miércoles, septiembre 07, 2016

EL FIN DE LA SOCIEDAD ESTAMENTAL Y EL PRINCIPIO DE LA ERA COMUNITARIA






En los libros de Historia, se dice que el Antiguo Régimen, basado en una sociedad estamental, terminó en el siglo XV, con el fin del sistema feudal de la Edad Media, dando paso a la denominada Edad Moderna, si bien no fue hasta el siglo XVIII, con la Revolución Francesa, cuando se dio por terminado el rígido orden jerárquico que, básicamente, dividía la sociedad en dos grupos: los privilegiados y los no privilegiados. Comenzó entonces la llamada Edad Contemporánea.

Sin embargo, una cultura o mentalidad tan prolongada en el tiempo (no olvidemos que la primera dinastía egipcia data del año 3.150 a. d. C.) ha dejado una impronta cuasigenética en nuestra especie, de manera que es muy probable que sea en este momento histórico del siglo XXI cuando estemos empezando a abandonar las creencias, esquemas y clichés propios del feudalismo, para sustituirlos por unos principios realmente modernos, más justos e igualitarios.

Cuando el ser humano dejó de vivir de una manera nómada, nació el concepto de propiedad privada, la comunidad pasó a un segundo plano, la vida comenzó a regirse por el control del acceso a las mejores tierras de cultivo, al agua, a los mejores pastos. La defensa de un territorio, frente a los enemigos que podrían arrebatárnoslo, era de vital importancia, por lo que enseguida surgió una clase guerrera dirigida por un líder supremo que se erigió como el defensor del pueblo y el representante de Dios en la tierra. Así nacieron los estamentos sociales que han perdurado desde entonces durante los siguientes 5.000 años.

Actualmente, no tenemos estamentos, ya que fueron sustituidos por el concepto de clase social, sin embargo, en lo fundamental, el esquema psicológico-emocional que propició el Antiguo Régimen sigue siendo el mismo. Ahora los nobles no se dedican a guerrear, manteniendo ejércitos y castillos, pactando alianzas con otros nobles y concediendo vasallaje a un determinado rey, pero sigue habiendo altivos prebostes que controlan importantes sectores de la economía y la política, estableciendo acuerdos más o menos soterrados o secretos, intercambiando favores, trasvasando fondos, creando redes clientelares y entramados empresariales, que los convierten en una casta de un nivel superior a la mayoría del resto de los mortales asalariados.

Afortunadamente, parece que algo está empezando a cambiar, debido fundamentalmente a la enorme rapidez y libertad de comunicación propiciada por el desarrollo de las nuevas tecnologías, internet y las redes sociales. Asistimos atónitos, en tiempo real, como la clase dirigente es capaz de caer en insólitos errores de bulto, mentir en público con el mayor descaro, tratar de colar burdas excusas y justificaciones, con el único objetivo de mantener unos privilegios que difícilmente se sostienen en una mínima argumentación lógica y en ningún principio ético aceptable.

Así mismo, las más altas jerarquías eclesiásticas, el secular clero, el Papa se está atreviendo a criticar los comportamientos antiéticos y los abusos cometidos por el poder, y lo que es aún más importante, los líderes de cualquier tipo y condición están empezando a dejar de ser necesarios, ya que las ideas y las líneas de actuación son construidas y transmitidas por un gran número de personas que, además, asumen un cierto grado de responsabilidad para ponerlas en práctica en sus respectivos ámbitos de actuación, sin que ningún líder, tutor o mentor tenga que velar por la corrección y la ortodoxia de los principios, ni controlar actuaciones ni las lealtades que conllevan los personalismos. Es suficiente con que se demuestre en todo momento una coherencia lógica y ética con una serie de principios fundamentales conocidos por todos, basados en la participación, el bien común, el sentido común y la inteligencia emocional.

El desarrollo de este tipo de inteligencia, la llamada “inteligencia emocional”, es un factor fundamental en el abandono definitivo de la sociedad estamental, ya que supone un paso muy importante en la evolución de la psique humana, mediante el control de las emociones y el reconocimiento del “ego”, tanto a nivel individual como colectivo, de forma que los aspectos diferenciadores y de autoafirmación de nosotros mismos o de nuestro grupo, frente a los demás u otros grupos, dejan de ser un objetivo prioritario en nuestras vidas, asumiendo el convencimiento de que no importa lo que tengamos o poseamos, lo verdaderamente es lo que somos. No existe ningún ser igual a otro, todos y cada uno somos diferentes, es un hecho que no hace falta demostrar, pero todos formamos parte de un mismo sistema, del mismo “todo” trascendente, lo mismo que no existen dos llamas iguales dentro del mismo fuego, ni tampoco existen dos copos de nieve idénticos en toda la Tierra.

Como decía, el otro factor fundamental en el despertar de una nueva “Era Comunitaria” o del bien común, es el desarrollo de unas tecnologías y sistemas de telecomunicación colectiva en red que permiten potenciar una auténtica “inteligencia colectiva” basada en la igualdad.

A mucha gente, todas estas ideas le sonarán a sueños utópicos, a cuentos de hadas alejados de la cruda realidad del día a día, pero, además de los proyectos de investigación que se están llevando a cabo y que resumí en la entrada sobre “inteligencia colectiva”, hace pocos días ha sido nombrada en Taiwán una nueva y joven Ministra Digital sin cartera, llamada Audrey Tang (3ª foto), que se autodefine como una “anarquista conservadora” y que piensa y dice cosas como estas:

Programar es una síntesis entre matemáticas y lingüística. Pero, lo que es aún más importante, te ofrece la oportunidad de sumergirte en las comunidades de cultura libre, que incentivan la espontaneidad, la interacción interpersonal y persiguen el bien común.

El objetivo es resolver problemas e impulsar los sectores científicos y tecnológicos reforzando el diálogo y la cooperación entre lo público y lo privado”.

Esta línea de pensamiento supone un cambio de paradigma que ofrece alternativas reales al pensamiento único neoliberal, toda vez que la socialdemocracia parece haberse diluido por completo en el sistema capitalista imperante.

Celebrando que hoy hubiese cumplido 80 años el gran Buddy Holly y esta tarea del cambio es una labor de constancia día a día, hoy resuena en el sombrero esta preciosa canción: “Everyday”.- Buddy Holly (Texas; 1958).