Esta mañana, al salir de la ducha, me he mirado en el espejo y me he encontrado con algo parecido a las fotos de arriba sobre mi piel. Supongo que algún mosquito entró anoche por la ventana y se ha cebado con mi sangre que, a buen seguro, tendrá un sabor algo más saladito, después de mi reciente viaje a las costas cantábricas.
Pero también puede ser que, con los años, nos volvemos más pesados, perezosos y ariscos, se nos pone una piel como de caimán, cocodrilo o lagarto, y nos pasamos horas y horas tumbados a la bartola, esperando hasta que alguna presa incauta osa acercarse a nosotros, para poder hincarle el diente, en lugar de salir a la aventura de la búsqueda del sustento vital, lo cual no está exento de ciertos riesgos.
Es cierto, me encuentro cansado de intentarlo, cansado de buscar no se sabe muy bien el qué. Aunque, eso sí, a lo que no renunciaré nunca es a la buena música. Por cierto, hablando de música y de lagartos, un recuerdo y un afectuoso saludo para el amigo "Lagarto”, que supongo que seguirá aporreando baterías y agitando maracas en algún oscuro garito de Malasaña, o puede que en algún cenagoso pantano de Louisiana, aunque no sé que me da que es mucho más probable que se encuentre al acecho por las frías tierras de Finlandia.
Resuena en el sombrero: “Tired of trying”.- Downtown Alligators (Madrid, 2008, por cortesía de "Wodehouse"):
Primera foto by Mad Hatter: Baldosa de mi cuarto de baño, esta mañana, después de la ducha.
Segunda foto: Detalle de la piel de un cocodrilo del Orinoco (Crocodylus intermedius).
Tercera foto: “Wally Gator”, más conocido como el “Lagarto Juancho”. Por cierto, creo que necesitas un sombrero nuevo.
1 comentario:
Bonita foto la de tu baldosa. Y bonita reflexión.
See ya later, aligator!
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