jueves, enero 10, 2008

Ciervos voladores y otros insectos xilófagos


Aunque no he sido capaz de que la foto saliese más enfocada, se la dedico al gran maestro de la fotografía "Frikosal" que, hace poco decía que nunca había visto un Ciervo volante (Lucanus cervus), uno de los insectos más grandes de Europa, cuyas larvas se alimentan de madera de árboles caducifolios de avanzada edad, en especial de viejos robles (Quercus). Sus grandes mandíbulas denotan que se trata de un macho, y no las utiliza para comer, sino para luchar con otros machos por las hembras, exáctamente igual a como hacen los ciervos, de ahí que el nombre esté muy bien puesto, en este caso.

Junto a él se encuentra un ejemplar de otro coleóptero, de la familia Cetonidae, cuyo nombre científico es Potosia cuprea, de bellos colores metálicos atornasolados, cuyas larvas se alimentan de la madera en putrefacción de tocones de muy diversos árboles caducifolios.

El Ciervo volante se encuentra protegido por la legislación europea y estatal, al tratarse de una especie amenazada, debido a la escasez de robles viejos en buena parte de Europa, si bien la gestión forestal cada vez concede una mayor importancia a la madera muerta y a los árboles viejos, debido al importante papel ecológico que desempeñan en los bosques. Y como un insecto, por grande que sea, necesita una superficie mucho más reducida para desarrollar todo su ciclo vital que los grandes vertebrados (osos, lobos, linces, rapaces), supongo que el Ciervo volante no llegará a extinguirse ¡Esperemos! De hecho, en muchos montes riojanos es bastante común verle surcar el cielo violáceo de las cálidas tardes estivales con su pesado y sonoro vuelo, como si fuese un viejo bombardero de la Segunda Guerra Mundial en miniatura.

De la misma familia (Lucanidae), aunque con unas mandíbulas y un tamaño mucho menores, pero mucho más abundante, es otro escarabajo negro cuyas larvas también se alimentan de los tocones de chopo y otras frondosas, se trata del Dorcus parallelipipedus.

Y si el Ciervo volante es el rey de los guerreros acorazados del bosque, sin duda la reina es la rara Rosalia alpina (Cerambycidae), una bella dama de largos cuernos (antenas), habitante de las hayas añosas, vestida con un delicado encaje de terciopelo gris ceniza azulado con manchas de color carbón, que, afortunadamente, también se encuentra protegida por la legislación europea (Directiva Hábitats).

Pero éstos no son los únicos insectos que se alimentan de madera, hay muchos otros coleópteros, principalmente de las familias Cerambycidae, Buprestidae, Scolytidae, Lucanidae, Anobiidae, Lyctidae y Curculionidae, que también lo hacen y, seguramente, más de uno os estareis preguntando ¿Cómo es posible que esos insectos tan grandes, bellos y poderosos se alimenten de algo tan duro, frugal y poco nutritivo como es la madera?

Realmente estos bichitos son un auténtico prodigio de la adaptación a su medio, muchos de ellos viven asociados a hongos xilófagos (descomponedores de madera) cuyas esporas son transportadas en pliegues y compartimentos especiales del esqueleto externo de estos insectos. Ya que la madera atacada por lo hongos y a medio descomponer es mucho más rica en nitrógeno, fósforo, calcio, potasio y otros minerales que la madera cruda. Asimismo, las larvas, que son las que suelen alimentarse de madera, alojan en sus estómagos e intestinos a colonias de bacterias capaces de descomponer la celulosa y la lignina, haciendo posible la digestión de este duro alimento. Aún así, algunos de estos insectos se tiran 4 años o más en estado larvario, sin hacer otra cosa más que roer y tragar madera, para poder alcanzar el tamaño suficiente para convertirse en crisálidas de las que saldrán los adultos, quienes, inmediatamente, se aparearán, pondrán los huevos sobre la madera y vuelta a empezar el ciclo.


Así que, si alguna vez teneis la fortuna de toparos con un Ciervo volante, blandiendo amenazador sus mandíbulas en el aire, no lo aplasteis como si fuera una vulgar cucaracha, aunque tampoco se os ocurra acercar mucho el dedo (mi hermano lo hizo una vez y se lo hizo polvo). Y tampoco hagais lo mismo con ningún otro insecto xilófago. De no ser por ellos, el suelo del bosque no sería la mullida esponja de fértil humus que es, sino una maraña caótica e intransitable de troncos y ramas secas.


Resuena en el sombrero: "Let It Be".- The Beatles (Liverpool (UK), 1970).

10 comentarios:

frikosal dijo...

Estupendamente me ha sentado leerlo. Gracias por la entrada.

Esperemos que nada le ocurra al ciervo volador, como comentaba en mi entrada hace años se temía por su subsistencia. ¿Es posible que las voces de alarma hayan servido para algo? De todos modos, dices que es frecuente y me pregunto cuantos ves cada verano.

Por la zona donde yo me muevo habitualmente, este animal no está. Y el pseudolucanus si que es escaso, y al estar atraido por la luz lo tiene mucho más complicado. Y bosques de robles, cada vez hay menos.

Leia que en la península hay 40.000 especies de insectos, es la zona Europea con mayor biodiversidad. ¿No es esto un motivo de alegría y un patrimonio a preservar para las generaciones futuras?

De los lobos hablamos otro día.

Mad Hatter dijo...

Hombre "Friko" tampoco es que sea super frecuente, además mi casa está en una zona donde lo que predomina es el pinar. De todas formas el Ciervo volante no es exclusivo de los robles, también puede vivir en troncos de numerosas frondosas (castaños, hayas, tilos e incluso frutales y chopos viejos).
Los árboles viejos y la madera muerta no sólo se tienen en cuenta para conservar esta especie, sino por su gran importancia para conservar el suelo y por acoger a otras muchas especies de hongos, líquenes, invertebrados, anfibios, reptiles, aves y mamíferos.
Gracias a tí por haberme hecho recordar a estos interesantes insectos.
La gran diversidad de especies que hay en España, en comparación con el resto de Europa, se debe a que tenemos gran diversidad de climas y de vegetación, somos un país bastante montañoso y, posiblemente, también haya influido algo nuestro relativo retraso histórico socio-económico, que alguna consecuencia positiva tenía que tener ¿No?

Bloggesa dijo...

Tienes razón, Hatter, la adaptación de algunos animales es asombrosa. La madera se ve poco nutritiva, así a priori.

En La Mancha, por la zona donde vivo, la Naturaleza está tan domesticada que nunca he visto un Ciervo volante en directo, sólo en fotos. Una pena.

Estupendo artículo, me ha encantado. Un beso.

atikus dijo...

les dejaremos en paz ; ...y tranquilo que yo no le acerco el dedo jeje!!!

que recuerdos me trae el Let it be!!!

Anónimo dijo...

Por suerte, en algunas zonas quedan restos de bosques de robles viejos en los que se pueden encontrar ejemplares de ciertos animalillos pequeños. Piedralaves-Valle del Tiétar, de hecho hay una zona a la que llamamos "El Robleo", en nuestra lengua semi extremeña.

Mad Hatter dijo...

En La Mancha lo que os faltan son árboles, "Bloggesa", cuando trabajaba allí, un compañero le pregunto una vez a un paisano: "¿No le parecería bien tener algún árbol aunque sólo sea al borde del camino para tomarse la tortilla a la sombra?" A lo que el manchego contestó: "¡Sí hombre!Y que hiciesen sombra también a la primera fila de viñas ¿La tortilla? ¡A la sombra del carro!".
Aunque en la zona toledana de San Vicente y zonas próximas a Gredos seguro que hay algún Ciervo volante, muy cerca de donde dice "Melojo", y eso también es Castilla-La Mancha.

"Let them be" querido "Atikus". Aunque un pin de imitación de Ciervo volante metálico en la solapa de la chupa de cuero quedaría la mar de punky ¿No?

"Roble Melojo" usted tenga especial cuidado de que no se le pose ninguno en la madera de la cama y ponga allí los huevos, por razones obvias.

nancicomansi dijo...

Pero bueno...que mala leche gastan estos bichos, por DIos!!
A mi me sorprende que sean capaces de reaccionar así, no se, me da que por tamañano tienen que ser como más "amorfos", un poco como los gusanos...que soy una ignorante en estos temas...
El pequeñín de al lado es una verdadera "joyita"...leí, y vi en no se que blog, unas increibles fotos de trozos de vestidos de damas del siglo XVIII creo,completamente llenas de alas y caparazones brillantes,( en verdes, turquesas, azules...)cosidos tal como si fuera pedrería y lentejuelas...
Era bello y extraño, pero claro, todos los escarabajos que hubo de usar...pobretes...:(

Un beso, MAd.

Lula Fortune dijo...

Ojalá choque conmigo uno de esos bichitosa (aquí les llamamos Vacalouras) y dicen que traen buena suerte si te tocan.
¿Será esa una forma sibilina de proteger las especies en extinción, dotarlas de un elemento mágico? Aunque últimamente lo mágico es que sobrevivan las pobrecitas.
Besos voladores

Mad Hatter dijo...

Pero si son muy pacíficos, Nanci, sólo hay que dejarles en paz y ellos no te harán nada.
Sí, la Potosia parece una de esas joyas o broches egipcios con forma de escarabajo sagrado, ya que ellos creían que el sol, en su eclíptica a través del cielo, era empujado por un escarabajo pelotero.

Lula, eso de "Vacalouras" debe ser porque parece que tiene cuernos ¿No? Bueno, creo que ya hemos mencionado demasiadas veces la palabrita "cuernos", menos mal que también se ha hablado mucho de madera, así que toquémosla... la madera, claro.

Nuca dijo...

se me adelantó Lula (como siempre). De niño veía con cierta frecuencia como lucían algunos chavales de las aldeas en los llaveros que confeccionaban cuernos de ejemplares extraordinarios y vacalouras enteras por los montes a los que solía ir de acampada los fines de semana. Ahora aquellos están llenos de chalets adosados y en los que voy con mi hija, mucho más alejados, nunca más las vi.