Durante unos instantes, soñé que el río Ebro, tras su paso por Logroño, daba un giro de 90 grados, volvía a atravesar la Sierra de Cantabria (como sucede unos kilómetros río arriba en las Conchas de Haro), y tomaba rumbo Noroeste hacia el Mar Cantábrico, para desembocar muy cerca de la villa de Castro Urdiales, en Cantabria, concretamente en la localidad de Mioño.
Pero finalmente desperté de mi sueño y regresé a la realidad, el Ebro seguía en su sitio, no desemboca en Cantabria, sino en Deltebre (Tarragona), y en Mioño permanecen los restos de su cargadero de mineral de hierro, una gigantesca y oxidada estructura metálica que se adentra hacia la mar, esperando eternamente un barco que nunca atracará en esta costa.
Una enorme y redonda luna llena asoma en el horizonte de una noche serena de agosto, por encima de las montañas cercanas a la ría del Nervión, calmando los nervios, con su rojizo fulgor, que deja, en el azul oscuro y profundo de la mar, una estela de óxido de hierro, que parece rezumar de las vetas de siderita que aún jaspean las asperezas de estas costas.
No saltaron chispas de pasión en la fragua de la vieja ferrería, sólo quedaron los rescoldos y una pátina negruzca de carbón, de paz y de sosiego atemporal, donde, no muy lejos de la vorágine del cinturón industrial de Bilbao, las autopistas ultrarrápidas, el turismo masificado y con prisas atropelladas de nuestros días, el tiempo parece haberse detenido en las tranquilas y cristalinas aguas del canal que alimenta la vieja ferrería de piedra y madera, donde mi corazón descansa y cicatriza sus heridas.
A pesar de mi empeño por viajar de incógnito, unos parientes lejanos montañeses me sorprendieron con una tradicional fiesta de recibimiento, en la que lucieron sus mejores sombreros de copa (ver última foto), y que incluso contó con la presencia del mismísimo Presidente Sr. Revilla (quizás ha sido por proponer que el Ebro nazca y muera en Cantabria) ¡Muchas gracias amigos montañeses! Tenéis la gran suerte de vivir en una tierra de gran belleza, riqueza y diversidad ¡Cantabria infinita!
Fotos by Mad Hatter.
5 comentarios:
A ver, a ver...el Ebro que se quede donde está, eh???
Cantabria maravillosa, rica, elegante, acogedora, trabajadora...
todo esto es común a la Rioja, que solo le falta el mar. ;)
Es magnifica desde luego. un viaje estupendo.
Que siiiií, mujer, sólo era una de mis elucubraciones metafóricas.
Cantabria está muy bien ¿A que son muy guapos mis primos montañeses?
Por poner un pero, los accesos a Laredo deberían mejorarse, y en Santander, las indicaciones de tráfico dejaban un poco que desear, aunque se lo perdono por el excelente marisco que puede degustarse en el barrio pesquero del puerto.
Sólo hemos estado unos días, ya estoy de vuelta en Sojuela, aunque sigo de vacacioneeeees!!!
Ele ahí...chiquitooo!
Se me cae la baba al ver las fotos del Cantábrico, y es impresionante ese cargadero de hierro... pero al buscar información en google del pueblo y no encontrarlo, he llegado a la conclusión que es Mioño (no Moiño); intentaré visitarlo en la próxima escapada al Norte. Gracias por el descubrimiento.
Mientras leo la entrada "Luna Cantábrica" viene a mi cabeza la canción "Albatross" de Fleetwood Mac - Peter Green, y no se muy bien porqué.
Enhorabuena por el blog.
Tienes razón, Hammond, es Mioño (perdón por el lapsus), justo en la frontera entre Cantabria y el País Vasco. Las fotos de la ferrería son de Pobal, cerca de Muskiz (Vizcaya). Por eso he puesto "Cantábrica" y no "Cántabra", no la vayamos a fastidiar, que por esa zona son muy susceptibles con eso de los territorios.
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