Las primeras fotografías estaban basadas en la capacidad de una placa impregnada con sales de plata para ser impresionada por la luz que penetraba en el interior de una cámara oscura, a través de una pequeña apertura, donde se encontraba el objetivo. Pero, como decía
John Muir y otros sabios barbudos, no hay nada más impresionable ni más sensible que el
alma humana, ya que
Muir estaba convencido de que el amor por la Naturaleza es algo innato en el ser humano, que se activa o refuerza por la mera contemplación de la belleza natural.
A menudo, suele decirse que "la primera impresión es la que cuenta". Y cuando se tienen 16 años, uno descubre, se impresiona y se sensibiliza de muchas cosas por primera vez. Un buen día, en aquella cámara de fotos que nos regalaron para la Primera Comunión, además de imágenes de cumpleaños, fiestas de fin de curso, excursiones, amigos, flores y bichos, de repente aparece en escena un nuevo "animal", uno ciertamente bello y misterioso, perteneciente al género femenino, que, pícara y risueñamente, se asoma por primera vez a nuestras vidas. Ese acto, tan dulce e inocente, a primera vista, dispara en nuestro interior una potentísima reacción en cadena, una explosión que, muchas veces, tiene terribles consecuencias para los pobres e ingenuos chavales que se adentran en los peligros de la adolescencia.
Lo cierto es que, durante esa etapa, no sabemos muy bien lo que nos sucede, pero aquel extraño ser con trenzas que, hasta hace dos días, nos parecía de lo más repipi y exasperante, ahora nos atrae como un imán, no podemos apartar la mirada de su pelo, de sus ojos, de su sonrisa, ni de esas bellas curvas que antes juraríamos que no estaban ahí, tan bien puestas y que se mueven tan armoniosamente al andar.
Somos irremediablemente atraídos, como abejorros cubiertos por una incipiente pelusilla, hacia las tiernas flores de suaves pétalos y dulces
aromas (no os perdais el enlace a la tremenda canción "
Girls in their summer clothes", de
Bruce, pone la carne de gallina). Pero pronto descubrimos que las rosas también tienen afiladas
espinas con las que, tarde o temprano, acabaremos pinchándonos.
Estamos en pleno apogeo de la floración, después de estas copiosas lluvias, todo florece al salir el sol, y se disparan las alergias y las fiebres. El mes de junio, además de ser el mes de los exámenes finales y en el que termina el curso escolar, tiene un olor especial, las temperaturas se elevan, los días se alargan y la ropa de las chicas se acorta
desconcertantemente. Empezamos a coger la manía de mirarnos en el espejo y descubrimos con estupor que la ropa que nos habían comprado nuestras madres ya no nos gusta, y que el
pelao del barbero de la esquina ya no nos satisfacía, nos veíamos horrorosamente ñoños e infantiles. Y, como estábamos a principios de los 80, y tras pasar (gracias a Dios) por una breve etapa de "
Status Quo", nos dio por dejarnos el pelo muy cortito por los lados y por detrás, alborotado y encrespado por arriba, que nos dejaba el cuello despejado, muy
fresquito, y nos hacía unas
cabecitas locas de lechuguino, que nos otorgaban un cierto aire retro y
postmoderno, a la vez. Nos encantaban las camisas de paño gris, los pantalones amplios (cuando no llevábamos vaqueros), y calzábamos unos
zapatones de suela gruesa, tipo
boogies.
Y luego estaba la radio. Todas las tardes escuchábamos los programas más "
in" y alternativos de la
FM. Todavía recuerdo la voz cordial y entrañable de
Fernando García, en "
Radio España", con su inolvidable "
Sin Nicotina", la de entradas de conciertos y copas para el "
Rock-Ola" que nos pudo dar aquel buen hombre, tras acertar las respuestas de los concursos telefónicos que hacía casi todas las semanas en su programa, donde pinchaba discos de grupos ingleses de pop moderno como los "
Bluebells", los "
Pale Fountains", los "
Friends Again" (éstos dos últimos ya salieron en un comentario de la entrada "
Mad World") y los "
Lotus Eaters", que cantaban aquello de "
tu primera fotografía, la primera fotografía del verano":
La pintura es un óleo de Fred Gibbons (Palo Alto, California), titulada: "The Girl With Flowers After Cézanne". Siempre soñé con ser pintor impresionista, me parece superdifícil y una de las máximas expresiones del arte.