La floración de los cerezos siempre ha fascinado a las personas, no hay más que ver la
cantidad de gente que va a contemplar ese espectáculo en Japón y en
el valle del Jerte.
Este soleado primero de abril se podían
ver en el Parque del Ebro de Logroño todos los matices que van desde
el rosa-fucsia del comienzo de la floración del ornamental Cerezo de flor
(Prunus serrulata), con los jóvenes capullos rodeados de unas
bráceas caducas de un bello color verde con reflejos dorados
(primera foto), que caerán algo más adelante cuando sus flores se
desarrollen por completo y adquieran tonos de rosa más pálidos y
casi blancos (segunda foto); hasta los pétalos del blanco más puro,
como los que parecen formar una corona circular entre las ramas del
Cerezo europeo (Prunus avium) de la tercera foto.
Pero estas vistosas flores no están
diseñadas para nuestro deleite, sino que, acompañadas de una
considerable secreción de néctar, a quienes pretenden atraer son a
los insectos encargados de trasportar el polen de una flor a otra,
como el grueso abejorro Bombus de la 4ª foto y el más menudo de
color amarillento de la 5ª. En cualquier caso, somos unos auténticos
afortunados por poder disfrutar de tanta belleza, de la miel que
producen las abejas y de los jugosos frutos a los que darán lugar
muchas de estas flores.
Resuena en el sombrero:
“Flowers around me”.-
The Dentists (Chatham (UK), 1985).
Todas las fotos tomadas por Mad Hatter con el movil.
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