miércoles, septiembre 23, 2015

CANCIONES QUE DEJAN HUELLA (VI): ROCK-OLA




Y entonces descubrimos Rock- Ola, mi amigo Carlos y yo ya teníamos la edad suficiente y nos sentíamos preparados para acudir a aquella auténtica meca de la movida madrileña, y el pistoletazo de salida de aquella nueva etapa fue sin duda el restallar de aquel sonoro latigazo eléctrico, seguido de un intenso y penetrante sintetizador, con el que se abría el memorable tema “Nowhere Girl”, de los británicos B-Movie, el primer concierto al que acudimos (arriba está la entrada). Lo cierto es que, tras la enorme expectación que había generado esta canción en las emisoras de radio más “in” del momento, el grupo decepcionó un poco en directo, aunque a Carlos y a mi nos encantó ver todo aquel ambiente y codearnos con toda aquella gente, fue como un rito iniciático que nos hizo sentir que estábamos en el “ojo del huracán”.

Aquello nos enganchó, el segundo concierto al que acudimos no fue en la sala principal de arriba, sino en el sótano, denominado el “Marquee”. La sensación de secta y de catacumba prohibida se vió incrementada por la canción “Sanctuary”, interpretada por The Passions.

Posteriormente vendrían muchos más conciertos, prácticamente todas las semanas o, al menos, una vez al mes acudíamos a la legendaria sala, muchas veces gracias a que, bien Carlos, bien yo, cuando no ambos, habíamos conseguido invitaciones gratis a los conciertos, como premio a alguno de los concursos que hacían los programas de radio (FM) de la época, imprescindibles en el desarrollo de toda esta movida, como fueron “Dominó” (del añorado y sensible Gonzalo Garrido) y “Sin Nicotina” (del querido y honesto Fernando García).

Uno de los más memorables fue sin duda el de los “Stranglers”, (del que justamente ayer se cumplieron 32 años, como demuestra la entrada) grupo pionero del punk londinense más auténtico y aguerrido, pero que entonces estaba evolucionando hacia un elegante “post-punk”, con aires de instrumentación clásica, debido a su gran calidad como músicos, en especial su teclista Dave Greenfield, que tocó el clavicordio en ese fabuloso vals del “Golden Brown” o aquel hipnótico teclado con sonido de metalófono que envuelve a la perfección la bella guitarra española de “European Female”, por no hablar de la canción en la que está inspirado el nombre de este blog, “Mad Hatter”.

Capítulos anteriores de esta sección: I, II, III, IV y V.

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