Oriol Llopis, avezado periodista musical, autor del libro “La magnitud del desastre. Memorias de un rock critic poco fiable”, dijo hace unos días en la radio (“Carne cruda” de Radio 3) que la música actual suena tremendamente empastada, de forma que a duras penas se puede diferenciar la guitarra del teclado.
Otro no menos prestigioso periodista musical, como es el riojano José Miguel López (presentador del programa “Discópolis” de Radio 3), mantiene la tesis de que en la década comprendida entre 1966 y 1975 se hizo la mejor música de la Historia del Rock, porque entonces no se buscaba conseguir o definir una marca, como parece suceder en la actualidad, sino que se desarrollaba la creatividad musical.
Incluso a nivel científico, Joan Serra, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, ha declarado recientemente que han encontrado evidencias de una progresiva homogeneización del discurso musical. En particular, han obtenido indicadores numéricos de que la diversidad de transiciones entre combinaciones de notas (acordes y melodías, en general) ha disminuido en los últimos 50 años. Este experto también dice que las canciones cada vez tienen menos sonidos y menos diferentes. Sin embargo, lo que sí ha aumentado ha sido el volumen, la intensidad a la que las canciones han sido grabadas.
Por no hablar de los cada vez más frecuentes plagios o excesivos parecidos que se encuentran entre canciones, como fue el reciente descubrimiento de la canción “La Caza del Bisonte”, grabada en 1976 por el cantante argentino Piero de Benedectis, en la que, al parecer, se “inspiró” Antonio Vega (Nacha Pop) para componer en 1980 la que ha sido considerada una de las mejores canciones del pop español de todos los tiempos: “Chica de Ayer”.
A pesar de todo esto y con la que está cayendo, no comparto eso de que “cualquier tiempo pasado fue mejor”, partiendo de la base de que me parece extraordinariamente difícil que, a estas alturas, se puedan seguir componiendo nuevas canciones totalmente originales, y más inverosímil me parece aún el caracterizar lo que se entiende por “música actual”, quizás haya unas formas predominantes de hacer o de entender la música, pero en la actualidad se hacen innumerables músicas, algunas de ellas de una extraordinaria calidad y creatividad, porque, no nos engañemos, ayer, ahora y siempre, sólo han habido dos tipos de músicas: la buena y la mala.
Posiblemente, lo que ha pasado es que lo que entendemos por “música comercial” ha empeorado y se ha simplificado notablemente en los últimos 50 años, porque no hay que olvidar que los que más discos vendían a mediados de los 60 eran los Beatles y ahora ¿Quién es?... ¿Shakira? Pero eso no quita que en la actualidad exista una riqueza musical muchísimo mayor y muchísimo más variada que en los 60.
Internet se cargó la industria discográfica y ahora la crisis amenaza la supervivencia de la música en vivo, no cabe duda de que se avecinan tiempos heroicos…
“Yo, quisiera poder
Nadar, nadar bajo el mar
Y nada, nada nos alejaría
Ser como delfines, por siempre jamás.
Podemos ser héroes
Un día nada más”.
Resuenan en el sombrero: “Héroes”.- Parálisis Permanente (Madrid, 1983). “Heroes”.- David Bowie (London, 1977).
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