martes, octubre 30, 2018

LOS EXTREMOS SE TOCAN XXIX: REMINISCENCIAS MEDIEVALES EN LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS


Todos nos hemos referido alguna vez a los “misterios de la informática”, ciertamente, los avances tecnológicos no han conseguido desterrar de nuestro vocabulario palabras como “misterio”, “”, “espiritualidad” o “romanticismo”. Y es que, en algunos aspectos, existen bastantes similitudes entre lo “virtual” y lo “espiritual”.

Un ejemplo de esto se traduce en el gran éxito que está teniendo el programa de TV “Cuarto Milenio”, a uno de cuyos episodios acudió como invitado el famoso psicólogo y escritor Rafael Santandreu, quien se declaró escéptico en materia paranormal, si bien, tras vivir en primera persona la experiencia que contó, dijo que está abierto a otras posibles interpretaciones de fenómenos reales para los que la ciencia aún no ha encontrado una explicación lógica. La experiencia en cuestión fue esta (programa de 14/10/2018):

“Una mañana acudió a mi despacho un chico de unos 25 años de edad para pedirme un favor, resulta que su abuela de 90 años estaba enferma de cáncer, en fase terminal, y, aunque llevaba su dolencia con gran serenidad y dignidad, me contó que, como ella era muy fan de mis libros, le haría mucha ilusión venir un día para que le firmase mi último libro y charlar un rato, si fuese posible, además, sería una buena excusa para sacarla de casa y que anduviera un poco. Por supuesto que le dije que estaría encantado de conocer a su abuela, más aún residiendo en la misma ciudad de Barcelona, así que le di mi número de teléfono y quedamos en que me llamaría cuando estuviesen dispuestos a venir.

A la semana siguiente, recibí una llamada del chico para decirme que, si no tenía inconveniente, iba con su abuela al despacho. “Estupendo”, le dije, “aquí os espero”. Cuando llegaron, vi a una mujer anciana y de aspecto frágil, pero me sorprendió la enorme serenidad e incluso alegría con la que asumía su enfermedad. Le firmé el libro, charlamos un buen rato y al despedirnos les dije que me había encantado hablar con ellos, que volviesen cuando quisieran para tomarnos un café. Me apeteció guardar un recuerdo de aquella visita tan entrañable, así que saqué el móvil y nos hicimos un “selfie”, antes de que se fueran.

Al mes siguiente, el chico me volvió a llamar para decirme que, desgraciada pero previsiblemente, su abuela había fallecido aquella noche, mientras dormía, sin ningún dolor, ni sufrimiento.

Al año siguiente, publiqué un nuevo libro y acudí a varias cadenas de radio y otros medios de comunicación de diversas ciudades españolas, para realizar la correspondiente presentación. En una emisora de radio de Vitoria, la locutora me dijo lo siguiente: “Puedo estar de acuerdo en que todo depende de la forma en la que percibimos las cosas y en cómo nos las tomamos, pero de ahí a ser capaces de sentir alegría ante la enfermedad ¡Eso no creo que sea posible!”. Para contestarle, me acordé de la abuela de aquel chico de 25 años, en Barcelona, y le expliqué la serenidad e incluso la alegría que había visto en la mirada y en la actitud de aquella mujer, siendo plenamente consciente de su enfermedad y aceptando la próxima llegada de la muerte.

Tras la entrevista en la radio, regresé a la habitación del hotel en el que me alojaba, dejé el móvil sobre la mesilla y me estiré un rato en la cama. Entonces me acordé que estaba esperando un mensaje de la secretaria de mi consulta, así que cogí el móvil, marqué el código de desbloqueo y al ver la fotografía de fondo que apareció en la pantalla me pegué tal susto que se me cayó el móvil al suelo, ya que esa foto era la de la mujer fallecida de cáncer de la que había estado hablando en la radio. Era prácticamente imposible que, estando en mi bolsillo, el teléfono se hubiese desbloqueado, aleatoriamente se hubiese abierto la edición de pantalla y se hubiese seleccionado por azar precisamente esa fotografía entre los centenares de ellas que guardaba en el móvil. No encuentro ninguna explicación racional para ese hecho, pero lo que es indudable es que allí estaba esa foto de fondo de pantalla”.

Las nuevas tecnologías, sobre todo las redes sociales, están posibilitando una nueva forma de relacionarnos, sobre todo cuando contactamos con personas a las que no conocemos “en carne y hueso”. Las relaciones virtuales tienden a favorecer cierta idealización, ya que todo el mundo mostramos sólo aquello en lo que destacamos, nuestras virtudes o talentos de los que nos sentimos más orgullosos, mientras que tendemos a esconder nuestros defectos, nuestros fallos y aquellas facetas que consideramos más oscura o vergonzantes.

Curiosa y paradójicamente, en este ámbito virtual de las emociones afloran reminiscencias de nuestro poso cultural judeocristiano, que apenas ha cambiado desde la Edad Media. De forma que las redes sociales se llenan de “demonios”, “dragones”, “juegos de tronos”, “ángeles de la guarda”, “Quijotes”, “Sancho Panzas” y hasta “Dulcineas del Toboso”. Al igual de lo que sucedía con los personajes ideados por Don Miguel de Cervantes, inspirándose en los antiguos “Libros de Caballerías”, el idealismo y el romanticismo más puros se mezclan, a partes iguales, con evidentes dosis de humor, ironía y crueldad, rozando en ocasiones lo ridículo, la vergüenza ajena y hasta lo escatológico.

Ante todo esto, surgen una serie de preguntas: ¿Se puede echar de menos a una persona a la que únicamente conocemos de manera virtual? ¿Están preparadas nuestras mentes y nuestros cuerpos para estas nuevas formas de comunicación? ¿Es sano y positivo o peligroso y negativo?

Anteriores entradas de esta sección:


Resuena en el sombrero: “Almost with you”.- The Church (Sidney (Australia), 1982). 

jueves, octubre 18, 2018

VERSIONES DE UNA VIDA (XVII)



Aunque comenzó su larga carrera en 1961, la cantautora folk y artista visual canadiense con el peculiar nombre de Buffy Sainte-Marie, me había pasado totalmente desapercibida hasta hace poco que me he enterado que es la autora de una canción titulada “Cod´ine”, dedicada al opiáceo codeína, a la que se hizo adicta debido a una afección de garganta, en 1963.

Buffy forma parte del reducido y selecto grupo de artistas de raza amerindia (nativos norteamericanos), concretamente pertenece al pueblo “Cree”, que habitan la zona de Quebec, Ontario, Alberta, Manitoba y Saskatchewan (en esta última región nació Sainte-Marie el 20 de febrero de 1941).

Por lo visto, los nativos norteamericanos son genéticamente más propensos a caer en el alcoholismo y otras drogadicciones, quizás su profundo sentimiento de formar parte de un Todo con la Naturaleza, les conduzca hacia una enorme tristeza cuando se ven involuntaria e inevitablemente inmersos en una sociedad que destruye el mundo natural, lo que les lleva a tomar peligrosos atajos de autodestrucción.

La canción "Cod´ine" es de una sinceridad brutal, nos abre a una percepción de la verdad que duele en el alma, quizás por ello haya sido versionada por numerosos artistas, aunque llegó a mis jóvenes oídos a través de los legendarios Barracudas, en su álbum de 1981 "Drop Out".

¡Que las disfrutéis!:

1) Buffy Sainte-Marie (1963).

2) The Barracudas (1981).

viernes, octubre 12, 2018

VERSIONES DE UNA VIDA (XVI)


El Cerezo (Prunus avium) es un bello árbol autóctono que tiene diversos usos:

- Agrícola: Variedades cultivadas para la producción de fruto (cerezas).

- Forestal: Existe material seleccionado por la calidad de su madera, por presentar una clara dominancia apical, buen crecimiento, fuste alto y recto, con escasa ramificación (pocas ramas finas y horizontales). Existiendo plantaciones específicas para la producción de madera de calidad.

- Ornamental: Debido a la indudable belleza de su floración, el colorido de sus frutos en verano y su follaje otoñal, diversas variedades de cerezos se plantan en parques y jardines.

- Medio ambiental (biodiversidad): El cerezo silvestre es un componente de los ecosistemas forestales de los bosques mixtos de frondosas y también acompaña a muchos pinares y abetales. Las flores son una importante fuente de néctar para numerosos insectos y sus frutos son muy apreciados por la fauna, especialmente por las aves, que son las principales encargadas de la dispersión de sus semillas.

Legalmente, tanto a nivel europeo como estatal, lo que se regulan son estos diferentes sectores (agrícola, forestal, ornamental y medio ambiental), existiendo, además, unas normativas fitosanitarias que regulan los controles para evitar la propagación de plagas y enfermedades que puedan afectar a Prunus avium y/o a sus distintos productos (cerezas, madera, etc.).

Toda esta dispersión de normativas y competencias crea no pocos problemas de índole práctico, no sólo para los productores (viveristas) y los consumidores, sino incluso para los funcionarios encargados del cumplimiento de toda esta prolija normativa en los distintos ámbitos y competencias.

¿No sería más práctico, eficaz y lógico regular las especies, indicando, compatibilizando y regulando todos los posibles usos permitidos; su producción, cultivo y comercialización; la protección y conservación de poblaciones autóctonas silvestres; así como los controles de calidad y fitosanitarios existentes?

Esta problemática es consecuencia de que en nuestra sociedad prevalece lo económico sobre lo biológico. Nuestras vidas están regidas por leyes y Ministerios, todo se encasilla en departamentos estancos, impidiéndonos una visión de conjunto, integral u holística de la realidad. Hablamos mucho de "competencias" y "competitividad", y muy poco de "colaboración" y "consenso". Reflejo del eterno conflicto humano entre dos sentimientos o conceptos contrapuestos: "propiedad privada" vs "bien común". En aquella entrada dedicada al crucial paso del nomadismo al sedentarismo, ya tratamos sobre el problemático encaje que tiene la "propiedad privada" en la Naturaleza.

Para ilustrar musicalmente estos asuntos de tratar de "poner puertas al campo", "nuestros" árboles e ir a lo que importa, o sea a las versiones, hoy he elegido la canción "Out of our tree", compuesta en 1966 por los fabulosos Wailers de Tacoma (Washington), máximos exponentes del sonido Noroeste del garage americano más crudo y primitivo. Un tema que versionó, en la costa opuesta, desde Boston (Massachusetts), la primera banda de Jeff Conolly, los legendarios DMZ, en 1978.

¡Que las disfrutéis!:

1) The Wailers (1966).

2) DMZ (1978).

miércoles, octubre 10, 2018

VERSIONES DE UNA VIDA (XV)



Cuando empecé a aficionarme por el “country”, allá por los primeros 2000, un amigo me advirtió del peligro de caer en una red de melancolía, con impredecibles y fatídicas consecuencias. Pero no le hice caso, la alargada sombra de Johnny Cash y June Carter me condujo hacia otra oscura y peculiar pareja más actual, la compuesta por Brett y Rennie Sparks, con sus “Handsome Family”.

Ayer, por tierras navarras, descubrí un hilarante revulsivo para toda esa “morriña campera”. Ciertamente, la ciudad de Logroño no se caracteriza por su gran ambiente rockero, sin embargo en la cercana Pamplona, con el sello independiente “Chin-Chin Records” actuando como catalizador, tienen una envidiable y pujante escena de grupos. Quizás el más conocido sean las “Kassettes”, que ya salió en el capítulo IX de esta sección (ver enlace anterior), pero el que más me ha llamado la atención es uno denominado Las Chinchetas, en cuya hoja promocional dicen lo siguiente:

“El mejor grupo de cow-pop a orillas del Arga. El matrimonio Chincheta se conoció cuando ambos eran adolescentes. Él, hijo del patriarca de una comunidad pseudo-católica seguidora del Palmar de Troya; y ella, decimoctava hija de un pastor mormón polígamo. Se escaparon de sendas familias para vivir una vida nómada en su caravana. Armados con unos cuantos viejos instrumentos recorren la geografía ibérica en busca de algo con que alimentar a su prole y su ganado. Durante el transcurso de estos viajes fueron conociendo a su banda”.

Ciertamente, la imagen del grupo es bastante rural y destartalada, al más puro estilo de los “Knitters”, aunque su música tira más bien hacia lo ye-yé. Cuando ví que una de sus canciones se titula “Neandertal”, una versión en castellano del tema “That´s My Guy” que el delicioso dúo de la escudería “Stax”, Cheryl & Pam Johnson, grabaron en 1963, no me pude resistir a dedicarles esta entrada.

¡Que las disfrutéis!:

2) Las Chinchetas (2013).

viernes, octubre 05, 2018

VERSIONES DE UNA VIDA (XIV)



Fruto de la pura casualidad, ha caído en mis manos este fragmento del poema “La Noche de la Libertad” incluido en la obra “Rimas en honor de la España”, publicado por Juan Bautista de Arriaza en 1817:

"Te burlabas del hado,
Mas a la hora feliz sigue triste hora.
Gime, gime, tu llanto
Bálsamo sea a la virtud herida.
Tú que abatiste su dominio santo,
Atado yaz a su ara esclarecida.
Ayer gozabas la ilusión que presta
El placer a la vida".

En todas las épocas y en todos los idiomas, siempre hemos cantado a las mismas emociones, caemos fascinados ante la magia inexplicable del amor, nos desarma el impacto de un gemido. Ese “gime, gime, tu llanto” me ha recordado el “Gimme Some Lovin´”, una gran canción que hicieron, en 1966 (el año en que nací), ese gran grupo británico de Rythm & Blues y Soul blanco, Spencer Davis Group.

Ese mismo año, el grupo barcelonés Los Polares grabaron una gran versión en castellano titulada “Quiero que me quieras” que, curiosamente, acaba de salir a la luz ¡¡¡52 años después !!! Debido al gran trabajo arqueológico realizado por el sello “Madmua Records”, que ha encontrado esta joya de una de las bandas más olvidadas del rock español, ya que únicamente grabaron un EP en 1966. Poco después cogieron sus bártulos y se subieron a un tren para participar en una “guerra de bandas” que se organizó en Alemania, la cual ganaron y se tiraron allí un mes entero actuando en conciertos y acuñando gloriosos titulares de prensa como “Los Polares conquistan Alemania”.

Que las disfrutéis!:

1) The Spencer Davis Group (1966).

2) Los Polares (1966).