A principios de los 80, en el Portobello Market de Londres o en El Rastro de Madrid era habitual encontrarse con grupos de jóvenes vestidos de negro y con el pelo cardado, buscando con avidez, cual vampiros adolescentes en busca de sangre fresca, ropa y diversos accesorios compuestos básicamente por pulseras y cinturones de tachuelas metálicas, botas con un montón de hebillas, o los abrigos medio apolillados de nuestros antepasados, entonces se les llamaba “After-Punk”, “Post-Punk” o, más coloquial y comunmente, “Siniestros”. Fueron los pioneros del actualmente llamado estilo “Gótico”, y los más pioneros de todos fueron los líderes y cantantes de los grupos más emblemáticos del estilo y de la época: Siouxsie Sioux (de “Siouxsie and the Banshees) y Robert Smith (de The Cure).
Sobre ella ya he hablado en ocasiones anteriores (pinchar en los enlaces), para cualquier chaval era imposible substraerse al oscuro atractivo animal que emanaba de aquella
misteriosa “criatura” de la noche, nunca mejor dicho, ya que Siouxsie formó un
grupo paralelo llamado “The Creatures” (1ª foto), junto a Budgie, el batería de
los Banshees.
Además de aquel glorioso concierto (ya comentado) en la sala “Astoria” de Madrid, y su apoteósica entrada en el escenario en plan Diosa egipcia, iluminando toda la sala con su refulgente luz dorada, recuerdo que, cuando salió su 6º álbum “Hyaena” (animal siniestro donde los haya), me impactó mucho ver una foto de aquella impresionante mujer
gateando a cuatro patas entre un ambiente difusamente caótico (3ª foto).
Ciertamente, Siouxsie era capaz de ser la más luminosa y la más oscura, a la
vez. En su look mezclaba con extraordinaria elegancia lo más enigmático de la
liturgia de ritos ancestrales, las películas de terror y el exotismo de las
culturas orientales, árabes o hispanas, todo ello envuelto en la borrosa
aureola propia del cine mudo y con cierto aire de cabaret decadente de los años
20, sin perder en ningún momento el descaro y la frescura propias del punk más
auténtico. En su parafernalia, impactante pero siempre elegante, podían
aparecer cruces gamadas y gorras militares nazis, estrellas de David (quizás
para compensar lo anterior), crucifijos, símbolos egipcios, kimonos japoneses y
pañuelos piratas, algo realmente único y sublime que sólo ella podía conseguir.
Por su parte, Robert Smith (2ª foto y del que también he hablado ya) ponía el contrapunto masculino con su irónico, ácido y oscuro sentido del humor, envuelto en cierta
ternura y no poca timidez, cargado de sensibilidad pop. En algún momento
acompañó a Siouxsie sobre el escenario, tocando discretamente la guitarra
“camuflado” entre sus Banshees, sin embargo se trata de dos personalidades
demasiado fuertes y deslumbrantes como para que compartiesen grupo de continuo.
La inevitable fusión o
introgresión de ambas bandas se produjo con la aparición de The Glove, formado
por Robert Smith y Steve Severin (guitarrista de los Banshees), en 1983,
mientras que la voz femenina la puso la estilizada Jeannette Landray, en
algunos temas.
Pero la sangre que nutría aquellas huestes de vampiros insaciables, hambrientos de nuevas sensaciones, no sólo estaba compuesta por los glóbulos primordiales que encarnaban los Cure y los Banshees, sino que también había otros grupos. En el Reino Unido, después
de la “Batcave” londinense, en cuya área también se encontraban los imprescindibles
“Bauhaus”, existía otro importante centro de culto en la ciudad norteña de Leeds, donde
surgieron bandas como “The Sisters of Mercy” (1980), encabezados por el patibulario Andrew Eldritch, con su grave voz de ultratumba, junto a la enigmática Patrica Morrison (4ª foto), a la voz y el bajo, una californiana procedente de otros grupos de punk
de Los Ángeles, entre los que destacaron los legendarios “Gun Club”. También de
Leeds proceden The March Violets (1981) coliderados por la no menos misteriosa
y bella Cleo Murray (en la 5ª foto, desde 1983, tras la marcha de Rosie
Garland).
Más al norte aún, en Escocia, teníamos a “Cocteau Twins”, con la preciosa voz de Elizabeth Fraser, quien también colaboró en “This Mortal Coil”, proyecto liderado por Ivo Watts-Russel, fundador del emblemático sello británico “4AD”, ambos en un plan bastante más místico y atmosférico.
En Alemania también se formaron algunos grupos en esta onda siniestra, como “Xmal Deutschland” (Hamburgo, 1980, 6ª foto), banda exclusivamente femenina en sus inicios.
En Australia, surgieron “Dead Can Dance” (Melbourne, 1981), con la voz etérea de Lisa Gerrard.
En España (fundamentalmente en Madrid) también tuvimos nuestros pioneros y pioneras, como “Los Monaguillosh”, formados en 1977 por tres chicos a los que, en 1982, se unieron Susana Millaruelo (voz) y Beatriz Alonso (teclados), actuando como teloneros de “Alaska y los Pegamoides” en su despedida en la Facultad de Caminos de Madrid,
el 12 de noviembre de 1982, grupo éste que se había formado en 1979, tras la
separación de “Kaka de Luxe”, con Carlos Berlanga, Nacho Canut y Alaska (Olvido Gara, 7ª foto), a los que un poco más tarde se unirían Ana Curra (8ª foto) y Eduardo Benavente, éstos dos últimos formaría en 1981, un grupo inicialmente
paralelo llamado “Parálisis Permanente”, hasta que en 1982, Alaska, Carlos
Berlanga y Nacho Canut formaron “Dinarama”, que pronto pasarían a llamarse
“Alaska y Dinarama”, sacando en 1983 su primer LP “Canciones profanas”, que
incluía la canción “Sacerdotisas de Baal” que da título a esta entrada. En este
primer trabajo en estudio aún conservan la influencia siniestra de los
mencionados grupos británicos (sobre todo Siouxsie), indiscutibles reyes del
estilo, pero su progresiva deriva hacia una música más bailable, colorista y
comercial fue lo que motivó la escisión definitiva de Eduardo y Ana en
“Parálisis Permanente”.
“Gabinete Caligari” también fueron bastante siniestros en sus inicios,
claramente influenciados por The Cure.
Toda esta onda o corriente “siniestra”, inmersa en las espumeantes, efervescentes y procelosas aguas de la famosa “movida madrileña”, era seguida por una legión de fieles esbirros y vampiresas, cuyo aspecto estaba claramente influenciado por las mencionadas
estrellas del “after-punk”, luciendo sus trabajadas “pintas” en las catacumbas
de la noche madrileña (galerías de “Galaxia” o bajos de Aurrerá, la Plaza de
los Cubos, bares de Moncloa y garitos de Malasaña), siendo la pasarela principal la mítica sala “Rock-Ola”.
Por sus pasillos, barras, servicios, sofás y pistas de baile se paseaban notables sacerdotisas de la noche madrileña, entre las que destacaba la simpática y animosa May (May Paredes, a finales de los 80 formó el grupo “May la Piel”, junto a mi amigo Carlos (al bajo) y el famoso Fleco (a la guitarra), en la actualidad May es escritora, foto 9ª de Mariví Ibarriola, 10ª fabulosa foto de Alberto García-Alix, junto a Ambite, el bajista de los “Pistones” y 11ª foto), en esta última foto sale May (2ª) junto a Marta y Lisa (1ª y 3ª) que
tocaban en “Las Brujas” (Lisa salió en un vídeo del tema “Strange Little Girl” de los Stranglers) y Celia (4ª). Esta última chica, Celia (hermana de May Paredes), podría considerarse (a juzgar por la 12ª y última foto tomada por Pablo Pérez
Minués para la revista “Total”) una de las primeras imágenes de lo que ahora
llamamos “Marca España”, porque, en los primeros 80, la “movida madrileña” fue
una auténtica seña de identidad o “marca” de Madrid y de España.
Resuenan en el sombrero: “Miss the Girl”.- The Creatures (London, 1983), de su LP “Feast” que fue grabado en Hawaii porque Siuouxsie y Budgie clavaron al azar una chincheta sobre un mapa mundi y cayó en ese lejano archipiélago del Pacífico, pero lo cierto es que su música está impregnada de un exotismo tribal, simple y primitivo, sorprendente en aquella época, supongo que acabaron cansándose de tanta negrura y les apeteció un baño de color, como reflejan en su canción “Festival of Colours”. Y, en el ámbito nacional,
me apetece poner el primer videoclip independiente de la nueva ola (dirigido
por Pablo Martín Patino en 1983), a cargo de Los Monaguillosh, banda pionera
que ha pasado bastante desapercibida y se lo merecen, este tema, “Voces en la Jungla”, podría ser la respuesta patria al “Hanging Garden” de The Cure.