizó el espacio aéreo europeo.
La Eschscholzia tiene propiedades hipnóticas, sedantes y calmantes (no es que se la esté recomendando a los miembros del Parlament ni del Tribunal Constitucional ¡Dios me libre!). Aunque, no en vano, esta Papaverácea es pariente cercano de la Adormidera (Papaver somniferum), de la que se extrae el opio y la heroína, la cual también se asilvestra con frecuencia en las cunetas y campos baldíos de nuestro país. Por cierto, que nuestra modesta y común Amapola (Papaver rhoeas) tiene unas semillas de un bonito color azul oscuro que se utilizan en repostería para decorar galletas, tartas y bizcochos, pero si las coméis y luego os hacéis un análisis de orina os pueden salir trazas de opiáceos y sembrar dudas sobre la idoneidad de vuestros hábitos saludables. Los pilotos, que están muy controlados con estas cosas, tienen sumo cuidado en no ingerir estas inocentes semillas.
Como se puede apreciar en la tercera y cuarta foto, la Amapola de California tiene unos curiosos capullos en forma de gorro de pitufo que la flor debe rasgar para poder abrirse y mostrar al sol su deslumbrante corola de color amarillo, anaranjado y dorado, con la que atraer a los laboriosos insectos polinizadores, ávidos de néctar y de polen anestésico y relajante.
Resuenan en el sombrero: "I Wanna Be Sedated" y "California Sun".- The Ramones (Queens (New York), 1977-78):