Éranse una vez tres pequeñas uvas de un mismo racimo que se llamaban Pablo, Chico y Miguelito, vivían apretujadas entre sus compañeras y, medio tapadas entre los pámpanos, recibían un par de horas de sol al día, durante el lento descurrir del astro rey en su periplo diario a lo largo de su eclíptica.
La vida de las uvas durante aquel verano era muy tranquila, tan sólo las agitaba alguna que otra tormenta y, de vez en cuando, se asomaba la cara amable del viticultor durante unos instantes, justo antes de ser rociadas con líquidos y pócimas que las mantenían sanas y limpias.
Pero un día en que las horas de luz eran casi las mismas a las que había durado la noche, la mañana había sido fría y el alba había impregnado su tersa piel con diminutas y heladoras gotas de rocío, de repente apareció un humano desconocido, venido de muy lejos sólo para eso, quien, raudo y veloz, de un certero tajo, cortó el racimo en el que vivían y lo arrojó a un capacho, donde se juntaron con multitud de otras amigas de esa vid y de esa viña.
Al poco tiempo, las uvas fueron separadas y espachurradas para extraer su jugo, pero la esencia de aquellos tres amigos consiguió permanecer unida en la misma gota de mosto. Y de repente, se hizo la oscuridad y el silencio más absolutos, una oscuridad y un silencio que duró más de dos años.
Hasta que un buen día, notaron una vibración, la botella en la que habían permanecido durante los últimos años parecía que se movía. De repente, se escuchó el sonoro ruido del tapón al ser descorchado, y una luz cegadora lo envolvía todo, del fondo surgieron un montón de burbujas que nos hicieron cosquillas, y al disiparse la luz, detrás del chisporroteo de las burbujas, aparecieron unos ojos pícaros y chispeantes, que apenas dejaban entrever su alegre brillo, medio tapados por unas enormes pestañas que amenazaban con sumergirse en el líquido. Pero no, poco después, vinieron los labios, unos labios turgentes de carmín rojo que, muy decididos y veloces, se pegaron al borde de la copa y... ¡Adiós amigos! Una corriente irresistible y poderosa nos llevó hacia ella, hacia dentro de ella. Fue una larga espera pero, sin duda, ha merecido la pena.
En fin, supongo que todas las uvas que están siendo vendimiadas durante estos días quisieran tener un final como el que he descrito en los párrafos anteriores. Y es que no sé por qué hoy me he acordado de ella, de Norma Jean, la rubia platino por antonomasia.
Bueno, y para terminar os dejo con una de las carrozas que han desfilado este año en las fiestas de San Mateo, obsérvese el fondo de color rojo vino y el estrambótico sombrero que luce ella, pero qué más da, si cualquier cosa que se pusiera le quedaba bien:
Resuena en el sombrero: "Heat Wave".- Marilyn Monroe, en la película "There´s No Business like Show Business", dirigida por Walter Lang en 1954.
¡Pinchad en la foto de arriba y ésta cobrará vida!
9 comentarios:
En Haro tb. hay gran desmadre al que llaman desfile de carrozas pero te empapan de vino. Un beso y a pasarlo bien!. ¡Haro , París y Londres!
Sí "Wood", pero eso es a primeros de septiembre, en las fiestas de la Virgen de la Vega, la llamada batalla del vino. Todos los años el Ayuntamiento nos pide una autobomba para que vaya a los Riscos de Bilibio en prevenión de algún incendio.
Hay que ver, estos riojalteños siempre tan guerrero y tan derrochadores de vino.
Haro y Logroño en eterna pugna por ver quién ostenta la capital del vino de Rioja.
Pues hombre, yo también hubiera querido ser gota de cañdo para ser sorbido por Norma Jean.
Ejem, ejem...
Eres todo un poeta, y no te alabo por que pongas a la diosa, que eso es punto y aparte...mmmm osea lo de la foto es una animación,... que no me estaba tirando besos a mi? vaya ya pensaba que estaba alucinando!!
Vaya muchachos, ya veo que las rubias os tienen sorbido el seso Ayyy...¿Como se entere una que yo me sé "R.R.?
No, si ahora yo debería contestar aquéllo de la "Rubia Azabache" (copyright FutBlo).
Las rubias, incluida la rubia azabache y la rubia platino, me ponen...
jajaja.
Machos, me parece a mí que entre la Ava, la Rita, la Marylin y la "Rubia Azabache" para acabar de liarlo, nos gustan más bien casi todas ¿No? No os preocupeis, muchachos, son cosas de la edad (je, je).
Pues te diré que este año, subiendo a San Felices por la carreterita antigua, una maravilla, pasabamos por los viñedos de Muga(que no de la Channing) que los tiene todos ordenaditos por variedades y fuimos parando y cogiendo racimos a tutti plen, pero unos racimos como perros que diría mi padre (Q.E.P.D.) (los gitanos de mi barrio dicen "pa que descanse").
Fuimos eligiendo, ¡sibaritas!, no de la garnacha no, de la nosecual tampoco...de esa según el nombre era bonito o no y segúnla pinta de las uvas que estaban todas estupendas. Estuvimos comiendo de esas uvas hasta antesdeayer! y no se apochaban...
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