miércoles, julio 19, 2006

Refugios en cascada


Al igual que, en el siglo XVII, la bruja Atxóndite buscó refugio del fuego de la hoguera en las hospitalarias tierras de la Sierra de Cameros (La Rioja), una bruja y dos brujos actuales (Vanessa, Carlos y Ángel) buscaron refugio del fuego abrasador del asfalto de Madrid en estas mismas tierras, pero cuatro siglos después.

Este "Sombrerero Loco" les guió por su "País de las Maravillas" particular, hasta el frescor supremo de las "Cascadas del Arroyo del Puente Ra", corriente de frías aguas cristalinas que desciende desde los antiguos circos glaciares que conforman los Hoyos de Iregua, en el Parque Natural de la Sierra Cebollera (Villoslada de Cameros).

Se zambulleron en sus frías aguas, en compañía de truchas, colmillejas, guadañones (Desmán de los Pirineos) y nutrias. Bendecidos por las ramas de un viejo Tejo, que se extienden por encima de sus cabezas, desde lo alto de las peñas que bordean la poza, junto a los altos tallos de la Valeriana pyrenaica y de la Angélica, o los más rastreros del bello y delicado Pie de León (Alchemilla alpigena), en cuyo envés plateado se refleja el trémulo resplandor de las cristalinas aguas corrientes y cantarinas, en compañía de las sabrosas, aromáticas y alegres Fresillas.

En los extraplomos de las rocas de los cortados que bordean la gran poza, en la que el inolvidable Juan Cirac se bañó desnudo (para deleite de todas mis compañeras de trabajo), chorreando agua y cubiertas de esponjosos musgos, cuelgan las verdes frondas de numerosos helechos.

Junto a la vereda se alzan sauces, fresnos y pudios (Rhamnus alpinus) y, algo más alejados del agua: arces, pinos silvestres, hayas, robles, algún maguillo, y algún tilo, que dan sombra a los caminantes, refugio a los pájaros y cobijo a las numerosas setas que salen a sus pies, asociadas a sus profusas y tupidas raíces.

Efectivamente, tras las tormentas de verano, habían salido algunas Rúsulas, Rebozuelos, Boletus y Amanita rubescens, que recogimos para acompañar nuestra cena de aquella noche, regadas por mi especial y legendario zurracapote, entre cuyos componentes figura la raíz de otra modesta planta, que también crece en las zonas más nitrificadas del borde de la vereda, se trata de la Hierba de San Benito (Santo a cuya medalla o cruz se le atribuyen poderes para vencer las tentaciones, evitar los lazos del demonio y dejar sin efecto los maleficios y maldiciones). Y es que la raíz de esta hierba (Geum urbanum) tiene un agradable aroma que recuerda a la especia conocida como clavo.

Junto a ella, en las zonas más rocosas, también crece la Hierba de San Roberto (Geranium robertianum), de tintes rojizos, flores rosadas y propiedades hemostáticas, astringentes y vulnerarias.

En los taludes rezumantes que hay al lado izquierdo de la vereda, también pudimos ver las hojas carnosas, suaves, turgentes y de color verde pálido de la Grasilla (Pinguicula grandiflora), pequeña y curiosa planta carnívora que atrapa los pequeños insectos que quedan pegados en sus hojas viscosas, las cuales son enrolladas lentamente en sentido transversal, para así poderlos digerir tranquilamente.

Porque tranquilidad, paz y relax, eso es lo que encuentra el afortunado viajero que se acerca a estas bellas y frescas sierras riojanas.

¡Sed bienvenidos y volved cuando querais!

Resuena en el sombrero: "All you need is love", John Lennon (Liverpool, 1966); y aquí en la versión que hicieron los Echo & the Bunnymen, también de Liverpool, en 1986, grupo favorito de Carlos y mío.

2 comentarios:

Mad Hatter dijo...

Gracias Carlos, no esperaba menos de tí, ha sido una primera aportación genial.
¡A ver si cunde el ejemplo!
Nos vemos en septiembre.
Saludos.

WODEHOUSE dijo...

Pues hacen un paté que te mueres(el único que entra en mi despensa)que se llama El Robledillo en Torrecilla de cameros que quita el sentido!. Y dices que no te leo??? Ya me he leído todo tu blog.