El viernes 24 de febrero, la Universidad Popular de Logroño organizó una charla, en el salón de usos múltiples del Ayuntamiento de la capital riojana, del filósofo y pedagogo hinduista Sesha (en la foto), con el título “La atención encaminada al bienestar personal”.
La atención es necesaria
para aprender, adquirir conocimientos y realizar todo tipo de
actividades. Siendo algo tan imprescindible para la educación,
resulta paradójico que nuestra cultura occidental nunca le haya
prestado atención (valga la redundancia), sino que la atención era
como el valor en la mili, se presupone. De modo que la educación
siempre se ha centrado en la transmisión de conocimientos, en
moldear la mente y el comportamiento, pero la atención se puede
educar y mejorar para que sea realmente eficiente.
Históricamente, la
atención se ha incitado e incluso exigido mediante la estrategia del
“palo y la zanahoria”, con el castigo y el premio, fomentando el
esfuerzo y la competitividad. De manera que la atención y el
aprendizaje nos produce estrés, cansancio e inseguridad.
Sin embargo, los niños
pequeños, hasta los 6 ó 7 años, son capaces de aprender si
esfuerzo varios idiomas y muchas otras materias. El motivo es porque
están siempre muy concentrados, de manera natural, sin esfuerzo,
debido a que su atención es pura e inocente, no está intoxicada por
información ni sentimientos irrelevantes, en ellos no existe el
sentimiento de culpa, la vergüenza, los complejos. Viven el momento
presente, en ellos todo es novedoso, no hay recuerdos ni experiencias
previas con los que comparar o que nos rememoran ideas o sentimientos
“tóxicos”.
Esas son las causas de
que nuestra atención sea ineficiente, constantemente nos distraemos
con información irrelevante, introducimos sentimientos, recuerdos y
preocupaciones ajenos al lugar y al momento presente, es decir,
fantaseamos. La fantasía es lo contrario de la concentración.
Cuando centramos nuestra
atención en lo que estamos haciendo en ese momento decimos que
estamos concentrados. En ese estado de concentración no damos lugar
a que surjan pensamientos negativos (quejas, tristeza, depresión,
desasosiego).
¿Existen formas para
mejorar nuestra atención sin esfuerzo e incluso de manera divertida?
Pues sí, hay 5 cosas que consiguen que prestemos atención de manera
natural y eficaz:
1) Sorpresa: Recordamos
mejor aquello que nos sorprende.
2) Asombro: Es algo que
no nos producen las personas sino fenómenos o acontecimientos
naturales que nos causan una gran impresión por su belleza o su
fuerza.
3) Novedad: Lo novedoso
siempre impacta más. Todos recordamos la primera vez que visitamos
una ciudad, un lugar o conocimos una persona.
4) Juego: Lo lúdico crea
un ambiente muy especial y mágico en el que, a menudo, podemos
incluso perder la noción del tiempo o de nosotros mismos.
5) Alegría: Mediante el
humor creamos un ambiente distendido y propicio para mejorar las
relaciones humanas, la atención y el aprendizaje.
Cuando estamos
concentrados perdemos la noción del tiempo, de nosotros mismos y de
la propiedad. No pensamos en la meta sino en la propia acción que
estamos llevando a cabo.
Incluso cuando estamos
concentrados en el interior de nosotros mismos, lo que llamamos
“meditación”, también desactivamos nuestro
“
ego” y conectamos con nuestro “verdadero ser”.
Hay personas que son
capaces de permanecer mucho tiempo concentrados, encadenando una
serie de concentraciones en asuntos de diversa índole. Es lo que se
llama el estado de “flujo”, en el que se pierde la conciencia del
yo (ego) y se esfuma el sentimiento de posesión o sentido de la
propiedad.
En definitiva, la
concentración mejora nuestro nivel de existencia, mejorando nuestra
sabiduría, nuestro comportamiento y nuestra salud física y mental.
Una de las formas más
naturales y saludables de aumentar nuestra capacidad de atención,
agudizar nuestros sentidos y mejorar nuestra percepción de la
realidad, es através del contacto con la
Naturaleza.
Una de las cosas a las
que hay que estar atentos, en nuestros paseos por la Naturaleza,
ahora que empieza a calentar el sol, es con las Víboras que salen a
solearse a la entrada de sus guaridas, entre las rocas, porque nunca
hay que dejar de tener el ego suficiente como para mirar por nuestra
propia vida. Además, la única canción que conozco dedicada a la
sorpresa es esta de The Vipers (New York, 1984). Resuena en el
sombrero: “Surprise,
surprise”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario