miércoles, octubre 25, 2006

La Ética de la Genética


Con la nueva Ley de reproducción asistida y la turné que están haciendo por España algunas empresas estadounidenses que se dedican al negocio de las "madres de alquiler", una vez más se ha abierto la polémica sobre hasta dónde es ética y moralmente aceptable que manipulemos los complejos mecanismos que rigen nuestra propia descendencia.

En España está prohibido alquilar los servicios de una madre para que ésta críe durante nueve meses el óvulo de otra mujer ya fecundado por su pareja, sin embargo en USA esta práctica está regulada por la Ley, y, según parece, existe cierta demanda por poder acceder a dichas técnicas y servicios en Europa y en muchos otros países de todo el mundo.

La pregunta que surge es ¿Quién es la verdadera madre biológica? ¿La que pasa el embarazo y pare o la que aporta el óvulo? –Según la jurisprudencia y la tradición española, "madre es la que pare", pero, según la más elemental lógica biológica, es mucho más importante y trascendente la mujer que aporta sus genes, es decir, el óvulo.

El principal motivo y anhelo que impulsa la vida de TODOS los seres vivos existentes en la Tierra es la transmisión de sus genes a la siguiente generación, es lo que se llama la famosa teoría del "gen egoísta", y absolutamente todas las estrategias reproductoras de todos y cada uno de los seres vivos van encaminadas a este trascendental propósito.

Incluso el sabio refranero popular refleja esta realidad con frases que escuchamos con frecuencia como "la sangre tira mucho". Por eso, desde el punto de vista genético, es preferible tener un hijo que lleve tus genes aunque se críe en el vientre de otra madre, que adoptar el hijo de otras personas totalmente ajenas y desconocidas.

Además en nuestro país se da la paradoja de que si una pareja dispone de embriones congelados propios, por haberse sometido a tratamientos de reproducción asistida, y resulta que muere el padre, la madre puede implantarse uno de esos embriones y tener un hijo del padre muerto; sin embargo, en caso de que fuese la madre quien falleciera, el padre no tendría esa posibilidad, ya que carece de útero.

Hay quien piensa que con todos estos follones ya no se puede decir aquello de "Madre no hay más que una", aunque lo cierto es que, genéticamente, sólo hay una madre y un padre.
En estos asuntos al final siempre surge un conflicto de prevalencia de derechos ¿Qué debe prevalecer? ¿El derecho de los padres a tener descendencia? ¿El derecho de los embriones o hijos no nacidos? ¿Los valores morales y religiosos? ¿El bienestar de la sociedad? ¿La conservación de la especie humana?

Desde el punto de vista ético y moral, frecuentemente se esgrime que una diferencia sustancial reside en el hecho de si existe o no lucro o negocio en determinada actividad, que si se trata de gente desalmada que se aprovecha de la desesperación por no poder tener hijos de unos y de los apuros económicos de otros, pero, por esa regla de tres, la inmensa mayoría de los negocios y la actividad económica de este mundo capitalista debería suprimirse o limitarse en exceso.

En mi opinión, debería ser lícito que cada cual satisfaga el máximo posible de sus necesidades (Pirámide de Mashlow), siempre que no se perjudique a otras personas (incluidas las no nacidas), ni se interfiera negativamente en la evolución biológica y genética de la especie humana. Es decir, con frecuencia no caemos en la cuenta de que todas las especies somos la consecuencia o el resultado de que, durante millones de años, sólo los genes mejor adaptados a las condiciones ambientales han sido los que han conseguido transmitirse y perdurar de generación en generación, es lo que se llama la "selección natural".

Aun a riesgo de que pueda sonar un poco "nazzi", lo cierto es que cuando propiciamos o favorecemos la reproducción de personas con defectos de origen genético importantes o que no podrían reproducirse de forma natural, movidos sin duda por sentimientos muy humanos como son la compasión y el amor al prójimo, estamos favoreciendo que en el futuro exista un mayor número de personas con esos defectos genéticos, es decir, podríamos estar produciendo una selección genética negativa y artificial, introduciendo genes débiles o inadaptados en la evolución de la especie humana, y al final lo pagaríamos todos.

Frecuentemente, enfrentamos el término artificial como lo opuesto de lo natural, pero quizás la humanidad no sea tan ajena a la Naturaleza como pensamos. Esto viene a cuento porque en la raíz de estos juicios de valor, también existe un miedo o prejuicio a todo aquello que no nos parezca lo óptimo con arreglo a los valores aceptados en nuestra cultura. Es evidente que el modelo a seguir en nuestra sociedad, por ser las personas que son más felices, más productivas y más positivas para consigo mismos y para el conjunto de la sociedad, son aquellas personas que son sanas, emprendedoras, trabajadoras, inteligentes, solidarias, generosas, abiertas, simpáticas, atractivas, virtuosas, sin vicios, deportistas, heterosexuales, monógamas, fieles, que tienen hijos, se sacrifican por ellos y los educan en esos mismos arraigados valores (preferiblemente cristianos) mediante su ejemplo. Me parece una evidencia que es en este tipo de personas o, mejor dicho, de familias en las que se sustenta la sociedad, pero realmente…¿Cuántas personas son así? ¿Qué porcentaje suponen? ¿Qué pasa con los demás?

Es evidente que si la mayoría de la humanidad estuviese enferma, tuviese tendencias criminales o fuese de naturaleza homosexual (y que conste que NO estoy diciendo que la homosexualidad sea una enfermedad, ni mucho menos un crimen), el futuro de la humanidad correría peligro, pero la realidad es que, afortunadamente, esas tendencias que "a priori" podríamos considerar negativas o insolidarias, siempre han sido, son y serán minoritarias, pero sin duda están ahí por una razón, sencillamente somos así, y que por respetar los derechos de todas las personas, con nuestras "virtudes" y nuestros "defectos" no va a suponer la decadencia irreversible de nuestra sociedad, ni los "defectos" van a convertirse de repente en el comportamiento mayoritario, sino que lo verdaderamente justo y humano es respetar los derechos de todas las personas y de todos los seres vivos en su justa medida, sabiendo que la igualdad total nunca será posible en nuestras sociedades. Lo que quiero decir, es que esa mayoría "imperfecta" o "pecadora" también jugamos un importante papel en la sociedad y en la evolución de nuestra especie, formamos parte de una diversidad necesaria a la que no hay que temer, sino que debemos respetar, ya que también constituye una gran riqueza, quizás "difícil de entender", si se prefiere decir así. Siguiendo con el sabio refranero popular, diríamos aquello de: "de todo tiene que haber en la viña del Señor".

Además, si todos fuésemos "Mr. & Mrs. Perfection" y todos tuviésemos muchos hijos estupendos, posiblemente acabaríamos matándonos unos a otros, porque no cabríamos tanta gente tan guapa, productiva y competitiva en esta Tierra finita.

Resuena en el sombrero: "Father´s name is Dad".- Fire (London(UK), 1968), que decían aquello de: "My father´s name is Dad, my mother´s name is Mum. How can I take the blame for everything I´ve done?". Los suecos "Pushtwangers" hicieron una estupenda versión en 1986.

2 comentarios:

atikus dijo...

Buen Post, y muy polémico, porque decir blanco o negro no es tan fácil. De todas formas yo creo que la mujer que se jode 9 meses llevando un niño en la barriga es la madre y no hay dinero ni nada que pague eso y ni el capitalismo mas atroz ni el sentimentalismo más fuerte pueden venderme la idea del alquiler de una madre como si hablaramos de renting o algo parecido, aunque llegará claramente y muchas más cosas, porque la pela es la pela, pero creo que el desafío a la ciencia (y me encantan los avances de la ciencia) nos acabaran jodiendo, no se como; quizás, con algún tipo de mutación biológica, guerra farmaceutica, o cualquier otra movida de esas. Pero yo creo que para entonces estaré en otra dimensión (como decían los Pegamoides)

Pobres generaciones futuras, seguro que al menos el cordero lechal no les va a a saber igual, ¡¡¡pero si ya los tomates saben a plastico por dios!!!!

Mad Hatter dijo...

Efectivamente, jugar a ser Dios puede ser muy peligroso, pero la osadía del ser humano parece no tener límites.
Saludos.