Todos los aficionados a la micología (setas) sabemos diferenciar fácilmente el aspecto de las Rúsulas (género Russula). Se trata de unos basidiomicetos abundantes en la mayoría de los bosques, que se caracterizan por su sombrero convexo en la juventud, que va pasando a aplanado, para terminar siendo deprimido en su centro. El pie carece de anillo y su carne tiene una consistencia granulosa, es quebradizo y se parte como una tiza, debido a las células esféricas que lo componen (esferocistos, 8ª foto), características del orden Russulales.
Como digo, identificar una rúsula
es relativamente sencillo, pero la diferenciación exacta y fiable de las numerosísimas
especies existentes es otro cantar y suele resultar harto complicada. En esta
época tardo estival, suelen ser frecuentes en los bosques de planifolios unas
rúsulas que presentan sombreros con colores un tanto variables y difusos, en
los que predominan lo tonos violáceos, morados o vinosos, a menudo con
decoloraciones más claras, pardas, ocráceas o verdosas, ya sea en el centro o
hacia los bordes. Las láminas son muy claras, blanquecinas, color crema u ocre
amarillentas. Mientras que los pies suelen ser prácticamente blancos, a veces
con alguna mancha o tono violáceo.
Desde el punto de vista de su
consumo, su correcta y exacta identificación no plantea excesivos problemas, ya
que la mayoría son comestibles y no hay ninguna que resulte realmente peligrosa
debido a su toxicidad.
La más apreciada como comestible
es la Carbonera (Russula cyanoxantha, en la 1ª foto), que se caracteriza por sus láminas
flexibles, que no se rompen al pasar el dedo y resultan grasientas al tacto
(lardáceas). Pie de color blanco. Su carne tiene un suave olor fúngico a
avellanas y sabor agradable. Siendo la esporada de color blanco.
De láminas también lardáceas,
aunque menos, pie con tendencia a virar a tonos violeta, olor afrutado y sabor
acre, un poco picante, que hace que no sea buen comestible, y esporada crema-pálido,
tenemos a Russula ionochlora (2ª foto).
De láminas frágiles y quebradizas,
blanquecinas o crema claro con tonos amarillentos. Cutícula del sombrero seca,
algo pruinosa, en la que suelen predominar los tonos gris azulado. Pie blanco. Inodora
y sabor dulce: Russula grisea (3ª foto).
Cutícula seca, afieltrada. Láminas
de color blanco-crema con delgadas aristas en tonos lila. Pie macizo a hueco,
pruinoso, adelgazado en la base, con manchas lila-carmín. Sabor dulce, olor a crustáceo
cocido (marisco). Esporada amarillo-ocre: Russula amoena (4ª foto).
Cutícula seca, algo pruinosa, de
colores claros variando del verdoso al azul y gris. Láminas apretadas de color
blanco que viran al crema. Carne blanca y espesa, con el reactivo sulfato
ferroso cambia a naranja intenso (R. ionochlora y R. grisea con el sulfato
ferroso cambian a rosa). Sabor dulzón, aunque las láminas pueden picar un poco:
Russula parazurea (5ª foto).
Russula olivacea (6ª foto): Cutícula
seca, borde incurvado, de muchos colores en los que se combina el verde oliva,
vinoso, púrpura, marrón y muchos matices más. Láminas de color crema, ocre
amarillentas en la madurez, anchas y más bien gruesas. Pie grueso y robusto,
cilíndrico, blanco con manchas difuminadas de colores rosas, púrpuras o rojizos.
Carne espesa y consistente de color blanco. Olor afrutado, sabor dulce. Su
comestibilidad ha sido puesta en entredicho, porque, al parecer, se han dado
casos de personas que han sufrido una indigestión tras su consumo, pero para la
mayoría resulta un excelente comestible. Especie típica de hayedos en verano y
otoño. Comparte hábitat con la Russula romellii, algo más pequeña, de pie
blanco, y que tiene el sombrero oliváceo en el centro y lila hacia el borde. Por
su porte puede confundirse con Russula faginea, de sombrero rojizo con menos
variedad de colores.
Russula heterophylla (7ª foto):
Cutícula lisa, algo brillante, de color variable del verde amarillento al pardo
claro, con tonos vinosos en el centro. Láminas blancas o cremosas,
subdecurrentes, apretadas y muy bifurcadas en su unión con el pie. Olor
indefinido y sabor dulce.