martes, abril 08, 2008

¿Existe alguien verdadera y completamente sano?



Las condiciones de vida y salubridad de la mayoría de la población del planeta que, eufemísticamente, denominamos "en vías de desarrollo", sabemos que son muy precarias, pero... ¿Cuál es la salud real de los que se supone que somos los privilegiados habitantes del primer mundo?

Tan sólo apuntaré algunos de los datos más recientes que pueden servir como indicadores de nuestro grado de salud física y mental: El 30% de los niños tienen sobrepeso; el 22% de los españoles entre 4 y 15 años presentan riesgo de padecer problemas de salud mental; el 80% de los habitantes de las ciudades sufre o sufrirá algún tipo de alergia; el 25% de las niñas y el 15% de los niños han sufrido algún tipo de abuso sexual.

Ayer mismo se dieron a conocer tres nuevos casos de muerte por encefalopatía espongiforme; antes de ayer era detenido un pederasta asesino de una niña que ya había sido condenado por abusar de su propia hija y que, inexplicablemente, continuaba en libertad. Ya han dejado de sorprendernos noticias de madres capaces de matar a sus propios hijos, maridos que asesinan a sus mujeres, hijos que acaban violentamente con la vida de sus padres, terroristas que disparan contra sus vecinos, mafias organizadas de delincuentes que agreden salvajemente a sus víctimas, etc.

Pero este tipo de problemas de salud física, mental, social y espiritual, no son nuevos, ni mucho menos. A finales del siglo XIX, el naturalista, escritor y filósofo norteamericano, John Muir, escribió lo siguiente:

"Diganme cuáles son las ventajas de la civilización urbana, de la dulce seguridad de las calles, siendo todo ello parte del desarrollo natural del hombre hacia los elevados destinos de los que tanto oímos hablar. Yo sólo sé que nuestros cuerpos fueron hechos para desenvolverse en el aire puro, y en los escenarios en los que se encuentra el aire puro. Si las emanaciones mortales que se extienden por las ciudades en las que somos tan aficionados a hacinarnos, fuesen visibles, seguramente, huiríamos de ellas como de la peste. Todos estamos más o menos enfermos. No hay nadie perfectamente sano en San Francisco".

John Muir fue ante todo un naturalista que, curiosamente, durante una gran parte de su vida, minusvaloró la literatura. De hecho, le costó mucho empezar a escribir sus vivencias, experiencias e ideas, y no lo hizo hasta su vejez, animado por los sabios consejos de algunos amigos y colegas. Sin duda, fue un hombre de acción, que prefería andar por la montaña, antes que sentarse a escribir en un gabinete, tal y como refleja el siguiente párrafo:

"No hay palabras que puedan hacer que alguien conozca realmente estas montañas. Como tampoco es posible calentar al desnudo mediante lecturas acerca de la energía calórica, ni dibujos de una llama. Mirad que voluntariosamente posa la Naturaleza sobre las placas fotográficas. Ninguna sustancia química es más sensible de lo que lo es el alma humana. Todo lo que se requiere es exposición y limpieza del material. "Los limpios de corazón verán a Dios"."

Con estas palabras, John Muir quería hacer hincapié en la natural, innata e irresistible atracción que la belleza de la Naturaleza ejerce sobre todo ser humano, lo quiera reconocer o no. Otra cosa es que, debido a nuestra codicia y egoísmo, seamos capaces de anteponer intereses particulares o, incluso, supuestos intereses generales de la especie humana, y encontrar escusas para destruir esa belleza natural y sustituirla por feos paisajes urbanos e industriales.

Su filosofía tiene un significado profundamente estético, Muir, realmente, pensaba que todo lo que desentona en el entorno natural, todo lo que resulta feo o discordante con la Naturaleza, no puede ser bueno, ni desde un punto de vista puramente estético, ni desde la dimensión ética y espiritual del ser humano. Él estaba convencido de que los paisajes naturales y la belleza de la Naturaleza tienen un poder curativo y terapéutico real, tanto para el cuerpo como para el alma. Si bien, su concepto de la belleza era muy amplio y poco convencional, ya que disfrutaba igual de las flores, los árboles, las aves, las cascadas, los lagos, los glaciares, las cumbres nevadas o de una buena conversación, como del cascabeleo de una serpiente venenosa, las tormentas, los huracanes, los terremotos, las riadas, los volcanes o los incendios.

En su juventud, John Muir estuvo a punto de morir asfixiado por inhalación de gases tóxicos, en el interior de un pozo que estaba excavando en la granja familiar, en Wisconsin. En otro de sus escritos compara la situación de la civilización moderna con aquella experiencia traumática, expresando que nuestro afán actual por el crecimiento, basado en el desarrollo tecnológico, a costa de esquilmar los recursos naturales y deteriorar la belleza natural, es como cuando él estaba dentro de aquel pozo, y cuanto más se adentraba en él, más mareado y débil se encontraba para poder salir por sus propios medios, y si no llega a ser por su padre, que le sacó en el último momento, habría fallecido dentro de aquel oscuro agujero, con toda seguridad. Para él, la Naturaleza es ese padre salvador, y su belleza, ese brazo poderoso capaz de sacarnos del pozo insalubre en el que nos estamos hundiendo cada vez más.

Estas cosas las escribió un gran sabio, a finales del siglo XIX, alguien que fue amigo del Presidente Roosevelt, gracias al cual se crearon los primeros Parques Nacionales del mundo, pero poco más, realmente, en lo fundamental, casi nadie hizo caso de las enseñanzas del Sr. Muir. En el fondo, todos pensaron que se trataba de un pobre viejo, excéntrico, chiflado y barbudo. En realidad, fuera de esos pocos espacios protegidos, el desarrollo incontrolado continuó, hasta llegar a la situación actual.

¿Y si tuviese razón? ¿Y si ya estuviésemos tan ciegos como para no poder apreciar la belleza natural? ¿Y si ya no quedase nadie lo suficientemente sano y cuerdo como para guiarnos fuera del pozo? ¿Y si ya fuese demasiado tarde?




Resuena en el sombrero: "Wild Mountain Thyme".- Don Williams & The Chieftains (Nashville (Tennessee), 2003). Una canción tradicional propia de las montañas escocesas, donde nació John Muir, que, como él, viajó a América, pasando primero por el filtro irlandés de los veteranos "Chieftains" y cantada finalmente en Nashville, por el profundo vozarrón del tejano y no menos veterano Don Williams.

17 comentarios:

la rata bastarda dijo...

...No es que quiera ponerme tremendista,pero creo que YA es demasiado tarde,los polos se derriten,el calentamiento global se agrava,ya no existen las estaciones como las conociamos,es verano en Diciembre y nieva en Abril...qué nos queda hacer?...pues intentar atrasar lo inevitable lo máximo posible.

...A mi me encantaria vivir en el campo,en plena naturaleza,pero por motivos de trabajo,me es imposible,aun asi,vivo en las afueras de la ciudad,lejos del "mogollón".

Biquiños anti-calentamiento.
;)

Mad Hatter dijo...

Siempre se ha dicho que las ratas sobrevivirán a cualquier catástrofe (je, je). Pero la entrada no va sobre el cambio climático, ni sobre el deterioro medioambiental, en sentido estricto, sino sobre el deterioro de la salud humana, en sentido amplio, del deterioro como especie y como personas que también estamos sufriendo. Yo diría que hemos perdido nuestros instintos de animal racional, por así decirlo, nos hemos "autodomesticado", en el peor sentido, en el sentido de "ganado" que ha perdido fuerza, vigor físico, libertad, independencia, autosuficiencia, capacidad de sobrevivir por nosotros mismos en la Naturaleza salvaje e, incluso, podemos llegar a perder la capacidad de razonar de una forma verdaderamente objetiva. Puede que suene un poco raro y un poco fuerte, pero creo que habrá alguien que comprenderá lo que quiero decir, espero.
Sin tremendismos, sólo con el único propósito de hacernos reflexionar y caer en la cuenta de hasta qué punto estamos llegando en la evolución de nuestra especie, y recalcando el hecho de que ya hubo personas, a finales del siglo XIX, que lo previeron y nos advirtieron de los peligros que corríamos con nuestro comportamiento en el seno de una Naturaleza de la que formamos parte, que no es algo externo, idílico y bonito, sino que, realmente, es nuestra Madre.

atikus dijo...

Evidentemente el contacto con la naturaleza es algo consustancial al ser humano y si falta se tiene que notar de una forma u otra, solución...pues no se camamentos de verano jeje...??

pero renunciar a las comodidades de nuestra era tampoco le gusta a nadie, tampoco esta mal, las vacunas, el agua caliente, etc...en fin el equilibrio estaría bien

Por cierto un comentario sobre el polo sur, este se esta enfriando segun creo, aunque se ha desprendido una parte superior a Irlanda, en su masa total hay mas hielo, y otra es que los polos se estan invirtiendo...o eso lei hace tiempo, es decir, el polo norte y sur cambiaran, esto es inversión magnetica de la tierra a largo plazo o algo así..

que cosas eh!!

Mad Hatter dijo...

A mi eso de que el polo sur se esté enfriando y que se estén inviertiendo los polos me suena a ciencia ficción.

Principalmente, se trata de un problema de magnitudes. Nuestra especie ha evolucionado durante miles de años con unos índices de mortalidad muy altos, si las condiciones de vida, la medicina y los avances técnicos alargan la vida y disminuyen la mortalidad, pero nuestro instinto reproductor apenas varía, inevitablemente, vamos a crecer muy deprisa y más de la cuenta.
El problema es quien y como se fijan esos límites y cómo ponerlos en práctica de una forma democrática, consensuada y no traumática.
Es cierto que para revertir el proceso se va a requerir de un tiempo y de una revolución sociológica y cultural de tal índole que, seguramente, no va a ser posible, pero la esperanza es lo último que se pierde.
Desgraciadamente, parece bastante más probable que sean las armas de los ejércitos, los terroristas y de nuestros propios vecinos más violentos y desequilibrados, así como las catástrofes naturales y la propia escasez de recursos, las que se encarguen de realizar los ajustes demográficos necesarios ¡Dios no lo quiera!

Lula Fortune dijo...

El ser humano es un ser social y como tal, creo que tiende a vivir en grupo. De ahí a que ese "agrupamiento" excesivo derive en una pérdida de la capacidad de razonar, en un alejamiento de la salud mental y física... no sé qué decirte. Cuando hacías esa enumeración de las barbaries humanas en la actualidad, yo estaba recordando barbaries humanas en la Antigüedad:asesinatos, incestos, envenenamientos, torturas,violaciones, guerras... han poblado la Historia de la Humanidad desde sus inicios. ¿En qué hemos cambiado? ¿Es el alejamiento e la naturaleza el culpable de estas situaciones hoy? ¿A quién le echamos la culpa, entonces, en la Antigüedad del comportamiento del ser humano?
Es una reflexión que nos sumerge en el oscuro pozo de la filosofía.
Yo soy urbanita y creo, quizás estoy equivocada, que el agrupamiento facilita la vida del hombre y en algunos casos hasta propicia un modelo de vida más ecológico. Una vez leí un artículo sobre el modelo de vida americano (en casitas, con jardín etc)y resulta que suponía mucho más gasto de energía llevar los servicios (agua, luz, recogida de basura etc) a ese modelo vida que a una ciudad como New York!!!
¿Que hay más crímenes, abusos etc? puede ser, también son más.
No sé a donde quiero llegar con esta reflexión. Supongo que es un tema para charlar tranquilamente y tener réplicas al instante y no estos monologus interruptus.
Antonio de Guevara escribió "Menosprecio de corte y alabanza de aldea" en el s. XVI. Quizás te interese ver si los argumentos han cambiado a lo largo de los siglos.
Besitos (muchos, muchos, para hacerme perdonar el rollo patatero que te metí).

Mad Hatter dijo...

Estoy de acuerdo, Lula. Lo natural es vivir agrupados, pero hay mucha diferencia entre una ciudad de 100.000 habitantes y otra de 4 millones de personas, quería resaltar el hecho de que, en algún momento, habrá que poner algún límite.
Siempre se han cometido barbaridades, pero se supone que progresamos para mejorar y, como bien dices, hemos cambiado muy poco. Además, la violencia cotidiana actual, entre iguales, y estos casos de madres que matan a sus hijos, creo que eran extremadamente raros en otros tiempos. Hoy he leido un artículo sobre el miedo que tienen los británicos a un sector creciente de su juventud, que está desarrollando comportamientos cada vez más violentos o antisociales.
Opino que de estas cosas es bueno escribir de una forma reflexiva, aunque sea en un blog, y no sólo hablarlo mientras se toman unas cañas que se tiende a trivializar todo en exceso.
Enrollaros todo lo que querais, por favor, de eso se trata (je, je).

frikosal dijo...

Muchas cosas comentas.

Lo de la encefalopatía es para mi un ejemplo claro de que no se puede jugar con las cosas de comer. El gobierno recomendó dar harina de cerebro de vaca a las vacas, ¿quien podía pensar en los priones? Por esto mi posición contraria a la maninpulación genética de vegetales.

Ya comentaste algo de Muir, parece muy interesante, a ver si tengo tiempo de leer algo más de él.

No es la tecnología en si lo malo, más bien el crecimiento y la destrucción del medio. Pero es posible que todas las especies "inteligentes", en todos los lugares donde se hayan desarrollado, estén inevitablemente condenadas a la autodestrucción. Esto, si se confirmara, sería un descubrimiento importante.

Mad Hatter dijo...

Una de las trampas de la civilización actual es que pensamos que la tecnología tiene o encontrará soluciones para todo, y eso no es así.
Lo de las especies "inteligentes", no lo sé, pero si consideramos a los delfines, que parece que tienen un grado de inteligencia bastante alto (su cerebro de hecho es mayor que el nuestro), o creo que su actividad en los mares les llevase nunca a la autodestrucción, y parecen tan felices y tan libres...

frikosal dijo...

Bueno, dije "inteligentes" con comillas, tal vez mejor "con capacidad para transformar el entorno en su propio beneficio, a gran escala y utilizando energía de forma intensiva". Eso, posiblemente, conduce de forma inevitable a la autodestrucción, hay motivos para pensarlo.

Se dice que los delfines son listos, pero no modifican su entorno. Las hormigas, que no son listas, si modifican su entorno a veces a gran escala pero por suerte no han aprendido a usar combustibles.

No encontrará soluciones para todo la tecnología, pero no está mal lo que nos ha permitido de momento, por ejemplo este dialogo.

Si el mundo tuviera solución, que no lo se, una de las bases yo creo que sería la tecnología.

Mad Hatter dijo...

No quiero que dé la impresión, porque no es verdad, que estoy en contra del desarrollo tecnológico. La tecnología bien utilizada es positiva y necesaria. Lo único que digo es que no lo resuelve todo y no es un fin en sí misma, es un medio para alcanzar unos objetivos que hay que fijar.
Se supone que nuestra capacidad de razonar y de adaptarnos al medio es lo que nos ha permitido sobrevivir como especie y dominar la tierra, por lo tanto, teórica y objetivamente, podríamos ser capaces de idear sistemas de autocontrol para que nuestro desarrollo fuese realmente sostenible. Y lo ideal es que se pusiesen en práctica por autoconvencimiento de la gran mayoría y en libertad, sin imposiciones ni violencia, pero de una forma firme y seria.

Anónimo dijo...

Creo que aún queda alguien con una salud relativa, dentro de lo que cabe. Que usa el coche lo imprescindible, sin móvil, sin adsl,sin dvd, con huerta propia de la que se abastece bastante y creo que lo más importante, con una gran conciencia social. No estoy hablando de mí, pero conozco gente así en algunos pueblos. En las ciudades algunas de estas cosas son más difíciles, pero...sí, creo que queda gente con salud y gente sana.

Lula Fortune dijo...

Oye, que yo no dije nada de tomar cañas. Dije "hablar tranquilamente". Por supuesto que tomando cañas no hablaría de estas cosas, como muy bien dices, son momentos de frivolizar y de relax y el tema no es como para eso.
Siempre tendemos a creer que "cualquier tiempo pasado fue mejor" y creo que olvidamos con facilidad las cosas buenas que ha conseguido el hombre. No me gustan los discursos derrotistas (no hablo por ti) porque creo que nos instalan en la queja y nos alejan de lo que en realidad debemos tener como meta que es mejorar el presente en la medida de nuestras posibilidades.
Muchos besos (qué serios nos estamos poniendo...)

Mad Hatter dijo...

Me alegra saberlo "Melojo".

Vuelvo a estar de acuerdo contigo, Lula, pero para resolver los problemas primero hay que verlos y querer resolverlos, lo cual, hoy por hoy, no es tan inmediato y evidente como debería.
Confieso que yo a veces he hablado se estas cosas hasta tomando cañas (je, je). Perdón por el "rollo serio", la próxima entrada prometo que será más divertida, para compensar.

memento dijo...

Joder, nada más crear mi primer blog pensé en hablar de Muir, busqué información y fotos, pero nunca puse nada. Ahora me ha hecho ilusión verle citado, y tu otro post. Tiene pinta de haber sido un tío entrañable.

Mad Hatter dijo...

Sí, además de que mucha gente le consideramos un gran sabio, fue un tío muy campechano, trabajador, práctico, austero y polifacético (naturalista, inventor, escritor, filósofo, botánico, explorador, empresario y granjero).
Una especie de Leonardo Da Vinci del ecologismo más auténtico.
Gracias por pasarte por aquí y comentar, "Memento", hacía tiempo que no lo hacías y se te echaba en falta.
¡Buen fin de semana!

Manu, The Java Real Machine dijo...

Pues claro que tenía razón...

Yo que vivo en Madrid, la deshumanizada Madrid, y llevo el pueblo de mi madre (en Galicia) en el corazón lo se mejor que nadie...

Nada en Madrid, pero NADA, puede igualarse a la calidad de vida que tienes en ese pequeño pueblo a orillas de la ría de Vigo.

De hecho, cuando he tenido la suerte de pasar largas temporadas allí, me noto mucho mejor... nada que ver el salir de una casita unifamiliar en el monte, a pasear en la Naturaleza, que salir de un maldito piso de Madrid a pasear entre ladrillos que ahogan los pocos árboles que hay...

Mad Hatter dijo...

Dí que sí, Manu, yo he vivido 28 años en Madrid y llevo 14 viviendo en provincias, y ahora, cuando voy de visita o por trabajo, noto a la gente muy pálida, con cara de enfermiza, como enfadada, andando muy deprisa por la calle.
Y encima resulta que los que venimos de visita, para aprovechar la ocasión, vamos más a los museos, al teatro y otros espectáculos que los propios de Madrid, que no tienen tiempo de nada y como pueden ir cualquier día, al final resulta que nunca van.
Para mí está claro que no merece la pena.