Imagínate que estás junto a la palanca que regula el paso del tren en la bifurcación de una vía que discurre por un estrecho foso. En el ramal izquierdo hay cinco personas andando por la vía y en el derecho sólo hay una. De repente, ves que un vagón suelto baja a toda velocidad hacia las cinco personas que hay en la vía. No les dá tiempo a escapar, por lo que inexorablemete van a morir si no se desvía el vagón ¿Qué harías? -La lógica "utilitaria" de nuestra moral nos dice que en este caso la solución sería fácil, para minimizar la pérdida de vidas humanas, la mayoría de nosotros accionaríamos la palanca para dirigir el vagón hacia el carril de la derecha, de forma que salvaríamos cinco vidas a cambio de sacrificar una.
Pero ahora suponte que no hay palanca y que la única forma de salvar a las cinco personas sería empujar a alguien a la vía, a un viandante inocente que pasea por el andén, para que golpease el vagón y lo frenase antes de alcanzar a las cinco personas. Si bien, el razonamiento lógico sería el mismo que en el caso anterior, sin embargo, posiblemente, casi nadie sería capaz de empujar a alguien a la vía del tren (o arrojarse uno mismo, que ya entraría dentro de lo heróico) ¿Por qué? -De acuerdo con los escaners cerebrales que ha realizado el psicólogo de la Universidad de Harvard, Joshua Greene, este segundo caso nos involucra de una forma mucho más directa y personal, lo que produce la activación de partes de nuestro cerebro más relacionadas con las emociones. Aparentemente, la intuitiva aversión que nos produce empujar a alguien a la muerte es más fuerte que la aversión a accionar una palanca letal.
Según parece, nuestros impulsos morales están regidos por nuestra lógica evolutiva, que una vez más obedece al llamado "gen egoísta" de Richard Dawkins (ver entrada del 25 de octubre de 2006 "La Ética de la Genética"). Según esta lógica, por ejemplo, vemos mucho más normal y moral gastar un capital importante en mantener con vida a nuestro padre moribundo de 90 años de edad, que invertir ese mismo dinero en aliviar el hambre de 10 niños africanos.
Como dijo el filósofo escocés David Hume: "La razón es esclava de las pasiones". Y también: "La moral es más propiamente sentida que juzgada, aunque este sentimiento o sensación es comunmente tan sutil y leve, que podemos confundirlo con una idea".
(Comentario al artículo "How We Make Life-and-Death Decisions" de Robert Wright, publicado en la revista "TIME" del 12 de febrero de 2007).
Resuena en el sombrero: "Prove My Love".- Violent Femmes (Milwaukee (Wisconsin, USA), 1982).
4 comentarios:
Un post estupendo Mad, la verdad es que espero no tener que encontrarme nunca en situaciones tan extremas, supongo que actuaría como dices.
Pero si en el carril de la derecha esta tú hijo o tú mujer a la que amas... yo no se...creo que salvaría a mi mujer o mi hijo.
De todas formas durante la vida "corriente" tenemos ejemplos como las campañas de navidad, o desastres puntuales en los que uno se siente solidarío, pero parece que la gente tiene luego otra pauta de comportamiento y aquí también tenemos dos vías,...bueno esto da para mucho...
Efectivamente, aunque en el dibujo se pone, el artículo no entra en el grado de afinidad con los implicados, ya que el asunto podría complicarse hasta el infinito, y se trataba de simplificar para hacer notar que no somos tan racionales como pensamos.
Gracias una vez más por tus interesantes comentarios Atikus, a ver si cunde el ejemplo.
Interesante tema. Ahora me he acordado de un famoso experimento que se hizo alrededor de este tema. Se trataba de que en salas separadas y sin verse mútuamente había dos personas. Una hacía preguntas y la otra respondía. Si la respuesta era errónea la persona que preguntaba accionaba un botón que provocaba una descarga eléctrica a la otra persona. Cada vez las descargas eran mayores y se escuchaban los gritos de quien las sufría. Bien, estas descargas no existían, sólo se quería observar la conducta de las personas, si pulsaban o no el botoncito.
Un saludo!
¿Y pulsaron mucho el botoncito? Porque los hay pelín sádicos.
Saludos y bienvenido, eclipse.
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