Lo
ha pronosticado el filósofo norteamericano Noam Chomsky: “En Europa van hacia las dictaduras”. Porque, independientemente del color político de los gobiernos, las decisiones las toman dirigentes y
burócratas no electos.
Uno
de los primeros pasos más claros ha sido la llegada al gobierno italiano del
excomisario europeo Mario Monti, en noviembre de 2011, designado por los
burócratas de Bruselas y no por los electores de esa nación.
Tanto
en los Estados Unidos como en Europa, la agenda política es dictada por los
intereses particulares de los grandes grupos financieros y bancarios, que
tienen como objetivo principal la destrucción de los sistemas de previsión
social, una de las principales conquistas en el continente europeo, tras
finalizar la etapa de la postguerra.
Lo
ha dicho muy claro el Presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, en
una reciente entrevista: “El contrato social ha muerto”.
“Esto
quiere decir que la política sólo sirve para hacer mucho más ricos a los
banqueros”, precisó el filósofo norteamericano, quien se refirió al
neoliberalismo como “Un gran ataque contra la población mundial, el más grande
ataque ocurrido en los últimos 40 años”.
¿Qué hacer ante tamaño ataque? La única solución es que el pueblo se una y tome
las riendas de la situación, mediante acciones de desobediencia civil masivas
(pacíficas, sin violencia, la violencia sólo genera más violencia), formación
de plataformas electorales que lleven hasta las instituciones este clamor
popular y propicien el cambio del sistema económico actual monetarista por otro que tenga en cuenta las cosas que
de verdad importan (no sólo el dinero), la separación real de los tres poderes
(Legislativo, Ejecutivo y Judicial), la creación de cooperativas y empresas
solidarias, bancos del bien común, universidades populares y medios de comunicación verdaderamente
libres e independientes ¡Es importante trabajar en todos los frentes! Aunque lo
realmente prioritario es alcanzar esa UNIDAD. No es tiempo de purezas
ideológicas, ni de egos, sino de asumir sacrificios y riesgos, ponerse en
marcha, manos a la obra, codo con codo y “hacer camino al andar”!
Esta
unidad debe ser los más amplia posible, como dijo Mao Tse Tung, en toda
revolución hay que plantearse dos preguntas fundamentales:
*
¿Quiénes son mis amigos? – Los trabajadores, sí, tanto asalariados como
autónomos, pero también hay que mimar especialmente a los pequeños y medianos empresarios.
*
Y ¿Quiénes son mis enemigos? – Los oligopolios, los poderosos lobbies
internacionales, los dueños de bancos y los políticos comprados (no corruptos,
ya que sus actuaciones son perfectamente legales) que les siguen el juego.
Aplicando
la vieja estrategia de “divide y vencerás”, el miedo como su principal arma, y
llevando las cosas al resbaladizo terreno de las emociones (irracional y
visceral), el enemigo tratará por todos los medios de dividirnos, alejándonos
del clima de serenidad suficiente para que no veamos con claridad dónde están
los verdaderos problemas, evitando así que los resolvamos mediante la colaboración
y el sentido común. Para ello, el enemigo maneja a su antojo los medios de
comunicación masivos y desvía nuestra atención hacia asuntos tales como:
-
Las soberanías territoriales y los nacionalismos (casos de Cataluña y Escocia,
por ejemplo).
-
La pugna entre bloques (UE, Rusia, Estados Unidos, China, p. ej. caso de
Ukrania).
-
La revitalización de conflictos de difícil solución entre derechos contrapuestos,
especialmente espinosos porque es imposible contentar a todas las partes, tremendamente
emocionales ya que atañen a la vida, la maternidad y a creencias religiosas,
por lo que son extraordinariamente proclives a sembrar la cizaña y la división
entre las personas. Sí, lo habéis adivinado, me estoy refiriendo al aborto.
-
Utilización de los miedos: a perder el trabajo, a la desestabilización socioeconómica,
al caos, al terrorismo internacional.
-
Fomento de confrontaciones políticas ficticias, mediante el establecimiento de
un sistema bipartidista (Republicanos vs Demócratas, PP vs PSOE).
-
Gran auge de la prensa rosa y amarilla, programas y revistas de cotilleo que
fomentan la discusión no constructiva, el morbo y la división entre las
personas.
-
Divulgación masiva de competiciones deportivas, especialmente las que promueven
un mayor forofismo y adicción, algunas de ellas no exentas de cierta polémica
(Dakar).
-
Apoyo a las formas de arte, en especial la música, que favorecen al comercio,
la disolución en la masa, el conformismo, la falta de pensamiento autocrítico y
reflexivo, así como el individualismo. En este sentido, la idealización de la
lucha heroica en solitario, frente al peligro, puede resultar muy romántica,
atractiva y cinematográfica, pero en la realidad sirve para muy poco.
-
Fomento del racismo: Se culpa al inmigrante, al extranjero y a otras razas, de
la delincuencia, la falta de trabajo y el terrorismo.
-
Búsqueda de enfrentamientos apoyándose en temas que nos tocan la fibra
sensible, tales como el sufrimiento y la muerte de los animales (polémicas en
torno a los toros y la caza).
Al
final, si nos damos cuenta, prácticamente TODOS, de forma directa o indirecta,
estamos colaborando y trabajando para la perpetuación y el sostenimiento de un
sistema perverso e injusto, en el que somos los propios miembros del “rebaño”
los que nos autodomesticamos para el exclusivo beneficio de unos pocos
“pastores” que son quienes manejan el cotarro y evitan que el rebaño se una y
se rebele, fomentado el individualismo, la competitividad y la división. Si
bien, en el fondo, tampoco ellos son realmente felices, sino que, de alguna
manera, también son víctimas de un sistema maniqueo y perverso que nos ha inculcado
la idea equivocada de que, en esta vida, sólo hay dos opciones: “o estás arriba
o estás abajo” (de ahí el crecimiento progresivo de las desigualdades y la
desaparición de la clase media), lo cual no es cierto, la verdadera felicidad
se encuentra en la satisfacción de todas nuestras necesidades (materiales,
sociales, artísticas y espirituales) mediante la colaboración mutua y el
sentido común, siendo consecuentes con nuestra verdadera naturaleza humana.
Aunque
sea por puro egoísmo (si bien es importante distinguir entre nuestro “yo” y
nuestro “ego”). Lo sé, no es fácil, es difícil ¡Muy difícil! Pero debemos ser
lo suficientemente fuertes, sensatos, decididos, claros y serenos para no caer
en estas trampas tan sibilinas.
“Homo
lupus homini est”, el hombre es un lobo para el hombre. No permitamos que los
oligopolios nos dominen, nos esclavicen y nos devoren. Si seguimos así,
terminaremos extinguiéndonos como los dinosaurios, debido a la esquilmación de
los recursos naturales, los episodios de clima extremo, la violencia y las
guerras entre nosotros mismos.
Si nos unimos
ahora nuestros hijos y nietos nos lo agradecerán ¡No esperemos!¡Este es el
momento oportuno! ¡Unámonos ya!
Resuena
en el sombrero: “Children of the
Revolution”.- Violent Femmes (Milwaukee (Wisconsin), 1986).
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