Hace años dediqué una entrada a algunos de los legendarios sabios, naturalistas, filósofos y escritores estadounidenses de finales del siglo IXX. Hace poco, al recopilar información sobre una curiosa y singular mariposilla de color negro, Odezia atrata (3ª foto), para la publicación de un artículo en el Vol. 33 de la revista “Arquivos Entomolóxicos”, en cuya redacción he colaborado, he vuelto a cruzarme con otras de estas figuras históricas. El primero de ellos fue el entomólogo inglés Louis B. Prout, quien publicó, en 1.904, la presencia de Odezia atrata en La Rioja, concretamente en la localidad de Canales de la Sierra (1ª foto). Y lo hizo gracias a la colección que recopiló, en 1.903, durante el transcurso de un increíble viaje que realizó por el Norte de España, George Charles Champion en compañía de otro científico y explorador escocés, el Dr. Thomas Algernon Chapman (2ª foto), nacido en Glasgow (Escocia), el 2 de julio de 1.842 (fallecido el 17 de diciembre 1921), quien fue un médico y entomólogo, conocido por ser el primero que descubrió que las larvas de muchas especies de mariposas de la familia Lycaenidae se crían en el interior de hormigueros alimentándose de larvas de hormigas, sin que éstas las ataquen, más bien al contrario, las cuidan y defienden.
Estos viejos barbudos parecían estar hechos de otra pasta, ya que eran capaces de emprender viajes a lugares remotos e inhóspitos, utilizando unos medios de transporte y viviendo en unas condiciones que, a quienes vivimos en el siglo XXI nos parecen impensables. Como ejemplo, voy a poner un extracto (traducido al castellano) de la obra “An Entomological Excursion to Moncayo, N. Spain” escrita, en 1.904, por George Charles Champion F. Z. S., con algunas notas de los hábitos de Xyleborus dispar, Fabr., a cargo de Dr. Thomas Algernon Chapman, M. D., F. Z. S., concretamente cuando narra su paso por el pueblo de Canales de la Sierra (La Rioja), entre el 27 de junio y el 9 de julio de 1.903:
“Al llegar a Canales, fuimos incapaces de conseguir alojamiento en el lugar recomendado por nuestros amigos de Burgos, y como la posada pública era extremadamente inhóspita, tuvimos que buscar otro lugar, cargados con nuestro equipaje. Eventualmente, encontramos un tosco refugio en una casa vacía, que demostró, sin embargo, estar habitada por legiones de Cimex lectularius (chinches). Esta villa es la más elevada en el valle del río Najerilla, un afluente del Ebro, justo debajo del borde de la cadena montañosa que separa las provincias de Logroño y Burgos, y es un buen centro para realizar capturas, en el que permanecimos entre el 27 de junio y el 9 de julio. Más bien bajo (altitud de 2.500 pies), las montañas adyacentes son accesibles por todos sus lados. Estas últimas alcanzan los 7.000 pies, con los huecos próximos a las cumbres aún cubiertos de nieve. Las laderas Norte (umbrías) de algunos de los valles más angostos albergan bosques de hayas, mientras que en las solanas hay una buena representación de monte bajo de roble, el cual es muy denso en algunos lugares. En el límite con el pueblo de Huerta (Burgos) hay un extenso pinar, lo que la convierte en una localidad productiva. Muchas de las montañas están cubiertas por brezo, casi hasta las cimas, salpicadas aquí y allá por manchas de Genista, que sin embargo no es lo suficientemente abundante, cuando está en flor, para colorear las laderas como sucede en Béjar (Salamanca). Desde Canales hicimos dos expediciones a la gruta caliza de “Cueva de la Calera”, aunque no tuvimos éxito en encontrar insectos cavernícolas, los pocos escarabajos que encontramos cerca de la entrada pertenecían a especies comunes. En algunas de las excursiones que realizamos, la escasez de agua en estas montañas calizas añadió no poca fatiga a las caminatas. Casi las únicas personas que encontramos durante nuestros viajes, aparte de algunos pastores, fueron paisanos atareados en cortar los abundantes Asphodelus (Gamones) que utilizaban para alimentar a sus cerdos. Las plantas eran empaquetadas en haces y cargadas a lomos de sus burros. Dejamos Canales el 9 de julio, y tomamos la diligencia que partía desde Mansilla, un pueblo minero unas pocas millas abajo en el valle, y llegamos a Anguiano aquella misma noche. La carretera, durante casi tres horas, pasa por la muy pintoresca garganta del río Najerilla (la cual no se menciona en las guías y es aparentemente desconocida por los turistas). El último pueblo mencionado, situado en su boca, Anguiano, probablemente hubiese sido un buen lugar para realizar capturas, pero tuvimos suficiente con pasar una noche allí. El “parador” era un enorme establo maloliente, encima del cual se encontraban las habitaciones, como es habitual en España. Salimos a las 4 a. m. del día siguiente, en la diligencia de Logroño”.
Resuena en el sombrero: “Weightless Again”.- The Handsome Family (Chicago (USA), 1998).
No hay comentarios:
Publicar un comentario