viernes, marzo 21, 2014

¿CUÁL ES TU ELEMENTO DIFERENCIADOR?



Últimamente, en los medios de comunicación se escucha mucho decir cosas del tipo: “Este es nuestro elemento diferenciador”, “estas son nuestras señas de identidad”, “lo que nosotros aportamos de diferente al resto es…”. Parece lógico y normal que, en un mundo extremadamente competitivo y empachado de multitud de estímulos, prestemos especial interés a querer destacar del resto, al mismo tiempo que huimos de la rutina gris y monótona de la vida cotidiana, tratando de resaltar los aspectos más atractivos y característicos de nuestra personalidad.
Pues mi elemento diferenciador va a ser, precisamente, resaltar aquello que nos iguala, las cosas en común que nos unen a nuestros semejantes e incluso a nuestro entorno, a los ecosistemas, a la madre Naturaleza que nutre a todos los seres vivos que habitamos el planeta Tierra.
Es evidente que no existen dos personas iguales, todos somos diferentes, todos tenemos cosas que aportar y todos tenemos cosas que aprender del prójimo, pero ¿Qué sentido tiene hacer hincapié en la diferencia? ¿Necesitamos reafirmar aún más nuestro ego en una sociedad en la que se fomenta constantemente un individualismo exacerbado? ¿A quién le interesa que nos mantengamos divididos?
También hay una cierta tendencia o un cierto pudor, adquirido quizás durante nuestros primeros escarceos amorosos y juegos de seducción propios de la adolescencia, consistente en resistirnos a mostrar abiertamente nuestra admiración por algo o por alguien: “Me gusta mucho…, pero no se lo voy a decir para que no se lo tenga demasiado creído”. ¿Por qué nos cuesta tanto decirle a alguien: “¡Qué buena idea! Cuenta conmigo para lo que necesites”? Es como si nos pareciese que es un premio demasiado elevado, hacer un favor demasiado grande a alguien que luego igual no se lo merece porque puede que luego no nos devuelva el favor. Nos debe parecer algo así como traicionar a nuestro propio orgullo, como si ensalzar a alguien  implicase necesaria e indirectamente rebajarnos nosotros mismos, en un acto de “servilismo” exagerado e innecesario.
Queridos amigos, ya somos mayorcitos, apoyar una buena idea que se la ha ocurrido a otro, no sólo no nos rebaja sino que nos honra como personas y ayudaría mucho a mejorar en el bien común de todos, y cuando algo tan importante está en juego, bien merece que nos traguemos un poco nuestro orgullo, ese “prurito” personal (que nunca he sabido muy bien qué es pero al que parece que la mayoría de la gente le da mucha importancia).
No hay nada más bonito que levantarte por la mañana, observar el amanecer, escuchar el canto de los pájaros y sentirse conectado con cada ser, con cada árbol, con cada brizna de hierba, con cada piedra, con cada montaña, con cada nube, sentir que todos formamos parte de una misma familia, un sentido de “Comunión” con la Naturaleza, de pertenencia a una comunidad, a un grupo… Creedme, la sensación de UNIDAD es mucho más bonita que el sentirnos individuos diferentes de los demás ¡Os lo dice un “bicho raro” como yo!

Resuenan en el sombrero: “I´m not like everybody else”.- The Kinks (London (UK), 1966). Y "Runrún".- Nacho Vegas (Gijón (Asturias), 2014).

4 comentarios:

Miguel D dijo...

Me ha gustado mucho tu post. Sí, esta muy en boga ahora un cierto publicismo de auto ayuda (aún no sé cómo llamarlo, si bien tengo el concepto claro), que consiste en hacernos pensar que somos como un tetrabrik de un supermercado y que debemos diferenciarnos para resaltar nuestras utilidades en el mercado y bla bla bla...
Va a ver que ponernos de acuerdo, y montar algo un poco más colaborativo y más humano, donde la gente no tenga que estar siempre peleando entre sí. Pero ¿cómo lo hacemos?

Mad Hatter dijo...

Muchas gracias por tu comentario Miguel. En estos momentos existen numerosos movimientos de participación ciudadana que van en esa línea de búsqueda del bien común, aplicando el sentido común ¡Anímate y PARTICIPA! ¡Junt@s PODEMOS!

Miguel D dijo...

Escribo de nuevo para rectificar algo que me da dolor de ojos cuando lo veo: va a haber, no va a ver (que horrooor)
Conozco iniciativas muy ilusionantes como el consumo colaborativo y la economía del bien común. He visto que también las has tratado en tu blog, les echaré un vistazo :)

Mad Hatter dijo...

Sí Miguel, el cambio del actual sistema económico en el que únicamente cuenta y se mide el dinero es incompatible con una sociedad más justa y humana, hay que ir hacia un nuevo tandem: "Economía del Bien Común - Democracia Participativa". Para eso es imprescindible que la gente se involucre y participe ¡Ánimo!