miércoles, septiembre 16, 2015

CANCIONES QUE DEJAN HUELLA (II): LA RADIO Y LOS DISCOS






A decir verdad, mis padres no eran muy aficionados a poner discos habitualmente en casa, aunque tenían una pequeña y modesta colección guardada en el armario del salón. Lo que sí solía sonar en casa a diario era la radio, una de las músicas que más recuerdo de mi infancia es la sintonía de “Crónicas de un Pueblo” (celebérrima serie creada en 1971) que utilizaba Luis del Olmo para su veterano programa “Protagonistas” (el más longevo de la radio española) y que, en realidad y sorprendentemente, es una versión del tema “I could easily fall (in love with you)” compuesto en 1964 por Marvin, Welch, Bennett y Rostill (los integrantes de The Shadows cuando en sus inicios acompañaban a Cliff Richard), el tema también fue interpretado por un colaborador habitual de éstos últimos, el músico británico Norrie Paramor y su orquesta.

Pero, un buen día, mi hermano pequeño y yo nos pusimos a rebuscar por algunos cajones aún inexplorados de la casa y encontramos un inesperado y sorprendente tesoro, uno de esos pequeños tocadiscos portátiles llamados “Pick-up” (mis padres decían “picú”), junto a un pequeño pero regordete álbum, estuche o carpeta de plástico que ponía “discos”, en el que guardaban los singles que pusieron en los guateques de su etapa de novios, durante los 60, junto con algunos otros discos posteriores de villancicos (está el famoso “Tambolirero” de Raphael) y canciones infantiles como las del “Capitán Tan y los Chiripitifláuticos” (famoso programa infantil de TV de la época). Éstos últimos ya los conocíamos de la tele y no nos llamaron demasiado la atención, pero, entre los discos de los guateques, vimos uno con un gran perro de mentira en la portada, “Hound Dog” (1956, compuesta por Jerry Leiber y Mike Stoller y grabada por primera vez en 1952 por Willie Mae “Big Mama” Thornton), el perro posaba junto a un tipo morenazo que parecía interesante, un tal Elvis Presley. Inmediatamente, sacamos el disco de su funda, lo pusimos en el “pick-up” (a 45 r.p.m., tal y como indica la galleta del single) y así fue como mi hermano y yo descubrimos de repente el rock´n´roll, una música con un punto evidente de desmadre y de locura, a tenor del siguiente disco que pusimos, “Doctor Brujo” (1960), a cargo de un grupo cubano llamado Los Llopis, en el que una aguda voz de “pitufo” soltaba la parrafada siguiente:

Uuu-i, u-a-a, tin-tan, guala-guala bim-ba. U-i, u-a-a, tin-tan, guala-guala, bam-va”.

En el fondo, supuso una grata sorpresa descubrir que nuestros serios y respetables progenitores (mi padre era entonces Capitán del Ejército del Aire), también tenían su faceta divertida, con su puntito de locura, tan necesario en muchos aspectos de la vida.

Aquella curiosa y extraña canción no era original de los Llopis, ya que, en la galleta del single, figuraban los apellidos de sus autores, Ithier y Bagdasarian. Hubert Ithier era un autor y compositor parisino (fallecido el 8 de enero de 2009 a la edad de 88 años) que, a finales de los 50 colaboró con el pianista, músico y actor americano Ross Bagdasarian (fallecido el 16 de enero de 1972, cuando estaba a punto de cumplir 53 años), nacido en Fresno (California), hijo de inmigrantes armenios, actuó en los escenarios bajo el pseudónimo de David Seville. Aunque no tuvo mucho éxito y en 1958, cuando sólo le quedaban 200 $, se gastó 190 en comprarse un magnetofón V-P capaz de variar la velocidad de grabación, el cual utilizó para grabar el único número uno que consiguió, un divertido tema llamado “Witch Doctor” (la versión original del “Doctor Brujo” de los Llopis), que fue el resultado de su primer experimento para conseguir una graciosa voz aguda (de “pitufo”) acelerando una de las pistas de audio. En las navidades de aquel año 1958 grabó “The Chipmunk Song (Christmas Don´t Be Late)” utilizando esas peculiares voces aceleradas para los personajes de tres ardillas (chipmunks), a los que puso los nombres de tres ejecutivos de la compañía discográfica: Simon Waronker, Ted Keep y Alvin Bennett. En 1959, este tema obtuvo dos premios Grammy y supuso el inicio de toda una saga de canciones con voces de ardillas. En 2007, Tim Hill dirigió una película de dibujos animados llamada “Alvin y las ardillas”, en honor de Bagdasarian, figurando al final de los créditos la frase siguiente: “Esta película está dedicada a Ross Bagdasarian Sr., quien estaba lo suficientemente loco como para crear tres ardillas cantoras, hace casi cincuenta años”.

Hasta Buddy Holly grabó una versión del “Slippin´ and Slidin´” de Little Richard con voz de ardilla para su propio divertimento en 1959, aunque la que se publicó fue la versión con voz normal (lógicamente), y es que (vuelvo a repetir) el rock´n´roll siempre ha tenido una considerable dosis de locura, como él mismo cantó en aquel “You don´t like crazy music, you don´t like rockin´bandsYou´re so square! Baby I don´t care”, en 1961, si bien la canción había sido compuesta en 1957 por el famoso tándem de compositores, Jerry Leiber y Mike Stoller, y fue interpretada también por Elvis Presley, en 1957.

Capítulo anterior de esta serie: “Canciones que dejan huella (I)”.

No hay comentarios: