El pasado martes fue el equinoccio de otoño, y para celebrarlo me di una vuelta por aquel mágico
“hayedo de Daphne” para comprobar cómo ha sido este año la fructificación de la Laureola
(Daphne laureola),… nada, no fui capaz de encontrar ningún fruto, todas las
matas lucían exclusivamente sus satinadas hojas de un verde fresco e intenso (como
las de la cuarta foto), pero pude ver otras cosas interesantes.
Las últimas lluvias y la disminución de las temperaturas han propiciado la salida de algunas setas
cuyas formas nos recuerdan al sol, otros astros e incluso extrañas flores. Sí, en este hayedo mágico, brotan
estrellas del suelo que, al romperse, se transforman en rosas petrificadas (ver dos primeras fotos, esta seta Geastrum lageniforme, podría ser el símbolo del actual socialismo “guaperas”, que se acomoda, crece y se descompone poco a poco, sobre los residuos del capitalismo).
Bella y curiosa también es la forma de una de las Lepiotas que alcanza mayor tamaño, la
“Lepiota de volva roja” (Lepiota ignivolvata), especie comestible pero cuya
similitud a otras de este género, muy venenosas, desaconseja su consumo.
El atípico verano que hemos tenido, en el que julio y agosto han sido frescos y las temperaturas más altas se han
producido durante las dos primera semanas de septiembre ha producido que algunas flores como amapolas y caléndulas estén teniendo una segunda floración, si bien, en los claros de los bosques, es frecuente una iridácea que siempre florece a primeros de otoño como es el Azafrán silvestre (Crocus nudiflorus) cuyos estilizados y elegantes capullos pueden verse en la quinta foto.
Resuena en el sombrero: “Who loves the sun”-
Velvet Underground (New York, 1970).
Todas las fotos by Mad Hatter: 1 y 2: “Estrella de tierra” (Geastrum lageniforme = G. saccatum). 3: Lepiota ignivolvata. 4: Daphne laureola. 5: Azafrán silvestre (Crocus
nudiflorus).
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