miércoles, octubre 16, 2019

HÍBRIDOS


A los seres humanos nos gusta pensar que existen unas leyes físicas o naturales fijas, inmutables, fiables e infalibles que rigen el funcionamiento del Universo o, al menos de nuestro mundo más cercano. Por ejemplo, la reproducción fértil y normal sólo es posible entre individuos de sexo contrario pertenecientes a la misma especie. Cuando dos individuos de especies distintas pero del mismo género (taxonómico) son capaces de producir descendencia, al fruto de su unión se le denomina “híbrido” y, por lo general es estéril. Un ejemplo de ello es la mula, producto del cruce entre un burro o asno (Equus africanus asinus) y una yegua (Equus ferus caballus), por eso el nombre científico de la mula o mulo es Equus africanus x ferus (el símbolo “x” indica que se trata de un híbrido).

Cuando hace un par de años saltó la noticia de que los humanos modernos no africanos poseemos en nuestro genoma entre un 1,8 y un 2,6% de genes de Homo neanderthalensis, pensé: “Pues entonces no debería hablarse de especies distintas, sino de subespecies dentro de la misma especie”. Porque es evidente que el fruto de aquella unión entre sapiens y neanderthalensis, que se produjo hace entre 145.000 y 130.000 años, dio origen a una descendencia fértil que ha propiciado que esos genes neandertales perduren hasta nuestros días.

Supongo que es muy difícil determinar con exactitud en qué momento se produce el suficiente distanciamiento genético para diferenciar una especie determinada del resto de sus “parientes” próximos o de los antepasados que la precedieron. Partiendo de la base de que tampoco existe unanimidad en lo que respecta al concepto científico de “especie”.

Esto en lo referente a animales, porque en plantas hasta hace poco se admitía la existencia de híbridos entre distintos géneros, por ejemplo la bella flor de orquídea que aparece en el centro de la imagen era denominada hasta hace poco x Orchiaceras bivonae (Tod.) Soo. (1931), ya que es un híbrido entre Orchis italica (a la izquierda) y Aceras anthropophorum (L.) Sm. (1818) (derecha), si bien cuando esta última especie pasó a incluirse en el género Orchis y denominarse Orchis anthropophora (L.) All. (1785), el híbrido pasó a llamarse Orchis x bivonae Tod. (1840), o sea un híbrido más normal entre dos especies del mismo género. Desconozco si estas orquídeas híbridas son capaces o no de producir semillas viables.

La reproducción y la genética del reino “Fungi” son muy distintas a las de animales y plantas, por lo que jamás se habla de híbridos entre especies de hongos, si bien en no pocas ocasiones se ven ejemplares con características intermedias que dan ganas de asignar a algún híbrido entre especies.

Fotografías cortesía de Santiago González Torregrosa, tomadas en la Sierra de la Safor (Alicante).

Resuena en el sombrero: La palabra latina “Orchis” significa “testículo” debido al aspecto de los bulbos o tubérculos que presentan las raíces de estas plantas. Me pregunto cuál hubiese sido el futuro de la humanidad si aquel Homo sapiens primitivo que se unió con una mujer neandertal hubiese sufrido un molesto picor en el momento culminante: “Me Pica un Huevo”.- Siniestro Total (Vigo (Pontevedra), 1983).

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