Un mantra es una plegaria cantada, un sonido profundo que, a fuerza de repetirse una y otra vez, acaba por entrar a formar parte de nuestro ser y de nuestra historia.
Los mantras son propios de la milenaria sabiduría oriental hindú, aunque en nuestro moderno mundo occidental también tenemos nuestros peculiares "mantras". Por ejemplo, se podría decir que el mantra del capitalismo es el conocido soniquete de los niños de San Ildefonso cantando los números del sorteo de Navidad de la Lotería Nacional, que constituye un auténtico pistoletazo de salida de estas fechas navideñas y de la fiebre consumista en la que hemos convertido estas fiestas, que, curiosamente, no terminan de perder del todo su sentido religioso, aunque más bien habría que decir "supersticioso", ya que, con frecuencia, hablamos de la "Diosa Fortuna", se manejan "rosarios" de bolitas como los que se ven en la foto, o nos encomendamos a diversas Vírgenes y Santos (Santa Teresa, Santa Rita, San Pancracio, o el ya mencionado San Ildefonso, entre otros).
Como no podía ser de otra forma, este mantra capitalista de la lotería empieza por cifras y termina en euros, que es, al final, a lo que se reduce todo para el capitalismo. A fuerza de repetirse todos los años y de estar inmersos en una sociedad fundamentada en el tener y en el consumo, lo acabamos asumiendo y nos convertimos en eso, en un mero número, un D.N.I., un número de cuenta corriente, o un número de la Seguridad Social. En el fondo quizás sea eso -seguridad- lo que buscamos en el sistema externo que rige nuestra sociedad, sin darnos cuenta de que la seguridad no existe, es una intelequia, algo ficticio e irreal que puede terminar en el momento más inesperado, y en ese momento, lo único que nos queda es nuestro ser, lo que tenemos dentro de nosotros mismos, y a lo sumo, quizás, si tenemos la suerte de contar con ella, nuestra familia y unos pocos amigos de verdad.
Los verdaderos mantras sánscritos suelen comenzar por "Om", un poderoso "sonido semilla" que transmite una particular e indescriptible energía. "Om" es el sonido del sexto chakra, del "Tercer Ojo", del lugar donde las energías femenina y masculina se encuentran. También se le llama el "Sonido insonoro" o el "Sonido del Universo". Y los mantras suelen acabar con la palabra "Namaha", que significa "Ofrezco" ¡Qué gran diferencia con la Lotería! ¿Verdad? En la que esperamos que todo nos caiga del cielo, ofreciendo únicamente a cambio los pocos euros que nos cuesta el boleto.
Los verdaderos mantras deben repetirse 108 veces (de ahí que se utilicen rosarios para contar), ya que, de acuerdo con las escrituras Védicas, nuestro cuerpos (físicos y mentales) contienen 72.000 canales de energía, llamados "Nadis", de los que hay 108 canales mayores que se encuentran en el "Corazón Sagrado" (hrit padma). Por lo que, cuando cantamos un mantra 108 veces, nos aseguramos de que su energía penetre por todo nuestro cuerpo.
Lo ideal es cantar los mantras dos veces al día (al amanecer y al atardecer), durante al menos 21 días (preferiblemente 40), de forma que el mantra llega a formar parte de nosotros, transformando y bendiciendo nuestras vidas.
Hay mantras para casi todo, por elegir uno, a continuación Deva Premal y Miten, nos cantan el dedicado al "Sagrado Quehacer del Amor" (Om Kama Pujitayei Namaha), el cual se recomienda cantarlo en pareja, antes de hacer el amor, al que traerá una nueva calidad sagrada, haciendo honor a las diosas y dioses que somos.
Resuena en el sombrero: "Om Kama Pujitayei Namaha".- Deva Premal & Miten (Nürmberg (Alemania), 2009).
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